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(IAR-Noticias) 05Feb04
E l
diario londinense The Times divulgó el martes extractos de un libro, próximo a
publicarse, sobre la vida familiar de Tony Blair, cuyas revelaciones seguramente
producirán conmoción tanto en Londres como en Washington.
Al ya magullado matrimonio bélico Bush-Blair se le suma ahora una "interna familiar" a partir de la irrupción en
escena -a través del libro- de la mujer del primer ministro británico
opinando negativamente sobre la gestión del presidente norteamericano y sobre la
Primera Dama, Laura Bush.
En su libro "Tony Blair: La
creación de un líder mundial" -una biografía de 250 páginas que será publicada
el próximo mes de marzo en Estados Unidos y en el Reino Unido-, el escritor y
periodista inglés Philip Stephens afirma, citando fuentes de Downing Street, que
Cherie Booth, la mujer de Tony Blair, considera a Bush un "presidente
ilegítimo" que "robó el cargo presidencial a (su rival demócrata)
Al Gore".
La Primera Dama británica ,
considera -según el libro- que el presidente de Estados Unidos, George W.
Bush, es un mandatario "ilegítimo" que viola los derechos humanos por permitir
la pena de muerte en su país.
Y lo más asombroso, lo que raya en el
surrealismo, es la revelación de que la mujer de Blair (un obsesivo bélico como
Bush) es una destacada experta y jurista internacional en Derechos Humanos.
El libro revela también que
la esposa de Blair "no soporta" a la primera dama estadounidense, Laura
Bush, a la que considera "cerrada, obtusa y demasiado conservadora".
La biografía narra
además una cena que mantuvieron los Bush con la familia Blair en Londres,
durante el verano de 2001, en la que Cherie agredió verbalmente al presidente
norteamericano por sus ideas sobre la pena de muerte en Estados Unidos y por
haber firmado más de 150 ejecuciones cuando ejercía como gobernador de Texas.
Estas
medidas de Bush (las penas de muerte en Texas) la sacan de sus casillas",
escribe Stephen en su obra.
Según The Times, el
primer ministro británico "está avergonzado" de que su esposa haya expresado
"tan abiertamente" sus opiniones contrarias a Bush.
Después del viaje de Bush a Londres, en diciembre pasado, la prensa británica
había subrayado que la relación con Blair experimentó un
"enfriamiento" a consecuencia de cuestiones personales y de visiones diferentes
sobre el proceso de ocupación de Irak.
Off the récord se señalaba que la cuestión familiar, incompatibilidades
entre ambas esposas, jugó una mala pasada en el vínculo personal de ambos
mandatarios, cuyo detonante afectó la asociación política que habían
desarrollado hasta entonces.
Según trascendidos en los medios británicos Cherie Blair, al contrario de su
pésima relación con Laura Bush, mantiene una cordial amistad y fluídos contactos
con la ex Primera Dama, Hillary Clinton, esposa del ex presidente demócrata.
Hillary, abogada como Cherie, quien comparte la misma aversión por la mujer de
Bush, ejercería una notable influencia política sobre la mujer de Blair que le
profesa admiración incondicional y la escucha.
La relación del ex matrimonio Clinton con la familia presidencial
británica se mantuvo inalterable desde que éstos ocupaban la Casa Blanca,
y ambos, por separado, siguen frecuentando al matrimonio Blair.
En este punto -dicen en Londres- puede residir el origen político de las
expresiones atribuidas a Cherie Blair sobre Bush, en un momento que éste soporta
una feroz campaña en contra por parte de sus rivales demócratas que intentan
impedir su reelección en noviembre.
Fisuras
Tras enfrentar juntos la
reacción de la comunidad internacional a la conquista militar de Irak, Estados
Unidos y Gran Bretaña presentan problemas en su asociación bélica,
señalaba el diario Sunday Mirror.
Según el diario, las diferencias políticas entre el presidente
norteamericano, George W. Bush, y el primer ministro británico, Tony Blair,
empezaron a cobrar cuerpo desde la captura del derrocado mandatario iraquí
Saddam Hussein.
El
primer indicio de ruptura se produjo cuando Blair se adelantó en anunciar
la captura de Saddam, enfureciendo a Bush quien aspiraba a lanzar la primicia
al mundo.
