El más completo directorio en español

HOME| Titulares| Diarios| Radios| TV.| Buscadores| Economía| Mundo| Alternativos| Archivo| Mail

 

Latinoamérica

Argentina

Norteamérica

Europa

Medio Oriente

Irak

Asia

Africa

Medios

Internet

Autores

Especiales

Archivo

TITULARES
del Mundo

I Argentina I Brasil I
I América Latina I
I España I EE.UU. I
I Canadá I Europa I
I Asia I Africa I
I Oceanía I

EN VIVO

Radios del
Mundo


I América Latina I
I España I EE.UU. I
I Canadá I Europa I
I Asia I Africa I
I Oceanía
I Medio Oriente
I Internacionales I

MEDIOS
ALTERNATIVOS


I Periódicos
 
y Redes
I
I
Agencias
 de Noticias I
I
Publicaciones
 
y Sitios I
I
Prensa
 
de Izquieda I

BUSCADORES

del Mundo


I América del Norte I
I América Central I
I América del Sur I
I Europa I España I
I Africa I Asia I
I Medio Oriente I
I Oceanía I
I Temáticos I
I Internacionales

TELEVISION

      del Mundo


I América Latina I
I España I EE.UU. I
I Canadá I Europa I
I Asia I Africa I
I Oceanía
I Medio Oriente I

ECONOMIA
MUNDIAL


I América Latina I
I Africa I Asia I
I España I EE.UU. I
I Europa I
I
Oceanía I  
I Canadá
I Medio Oriente
Bolsas del Mundo I

MEDIOS

del Mundo


I Agencias
de Noticias
I

I Diarios
I Revistas I
I Radios I
I Televisión I

 

Agregar 
a favoritos

Recomendar
 este sitio

 
 

NOTICIAS

NORTEAMERICA  

Monday, 17 de May de 2004

Guerra electoral y torturas en Irak

Una nueva embestida contra Bush y Rumsfeld en la prensa de EEUU

(IAR-Noticias) 17May04   

La guerra mediática

El escándalo de las torturas a presos iraquíes y la campaña electoral  divide a los principales diarios  estadounidenses, quienes asumen posiciones identificatorias a favor o en contra de la política desarrollada por la Casa Blanca en Irak.

Los féretros de soldados estadounidenses muertos en Irak,  fueron una punta de lanza de la campaña mediática instrumentada contra la administración Bush por los demócratas. (Reuters)

Según el diario The New York Times,  el teniente general Ricardo Sánchez, el más alto comandante de EE.UU. en Irak, y en un abierto reconocimiento de que el ejército norteamericano aplica tácticas de tortura,  prohibió esta semana algunas pero no todas las prácticas coercitivas de interrogación a prisioneros.

A partir de ahora, dice el diario neoyorquino, los guardias ya no podrán privar a los prisioneros de sueño por más de 72 horas, o encapucharlos u obligarlos a arrodillarse o ponerse en cuchillas por largos períodos.

Tanto The New York Times como The Washington Post -los más influyentes diarios de EEUU- han editorializado en varias oportunidades solicitando  a Bush que le pida la renuncia a Rumsfeld.

A este coro se sumaron St. Louis Post-Dispatch, Seattle Post-Intelligencer, New York Newsday, Boston Globe, Minneapolis Star Tribune y Detroit Free Press,  quienes motorizaron mediáticamente la ofensiva pidiendo a Bush la cabeza del secretario de Defensa.

A las publicaciones que se oponen a la continuidad de Rumsfeld se agrega el periódico independiente Army Times, quién sugirió la semana pasada  que el secretario de Defensa y otros altos funcionarios civiles y líderes militares del Pentágono deben ser apartados de sus cargos por el escándalo de abusos de prisioneros iraquíes.

"Esto no fue tan solo una falla de liderazgo a nivel de comando local. Esto es una falla que llega hasta lo más alto", dijo el semanario privado, ampliamente leído entre los militares estadounidenses, en un editorial.

"La responsabilidad en este caso es esencial, incluso si eso significa relevar de sus funciones a líderes importantes en momentos de guerra", agregó.

Army Times es una de las cuatro publicaciones propiedad de The Gannet Co. y tiene una circulación de 250.000 ejemplares. El mismo editorial se publicó en las versiones del semanario que se editan para la fuerza aérea, armada y la infantería de marina.

Los periódicos The Wall Street Journal, Chicago Tribune, Chicago Sun-Times y New York Daily News publicaron editoriales de apoyo a Rumsfeld, y expresan su conformidad con la política desarrollada por Bush y la Casa Blanca en Irak.

