(IAR-Noticias) 07-Jun-05
Por Manuel
Freytas -
manuelfreytas@iarnoticias.com
En la segunda semana de
mayo pasado, en una exposición ante el Parlamento, el
director del Servicio Federal de Seguridad ruso (FSB), Nikolai Patrushev,
aseguró que la inteligencia rusa
había frustrado intentos deEstados Unidos, Gran Bretaña, Arabia Saudita y
Kuwait de realizar actividades de espionaje mediante organizaciones no
gubernamentales (ONG).
Luego
de la caída de la Unión Soviética la inteligencia rusa (antes canalizada por medio de
la KGB) se dividió en dos sectores: uno interior, el FSB (Federal’naya Sluzhba
Bezopasnosti o Servicio Federal de Seguridad) y otro externo, el SVR (Sluzhba
Vneshney Razvedki o Servicio de Inteligencia Exterior).
El jefe
del FSB señaló en su informe ante los legisladores -sin precisar detalles-
que "otros gobiernos están usando a las ONG" para influir en la actividad
económica y política rusa en interés propio y apoyar cambios de gobierno en ex repúblicas soviéticas.
En sintonía con el servicio secreto algunos dirigentes rusos
dijeron en medios locales que las revueltas
opositoras están
motorizadas por Occidente, más
precisamente por Washington y la Unión Europea. También hay que destacar
el choque de intereses geopolíticos entre Rusia yEstados Unidos en Asia Central, donde ambas
potencias poseen importantes y estratégicas bases militares.
El
marco de disputa deEstados Unidos y Rusia por áreas de influencia en los ex enclaves
soviéticos vincula las recientes revueltas en Kirguizistán y
Uzbekistán con los últimos cambios políticos en Georgia, Ucrania y
Moldavia.
La guerra por el control del petróleo en la
región, los intereses que subyacen detrás de las redes de la droga y el tráfico
de armas infiltradas por la CIA y los servicios secretos rusos, así
como las
disputas estratégicas
entre Rusia yEstados Unidos por áreas de influencia,
son factores esenciales que
cuentan en las "revueltas
populares" que hasta ahora -salvo Uzbekistán- han terminado con gobiernos pro-Washington en
la región.
En su exposición ante el parlamento
Patrushev afirmó que el servicio secreto ruso dispone de los datos que
confirman que algunas organizaciones extranjeras no gubernamentales están
preparando nuevas "revoluciones de terciopelo" en el espacio postsoviético.
Entre
las organizaciones no gubernamentales a las que utilizan los servicios secretos
"extranjeros" mencionó el Cuerpo de Paz de EE UU, la
Medialuna Roja saudí y algunas organizaciones de Kuwait.
"En
Occidente determinadas fuerzas, agarrándose a los estereotipos de la "guerra
fría", están promoviendo la política de estándares dobles respecto a Rusia
en el intento de debilitar sus posiciones en el espacio de la antigua URSS",
afirmó Patrushev y agregó que lo confirman los sucesos en Ucrania, Georgia y en
otros países.
En opinión de expertos occidentales y rusos las llamadas "revoluciones de
terciopelo" de Georgia, Kirguistán y Ucrania no fueron tales sino movimientos golpistas
"democráticos" orientados a sustituir gobiernos fieles a Moscú por otros que
respondieran a los intereses de Washington.
Con políticos que responden
incondicionalmente a las directrices de la Casa Blanca, como es el caso de
Viktor Yushchenco en Ucrania, cuya campaña fue organizada y financiada por el
Departamento de Estado, a través de su esposa, quien fuera secretaria de George
Bush padre.
Las protestas y los movimientos de caos planificado y desestabilización callejeros (Georgia, Ucrania
y Kirguistán)
fueron organizados por ONG financiadas y dirigidas por Washington utilizando las
redes económicas de la CIA canalizadas a través de la USAID, según informes de la inteligencia rusa expuestos en
el Parlamento moscovita.
Todas las "revoluciones de terciopelo" en aquella región sirvieron a los
intereses financieros globales de Washington –representados por la Open
Society de George Soros y la Fundación Nacional para la Democracia (NED)
cuyos fondos provienen de la Agencia Internacional para el Desarrollo
(USAID)- para fracturar y desmembrar las fronteras nacionales de sus más
importantes rivales geoestratégicos: China, Rusia e India.
La llamada Sociedad Civil financiada
por Soros intervino en la desestabilización y el caos planificado de
Yugoslavia, Georgia y Ucrania. Importantes analistas sostienen que “Soros
maneja los flujos financieros hacia estas organizaciones en el Cáucaso y en el
Asia Central.”
Parte de las ex repúblicas
comunistas de Europa del Este que conformaron la
Unión Soviética -y
el Pacto de Varsovia-, ahora son miembros de la OTAN., la
fuerza militar liderada por Estados Unidos que nació para
combatir la expansión militar del ex Imperio Soviético del que formaban
parte estos flamantes miembros de la alianza atlántica.