El anuncio anticipado del jefe de gobierno británico sobre el arresto
del ex mandatario iraquí podría ser una especie de represalia por la
prohibición estadounidense de su visita a Bagdad, en Navidad, para visitar las
tropas británicas estacionadas en la capital iraquí.
Los funcionarios de la Casa Blanca advirtieron que ningún jefe de
estado debía viajar a la referida nación del Golfo Pérsico para fin de año,
excepto Bush.
El
principal punto de desacuerdo entre EEUU y Gran Bretaña pasa por los
planes de reconstrucción previstos por Washington en el citado país del
Golfo Pérsico, ahora bajo ocupación anglo-estadounidense, después de la invasión
de marzo pasado.
El
Sunday Mirror señalaba en diciembre que luego de su encuentro en Londres
al menos tres veces Bush y Blair mantuvieron comunicaciones telefónicas
muy tensas, en los cuales Blair le recriminó a Bush por la forma en que la Casa
Blanca excluyó a Alemania, Francia y a Rusia de los contratos de
reconstrucción.
Los británicos se mostratron molestos porque luego de la decisión
de los norteamericanos de dejar fuera de los contratos por (unos 16 mil 800
millones de dólares) a los mencionados países europeos, ahora tienen que
enfrentar las protestas contra ellos dentro de la Unión Europea.
Muchos analistas recuerdan lo embarazoso que resultó para Blair la visita de
Bush a Londres, en noviembre pasado, donde más de 200 mil personas se
manifestaron en contra de la ocupación y derribaron simbólicamente una estatua
del jefe de la Casa Blanca, en la cual se le presentaba como un belicista.
La
visita de Bush a Gran Bretaña más que beneficiarlo lo perjudicó a Blair, quien
continúa con su imagen pública en descenso y un gran frente opositor
interno a su compromiso bélico con EEUU en Irak.
En este contexto hay que interpretar las
revelaciones sobre las opiniones de la mujer de Blair adelantadas por el
periódico The Times.
El "Cherie-gate"
Los fragmentos del libro
adelantados por The Times conforman la segunda irrupción
escandalosa de la Primera Dama Británica en la prensa de su país.
La primera
sucedió en diciembre del 2002,
cuando la esposa de Tony Blair, una de las abogadas más cotizadas del
Reino Unido,
debió pedir
disculpas en
los medios por el escándalo que la vinculaba con un estafador
convicto.
Foster, novio
de una amiga cercana a Cherie, era un estafador que había cumplido
varias condenas en prisión y la justicia estaba considerando su apelación para
evitar ser deportado a Australia.
El ex convicto
había hecho de intermediario de Cherie Blair en la compra de dos apartamentos en
la ciudad de Bristol, donde estudiaba su hijo mayor, Euan.
La prensa
había señalado que, gracias a la intervención de Foster, la esposa del
primer ministro había conseguido los departamentos a mejor precio.
Cuando la prensa publicó la noticia
Cherie
negó cualquier conexión con Foster y, además, se la hizo negar a los portavoces
de las oficinas de su esposo, el primer ministro Tony Blair.
Cherie dijo no saber que Peter Foster había estado en prisión por estafa.
Pero el
partido conservador del Reino Unido decidió utilizar el escándalo a su favor, y
decidió abrir una investigación independiente.
Theresa May,
portavoz del partido conservador, dijo que quedaron muchas preguntas por
responder después de las declaraciones de la esposa del primer ministro, y que
no estaba claro si la señora Blair había ejercido influencia sobre
los tribunales para que aceleraran la deportación de Foster.
La prensa
británica publicó una serie de correos electrónicos entre Foster y Cherie,
la esposa de Blair admitió finalmente que Foster había actuado como
intermediario en la compra de los departamentos.
Durante su
declaración pública por televisión pidió "perdón" varias veces al borde de
las lágrimas.
"Lo siento si
he hecho pasar vergüenza a alguien, pero la gente que me conoce sabe que nunca
haría daño a nadie, y menos que nadie a Tony, los niños o el gobierno laborista,
y nunca me aprovecharía de mi posición".
Cherie
reconoció haber "cometido dos errores". El primero, señaló , fue crear un
malentendido con sus primeras respuestas a la prensa para "proteger la
intimidad" de su familia; el segundo, "permitir que alguien al que no conocía y
a quien entonces ni siquiera había visto interviniera en los asuntos
personales".
El escándalo estuvo varios días en
las primeras planas de los diarios británicos.
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