(IAR-Noticias)
13-En-06
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Imagen tomada recientemente
por satélite de la planta nuclear de Natanz. (Foto: AP) |
El primer g
Al romper esta semana los sellos que durante dos años y
medio mantuvieron cerrada una importante central nuclear, Irán
liberó el conflicto más temido. Cancilleres europeos anunciaron
este jueves que llevarán sus diferencias con Teherán al Consejo
de Seguridad de la ONU.
Por Praful Bidwai
- IPS
"Nuestras conversaciones con Irán han llegado a un callejón sin
salida", afirmó este jueves el ministro de Relaciones Exteriores
de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, al término de un encuentro
en Berlín con sus pares Philippe Douste-Blazy, de Francia, y
Jack Straw, de Gran Bretaña, y con el alto representante de la
Unión Europea (UE) para la Política Exterior y de Seguridad
Común, Javier Solana.
Los cancilleres decidieron convocar una reunión de emergencia de
la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) la próxima
semana en Londres, para pedir formalmente la intervención del
Consejo de Seguridad de la ONU (Organización de las Naciones
Unidas), que podría adoptar sanciones.
Berlín, Londres y París, que conforman el llamado grupo UE-3,
promovían desde hacía dos años un intenso diálogo con Irán en
busca de acuerdo sobre su plan de desarrollo nuclear, que
Estados Unidos y algunos países europeos sospechan está
destinado a la fabricación de armas atómicas, aunque Teherán
asegura tiene solo fines pacíficos.
Irán había reanudado en agosto las actividades en su complejo
nuclear de la central localidad de Isfahan, dedicado a la
conversión de uranio, el paso previo al enriquecimiento, y el
martes desafió al UE-3 al romper los sellos colocados por la
AIEA en las instalaciones atómicas de la sureña ciudad de Natanz.
Estados Unidos acusa a Teherán de no cumplir sus obligaciones
bajo el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), de 1970.
El TNP está construido sobre tres pilares: prohíbe a los estados
que no poseen armas atómicas adquirir ese tipo de material
bélico, compromete a cinco estados con armamento nuclear (China,
Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos y Rusia, que integran el
Consejo de Seguridad de la ONU) a adoptar una política de
desarme, y permite a todas las naciones acceder a tecnología
nuclear sólo con objetivos pacíficos.
India, Israel y Pakistán también son potencias atómicas, pero no
firmaron el TNP. Corea del Norte asegura tener armas nucleares,
aunque eso no ha sido verificado por organismos independientes.
Ahora es posible que el Consejo de Seguridad de la ONU adopte
duras sanciones contra Teherán, repitiendo parte del drama
suscitado en torno a Iraq entre 2000 y 2003, que derivó en su
invasión y ocupación por parte de Estados Unidos.
Sin embargo, hay claras diferencias entre ambos casos, por lo
que parece muy difícil que las potencias occidentales adopten la
misma postura que tuvieron ante el gobierno del presidente
iraquí Saddam Hussein (1979-2003).
Las presuntas actividades nucleares de Iraq eran clandestinas, y
nunca llegaron a la capacidad necesaria para fabricar armas de
destrucción masiva, como acusaban Estados Unidos y Gran Bretaña.
Mientras, las actuales actividades de Irán son transparentes y
se desarrollan en presencia de inspectores de la AIEA.
Iraq no tenía un programa atómico definido. La mayor parte de su
infraestructura clandestina fue desmantelada tras la primera
guerra del Golfo, en 1991, por mandato del Consejo de Seguridad.
Por su parte, Irán tiene un programa nuclear civil, que abarca
desde la extracción de uranio hasta su enriquecimiento para
construir un reactor nuclear.
También, a diferencia de Iraq, el gobierno iraní puede invocar
legítimamente su derecho a desarrollar actividades nucleares
pacíficas bajo el TNP, sujeto a las inspecciones de la AIEA.
Otra importante diferencia es que, en 2003, Iraq era ya un país
débil y prácticamente sin capacidad militar, con una economía
devastada por más de 10 años de sanciones. Su régimen tenía muy
poca legitimidad ante los ojos del pueblo.
En cambio, Irán tiene una economía fuerte, que ahora se ve
impulsada por los altos precios del petróleo. También es una
potencia militar mediana, con un gobierno electo en forma
democrática. Por todo esto, no será nada fácil aislar a Teherán.
"Irán goza de una ventaja estratégica única, a causa de la
situación problemática en Iraq, que Estados Unidos no logró
solucionar", dijo Hari Vasudevan, profesor de relaciones
internacionales en la Universidad de la nororiental ciudad india
de Kolkata (ex Calcuta).
"Sesenta por ciento de la población de Iraq es chiita (rama del
Islam dominante en Irán), y por eso Teherán ejerce una enorme
influencia en ese país. Hasta ahora no ha querido fomentar más
problemas, pero podría hacerlo si es acorralado y provocado por
Estados Unidos y sus aliados", agregó.
Irán tiene dos ventajas más. Cuenta con el apoyo de Rusia, que
ahora incluso colabora en la construcción de un reactor nuclear
en la sudoccidental ciudad iraní de Bushehr. Se prevé que las
instalaciones comiencen a funcionar este año.
También disfruta de un grado de apoyo y simpatía del Movimiento
de No Alineados y China. La mayoría de los miembros del
movimiento en la AIEA, exceptuando a India y unos pocos países,
se abstuvieron de votar o lo hicieron en contra de una
resolución contra Irán, patrocinada por Estados Unidos, el 24 de
septiembre. Lo mismo hicieron China y Rusia.
"Todo esto sólo podría frustrar los esfuerzos de Estados Unidos
para aislar diplomáticamente a Irán", dijo Qamar Agha, un
experto en Medio Oriente del Centre for West and Central Asian
Studies (Centro de Estudios sobre Asia Central y Occidental) en
la Universidad Jamia Millia Islamia, de Nueva Delhi.
"Europa occidental depende demasiado del petróleo y el gas de
Irán como para llegar al extremo de imponer sanciones que
inutilicen la generación de energía en ese país. Por eso,
Estados Unidos podría ser tentado a utilizar la fuerza militar,
junto con Israel, para bombardear instalaciones selectas
iraníes", sostuvo.
En las últimas semanas, el director de la Agencia Central de
Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, Porter Goss, visitó
Turquía e informó a otros países de la región sobre planes
estadounidenses de atacar a Irán.
Por su parte, el gobierno de Israel declaró días atrás que el
programa nuclear de Irán "puede ser destruido", y el líder del
partido derechista Likud, Benjamín Netanyahu, invocó
nostálgicamente el bombardeo israelí de 1982 sobre un reactor
nuclear experimental que construía el gobierno de Saddam Hussein
en la ciudad iraquí de Osirak.
Vikram Sood, ex funcionario de inteligencia de India, no
descarta ataques preventivos de Estados Unidos e Israel contra
Irán, incluso con armas atómicas.
"Un ataque convencional sobre Irán sería caro y no
suficientemente redituable. Permitiría una represalia iraní".
Por eso, Estados Unidos podría usar armas nucleares tácticas de
baja intensidad contra las instalaciones subterráneas de Irán,
señaló.
Cualquier ataque de este tipo rompería el tabú contra el uso de
armas nucleares, que ya tiene 60 años, con consecuencias
extraordinariamente negativas para la paz y la seguridad
globales. También podría desatar una violencia sin precedentes
en Medio Oriente y el caos en otras zonas del mundo ya bastante
problemáticas, dijo Sood.
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