(IAR-Noticias)
10Sept04
Por
Manuel Freytas
El
secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, y el jefe de Estado Mayor,
Richards Myers, reconocieron que la resistencia iraquí, sunita y chiíta,
mantiene bajo su control varias regiones situadas en el centro, norte y
sur de Irak.
La preocupación estratégica
de los altos mandos militares está centrada por estas horas en controlar
esos bastiones mediante una ofensiva general a gran escala de las fuerzas
terrestres y aéreas norteamericanas, principalmente sobre Faluya,
donde la resistencia sunita concentra su mayor poder de fuego e inserción popular.
Durante la jornada del jueves,
las acciones militares en
Faluya y en la ciudad iraquí de Tall Afar dejaron un saldo de más de 40
muertos y 75 heridos, según reportaron varias agencias y cadenas informativas.
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Decenas
de iraquíes supervisan el jueves 9 de
septiembre un vecindario bombardeado durante la
noche por EEUU en la ciudad de Faluya. (AFP)
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Washington, a la vista del alto impacto electoral
que tienen los muertos estadounidenses en Irak, intenta
neutralizar militarmente a la guerrilla iraquí antes
de la realización de los comicios presidenciales en el mes
de noviembre.
Tras la operación militar en
Nayaf, donde la aviación y los tanques estadounidenses produjeron centenares de
muertos civiles, EEUU debió acceder a dejar libre y con sus armas al principal
líder de la resistencia chiíta, Moqtada Al Sadr, quien a los pocos días
volvió, junto a sus combatientes, a enfrentarse con las tropas norteamericanas en
Bagdad y otras ciudades.
A ese foco de rebelión se suma
la resistencia del llamado triángulo suní, concentrado principalmente en
la ciudad de Faluya, otro bastión que la aviación y los marines norteamericanos
no pudieron doblegar pese a los miles de muertos civiles iraquíes que
produjeron sus ataques desde que comenzaron los alzamientos en abril pasado.
La estrategia de Washington,
sufrió una estrepitosa derrota al no poder delegar la represión militar en
las fuerzas cipayas del ejército y la policía iraquí, razón por la cual las
tropas estadounidenses debieron seguir expuestas en la línea de fuego,
recibiendo como contrapartida decenas de bajas de sus soldados, lo que empieza a
gravitar negativamente en la campaña electoral de Bush.
Tanto el gobierno iraquí como
su aparato policiaco se mostraron impotentes para contener la escalada de
atentados y ataques cruzados provenientes tanto del frente chiíta como de la
resistencia sunita, lo que arrojó por la borda la idea de Bush y sus funcionarios
de mantener el farsesco "traspaso de poder a un gobierno iraquí".
A dos meses de las elecciones,
Iyav Allawi y su administración títere agonizan políticamente dentro de un
desprestigio total, y su plan de organizar elecciones (para legitimar la
ocupación militar) en enero de 2005 parece condenada a un fracaso
irremediable.
La ONU ya anunció que se
retira de la organización de los comicios y que su situación en Irak se hace
insostenible, principalmente por la ola de secuestros de extranjeros que
ya se cobró decenas de víctimas, la mayoría proveniente de los países europeos
aliados de EEUU en Irak, algunos de los cuales ya han anunciado su retiro.
Por otra parte, la escalada de
secuestros ya comenzó a generar una cadena de reacciones internacionales
, no sólo de países occidentales, sino también de naciones
árabes y musulmanas que culpan a la CIA norteamericana del apresamiento
de rehenes con la finalidad de extorsionar para conseguir apoyo a la
ocupación militar.
Hoy España hizo un llamamiento
a los países europeos y demás regiones del mundo para que retiren sus tropas
militares de Irak, pedido que seguramente va ser imitado por otras
naciones alineadas en la "oposición" a la ocupación militar de EEUU en
ese país .
Pero lo que más preocupa
a la Casa Blanca y a los comandantes militares son los ataques y atentados de la
resistencia que se cobran heridos y muertos entre las filas estadounidenses
durante las 24 horas.
