(IAR-Noticias)
05-Dic-05
El Departamento de Estado llamó a todos los embajadores en la región. Fue
una reunión a puertas cerradas. Se revisó la agenda electoral que se viene.
Dicen que preocupa un eventual giro a la izquierda.
Por Ana Baron - Clarín
El subsecretario de Asuntos Hemisféricos, Tom Shannon, recibió
la semana pasada en el
Departamento de Estado a todos los embajadores de Estados Unidos en la región.
Se trata de una reunión que los diplomáticos estadounidenses hacen anualmente
para discutir la situación en los países de América latina. La reunión
transcurre siempre a puertas cerradas, pero trascendió que este año estuvo
signada no sólo por las desinteligencias durante durante la Cumbre de Mar del
Plata, sino por lo que se viene de ahora en más.
El 27 de noviembre pasado comenzó en Honduras una especie de maratón electoral
que incluirá 12 elecciones presidenciales y 13 elecciones legislativas que,
según muchos analistas, podría cambiar el mapa político en la región,
corriéndolo más hacia la izquierda de lo que está actualmente.
La preocupación en Washington es que si en la mayoría de las elecciones ganan
candidatos izquierdistas o populistas, el significativo antinorteamericanismo
que se observa actualmente en la región aumentará, lo que también conduciría a
un incremento de la polarización ideológica que se observó durante la cumbre de
Mar del Plata.
Es la primera vez que Shannon estuvo a cargo de la cumbre de embajadores
estadounidenses y eso, sin duda, le imprimió un tono más pragmático a las que
solía presidir sus antecesores Roger Noriega u Otto Reich. Viajó especialmente
de Buenos Aires el embajador Lino Gutiérrez y también participo el Embajador
ante la Organización de Estados Americanos, John Maisto, coordinador
norteamericano de la cumbre de Mar del Plata.
La falta de consenso en Mar del Plata sobre el ALCA generó fastidio con Néstor
Kirchner, a quien acusan de no haber adoptado un papel más conciliador. El revés
de EE.UU. fue doblemente grande porque desde los atentados del 11 de setiembre,
mas allá de la lucha contra el terrorismo, el único tema que sigue impulsando
activamente Bush en la agenda que tiene para la región es el libre comercio, con
la firma de un tratado con Chile y otros con los países centroamericanos (CAFTA).
Kirchner se fue a Venezuela inmediatamente después de la cumbre y luego hizo un
cambio de Gabinete que aquí fue analizado como un giro hacia la izquierda, algo
que se teme reforzaría aun más el cambio del mapa político de la región tras la
maratón electoral de este año.
Bajo la lupa de Washington se ubican en particular las elecciones legislativas
que tendrán lugar hoy en Venezuela; y las presidenciales del 18 de diciembre en
Bolivia y del 27 de noviembre próximo en Nicaragua.
Según todos lo sondeos, hoy Chávez (ver pág. 24) lograría dos tercios de las
bancas en la Asamblea General (Parlamento) pese a todo el apoyo que EE.UU. le ha
estado dando la oposición. Es decir, la estrategia del Departamento de Estado
parece no estar funcionando. Por el contrario, Chávez ha sido acusado de
respaldar a Evo Morales en Bolivia, una estrategia que según los sondeos sí le
esta dando resultado: Morales encabeza las encuestas. La preocupación en EE.UU.
se explica fundamentalmente porque tanto Venezuela como Bolivia son países con
grandes recursos energéticos.
Por último, si el sandinista Daniel Ortega gana las en Nicaragua pondría
nuevamente sobre el tapete la Guerra en América Central que en la década del 80
lo derrocó gracias al apoyo que Estados Unidos le dio a los contras
nicaragüenses.
No esperan, en cambio, grandes sobresaltos con el probable triunfo de Michelle
Bachelet en Chile, pero están siguiendo con atención la posible reelección de
Lula en Brasil y la campaña electoral del mexicano Andrés Manuel López Obrador,
un ex miembro del PRI que ahora representa un partido de izquierda.
De hecho, mas allá, de qué orientación se imponga en la maratón electoral, lo
cierto es que seguirá habiendo un abismo entre la agenda de EE.UU. y la de su
"patio trasero". Por un lado América Latina seguirá presionando por más
flexibilidad en el FMI, reducción de los subsidios agrícolas, más inversión en
proyecto sociales. Por su parte, EE.UU. seguirá insistiendo con que América
latina se comprometa más en la lucha contra el terrorismo, contenga mejor a los
Hugo Chávez, y siga adelante con las reformas que aconseja el FMI, y no intente
revertir las líneas liberales fundamentales del Consenso de Washington.
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