Además, con la nueva metodología
intentan ocultar su responsabilidad en las masacres masivas que
organizan para el apoderamiento de mercados y de recursos estratégicos,
principalmente de petróleo y de gas, en los distintos frentes de conflicto en
Asia, África y Medio Oriente.
Abortada la operación central para la toma de Alepo (y fracasado el Plan A
de establecer un "gobierno sirio libre" con Turquía como base de operaciones en
el norte), y con el ejército sirio rodeando y eliminando los focos terroristas
desmembrados que aun resisten, el eje EEUU-UE-Israel- Liga Arabe-Turquía ha
resuelto pasar a un Plan B.
Con la emergencia de ese Plan B, en Siria no hay una guerra,
ni siquiera una guerra civil, hay una operación terrorista en alta escala
financiada por las grandes potencias y sus aliados . No hay toma de territorios
o ciudades. No hay enfrentamiento de posiciones de un ejército con otro. No
hay perdida de control territorial gubernamental.. solo hay combates puntuales y
atentados con desplazamientos móviles de insurgentes constantemente
reprimidos por el ejercito oficial.
Las acciones tácticas y estratégicas
no remiten a objetivos políticos y sociales, sino a objetivos localizados de
destrucción militar orientados a alimentar la maquinaria internacional de
guerra psicológica y propaganda triunfalista de la prensa internacional.
Simultáneamente en el frente mediático internacional
hay una coordinación entre las distintas denuncias de las potencias
invasoras contra Siria, los frentes de aislamiento internacional
y de bloqueo económico, los frentes de presión diplomática con la
ONU a la cabeza, las denuncias de las ONG coordinadas por la CIA, y
las distintas usinas extranjeras de la "oposición", con la gigantesca
campaña de acción psicológica terrorista montada por las grandes cadenas
mediáticas, que funciona como un frente de guerra durante las 24 horas.
Los conflictos
étnicos y el fanatismo religioso (con su desenlace en enfrentamientos sectarios) son utilizados como una nueva herramienta de conquista para dividir y derrocar gobiernos no dóciles
a los objetivos estratégicos del eje Washington-Tel Aviv-Unión Europea en Asia Central,
Oriente Medio y África del Norte.
Siria, además, es una pieza central en el plan
estratégico de aislamiento y derrocamiento del régimen que controla Irán, y la caída del gobierno de
Bashar al-Assad dejaría a Teherán sin
su aliado clave y abriría la compuerta para una ataque del eje EEUU-Israel a sus
centrales nucleares.
Luego de distintos fracasos de sus operaciones militares en
Asia, África y Medio Oriente,
Washington, el Pentágono y las
potencias aliadas de la OTAN, aprendieron. Y resolvieron no pagar
nunca más el costo humano, político y financiero de las ocupaciones militares
ejecutadas a cara descubierta por sus fuerzas regulares.
Irak y Afganistán colmaron el vaso. Billones
de dólares de costo al Tesoro, deterioro de la "imagen" internacional del
Imperio locomotora, deslegitimación interna y externa de las guerras militares
de conquista, le enseñaron al Pentágono y a sus estrategas que lo mejor es
hacer la "guerra por otras vías", sin desgastarse ni pagar costos políticos
y financieros.
Los grupos que hoy actúan en Siria se
enmarcan dentro de una estrategia orientada a delegar las tareas sucias de la
ocupación militar en grupos mercenarios motivados por el dinero o por el
fundamentalismo religioso, o por ambas cosas a la vez, que sustituyen a las
fuerzas militares imperiales convencionales en las operaciones de invasión y de
apoderamiento de mercados y países.
"Lo que está sucediendo en Siria es
un signo de lo que vendrá para la región. El cambio de régimen no es el único
objetivo de los EE.UU. y sus aliados en Siria. La división de la República Árabe
Siria es el objetivo final de Washington en el país", señala el analista Mahdi
Darius Nazemroaya en un informe en el sitio Global Research
"Las divisiones religiosas y étnicas en Siria no están demarcadas en términos
puramente geográficos, y el proceso de balcanización podría jugar como un
proceso de libanización, lo que significa que Siria se divide a lo largo de
las líneas de falla de violencia sectaria, y se enfrenta a un estancamiento
político como el del Líbano durante su guerra civil, sin estar oficialmente
quebrada. La libanización, una forma suave de balcanización, ya ha tenido lugar
en Irak bajo el federalismo", agrega..
Para Nazemroaya "El Plan Yinon, y otros planes similares, quieren una guerra
chiíta y sunita entre los musulmanes como la pieza central de las divisiones
sectarias – o Fitna en árabe – que va a incluir a cristianos y musulmanes,
árabes-bereberes, árabes-iraníes, turco-árabes, e iraníes-tucos en la
animosidad".
"Lo que este proceso- continua el analista- tiene la intención de hacer es
crear el odio sectario, divisiones étnicas, el racismo y las guerras de
religiones. Todos los países que los EE.UU. y sus aliados están
desestabilizando tienen líneas divisorias naturales, y cuando la animosidad
tribal, étnica, confesional y religiosa se enciende en un país, se extiende a
otros. Los problemas en Libia se han derramado en Níger y el Chad, y los
problemas en Siria se extienden a Turquía y el Líbano".
"Este incendio -concluye- está siendo
constantemente impulsado por Washington. En última instancia, todo esto está
destinado a interrumpir algunas de las rutas de energía más importantes del
mundo y útiles para lastimar a las economías importadoras de energía en
China, las principales potencias europeas, India, Japón y Corea del Sur".
En este escenario, los grupos
mercenarios que hoy actúan en Siria se
enmarcan dentro de una estrategia orientada a promover la división y el
enfrentamiento racial y religioso entre facciones árabes-musulmanas delegando las tareas sucias de la
ocupación militar en grupos mercenarios motivados por el dinero o por el
fundamentalismo religioso, o por ambas cosas a la vez, que sustituyen a las
fuerzas militares imperiales convencionales en las operaciones de invasión y de
apoderamiento de mercados y países.
¡Que los musulmanes se maten entre
ellos!, parece ser la consigna madre de la nueva estrategia de
invasión imperial que tuvo su primer ensayo en Libia con la muerte de Kadafi y
el fin de su régimen, y hoy intenta proyectarse en Siria y en Medio
Oriente.
(*) Manuel
Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder,
especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores
más difundidos y referenciados en la Web.
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