En EEUU los medios y el
aparato demócrata ya comenzaron a instalar el "síndrome Vietnam", el que
seguramente, en el último tramo de la campaña electoral, copará el centro del
debate entre Bush y Kerry, con saldo negativo para el actual presidente
de EEUU.
La inserción popular de los
combatientes rebeldes, su alta movilidad y desplazamiento, su mimetización con
la población civil, torna muy difícil la tarea de la inteligencia militar
para detectar a sus jefes y principales cuadros de conducción.
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Féretros de soldados estadounidenses muertos en Irak
en la base de la Fuerza Aérea de Dover. (Reuters)
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Las
últimas redadas, con centenares de detenciones, en Samarra
y en Faluya no arrojaron grandes resultados, y los
militares estadounidenses se ven obligados a utilizar el
alto poder de fuego de sus aviones y blindados al costo de
matar indiscriminadamente a la población civil y
regalarle mayor apoyo popular a los combatientes
anti-EEUU.
Otro punto crucial que gira
permanentemente en las conversaciones por video conferencia que sostienen
los funcionarios de Washington con los comandantes militares de Irak, está
relacionado con el poco tiempo -menos de dos meses- que resta para la
realización de las elecciones en EEUU.
La opción militar -ofensiva a
gran escala sobre los búnkeres de los rebeldes- genera un alto costo en vidas
de marines, fenómeno que, de ahora en más, se convertirá en el
flanco más débil de Bush de cara a su intento de reelección al frente de
la Casa Blanca en noviembre.
Los asesores y funcionarios de
Washington saben, que de ahora en más, George W. Bush se enfrenta no a uno sino a
dos adversarios electorales: John Kerry y los muertos estadounidenses en Irak,
cuya "presencia" ya fue instalada este jueves por el diario The New York
Times.
Tal como lo habían
anticipado varios expertos y encuestólogos, no bien el Pentágono reconoció
la existencia de 1000 soldados muertos en Irak, la maquinaria mediática
electoral de los demócratas se puso en marcha para instalar el tema en la
opinión pública estadounidense.
La muerte de norteamericanos
en Irak -así lo indican las mediciones- sensibiliza al ciudadano promedio
estadounidense casi tanto como las amenazas de ataque terroristas que lo
han perseguido desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Washington y
en Nueva York.
Paradojalmente, desde el
punto de vista electoral, las "apariciones del terrorismo" (como se
demostró en incontables oportunidades) favorecen electoralmente a Bush, en tanto
que las bajas estadounidenses en Irak arriman agua al molino de la
campaña de Kerry.
El candidato demócrata superó
a Bush en las encuestas cuando las cadenas estadounidenses difundieron las
fotografías de presos iraquíes torturados por soldados norteamericanos en
cárceles de Bagdad.
Y Bush, por su parte, superó
por 8 puntos en las encuestas a Kerry tras la masacre terrorista en los
trenes el 11-M en Madrid, atentado auto adjudicado por Al Qaeda.
La reciente masacre
terrorista en el colegio ruso favoreció al presidente de EEUU, quien ahora
lidera todas las mediciones con una considerable ventaja de no menos de 8 puntos
sobre su adversario demócrata.
Pero esa situación es lábil y
puede invertirse en la medida que la prensa norteamericana recree
masivamente el "síndrome Vietnam" en el cambiante humor electoral de
la población estadounidense, siempre proclive a preservar la vida de sus
héroes imperialistas.
El diario The New York
Times publica en su edición de hoy jueves las fotografías en blanco y negro
de los mil militares estadounidenses fallecidos en Irak desde el comienzo
de la guerra y recuerda que éste es el "mayor número de efectivos
estadounidenses muertos en una contienda desde la guerra de Vietnam".
Las cartas están jugadas: de
no aparecer el "terrorismo de Al Qaeda" en acción, Bush compite
peligrosamente en las elecciones contra Kerry y los "muertos
estadounidenses en Irak".
Lo que hace pensar a los
expertos que, de aquí a la realización de los comicios, el mundo puede
encontrarse con sorpresas que superen el límite de lo imaginario.
Hay que tener presente, bien
fijada en la memoria, a la reciente masacre terrorista en el colegio ruso
que le aportó a Bush más de 10 puntos en las encuestas.
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