|
(IAR-Noticias) 11Mar04
El
ministro del Interior zimbabuense, Kembo Mohadi, acusó a los servicios
secretos de Reino Unido, EEUU y España de estar implicados en la tentativa de
golpe de Estado en Guinea Ecuatorial, en la que supuestamente participaron
mercenarios recientemente arrestados en Harare.
Según el Periodista Digital,
el golpe, casi de opereta, se parece una historia calcada sobre el guión
de "Los perros de la guerra", una de las primeras novelas de
Frederick Forshyth. En el libro, un antiguo mercenario es
contratado por un magnate para que dirija un golpe de estado en un remoto país
de Africa, donde hay fabulosas riquezas minerales.
La trama tiene mucho que ver
con lo que afirman
las autoridades de Zimbabue, quienes
supuestamente después de capturar un avión con "material
bélico" y 64 "profesionales" a bordo,
acusaron a los servicios secretos de EEUU,
Reino Unido y España de
estar implicados en una maniobra para su derrocamiento.
Las autoridades de Zimbabue
informaron que se incautaron el pasado domingo de un avión de carga matriculado
en EEUU que, al parecer, transportaba "mercenarios y equipo militar", y
que partió ilegalmente de Sudáfrica y se dirigía a Guinea con intención de dar
un golpe de Estado.
Según la supuesta confesión
de uno de los implicados, tras el golpe de estado el presidente Obiang
sería llevado preso a Madrid y todos los países acusados se
apropiarían del pretróleo de Guinea, tercer productor de
crudo del continente negro, tras Nigeria y Angola.
Según el ministro
zimbabuense,
uno de los 67 detenidos, Simon Mann, "ha cooperado y ha revelado que ellos (los
mercenarios) fueron ayudados por el MI6 (el espionaje británico), la CIA y los
servicios secretos españoles"
"Los servicios de
inteligencia occidentales (de los países intervinientes) persuadieron al jefe de
la policía y del Ejército de Guinea Ecuatorial para que no opusieran
resistencia y cooperaran con los golpistas", a cambio de cargos
ministeriales en el nuevo gobierno,
añadió
Kembo Mohadi.
Ante la denuncia la ministra
de Relaciones Exteriores de España, Ana Palacio, instruyó al Embajador de
España en Harare, Javier Sandomingo, para que presente una protesta formal ante
las autoridades del país africano, por vincular a España con una supuesta
intentona golpista, según dijeron fuentes de la Oficina de Información
Diplomática (OID).
Guinea Ecuatorial, antigua
colonia española, está gobernada en la actualidad de manera dictatorial por
Teodoro Obiang, quien precisamente ayer ha solicitado a España la
extradición de Severo Moto, el presidente del autoproclamado Gobierno de
Guinea Ecuatorial en el exilio, y que ha negado cualquier relación con los
mercenarios detenidos.
Por otro lado, el supuesto
cabecilla de los extranjeros detenidos en Malabo, el sudafricano Nick Dutoit,
afirmó que su objetivo era secuestrar al presidente, Teodoro Obiang y traerlo
a España para remplazarlo por el dirigente opositor Severo Moto.
Según la agencia misionera
Misna, Dutoit, identificado como un traficante de armas y diamantes, hizo
estas declaraciones a la televisión ecuatoguineana. El sudafricano, de 48 años,
habló en inglés sentado ante una mesa junto a todos los embajadores extranjeros
acreditados en el país.
Según el ministro de Interior
de Zimbabue,
Kembo Mohadi,
los 67 supuestos
mercenarios detenidos el domingo en Harare se dirigían hacia Malabo, donde les
esperaba otro grupo para organizar un golpe contra el presidente Teodoro Obiang.
Uno de los detenidos, Simon Mann, ex miembro de las fuerzas especiales
británicas, según el ministro, reconoció los hechos y reveló que la CIA, el MI6
(los servicios secretos británicos) y el Centro Nacional de Inteligencia (CNI)
español les habían apoyado.
Al mismo tiempo, el jefe de
los detenidos en Malabo habría confirmado que intentona fue organizada por el
líder del autoproclamado Gobierno en el exilio, Severo Moto. El portavoz de éste
afirmó, por su lado, que el mercenario era un instructor del Ejército guineano
hasta hace poco, y que trabajaba para complicarlo en el golpe..
Según la trama oficial de las autoridades
denunciantes, el grupo detenido en Harare estaba aparentemente encabezado por
Simon Witherspoon, "un conocido mercenario surafricano que ha operado en varios
países de África, entre ellos Costa de Marfil", y la banda estaba formada
por 20 surafricanos, 18 namibios, 23 angoleños, 2 congoleños y 1 zimbabuense,
añadió.
El dictador Obiang,
amenazante, dijo: "Aquellos países involucrados que, sabiendo esta tentativa y
que no han contribuido en nada, no tengo otra cosa que calificarlos de
enemigos".
También incluyó en sus
acusaciones a "empresas multinacionales" cuyo nombre no reveló. La radio
nacional informó además de que Guinea había pedido a España la extradición del
presidente del Partido del Progreso, Severo Moto, exiliado en Madrid, al
considerar que está detrás del intento de golpe.
