A)
El alienado programado
El individuo-masa, o Alienado
Programado (AP), se desarrolla en la primera fase de las operaciones
psicológicas-mediáticas-publicitarias imperiales orientadas a imponer la
sociedad de consumo capitalista en las áreas dependientes del Tercer Mundo,
a fines de la década del 50, y experimenta su máximo nivel de desarrollo con el
advenimiento de la era de las comunicaciones informáticas globalizadas a
fines de los 90.
El Alienado Programado (AP) es
el prototipo de "hombre universal" modelado por las políticas niveladoras
consumistas impuestas por las trasnacionales capitalistas a escala planetaria.
El AP no está programado para
pensar (desarrollo reflexivo) sino para consumir productos capitalistas
por medio de consignas (eslóganes) y de imágenes sin ninguna relación entre
sí.
Sus emociones y pensamientos
(programados por el mensaje televisivo) duran y se terminan con las imágenes en
la pantalla: El AP es el hijo de la "patria televisiva" nivelada
mundialmente como primer "agente socializador" en reemplazo de la familia, la
escuela y las tradiciones culturales de su lugar de nacimiento.
El AP de la era informática rompe
definitivamente con la matriz cultural del viejo "Estado nacional" y se proyecta
como un microchip nivelado del nuevo "Estado trasnacional" de las corporaciones
capitalistas que han divido el mundo en "gerencias de enclave".
Sus esquemas referenciales
psicosociales fueron modelados y construidos sobre dos pilares básicos:
individualismo y consumismo.
Utilizando técnicas y estrategias de
la guerra psicológica, los laboratorios estratégicos de comunicación
publicitaria comenzaron a modelar al individuo-masa (el AP) a partir del
surgimiento de la sociedad de consumo capitalista en los años 50.
Un AP está programado para
consumir: desde productos, espectáculos, modas, hasta presidentes (gerentes
de enclave de las trasnacionales capitalistas) vendidos por medio de técnicas de
marketing y de campañas electorales manipuladas por operaciones psicológicas.
A excepción de los casi tres mil
millones de marginados de la sociedad de consumo capitalista, que no alcanzan
los niveles de supervivencia, el resto de la sociedad mundial (tanto en el mundo
dependiente como en el mundo de las potencias capitalistas dominantes) está
programada a partir de una estructura piramidal de AP (individuos-masa)
nivelados por la ideología del consumo capitalista.
Un AP es un nivelado universal por
la cultura del consumo.
El consumo (no el pensamiento
razonado con lógica de qué y para qué), rige y parametra sus pautas de
comportamiento social e individual.
Un AP de Asia, Africa, o
Latinoamérica (más allá del idioma y la raza) viste de la misma manera y consume
los mismos productos que un AP de EEUU o de Europa.
Ropa, cortes de cabello, música,
fútbol, deportes, creencias, modas, gustos consumistas, estereotipos de conducta
social, son nivelados por igual en los AP por las trasnacionales capitalistas
que han convertido al planeta en un "gran mercado".
Un AP (Alienado Programado),
técnicamente, es una terminal de consumo para abrir nuevos mercados y nuevas
fuentes de ganancia capitalista a escala planetaria.
Así como la acelerada concentración y
centralización del poder capitalista trasnacional impuso la incorporación masiva
de la informática para la toma de decisión económica, la sociedad de consumo
requirió de la utilización en gran escala de la publicidad comercial destinada a
crear las bases psicosociales del consumismo.
La manipulación psicológica con el
consumismo desarraigó al individuo-masa de los valores de su propia cultura,
historia y tradiciones de origen, y lo convirtió en un alienado
universalizado y sin conciencia.
El colonizado mental, el AP, el
individuo-masa, es un lumpen social cuya máxima ambición es emigrar de su
país de origen hacia los grandes centros consumistas del Imperio, como está
ocurriendo en Europa y en la frontera con México.
El máximo objetivo de un AP es
consumir sin interrogarse sobre los fenómenos de genocidio económico y las
lacras sociales emergentes de la explotación del hombre por el hombre, a los que
vive en forma alienada, sin vincularlos al sistema capitalista, del que que
tampoco sabe de que se trata.
Un AP, es la célula y la materia
prima emergente de las operaciones psicológicas trazadas para el control
y direccionamiento de conducta con fines colonizadores que lo despojó de todo
atisbo de pensamiento reflexivo y de conciencia social.
