EFE
Mientras la mitad del país se dedica a consumir y endeudarse como si no pasara
nada, la prensa británica alimenta últimamente el nerviosismo de muchos
ciudadanos en torno al peligro terrorista hasta extremos inéditos aquí.
Los
más serios dominicales estuvieron llenos de noticias y titulares capaces de
ponerle al lector los pelos de punta: así, citando fuentes de los propios
servicios de información, "The
Independent" advirtió nada menos que del peligro de una "insurrección" interna
en suelo británico.
Tal vez inspirándose en el hecho de
que algunos de los autores de los atentados, felizmente fallidos, del 21 de
julio sean de origen eritreo o somalí, ese dominical señaló que hay miles de
jóvenes inmigrantes musulmanes llegados del Cuerno de Africa o del Asia central,
donde han recibido entrenamiento militar.
"Cada uno de esos hombres sabe
manejar un AK-47", y muchos de ellos han sido formados en el manejo de
explosivos militares, escribe el periódico.
No menos alarmante resultó la
información de otro dominical, "The Sunday Times", sobre que los terroristas
podrían emplear a mujeres y niños para llevar a cabo sus atentados de carácter
suicida.
Los agentes de Scotland Yard han
recibido instrucciones en las que se les indica que los terroristas pueden estar
cambiando sus métodos para adaptarlos a la nueva situación.
El mismo periódico informó que van
a crearse brigadas especiales de tiradores de elite para combatir a eventuales
terroristas suicidas como los cuatro que, el pasado 7 de julio, mataron a
cincuenta y dos inocentes e hirieron a otras setecientas personas en tres
estaciones de metro y un autobús de Londres.
Entre ciento cincuenta y doscientos
tiradores especiales de la policía serán reclutados como parte de una campaña
destinada a frustrar nuevos ataques de ese tipo, dice el periódico.
No resulta, sin embargo,
tranquilizante el detalle que añadió el periódico en el sentido de que esa unidad
de elite que patrullará el metro y los trenes está inspirada en una de Scotland
Yard cuyos agentes mataron el 22 de julio de ocho disparos a quemarropa a un
joven brasileño tras confundirle con un terrorista.
Mientras tanto, fuentes saudíes
apuntaron a la existencia en el Reino Unido de una o más células de la red
terrorista de Al Qaeda, con las que habrían tenido relación hasta su muerte en
un tiroteo en Arabia Saudí, dos marroquíes también vinculados, al menos en un
caso, con los atentados terroristas de Casablanca y Madrid.
Los investigadores tienen, pues, que
apuntar en todas las direcciones: hacia Pakistán, algunas de cuyas "madrasas" o
escuelas religiosas han sido al parecer vivero de potenciales terroristas
extranjeros, o el vecino Afganistán, pero también hacia el Cuerno de Africa, una
región continuamente desestabilizada, el más próximo Magreb o Arabia Saudí, cuna
de Osama bin Laden.
Sin embargo, no les hace falta ir tan
lejos: así, las autoridades quieren tomar medidas contra al menos tres clérigos
a los que se acusa de haber hecho comentarios justificando el terrorismo.
Uno de esos "predicadores del odio",
como se les llama ya aquí, es el líder de una secta extremista llamada al-Muhajiroun,
que afirmó la pasada semana que los atentados de Londres deberían hacer
reflexionar a Occidente, mientras que otro elogió a los terroristas suicidas.
El viernes, el primer ministro, Tony
Blair, anunció una serie de propuestas antiterroristas que incluyen la
posibilidad de deportar o denegar la entrada en el país a quienes hacen apología
del terrorismo, así como el cierre de mezquitas y otros centros donde se
propague el extremismo fanático.
A juzgar por todas las informaciones
que aparecen estos días sobre lo que se predica en algunas de esas "academias
del odio", como las califica un periódico, la policía y los jueces británicos
van a tener muy poco tiempo para el descanso.