Moto por su parte rechazó
ayer, en declaraciones a Onda Cero, toda responsabilidad en los incidentes y
aseguró que Teodoro Obiang es "un auténtico caníbal". "Tiene ganas de que
yo vuelva a Guinea para comerse mis testículos", añadió.
Según el portavoz del
"Gobierno en el exilio" de Moto, Nick Dutoit era hasta hace seis meses
instructor del Ejército regular guineano y, aunque los detenidos eran
efectivamente mercenarios, trabajaban para el propio Obiang que inventó la
conjura.
Hasta ahora son más las
sospechas que las certezas en esta trama de tiranuelos, mercenarios y
servicios secretos que parecen salidos del libro de
Forshyth, y que en los últimos días han ocupado
la primera plana de diarios y agencias internacionales.
Executive Outcome: Un negocio de profesionales
(Periodista Digital) - La sede central de «Executive
Outcomes» está en un edificio de King's Road, en el barrio londinense de Chelsea,
y tiene madera en los suelos, cuadros al óleo en las paredes, cámaras de
televisión en los accesos y perfumadas secretarias en la recepción, como
cualquier compañía boyante.
A primera vista, nadie diría
que es esa primorosa oficina, tan alejada de las selvas ecuatoriales, hacia
donde peregrinan los gobiernos africanos cuando quieren alquilar el ejército
privado más eficaz del planeta.
La imagen popular del
mercenario está marcada a fuego por el recuerdo de sanguíneos personajes como
Mike Hoare, Jacques Schramme o Bob Denard, que se hicieron célebres peleando en
Katanga o Biafra en los turbulentos años que siguieron a la descolonización del
continente negro. En general, eran ex policías o suboficiales y fueron
reclutados en los bajos fondos de Marsella o Hamburgo en un patético esfuerzo
por detener la Historia.
No es el caso de los nuevos
mercenarios que rampan estos días por Africa. Con la posible excepción del
Ejército sudafricano no hay en este momento al sur del Sáhara una tropa tan
eficiente, fiable, disciplinada y letal como «Executive Outcomes». La empresa
tiene en nómina a 200 personas -un millón de pesetas al mes para cada soldado y
tres millones para un oficial- si el lugar es «un sitio de mierda», en palabras
de un sudafricano que protege minas de cobalto en el sur de Zaire y recala a
menudo por el Hotel Intercontinental de Kinshasa. Pero esta compañía ha llegado
a desplegar varios miles de profesionales.
Elevados
honorarios
Su principal particularidad
es que no dependen de gobierno o estado alguno. Se trata de una fuerza al
servicio del que esté dispuesto a pagar sus elevados honorarios. Existe un vídeo
publicitario en el que aparece el rostro ennegrecido con camuflaje de un
muchacho de ojos claros que confiesa trabajar para «Executive Outcomes».
Después, ocupan la pantalla unas sonrientes abuelas y aparecen niños negros en
una playa mientras varias voces varoniles corean: «Nos llaman los perros de la
guerra pero llevamos esperanza allí donde reina la desesperación».
No son precisamente
ancianas, huérfanos o el ajedrez lo que suele preocupar a «Executive Outcomes».
En sus folletos, la empresa asegura garantizar asesoramiento «confidencial» a
cualquier gobierno legítimo que lo requiera. Que «Executive Outcomes» tiene
experiencia no ofrece duda alguna. Funciona desde 1989. Que cuenta con «personal
cualificado», tampoco. Su plantilla está integrada por antiguos miembros de las
unidades de elite sudafricanas -comandos Koevet-, soldados del Batallón 32 y
paracaidistas e incluye ex profesionales británicos y veteranos de Rodesia. Que
consigue «resultados» es indiscutible.
Se estrenó en Angola, tras
firmar un contrato con Ranger and Hermitage, y a las pocas semanas había
reconquistado para la compañía la ciudad de Soyo y los pozos de petróleo
adyacentes. Este éxito empujó al Gobierno angoleño a sellar un acuerdo con «Executive
Outcomes» en el que, a cambio de más de 5.000 millones de pesetas los
mercenarios se comprometían a suministrar «asistencia técnica» al antiguo
régimen marxista.
El fin de la guerra en la ex
colonia portuguesa obligó a buscar otros escenarios. Como ocurrió en los 60 con
Denard, Schramme, Hoare y sus «perros de la guerra», «Executive Outcomes» ha
estado desde el principio vinculada a los intereses mineros.
Departamento
de Imagen
Los nuevos mercenarios son
tan duros y feroces como sus predecesores de hace treinta años pero hay
sensibles diferencias con el pasado y no sólo porque usen teléfonos por satélite
o cuenten con visores de infrarrojos. Al igual que cualquier ejército moderno
preocupado por la respetabilidad, «Executive Outcomes» cuenta con un
departamento de imagen y compagina los tiros con acciones sociales, como la
reinserción de «niños-soldados» en su entorno.
La vertiginosa difusión de
engendros como «Executive Outcomes» sólo se explica por el desmoronamiento de
las estructuras estatales en buena parte de Africa. Todavía no se ha visto a los
musculosos representantes de la compañía sudafricana en Ruanda o Liberia, pero
ya han puesto los pies en Zaire, han operado en Liberia y -si lo que dice Mugabe
es cierto- iban a "poner en orden" Guinea Ecuatorial.
|