Un AP de clase baja es un
declasado sin patria (exactamente la contrapartida del proletario
revolucionario con conciencia social emergente de la Revolución Industrial) que
sirve como carne de cañón y mano de obra barata (cuando consigue trabajo)
de las trasnacionales, también sin patria, extendidas por los cuatro puntos
cardinales del planeta.
Un AP, de clase media o alta, también
es un desclasado sin patria que alimenta (desde el vértice y el medio de la
pirámide) las estructuras gerenciales, políticas, burocráticas y/o profesionales
del sistema capital-imperialista trasnacionalizado.
Pero antes que nada, un AP (más allá
de cualquier grupo de pertenencia clasista) es un alienado social construido
a la imagen y semejanza de las trasnacionales y sus necesidades de mercado.
En este cambio de las matrices
mentales y culturales de las sociedades dominadas subyace la culminación de un
minucioso proceso de colonización psicológica-cultural, cuyo objetivo central se
orienta a borrar las fronteras entre el dominador y el dominado.
El perfeccionamiento del AP fue
simultáneo a la destrucción de los Estados nacionales por medio de la
imposición del "libre mercado", la "apertura económica" y las privatizaciones
de empresa públicas impulsadas por el capitalismo trasnacional desde Washington,
en la década del 90.
B)
El microchip cerebral
La etapa de la "colonización de
las sociedades" con el consumo de productos, comenzada en la década
del 60, posibilitó la era de la "colonización mental" con el consumo
de información perfeccionada con el advenimiento masivo de Internet y de las
comunicaciones globalizadas en la década del 90.
Cuando el sistema capitalista
trasnacional, por medio del consumo, niveló un "modelo único de pensamiento",
sentó las bases psicosociales para el control político-ideológico por medio de
la información periodística manipulada por operaciones psicológicas .
Así como las técnicas de manipulación
sirven para alienar conciencias con la "TV espectáculo", también sirven para
esconder la realidad, crear cortinas de humo, y fabricar "atención social",
o "indiferencia", ante los distintos acontecimientos locales o
internacionales que se van sucediendo.
El "mostrar" o "esconder" (por medio
de la manipulación mediática) tal o cual acontecimiento, depende de los
intereses que eventualmente tengan los gobiernos y consorcios mediáticos
sobre el mismo.
Así como las cadenas internacionales
"vendieron" y mostraron masivamente el Mundial de Alemania (que distrajo por un
mes la atención de los problemas reales), de la misma manera ocultaron la
masacre producida por Israel en Gaza y Libano, como lo hacen en Irak o en
otras partes del planeta sometidas a la conquista y al genocidio militar por el
control de mercados y de recursos estratégicos.
Los miles de millones de AP que se
emocionaron, rieron o lloraron, con el Mundial permanecieron indiferentes
ante el asesinato en masa de seres humanos bombardeados por una
superpotencia invasora (Israel) , en el colmo de la impunidad y del silencio
cómplice de las potencias y de sus organizaciones internacionales.
En la era de la información y de la
revolución informática, los medios de comunicación sustituyen a los ejércitos
en los sistemas de dominio y de control social.
La guerra militar y sus
técnicas se revalorizan dentro de métodos científicos de control social,
y se convierten en una eficiente estrategia de dominio sin el uso de las
armas.
De manera tal, que el control de
las sociedades, en la primera etapa, por medio de la publicidad, posibilitó
la segunda fase: el control ideológico, a través del consumo de
información periodística, también nivelado a escala planetaria por el aparato
mediático controlado por las trasnacionales del Imperio.
Con la nivelación consumista se
establecieron las bases para el AP consumidor de "órdenes psicológicas"
manipuladas a través de la información fragmentadora y "anti-reflexiva" del
llamado "periodismo espectáculo".
De esta manera el AP, se convierte en
la célula terminal del sistema de colonización mental nivelado a escala
universal por el aparato mediático-informativo controlado por el capitalismo
trasnacionalizado.
La era del microchip cerebral no
solamente borra las fronteras entre el dominador y el dominado sin que además
nivela al hombre a "imagen y semejanza" del capitalismo consumista sin fronteras.
"Miro la televisión y luego
existo": El axioma elemental del humano convertido en un microchip
programado por las trasnacionales capitalistas.
(*) Manuel
Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder,
especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores
más difundidos y referenciados en la Web.
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