os
desenlaces se retrasan, pero las causas y los intereses estratégicos
determinantes están. No desaparecieron. Diferentes teatros de conflicto
militar surgen y se suceden escalonadamente (sin que todavía se toquen) en
África del Norte, Eurasia o Medio Oriente.
La
llamada "primavera árabe", Libia, las operaciones terroristas de EEUU y las
potencias en Siria, el enfrentamiento Irán - Israel, son piezas claves de un mismo proceso cuyo
estallido puede producir un efecto encadenado no solamente en la región sino
a escala global.
Algunos conflictos como el de
Irán-Israel, el Cáucaso, la crisis de los misiles EEUU-Rusia, el
enfrentamiento
entre las dos Coreas, solo están desactivados en el plano militar
provisoriamente. A la espera del desenlace, mientras las potencias buscan
diferentes "salidas" con negociaciones de paz o acuerdos diplomáticos que
eviten una confrontación militar abierta desfavorable para sus intereses.
La llave estratégica que convierte a
estos frentes de conflicto en UNO SOLO, es Irán y el conflicto del mundo
islámico con Israel, por una lado, y por otro el proceso de "rebeliones
democráticas" árabes" que divide y enfrenta a las principales potencias
islámicas entre sí, y balcaniza el mundo árabe islámico en un frente
"occidental" (Arabia Saudita y Turquía), y otro "islamista" (Irán, Siria,
Afganistán y Pakistán) y conforman la mecha de encendido hacia cualquier
desenlace militar futuro en Eurasia, Medio Oriente y África.
El elemento fundamental que define y
da sustento a la contradicción fundamental (que va a precipitar el desenlace) es
el petróleo junto con los recursos estratégicos, como es el caso del agua
y la biodiversidad, claves y esenciales para el funcionamiento global del
sistema capitalista, cuyas reservas se agotan sin que todavía se hayan
conseguido alternativas para sustituirlo.
Las
cuestiones estratégicas (y de desenlace conflictivo) que definen y priorizan las
líneas matrices del orden capitalista internacional en crisis tiene
claramente tres protagonistas centrales:
A) EEUU,
Unión Europea y el "eje occidental" (bloque dominante del capitalismo
que extiende sus tentáculos para apoderarse de los recursos energéticos, rutas y
mercados de Eurasia, Africa y Medio Oriente).
B) Rusia,
China y el "eje asiático" (Bloque del capitalismo emergente que
disputa una (por ahora) guerra comercial por áreas de influencia con el eje
USA-UE que genera roces y conflictos militares localizados y a escala global,
como el de Georgia, en el Cáucaso).
C) Irán y el
"eje islámico" (Bloque de países asentados sobre más del 80% de las
reservas mundiales del petróleo y de los recursos estratégicos en disputa).
Estos tres bloques centrales van a
definir (a modo de desenlace, y cuando la crisis económica global se
retroalimente con la crisis energética global ) un escenario estratégico
de tercera guerra mundial intercapitalista
que tendrá como detonante claves los distintos frentes de conflicto que hoy se
extienden por Eurasia, Africa y Medio Oriente.
La madre de todas las guerras

Todos los conflictos que hoy se
desarrollan en el planeta (sean de orden político, militar o social) abrevan en
forma subsidiaria en esa guerra subterránea intercapitalista por el control
de los recursos estratégicos claves para la supervivencia futura de las
potencias capitalistas.
Los lineamientos del "nuevo
orden mundial" construido sobre la base del control de mercados y recursos
estratégicos es, fundamentalmente, un orden creado para que las trasnacionales,
los bancos, las petroleras y la armamentistas capitalistas, hagan "negocios".
En el Gran Tablero geopolítico
militar del "orden mundial" vigente, la generación de una próxima guerra
intercapitalista (como emergente de diversos teatros de conflicto armado
escalonados) cuenta con tres elementos detonantes interactivos:
A) La necesidad de EEUU y de las
potencias aliadas (eje USA-UE) de generar por medio de un conflicto militar un
nuevo polo de desarrollo productivo (economía de guerra) con empleo de
mano laboral masiva para superar la crisis financiera recesiva que colapsa las
economías del sistema a escala global.
B) Asegurar el control
militar sobre el petróleo y los recursos estratégicos perecederos del
planeta que le garantice su supervivencia como potencia hegemónica.
C) Impedir que los enemigos
fundamentalistas de Israel y de las potencias hegemónicas cuenten con un
gatillo nuclear capaz de lanzar un Apocalipsis sobre sus metrópolis
imperiales.
En las antípodas de esta guerra
intercapitalista, el eje Moscú-Pekín (más Teherán), desafiando la hegemonía
europeo-estadounidense, trazaron acuerdos militares estratégicos
y consolidaron un bloque militar y económico común en Asia, en abierto reto
a la OTAN.
En ese juego, el "Gran Juego",
Moscú y Pekin mueven sus propias piezas en el teatro de operaciones de la guerra
intercapitalista por áreas de influencia que se disputa (en distintos niveles
operativos) desde Eurasia y los ex espacios soviéticos hasta el Medio Oriente.
Estos frentes de conflicto,
sintetizados en un solo, resumen y vinculan todos los conflictos
(latentes o activados) de Asia, África, Medio Oriente y Europa del Este.
Es el conflicto central, el gran
hilo conductor, la madre de todas las guerras.
(*) Manuel
Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder,
especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores
más difundidos y referenciados en la Web.
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