Corea
del Norte puso el viernes en posición de ataque sus unidades de misiles para
atacar las bases militares de EEUU en Corea del Sur y el Pacífico, después de
que Washington hiciera volar dos bombarderos invisibles con capacidad nuclear
sobre la península de Corea en una inusual demostración de fuerza.
El líder norcoreano Kim Jong-un
firmó el viernes una orden que ponía a sus unidades de misiles en alerta para
atacar a las bases militares de Estados Unidos en Corea del Sur y el Pacífico,
después de que se conociera el incidente, ocurrido el día miércoles 27 de marzo.
"Finalmente firmó el plan de
los preparativos técnicos de cohetes estratégicos del Ejército Popular de Corea,
ordenándoles estar preparados para disparar de manera que puedan atacar en
cualquier momento a EEUU continental, sus bases militares en los teatros de
operaciones del Pacífico, incluidos Hawai y Guam, y aquellas en Corea del
Sur", dijo la agencia norcoreana KCNA.
El Pentágono señaló en un
comunicado que también se dio a conocer el viernes, que los bombarderos invisibles
B-2 que volaron el miércoles sobre Corea del Sur demostraron la capacidad de EE.UU. para "proporcionar una disuasión ampliada" a sus aliados y de
llevar a cabo "ataques precisos, de largo alcance, con la rapidez que deseen".
Las recientes tensiones
comenzaron en diciembre, con el lanzamiento exitoso de un cohete de largo
alcance por parte de Corea del N, y se consolidaron en febrero, cuando el
gobierno norcoreano efectuó su
tercer test nuclear. La afrenta tuvo consecuencias en el Consejo de Seguridad,
que acordó por unanimidad un duro paquete de sanciones destinado a congelar
los activos financieros y el acceso a bienes de la élite norcoreana en el
exterior.
Rusia, por su parte, dijo que
el aumento de la actividad militar cerca de Corea del Norte podría causar una
tensión que se descontrolara, criticando implícitamente los vuelos
estadounidenses.
Las múltiples amenazas que
Corea del Norte viene realizando a EE.UU. y Corea del Sur en las últimas
semanas incluyen la alerta de un "ataque preventivo nuclear" contra
EE.UU. y la ruptura del armisticio de la Guerra de Corea.
El jueves pasado, Corea del Norte amenazó con utilzar misiles en stand by para
atacar las bases militares de EE.UU. en el Pacífico "en cualquier momento".
Pyongyang también canceló un
armisticio acordado con EEUU que puso fin a la guerra coreana de 1950-53 y cortó
todas las comunicaciones con las fuerzas estadounidenses, Naciones Unidas y
Corea del Sur.
En el 2010, Corea del Norte
bombardeó una isla surcoreana cerca de un límite marítimo que Pyongyang disputa,
matando a dos civiles y a dos soldados, lo que llevó a Seúl a responder con
disparos de artillería, lo que aumentó enormemente las tensiones.
Anteriormente ese año, un buque de la Armada surcoreana fue atacado y hundido
por un torpedo, matando a 46 marinos, en un incidente que muchos atribuyeron al
Ejército norcoreano, aunque Pyongyang niega las acusaciones.
Corea del Norte lanzó una
andanada de amenazas diarias desde comienzos de este mes, cuando EEUU
y el Sur, aliados en la guerra de 1950 a 1953, iniciaron maniobras unas
militares de rutina que, según han dicho, son de naturaleza puramente defensiva.
Las nuevas sanciones pondrían la soga
al cuello a Norcorea, cuya población padece una crisis y una hambruna sin
precedentes, principalmente como consecuencia del bloqueo económico de
Europa y EEUU, mientras que las relaciones económicas con el resto del mundo
son mínimas y el país subsiste recibiendo ayuda alimentaria de la ONU.
Por lo tanto al régimen de Kim Jong-un
se le acaba el tiempo: Si no genera una acción disuasiva creíble en el
corto plazo que obligue a EEUU a otorgarle nuevas concesiones en una mesa de
negociación, su supervivencia interna estaría comprometida.
