Las señales son múltiples:
Elecciones "libres y democráticas" en países ocupados militarmente, los
supermillonarios organizando fundaciones para "combatir la pobreza", las
corporaciones y bancos capitalistas liderando campañas mundiales de la
"solidaridad", las superpotencias imperiales (con EEUU a la cabeza) levantando
las banderas de la "democracia y los derechos humanos", presidentes de
"izquierda" que gerencian Estados capitalistas de la derecha, potencias
criminales (como EEUU y sus socios de la OTAN) que masacran militarmente a
poblaciones civiles en nombre de la "paz", son apenas muestras de una tendencia
de desdoblamiento (entre el hacer y el decir) nivelada y aceptada en todo el
planeta.
Y la frutilla de la torta: "El
presidente estadounidense, Barack Obama, aceptó el Premio Nobel de la Paz en una
ceremonia en Oslo, capital de Noruega, cuando aún retumban en el mundo los
tambores de la guerra en Afganistán que hizo sonar hace sólo nueve días",
señalaba la cadena BBC en el 2009.
"Pero el acto de defender la paz y
justificar la guerra se presenta como delicado para Obama, cuando distintas
encuestas de opinión reflejan dudas crecientes sobre sus méritos para
recibir el mismo galardón que antes tuvieron personas como Nelson Mandela o la
Madre Teresa de Calcuta", subrayaba la cadena británica.
El estilo "suave y mesurado" de la
BBC (una cadena imperial) omitía decir abiertamente lo obvio: El sistema
capitalista y sus instituciones no tienen límites para el ejercicio del absurdo
y del doble discurso.
Si la ONU y el Banco Mundial
(instituciones del sistema capitalista creadas históricamente para el
control imperial) lideran la "guerra contra la pobreza" ¿Porqué Obama no
pudo ser galardonado con el Premio Nóbel de la Paz?.
No por casualidad el gran inventor
e impulsor del modelo de "doble discurso" a escala global es EEUU, la
primera potencia del sistema capitalista dominante, que habla como paladín
mundial de la "democracia" y los "derechos humanos", pero gerencia
efectivamente su poder imperial con el ejército y el arsenal nuclear más
poderoso del planeta, cinco flotas con capacidad nuclear surcando las aguas del
mundo y casi mil bases militares distribuidas por todos los puntos estratégicos
del planeta.
Debajo de este paraguas de dominio
hegemónico geopolítico-militar-nuclear, los gerentes de turno del Estado USA
edifican sus discursos públicos sobre la base de la imposición de los
"regimenes democráticos" y la "gobernabilidad en paz" monitoreados
desde Washington, como está claramente explicitado en los documentos del
Departamento de Estado.
EEUU, que tras el 11-S conquistó a
sangre y fuego Irak y Afganistán (donde las fuerzas ocupantes asesinaron a
centenares de miles de personas, principalmente civiles) impuso simultáneamente
en ambos países ocupados por sus fuerzas militares el "régimen democrático"
con elecciones periódicas donde los conquistados votan gobiernos controlados
por los invasores.
Debajo del paraguas del Estado USA,
la "realidad internacional" se construye sobre los parámetros establecidos del
"doble discurso" capitalista, orientado a esconder la realidad del dominio
imperial y la depredación planetaria realizada por los bancos y las empresas
del sistema capitalista transnacionalizado.
Naciones imperiales como las
potencias centrales europeas (que han fundado sus imperios en base a la
ocupación militar, el sometimiento de pueblos y el esclavismo) se erigen como
íconos universales de la "democracia" y de los "derechos humanos" e imponen
las reglas de la virtud "civilizatoria" al resto de los países de la periferia
subdesarrollada.
De la misma manera, los bancos y
transnacionales capitalistas (que han acumulado sus activos empresariales sobre
la base de la explotación histórica de países y de la depredación sistemática de
los recursos naturales y el medio ambiente) financian ONGs y distintas
organizaciones mundiales para "combatir la destrucción del medio ambiente".
Organizaciones internacionales del
sistema capitalista, como el Banco Mundial o el FMI (recurrentemente utilizadas
como gendarmes y supervisores del macro-robo financiero a través del
endeudamiento de los países más débiles) son designadas a su vez como baluartes
internacionales de la "ética solidaria" y del combate estructural contra
la pobreza en el mundo.
¿Hay que sorprenderse de que las
potencias imperiales que sacralizan (e imponen) la "paz y la
democracia" a nivel mundial, sean las mismas que invaden países,
masacran poblaciones, generan hambrunas colectivas y fabrican pobreza
masiva a escala planetaria?
¿Locura, estrategia o doble discurso?
Todo junto: El sistema capitalista es
una síntesis de su propia demencia. De día democracia y derechos humanos,
de noche exterminio masivo de población sobrante. En un momento las identidades
se confunden: El sistema compra su propia alienación, y el "doble discurso" (el
"Hombre y la Bestia") adquiere identidad de "normalidad aceptada" por las
mayorías mundiales.
(*) Manuel
Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder,
especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores
más difundidos y referenciados en la Web.
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