Finalmente
llegó el Día D en la guerra de Kirchner contra el FMI, la institución
gendarme del sistema financiero internacional que hoy pretende cobrarle al
gobierno argentino un vencimiento de 3100 millones de dólares.
La administración
argentina, quien
envió anoche una carta al
FMI rechazando las exigencias,
confirmó que no lo cubrirá
con las reservas hasta tanto el organismo no apruebe una
segunda revisión del acuerdo
firmado en setiembre.
Luego de una jornada movida, con muchas y agitadas reuniones de la plana mayor
presidencial, la Casa Rosada espera una respuesta oficial de Washington para
definir, cerca del mediodía, si le paga al Fondo los 3.100 millones de dólares
que vencen hoy.
Si
en la nueva reunión del G-7 no se llegara a un acuerdo, hoy sería el Día del
Default, y se repetiría la situación del 9 de septiembre pasado,
cuando Kirchner incumplió un vencimiento de 2900 millones con el FMI y dos
días después cerró trato.
Hasta anoche, todas las fuentes de la Rosada sostenían que, ante la
ausencia de señales positivas, la decisión del presidente Néstor Kirchner era no
cancelar ese compromiso y de ingresar en default también con el Fondo
Monetario, tal como ya hizo la Argentina en diciembre de 2001 con los
acreedores privados.
De todas formas se piensa que
estas posturas solo forman parte de la clásica pirotecnia verbal de Kirchner
quién primero amenaza y luego cumple con las exigencias del organismo
internacional como ha venido sucediendo hasta ahora.
"Ya está todo dicho, está todo muy claro", se limitó a sostener ayer con
"aire de misterio" Kirchner cuando fue consultado sobre la posibilidad de
pagar o no. De todas maneras, y como señal concreta, hasta anoche el
Gobierno no había emitido ninguna orden al Banco Central para activar
administrativamente el pago al exterior. Ese trámite burocrático tendría que
haberse iniciado ayer al mediodia para llegar a tiempo para cancelar el
vencimiento de hoy.
Hace ya una semana que
Kirchner dio la orden al Banco Central de bloquear la cuenta que Argentina tiene
con el FMI, para evitar que el organismo retire el dinero en forma automática.
Si hoy Argentina no cumple y
entra técnicamente en "cesación de pagos" con el FMI, el país quedaría sin
acceso al crédito internacional y se alejaría de la posibilidad de negociar con
los acreedores privados.
La renegociación de la
deuda privada argentina es el gran punto de fricción con el FMI y el Grupo
de 7. El monto total adeudado a los acreedores privados es de US$ 88.000
millones. Argentina ofrece devolver US$ 0,25 por cada dólar, mientras que
los acreedores reclaman US$ 0,65.
En una reunión de la cual
participaron, además del ministro de economía Lavagna, el jefe de
Gabinete, Alberto Fernández; el secretario de Legal, Carlos Zanini; y la
senadora Cristina Kirchner, se resolvió "rechazar las presiones del FMI" y
dilatar hasta último momento la decisión sobre el vencimiento de hoy.
La primera noticia llegada
desde Washington con firmó que la "mediación" del Tesoro de los Estados
Unidos no había alcanzado los resultados esperados entre los integrantes
del G-7, quienes seguían discutiendo en Washington —algunos, a través de
una conferencia telefónica— el caso argentino.
Los representantes de Italia, Inglaterra y Japón reiteraron su posición dura
hacia Argentina, a los que luego se le sumaron los de Alemania,
Francia y Canadá. Todos exigieron que Kirchner mejore la oferta a los
acreedores como condición para salir del default con los mismos.
Sólo después de eso estarían
dispuestos a votar la aprobación de la segunda revisión que posibilitaría a la
Argentina evitar el default y "reingresar" al sistema financiero internacional .
Canales en
Washington
Según la corresponsal de
Clarín en Washington, Ana Barón, en busca de un compromiso para evitar el
default de Argentina con el FMI, el subsecretario para Asuntos Internacionales
del Tesoro de EE.UU., John Taylor, mantuvo durante todo el día de ayer todos los
canales de comunicación abiertos con Buenos Aires, con todos los países del G7 y
con el FMI.
Mientras que los borradores del documentos de la segunda revisión iban y venían
de Argentina al Fondo y viceversa, a través de la oficina del representante
argentino ante el Fondo, Héctor Torres, Taylor intentó conciliar posiciones con
Lavagna.
En una verdadera ofensiva por obtener más comprensión, el embajador argentino
ante la Casa Blanca, José Octavio Bordón, hizo múltiples llamados al
subsecretario de Asuntos Económicos del Departamento de Estado, Alan Larson, al
subsecretario para Asuntos Interamericanos, Roger Noriega, y al embajador Tom
Shanon del Consejo Nacional de Seguridad.
"El problema es encontrar un compromiso en el que ninguna de las partes aparezca
como que es la que hace el guiño de ojos primero. A esta altura del tira y
afloja es necesario que todos puedan aparecer como ganadores. Y eso no es fácil
de lograr" dijo un funcionario de un organismo multilateral que está siguiendo
muy de cerca la negociación.