En el escenario de enfrente, las
potencias de la ONU hasta ahora se mostraron indiferentes a los "ensayos"
misilísticos de Pyongyang y no presentan signos de estar dispuestas a entablar
negociaciones con el régimen norcoreano sin garantías verificables del
desmantelamiento de sus centrales nucleares y la entrega de sus ojivas
atómicas.
EEUU mantiene en Corea del Sur bases
militares, submarinos, buques y aviones dotados con poder nuclear, y unos 30.000
efectivos, argumentando un poder de "disuasión" contra el poderoso ejército
norcoreano que, en distintas escalas, está en capacidad de movilizar más de un
millón de efectivos.
El Ejército Popular de Corea del
Norte, por su tamaño, está considerado el cuarto más grande del mundo,
con más de un millón de militares en actividad y otros 4,7 millones en la
reserva.
Algunos informes afirman que Corea
del Norte (un país que vive mayoritariamente de la ayuda internacional) es el
país más militarizado del mundo.
Se estima que el gasto militar
norcoreano asciende a más de US$ 5000 millones (equivalente al 25% del PIB), de
los cuales más de la mitad están destinados a los programas de desarrollo
nuclear y de misiles. Corea del Norte podría tener 8 cabezas nucleares y varios
centenares de misiles balísticos con alcance superior a los 1000 kilómetros.
Las bases militares, submarinos,
buques y aviones nucleares, más los 30.000 efectivos que EEUU mantiene en Corea
del Surque se verían obligados a involucrarse en un teatro de guerra
convencional en caso de que Norcorea ataque a Corea del Sur.
En 1950, Corea del Norte invadió
Corea del Sur contando como aliados poderosos a la ex Unión Soviética (hoy
Rusia) y a la China comunista, que hoy han reconvertido sus economías y
regimenes políticos al sistema capitalista y mantienen con Pyongyang una
difusa relación de apoyo, más diplomática que real.
Hoy, mientras Corea del Sur, la
cuarta economía asiática (23 veces más grande que la de Norcorea) se mantiene
como un satélite de EEUU en la península coreana, el régimen norcoreano
se encuentra aislado y condenado por las potencias capitalistas, incluidas
Moscú y Pekín.
De acuerdo con los expertos, un
ataque nuclear norcoreano a Corea del Sur difícilmente podría ser interceptado a
tiempo por los misiles de Japón y EEUU. Sólo en Seúl, el posible blanco, viven
unos 20 millones de personas.
Por el entrelazamiento comercial (a
nivel de importación y exportaciones) que mantiene Corea del Sur con el eje
China-Japón-EEUU, cualquier proceso desestabilizante en su economía (como puede
ser una guerra o un ataque nuclear) se convertiría en una crisis de alto
impacto en los mercados internacionales.
Corea del Norte y el
"club nuclear"

En la post Guerra Fría nadie quiere
terminar con el dominio planetario del capitalismo, sino acomodarse y
supervivir lo mejor posible dentro del sistema.
En consecuencia, lo que quedan
(sueltos) son conflictos intercapitalistas por apoderamiento de los recursos
estratégicos del planeta, o conflictos por reivindicaciones y reclamos puntuales
como es el caso de Corea del Norte que utiliza su programa y su arsenal nuclear
como elemento de presión para obligar a EEUU a negociar a cambio de
supervivencia económica.
Condenado por el Consejo de Seguridad
de la ONU, presionado y aislado por las potencias mundiales, el régimen de
Pyongyang, en total soledad, sigue desafiando al "mundo occidental" con su
impredecible arsenal nuclear (por ahora fuera de control), cuya capacidad de
destrucción real es tan difusa como la estrategia internacional que lo mantiene
como un "gran mendigo asiático" sentado sobre un polvorín atómico.
Más allá de sus estrategias
disuasivas de amenazar para negociar, el régimen nuclear encabezado por Kim
Jong-un no quiere hacer explotar el planeta capitalista, sino que aspira a que EEUU
y las potencias le otorguen asistencia financiera y económica y le
dejen un lugarcito bajo el sol con sus ojivas nucleares.