Desde el fin de la Guerra Fría, la estructura militar controlada porEstados
Unidos
primero, incorporó a Polonia, Hungría y la República Checa, y ahora se extiende
a Rumania y Bulgaria. Además, con las tres repúblicas bálticas de Lituania,
Letonia y Estonia, llega casi hasta Finlandia.
Con la ampliación de la OTAN con "socios confiables"
de las ex repúblicas soviéticas de Europa del Este,Estados
Unidos
consiguió la consolidación de su poder
geopolítico y militar estratégico en la región, en
desmedro de Rusia, y China
que ven afectadas y
desestabilizadas sus
fronteras y áreas de influencia.
El caos
y la desestabilización planificada con las "revoluciones de terciopelo" en el
Asia Central forman parte del mismo proyecto estratégico, cuyo objetivo central
apunta a desestabilizar las fronteras y áreas de influencia de Rusia con el
propósito del control militar y geopolítico sobre las ex repúblicas soviéticas.

En su informe de mayo pasado el
jefe del servicio secreto ruso señaló que detrás de las
revueltas en Georgia en noviembre de 2003; en Ucrania, en diciembre del pasado
año, y más recientemente en Kirguistán, se ha podido comprobar la participación
de esas agrupaciones, que financian a movimientos opositores.
"Los
servicios secretos extranjeros apuestan en su actividad por los métodos no
tradicionales, promocionan sus intereses mediante los programas educativos de
distintas organizaciones no gubernamentales y recogen información en el
espacio de la CEI", manifestó el director de FSB, Nikolai Patrushev, durante la
comparecencia ante la cámara baja del parlamento.
Añadió
que según los datos que obran en el poder de la inteligencia rusa cierta
organización occidental destinó 5 millones de dólares a los fines de preparar
la "revolución de terciopelo" en Bielorrusia.
"Es
posible que los opositores "naranja" que protagonizaron la revolución en Ucrania
participen en el adiestramiento de los integrantes de la oposición bielorrusa",
dijo Patruchev.
Según
el politólogo estadounidense
Gene Sharp, Estados Unidos elaboró desde el final de la guerra fría una
nueva doctrina de golpes de Estado mediante la utilización de técnicas
no violentas, tomando como modelo a las luchas políticas desarrolladas
en la India por el Mahatma Gandhi.
Estas
metodologías, aplicadas desde hace un poco más de diez años, sustituyeron a los golpes militares tradicionales que también cumplían el
objetivo de instalar gobiernos pro-Washington, pero por métodos violentos.
Según
los expertos, tanto en el caso de las "revoluciones naranja" en el Asia central,
como en el de los "golpes populares" en Latinoamérica (caso Ecuador),
las organizaciones no gubernamentales, escudadas en su carácter benéfico,
internacionalista y civil, cumplen el papel de "caballos de troya" en los
países que permanecen en la mira de Washington, y cuyos gobiernos no son
totalmente permeables a sus estrategias.
La
United States Agency for International Developpment (USAID) una agencia
gubernamental estadounidense, dependiente del Departamento de Estado y
financiada con fondos públicos, es la estructura principal de la que se vale
Washington y las empresas multinacionales para distribuir fondos
orientados a financiar organizaciones no gubernamentales desde las cuales se
implementan operaciones encubiertas de la CIA.
''Junto
con las formas clásicas de influencia en los procesos políticos y económicos,
las agencias de inteligencia extranjeras están usando métodos no
tradicionales con más frecuencia'', incluyendo trabajar a través de
''diversas organizaciones no gubernamentales'', señaló Patrushev en el
Parlamento ruso.
''Bajo el argumento de que están implementando programas educativos y de
ayuda humanitaria en regiones rusas, cabildean en favor de los intereses de
los estados en cuestión y recaban información secreta sobre una amplia gama de
asuntos'', agregó.
Patrushev dijo que su agencia, la FSB, principal sucesora de la KGB soviética,
"ha evitado una serie de operaciones de espionaje efectuadas a través de
organizaciones no gubernamentales".
Patrushev manifestó que a iniciativa de FSB, el Ministerio de Justicia y las
instituciones judiciales ya reconocieron el carácter terrorista de 15
organizaciones. Indicó que en Rusia hay organizaciones de los que proviene
la amenaza terrorista y los que "representan interés para el FSB".
Muchos expertos -entre ellos James Petras- ya han denunciado las operatorias
encubiertas de la CIA a través de las organizaciones no gubernamentales.
Montadas en campañas de "apoyo a la democracia", a los movimientos de derechos
humanos, a la lucha contra la corrupción, o en apoyo de políticas de "ayuda"
a la agricultura, el comercio, etc, las ONG (controladas financieramente por
Washington a través de la USAID) se infiltran en las organizaciones sociales,
los movimientos universitarios, o las asociaciones de profesionales, desde donde
impulsan sus actividades desestabilizadoras escudadas en el "bien público".