The Wall Street Journal, representativo de los intereses financieros del lobby judío tanto en el Pentágono como en Wall Street, publicó un editorial de apoyo a Rumsfeld que -según especialistas en Washington- resultó decisivo para que Bush mantenga en su cargo  a Rumsfeld pese  a la andanada de pedidos de renuncia que llovían, principalmente de los sectores legislativos demócratas.

EEUU ofrece hasta US$10 millones por información que lleve a la captura de Zarqawi, señalado por la CIA como el decapitador del rehén  estadounidense Nicholas Berg. (BBC/AP)

Cambio de táctica

Desde hace dos semanas  los demócratas estadounidenses comenzaron a ensayar una nueva táctica electoral  en el escándalo de las fotografías y las denuncias de torturas en Irak.

Ya no apuntaban tanto contra Bush, sino que concentraban  todos su cañones en la figura "maldita" de Donald Rumsfeld, que pasó a ocupar el papel de "chivo expiatorio" para tapar la responsabilidad del presidente y su administración en la política de ocupación de Irak.

Una nota aparecida el domingo en el semanario The New Yorker (alineado con la campaña demócrata) reaviva la campaña contra Bush , afirmando que el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld,  aprobó en secreto las torturas contando con el conocimiento del presidente y de varios  funcionarios de su administración.

Si bien la nota del Yorker -levantada por todas las agencias inteernacionales- no apunta concretamente a Bush, lo hace participe, y por ende el jefe responsable, de los "abusos" y torturas cometidos contra presos iraquíes en Bagdad.

Y no se puede pasar por alto el absurdo casi patético que conllevan estas acusaciones de "abusos" y de torturas a una administración (la de Bush) que invadió a sangre y fuego un país, que asesinó  a centenares de miles de personas, que siguió matando durante la ocupación militar, que se apoderó ilegalmente de Irak y sus riquezas, sin que ninguna corte internacional -o cadena televisiva- lo juzgue por genocidio de lesa humanidad.

En cambio, parece ser que el único "gran crimen" de Bush y su séquito es haber abusado y torturado en secreto a presos iraquíes,  en tanto se lo excusa de toda la otra acción criminal de la invasión.

Igual que el gangster criminal Al Capone en Chicago, a quién condenaron por evasión de impuestos y no por los centenares de asesinatos que había cometido a lo largo de su vida.

El eje funcional  de la prensa internacional está centrado exclusivamente en  el escándalo de la torturas, por medio del cual se vehiculiza la guerra electoral de demócratas y republicanos por el control de la Casa Blanca a partir de noviembre.

Y esta guerra mediática por el control del poder inaugura  un nuevo capítulo con la nota aparecida el domingo en el semanario The New Yorker, que preanuncia otra ofensiva para obligar a Bush a desprenderse de su secretario de Defensa pagando un alto costo político y electoral.

Después de la arremetida del establishment de poder republicano pidiendo a Bush la renuncia de su secretario de Defensa, los asesores de la Casa Blanca "repensaron" la estrategia y llegaron a la conclusión de que, si se cae Rumsfeld, detrás de él rueda la  cabeza del presidente del Imperio.

Esto llevó a que toda la administración, con el propio Bush a la cabeza, cerrara filas alrededor del autor principal del plan de invasión a Irak y principal articulador estratégico de la política de ocupación militar.

Bush -de mala gana- se resignó  a cargar sobre su espalda electoral la suerte del halcón mayor, quién después de lanzar 27.000 misiles y apoderarse militarmente de Irak, creyó -y así se lo hizo creer a Bush- que las operaciones militares habían concluido en el país ocupado.

Hoy la administración Bush -según muchos analistas- no sabe> "donde está parada", y lanza manotones de ahogado para lidiar con los diversos frentes simultáneos que enfrenta en Irak: rebelión chiíta, resistencia suní, pedido de elecciones por los clérigos y políticos cómplices iraquíes, paranoia de sus aliados militares con los secuestros, presión de los países europeos por sacar más tajada del negocio de la  "reconstrucción" y del petróleo iraquí, y por último, el escándalo de las torturas a presos iraquíes que sus rivales demócratas han convertido en caballito de campaña electoral.

De toda esta maraña, Bush y sus asesores decidieron atender prioritariamente al frente de campaña electoral con dos movidas estratégicas.

Una vez difundido el video de la decapitación Bush salió a decir que  los combatientes de la resistencia iraquí "No tienen ninguna consideración por las vidas de hombres, mujeres o niños inocentes. Perseguiremos a quienes sean responsables y los llevaremos ante la justicia",  dijo poniéndose como el campeón de la lucha contra el terrorismo.

La primera fue sostener a Rumsfeld en su puesto  contra viento y marea, y la segunda lanzar una operación de acción psicológica con Al Qaeda  (la decapitación del rehén estadounidense) orientada a neutralizar la campaña con las torturas iniciada desde hace tres semanas desde las pantallas de la cadena NBC.

