(IAR-Noticias) 19-Sept
05
El "Times-Picayune", de Nueva Orleans siguió saliendo pese a
Katrina.
Por Lisa Guernsey. (c) The New York Times y Clarín, 2005
Jim Amoss, jefe de redacción de The Times-Picayune, enfrentó una
horrible decisión: ¿publicar o dejar de publicar el diario? El huracán y el agua
sumergieron todo en el horror y también al edificio de su diario.
Cuando Katrina se abalanzó sobre la ciudad, alrededor de 240 empleados de su
diario, y algunos familiares incluido un bebé de seis meses, habían pasado la
noche en los pasillos del edificio al 3800 de la Howard Avenue de Nueva Orleans,
casi dos kilómetros al noroeste del Superdome.
Parecían haber sobrevivido: el edificio todavía seguía en pie, aunque todo un
panel de vidrio de una ventana había volado de su lugar atravesando la oficina
del gerente general.
Afuera, no obstante, el estacionamiento estaba inundado y el agua iba trepando
los escalones de la entrada. Y había informes de una evasión de la cárcel no
lejos de allí. Al ver que el agua subía otro escalón, tomó una decisión:
"Teníamos que irnos mientras fuera posible."
Lo que siguió fue la odisea de los empleados del Times-Picayune buscando un
nuevo hogar fuera de Nueva Orleans a la vez que se las ingeniaban para publicar
su diario, primero online y finalmente impreso.
Decidieron seguir saliendo utilizando redacciones de otros medios de Louisiana a
las que se mudó, repartida, la redacción del "Times-Picayune". El diario, que
normalmente tiene una tirada de 270.000 ejemplares, tuvo que informar la noticia
más grande de su historia sin electricidad, sin acceso telefónico y sin un lugar
específico para trabajar.
Los periodistas y los empleados tenían que hacer frente a la pérdida de sus
casas y a los problemas de alojamiento de sus familias. Todos tuvieron que
luchar con sus miedos más profundos: durante cinco días, la esposa y el hijo de
un técnico de fotografía estuvieron desaparecidos (los encontraron el sábado en
un refugio de Houma, Louisiana, adonde habían sido transportados en helicóptero
desde su barrio.)
"Vacilamos entre la desesperación total ante lo que les pasó a nuestra ciudad y
a nuestras vidas y la felicidad por lo que estamos haciendo y cómo están
respondiendo los lectores", dijo Amoss.
Pero el diario salió, sin embargo. Primero, mantuvo su presencia de manera
virtual en su sitio Web, con gran despliegue gráfico. Las fotos tomadas desde el
aire mostraban la ciudad sumergida.
Jon Donley, editor de Nola. com (el nombre del site del diario), trabajó dos
días sin oír noticias de su hija hasta que se enteró de que estaba a salvo.
"Trabajaba escribiendo todo eso en Internet, sin saber si su hija estaba viva o
no", dijo O'Byrne.
Finalmente The Times-Picayune consiguió reanudar su edición impresa. Imprimió
50.000 ejemplares. Y los distribuyó como pudo, con lanchas y camiones.
El diario fue entregado a granel en los refugios, donde se regalaba.
Traducción: Cristina Sardoy.
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