(IAR-Noticias)
30-Nov-05

Grupos cívicos de EEUU han intensificado su campaña de orientación a familias
latinas sobre cómo evitar que la información sobre sus hijos que tienen las
escuelas secundarias caiga en manos de reclutadores militares.
Por Mary González Nieves -
EFE
La ley Que Ningún
Niño Quede Atrás estipula que las escuelas públicas a nivel de secundaria tienen
que ofrecer a los reclutadores militares el mismo acceso estudiantil que las
escuelas dan a los reclutadores de universidades y empresas comerciales.
Incluso, los reclutadores militares
pueden obtener los nombres, direcciones y números telefónicos, entre otros datos
personales, si el estudiante toma la prueba de aptitud vocacional de las fuerzas
armadas y/o el examen de destrezas académicas y ocupacionales que se ofrece
gratis en las escuelas por el Departamento de Defensa.
Sin embargo, lo que desconocen muchas
familias latinas es que la misma ley de reforma educativa, en vigor desde 2002,
estipula que los padres tienen el derecho de llenar un formulario para prohibir
a las autoridades escolares divulgar esta información a los militares.
Las escuelas secundarias representan
el lugar idóneo para encontrar personas jóvenes aptas para el servicio activo
militar, explicó la teniente coronel Ellen Krenke, portavoz del Departamento de
Educación.
"El grupo más codiciado para los militares lo conforman los jóvenes de entre 17
y 24 años", reiteró Krenke a la revista Education Week.
Krenke adujo que si las empresas que
publican los anuarios y las que diseñan los anillos de graduación obtienen estos
datos personales de alumnos, "por qué no nosotros?".
Datos del Departamento de Defensa
reflejan que en diciembre de 2004, los hispanos constituían el 9,3 por ciento de
los miembros de las fuerzas armadas en servicio activo.
Un creciente número de padres,
estudiantes y distritos escolares han criticado este estatuto de la ley y,
paulatinamente, han intentado vedar el acceso de los militares en las escuelas,
cuyas campañas de reclutamiento, a su vez, se han intensificado a raíz de la
Guerra en Irak.
Varios distritos escolares han
formalizado su oposición, entre éstos, San Francisco, donde apenas este mes se
aprobó en las urnas una medida que se opone, pero no prohíbe, dicha acción.
Entretanto, Fernando Suárez del
Solar, natural de México, y cuyo hijo Jesús murió en 2003, mientras servía en
los Marines en Irak, es uno de los opositores más intensos en contra del
reclutamiento de latinos en las escuelas secundarias.
Suárez del Solar alega que los
reclutadores militares, con quienes tuvo el primer contacto antes de mudarse a
EEUU, cuando Jesús tenía 13 años, le desinformaron a él y a su hijo.
"Los reclutadores le prometieron a mi
hijo que podía ingresar por un año a los Marines y luego obtener un empleo
combatiendo el tráfico ilegal de drogas", indicó Suárez del Solar a la misma
publicación.
En cambio, aseveró, "una vez inscrito, fue obligado a permanecer en esa rama
militar por cuatro años, y terminó en Irak".
Tras la muerte de su hijo, Suárez del
Solar comenzó el Proyecto Guerrero Azteca, cuya misión, entre otras, es orientar
a los padres de cómo proteger a sus hijos del alcance de los reclutadores
militares en las escuelas.
Entre las organizaciones que co-auspician
esta campaña figura el proyecto sobre juventud y oportunidades no militares (Proyect
YANO), en San Diego, California, coordinado por Jorge Mariscal, un veterano de
Vietnam y profesor de español en la Universidad de California en San Diego.
El propósito de dichas
organizaciones, según recalcaron, es borrar la percepción entre muchos latinos
de que la rama militar "es la única salida" después de graduarse.
También quieren hacerles entender a
las familias hispanas que ingresar al servicio militar no es la única manera de
demostrar que son "americanos".
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