¿Qué son 7 ojivas comparadas con las
decenas de miles que acumula el "club nuclear" que controla el Consejo de
Seguridad de la ONU?
En octubre de 2006 Corea del Norte
hizo explotar su primera bomba nuclear, a pesar de las notables amenazas que
en ese sentido había recibido, por parte de EEUU y de las potencias aliadas.
Hay que aclarar que el programa
nuclear de Irán o las ojivas en manos de Corea del Norte, no preocupan a EEUU
por su capacidad masiva de destrucción sino por el nivel de "crisis nuclear"
que puede desatar a escala planetaria.
Irán y Corea del Norte, a diferencia
de la antigua disputa de las potencias en la "guerra fría" (EEUU, URSS, China)
por la posibilidad de descargar un primer golpe (first strike) contra el
enemigo, recrean el peligro de un estallido nuclear "fuera de control"
que podría alcanzar a cualquier ciudad europea, estadounidense o israelí.
En julio de 2006, Pyonyang lanzó
siete misiles de prueba, incluyendo el Taepodong-2, que según los analistas,
podría hipotéticamente alcanzar la costa oeste de EEUU.
Y hay una posibilidad inquietante que
los expertos barajan: Una sola bomba nuclear que estallara en alguna metrópoli
occidental, además de activar una respuesta atómica devastadora contra Corea del
Norte, produciría un efecto encadenado de pánico mundial que derrumbaría los
mercados y paralizaría la economía global.
Ni Kim Jong-un (un estallido nuclear
sería su suicidio y el de su pueblo) ni los líderes mundiales, incluidos los de
Rusia y China, quieren esa posibilidad que podría colocar al planeta al borde
del Apocalipsis.
Entonces ¿Porqué las potencias dejan
que Kim Jong-un y su régimen sigan danzando y amenazando con ojivas nucleares
en su "villa miseria nuclear" de Pyongyang?
En primer lugar, los movimientos
militares nucleares del régimen norcoreano son monitoreados al segundo por los
sistemas de vigilancia satelitales, tanto rusos, chinos como occidentales, y
posiblemente Kim Jong-un no alcanzaría a apretar el gatillo sin que antes reciba
una respuesta nuclear demoledora de los barcos, aviones y submarinos USA
estacionados en Corea del Sur.
En segundo lugar, en su estrategia
calculada de "amenazar para negociar", Kim Jong-un y su régimen se
resisten a desmantelar efectivamente sus centrales nucleares y a revelar su
armamento estratégico (la única herramienta disuasiva con que cuenta) como le
exige EEUU.
Como reclamo de fondo, lo que busca
Corea del Norte es un acuerdo global que le garantice ayuda financiera,
energética y alimentaria y que se le reconozca un status aceptado en el club de
las potencias nucleares.
Ese acuerdo es inviable: Ni Rusia ni
China (supuestos protectores del régimen de Pyongyang), además de EEUU y sus
aliados de la UE, quieren una Corea del Norte nuclearizada que rompa el
statu quo atómico establecido por las potencias capitalistas del "club nuclear"
que controlan el Consejo de Seguridad de la ONU.
Las posiciones son irreductibles: Si
bien Corea del Norte no puede disparar una sola ojiva nuclear sin suicidarse, ni
EEUU ni las potencias pueden terminar con su arsenal nuclear sin destruirlo por
la vía militar.
Y para destruir el arsenal y las
centrales nucleares norcoreanas sólo existen dos vías: Un ataque con misiles
nucleares o una invasión militar.
Ninguna de esas opciones son válidas:
La destrucción nuclear de Corea del Norte (por razones obvias) no está en la
agenda de EEUU y de las potencias, y una invasión militar (seguramente con la
oposición de Rusia y de China) equivaldría a desatar un conflicto regional
de costo impensable para el Imperio y sus socios de las potencias
aliadas de la OTAN
(*) Manuel
Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder,
especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores
más difundidos y referenciados en la Web.
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