El
derrocamiento de Lucio Gutiérrez en Ecuador, por ejemplo, fue iniciado con una
campaña de denuncias contra la corrupción del gobierno iniciada por la
organización Transparencia Internacional. A ese combate contra la
corrupción se sumaron organizaciones sociales, estudiantiles, universitarias,
etc, que terminaron formando el movimiento de clase media bautizado como los
"Forajidos" que terminó derrocando al gobierno de Lucio Gutiérrez.
Similares ejemplos, cambiando los países y el contexto geopolítico, se pueden
aplicar en Georgia y en Ucrania, donde los gobiernos pro-rusos fueron derrocados
de la misma manera: con movilizaciones sociales impulsados desde organizaciones
manipuladas y financiadas desde las ONG.
Presentada como un movimiento espontáneo y no
violento, la sublevación que obligó a Eduard Chevarnadze a renunciar a la
presidencia de Georgia fue en realidad fruto de una paciente manipulación
golpista urdida desde las ONG por funcionarios de la CIA y del departamento
de Estado..
La "revuelta popular", además fue hábilmente
desencadenada por el Instituto Democrático de Madeleine Albright y
estructurada por asociaciones juveniles que financia George Soros, lo que
permitió a Washington colocar a sus hombres en el gobierno de
Georgia.
En cuanto a la llamada "revolución naranja"
en Ucrania, una de las ONG más
activas en el país, el International Center for Policy Studies, es
financiado por el gobierno estadounidense mediante la Poland-America-Ukraine
Cooperation Initiative (PAUCI), organismo subvencionado por la USAID y
administrado por la Freedom House ].
El actual presidente emergente de la "revuelta popular",
Viktor Yushchenco, es miembro del consejo administrativo de esta
organización fundada por el Open Society Institute.
Un
parlamentario norteamericano, Ron E. Paul, denunció que una sociedad estadounidense de
relaciones públicas, Development Associates Inc. que recibió 100 millones
de dólares del gobierno norteamericano, esencialmente para garantizar la
cobertura de la "revolución naranja" en Ucrania.
Según
la inteligencia rusa, en el
Departamento de Estado Norteamericano, la "operación Ucrania"
fue manejada
por el segundo de Powell, Richard Armitage, que se postuló sin suerte para
conducir la CIA después de la renuncia de George Tenet.
Un
equipo de expertos del Departamento de Estado organizó y consiguió
financiación para la campaña electoral de
Viktor Yushchenco, un economista y
especialista en finanzas, que presidió el Banco Nacional desde 1993 hasta 1999 y
fue galardonado por la prensa especializada como uno de los "diez mejores
banqueros del mundo".
Washington presionó
para convertirlo en primer ministro durante el segundo mandato de Kuchma, entre
1999 y 2001, y
Yushchenco se casó con una ciudadana estadounidense, Katerina Chumachenko,
para demostrar a que niveles llegaba su devoción a la Casa Blanca.
La esposa norteamericana del
candidato "opositor" fue la secretaria del poderoso secretario
del Tesoro norteamericano, George P. Schult, y se desempeñó luego como
funcionaria jerárquica de Relaciones Públicas en la administración de George
Bush padre.
El dato es interesante para ver como "cerraba" el
candidato "opositor"
Yushchenco
en el mundo de Washington y de los halcones
liderados desde las sombras por el padre de George W Bush, que durante 30
años tuvo injerencia o participó de la mayoría de las operaciones de
inteligencia de Estados Unidos por todo el planeta.
La CIA, por su parte, ha operado y
financiado a las ONG que apoyaron a
Yushchenco (uno de
cuyos puntales fue la Fundación Soros) utilizando la misma metodología que
aplicaron en el resto de las ex repúblicas soviéticas cooptadas para los
intereses de Washington en la región.
A la luz de estas experiencias, el contundente
informe del FSB ruso (sucesor de la KGB y herramienta clave en el sistema de
poder de Putin) revela que Rusia ha decidido salirle al cruce a la CIA y a su
estrategia desestabilizadora y golpistas en los ex enclaves soviéticos que
permanecen bajo influencia de Moscú.
En ese contexto, la estrategia de denunciar las
operaciones desestabilizadoras de la CIA dentro de Rusia, utilizando de
cobertura a las ONG, parece orientada a neutralizar lo que para muchos
funcionarios y expertos rusos puede llegar a convertirse en un "golpe
popular" contra el gobierno de Putin.
En su
exposición el
director de FSB, informó que en un futuro próximo la Duma de Estado iniciará
el trámite de proyecto de ley que reglamenta la actividad en Rusia de las
organizaciones extranjeras no gubernamentales y los procedimientos de registro
de las mismas.
Sintomáticamente el informe de Nikolai Patrushev se produjo a sólo dos
días después de que el presidente estadounidense George W. Bush visitara
Georgia, donde hace 18 meses se desarrollara la "Revolución de las Rosas",
el principio de una ola de alzamientos contra gobiernos pro-Moscú en las ex
repúblicas soviéticas.
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