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(IAR-Noticias) 04eb03
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Fuente:
Periodista Digital
José
María Aznar desempolvará hoy en Washington las armas dialécticas de defensa de
la invasión de Irak, que tanto ha escatimado en las Cortes, para desplegarlas,
en cambio, en la sede del Congreso de EEUU, donde el presidente del Gobierno ha
sido invitado a pronunciar un discurso ante una sesión conjunta de la Cámara de
Representantes y del Senado.
Adelanta
Peru Egurbide en El País que lo hará en español, lo
que apenas tiene precedentes, y en un ambiente más propicio que el de Madrid,
pero tampoco unánime: el Congreso va a investigar si la CIA exageró la amenaza
de Sadam Husein.
Poco podrá
aportar Aznar a ese debate que no ha permitido celebrar en el Parlamento
español, dado que el argumento tras el que se parapeta -que todas sus
afirmaciones sobre la existencia de armas de destrucción masiva en Irak fueron
sacadas de los informes de los inspectores de la ONU- no tienen credibilidad en
otros pagos.
Hasta el punto
de que pese a asegurar que contaban con las fuentes directas de sus propios
servicios secretos, también utilizadas por Aznar indirectamente, tanto George W.
Bush como el primer ministro británico, Tony Blair, han terminado por considerar
que la mejor forma de acallar el escándalo es someterse al escrutinio de sus
respectivos Parlamentos.
No así Aznar,
que enfila ya el sprint electoral con la seguridad de que no tendrá que
afrontar ese debate y la satisfacción añadida de poder exponer sus ideas al
respecto en el órgano parlamentario del país más poderoso del mundo.
El discurso de
hoy de Aznar será el de un líder en retirada y tendrá ambición de trascendencia,
algo así como el testamento internacional de un político que espera seguir
jugando un papel en el vasto mundo de las relaciones entre España y América
cuando deje el Gobierno.
Puede darse
por seguro que Aznar argumentará que en Irak se está librando una batalla
decisiva contra el terrorismo internacional y que éste es la gran amenaza del
siglo XXI, lo que implica una revisión total de estrategias y una urgencia,
mayor incluso que en el pasado, de asegurar la solidez y primacía del vínculo
transatlántico.
La invitación
a intervenir en sesión conjunta de la Cámara y el Senado es un honor que se
reserva a los líderes considerados por Washington como aliados estratégicos.
El último que
la recibió fue Blair, el tercer protagonista de la cumbre de las Azores. Blair
habló en el Congreso, que es siempre la sede de estas sesiones conjuntas de la
Cámara y el Senado, el pasado 7 de julio, tres semanas antes de que el
presidente de la Cámara, Dennis Harstert, viniera a Madrid e invitara a Aznar a
que fuera el siguiente orador.
El honor que
representa la invitación, sin duda relevante, no es, sin embargo, exclusivo, ya
que Aznar hará el número 93 de los líderes que pisan esta tribuna del Capitolio
desde que, en 1824, se inauguró la costumbre de abrirla a extranjeros ilustres.
El primero de
todos ellos fue el general Lafayette, el héroe de la Revolución Francesa que,
previamente, en 1777, se sumó con hombres y barco a la lucha de los
independentistas americanos frente al imperio británico.
Aznar no será
el primer español invitado al Congreso. El Rey pronunció un discurso en este
mismo foro como representante de la recién nacida democracia española el 6 de
febrero de 1976.
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