La operación buscó la reinstalación de la barbarie del terrorismo árabe (depositado en Al Qaeda) para neutralizar a la campaña mediática internacional con las denuncias y fotografías de torturas que todos los días -como las telenovelas- adquieren un capitulo nuevo.

El experimento  pareció funcionar, por algunas horas, durante las cuales las imágenes de los "asesinos árabes" cercenándole la cabeza al estadounidense atrapó el interés morboso y marketinero de la prensa internacional.

Pero duró poco tiempo.

Los legisladores, demócratas y republicanos, señalaron que la Casa Blanca y el Pentágono analizan si divulgarán o no las nuevas fotografías aparecidas. (BBC/AP)

La nueva embestida demócrata

El domingo la prensa internacional le prestó inusual cobertura a un artículo aparecido en el  semanario The New Yorker escrito  por Seymour Hershen, en  el cual se asegura que el Secretario de Defensa aprobó en secreto los métodos de torturas luego aplicadas a los detenidos en la prisión de Abu Ghraib.

El autor de la nota, el conocido periodista Seymour Hersh, se basa en opiniones de oficiales retirados y en actividad de inteligencia y concluye que las raíces del escándalo de las fotos "no descansan en las tendencias criminales de algunos soldados, sino en una decisión aprobada por Rumsfeld.

El periodista cita fuentes anónimas que aseguran que el plan secreto autorizaba los diversos métodos coercitivos inicialmente utilizados en la búsqueda de miembros de Al Qaeda en Afganistán, para ser utilizados en las cárceles de Abu Ghraib.

Hersh dice que Rumsfeld extendió a Irak un programa que ya estaba siendo utilizado en contra de sospechosos en Afganistán. Y agrega que la operación alentaba a utilizar la coerción física y humillación sexual de prisioneros iraquíes, con el fin de obtener información sobre la creciente insurrección en contra de la ocupación estadounidense.

"Atrapen a aquellos que haga falta y hagan de ellos lo que quieran", constituía la orden de misión de los militares encargados de los interrogatorios, según las fuentes citadas por el  periodista del Yorker, un semanario alineado con los medios que piden abiertamente la renuncia de Rumsfeld en connivencia con los legisladores demócratas.

El artículo de 17 páginas señala que el secretario de Defensa, molesto por trabas de índole legal, habría autorizado el programa secreto para conseguir un permiso "amplio y por adelantado" para interrogar, capturar o matar a objetivos de alto interés en la lucha antiterrorista.

El artículo publicado en The New Yorker afirma que las raíces del escándalo por el maltrato de los prisioneros tuvo su origen en la decisión de Rumsfeld y no con las inclinaciones delictivas de unos cuantos reservistas.

El  programa -según la nota de The New Yorker-  fue elaborado por Stephen Cambone, subsecretario de Defensa para Inteligencia, y contó con el  aval del Secretario de Defensa y del jefe de las Fuerzas Armadas, general Richard Myers.

El informe agrega que la operación contaba con el  respaldo de la asesora de Seguridad Nacional,  Condoleezza Rice, y el presidente George W. Bush fue informado de su existencia.

Como era de esperar, no bien aparecida por Internet el adelantando de la edición del Yorker  funcionarios del Pentágono en Washington calificaron la versión del  semanario de disparatada, conspirativa y llena de errores y conjeturas anónimas.


Foto de "tortura"  sacada de una Web pornográfica

Una fotografía que supuestamente mostraba a soldados estadounidenses violando a iraquíes, publicada la pasada semana por el influyente  The Boston Globe fue sacada de una Web pornográfica húngara. 

  “La fotografía fue tomada en Hungría y fue sacada de un site’ porno”, reconoció el viernes Martin Baron, redactor jefe del Globe.

La dirección del periódico le echó  la "culpa" al concejal Chuck Turner, que mostró la imagen en una conferencia  de prensa en la que atacó con dureza a la Administración Bush y condenó la intervención en Irak.

 El diario presentó excusas a sus lectores el jueves por haber publicado la víspera imágenes excesivamente crudas, y que no se habían podido autentificar antes de su publicación.

El redactor jefe del “Globe” hizo estas revelaciones horas después  del despido del director del diario londinense  Daily Mirror, que publicó imágenes de soldados británicos abusando de prisioneros iraquíes que resultaran ser falsas.


 VOLVER A HOME

comentar esta nota

© Copyright 2003  iarnoticias.com | Derechos reservados | Director Rodrigo Guevara

 

Se autoriza el libre uso, impresión y distribución de toda la información editada, siempre y cuando no sea utilizada para fines comerciales y sea citada la fuente.

contactos@iarnoticias.com