La directora gerente interina del FMI, Anne Krueger, estuvo todo el día en su
oficina pendiente de la negociación. Pero actuó como correa transmisora de la
posición del Grupo de los 7. A esta altura, Krueger no hace más que cumplir
órdenes. Si bien es la encargada de supervisar los documentos que van y vienen
de Buenos Aires, no es ella la que tiene la palabra final.
Para Estados Unidos lo que está en juego en esta negociación no es sólo
Argentina, sino el impacto de su eventual default sobre el sistema financiero
internacional. También preocupa el efecto que pueda tener en otros países. El
Tesoro está siguiendo con mucha atención la situación en Brasil, donde el efecto
de un default argentino podría ser muy desestabilizador. Sólo en el año 2003 se
fugaron de Brasil 7.000 millones de dólares.
La Argentina le debe al Banco Mundial unos 7.500 millones de dólares, al BID
8.400 y al FMI 17.500. El BID y el BM han venido haciendo simulacros de lo que
puede pasar si Argentina deja de pagarles desde que el Gobierno argentino entró
en default con el BM el año pasado.
En el caso del Fondo, una mora prolongada de Argentina no sólo tendrá un impacto
financiero sino también político. Si Argentina entra en mora, aumentarán los
intereses que deberán pagar los demás países deudores.
Además, la credibilidad del Fondo volverá a estar sobre el tapete lo que
aportará nueva munición a los legisladores republicanos del Congreso que desean
terminar con el Fondo. En un año electoral todo esto no es bueno para George
Bush.
En caso de que los
otros seis países que conforman el G7 (Italia, Alemania, Canadá, Japón Francia y
Gran Bretaña) decidan mantenerse firmes con Argentina, Estados Unidos se
alineará con ellos. Ya envió una señal muy concreta cuando aceptó que en el
comunicado final de la reunión que el Grupo de los 7 tuvo en Boca Raton se le
exigiera a la Argentina que se siente a negociar con sus acreedores. Washington
quiere evita que el Grupo de los 7 vuelva a dividirse en una votación sobre la
Argentina.
Los banqueros y
la estrategia de Kirchner
Maria Laura Avignolo,
corresponsal de Clarín en Londres, sostiene que los
analistas y banqueros involucrados en inversiones en Argentina han notado que la
estrategia del presidente Néstor Kirchner "es dejar al desnudo las condiciones
obsoletas del FMI" y respetan "su dureza a la hora de la negociación".
A pesar de
los ejercicios de esgrima de los últimos días entre Argentina y el organismo
internacional, esperan "un acuerdo, que probablemente sea distinto al que todos
están esperando, pero será un acuerdo al fin".
Los banqueros señalan la ausencia de lobbistas del
gobierno argentino para defender su causa internacionalmente, los errores
enormes en la comunicación, el tono presidencial y la fuerza de lobby del banco
norteamericano Citicorp y, especialmente, del ex secretario Larry Summers, en
sus operaciones contra la Argentina ante el Departamento del Tesoro
norteamericano
Según los expertos, Kirchner tiene un problema de comunicación
porque no sabe transmitir a la prensa internacional las razones que
llevaron a la Argentina a esta crisis. Una batalla que debe ganar afuera.
"Está enojado, mira la historia y ve que a la Argentina le
prestaban plata cuando se sabía que la plata se iba, que al FMI se le está
pagando el 100 por cien, cuando al resto no se le está pagando. El FMI
está ganando mucho dinero con Argentina, con una tasa alta. Probablemente es
donde más plata están ganando ahora. Debe estar duro hasta el final. El
mundo no se viene abajo porque Kirchner enfrente al FMI", según el razonamiento
de un ejecutivo de un banco de inversión.
Randy Quayle, colaborador directo del subsecretario del
Tesoro, John Taylor, también tiene -según la corresponsal Avignolo- una visión
muy negativa sobre Argentina, muy poco amistosa"..
Pero algunos bancos de inversión opinan diferente frente a sus
clientes. "En mi mensaje a los inversores, yo les explico que algo está
cambiando. Yo creo que Kirchner es pro—norteamericano y que quiere
pagarla. Puede ser que hagan un default por algunos días, pero se va a resolver
porque tiene más para perder el FMI que Argentina", explicó el banquero.
Los banqueros en Londres no creen que la relación entre
Kirchner y el FMI cambie demasiado porque la dura Anne Krueger haya llegado
temporariamente a la silla de director. "No cambia nada. Ella va a tratar de
no cometer errores. Va a ir por la visión oficial", explicó un banquero que
la conoce.
"El FMI está en un estado de pánico, usando cualquier excusa
para que le paguen la plata que le deben. Esa es mi mejor definición. ¿Usted
cree que a los inversores les importa que le paguen o no al FMI? Nada. El FMI va
a perder el sueno si no le pagan, no los argentinos", dijo un analista de un
banco de inversión.
Los tres bancos que van a negociar la deuda argentina con los
bonistas no están ansiosos ante la demora del decreto que lo establece por parte
del presidente Néstor Kirchner.
"El tema de los inversores privados es muy complicado. Hay un
millón de tenedores de bonos, ocho monedas. No es un pic-nic. Hay que empezar
con una comunicación que no ha existido entre los mercados y el Gobierno.