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(IAR-Noticias) 17Mar04
Un
grupo de lectores españoles, al que habitualmente consultamos como fuente,
nos enviaron una apreciación sobre el porqué de la derrota del PP de Aznar
en las elecciones del domingo.
De acuerdo a este análisis,
no hubo trasvasamiento importante de votos del PP hacia el PSOE.
La clientela electoral
del PP -según nuestros lectores españoles-
"es más atea que los
marxistas y anarquistas, y no se deja intimidar por masacres perpetradas por sus
líderes".
Esto es, después de las
campañas mediáticas con las "mentiras de Aznar" y las acusaciones
de "asesino del pueblo español" , se estima que solamente tuvieron
600.000 votos menos.
El punto definitorio, según
nuestros lectores, fue la gran participación de votantes que generó la
indignación popular contra el gobierno español, obviamente manipulada y
atizada por las cadenas informativas, tanto de España como internacionales.
El afán de la CNN y otras cadenas norteamericanas por mostrar las imágenes de las movilizaciones
contra Aznar, no fue motivado por la necesidad de informar, sino por su
línea editorial emparentada con los objetivos de Kerry y el partido demócrata norteamericano, que se plantearon echarlo a Bush y a su socio Aznar de
todos los lugares que suelen frecuentar.
De alguna manera, y según se
desprende del conjunto de esta apreciación, el teatro de la "interna
política estadounidense" gravitó en gran medida en las elecciones españolas,
profundizando la radicalización (y la mayor participación electoral) de los que,
en España, se oponen al militarismo imperialista y fascista de los Bush y CIA.
Y en esta participación
popular en las urnas contra Bush-Aznar -según nuestros lectores españoles- el
rol de los votos de la izquierda radicalizada, léase,
anarcosindicalistas,
anarquistas, gente "antisistema" que habitualmente no suele votar, convergió
en las urnas exclusivamente para parar al fascismo, pero sin
otorgarle crédito alguno a la banda del PSOE.

Según nuestros lectores, el
"voto táctico" de esta franja de votantes estimativamente pudo incrementar
en unos 5 puntos el caudal electoral del PSOE, y resultó clave para que
José Luis Rodríguez Zapatero se alzara con el gobierno de España, en una jornada
ganadora que ni el mismo puede creer.
La polarización entre
fascismo y democracia, también movilizó electoralmente en contra del PP a
otros sectores "independientes" que complementaron a los de la izquierda
radicalizada, gente inteligente pero no "creyente", que finalmente resultaron
decisivos para expulsarlo al "chaplín" español y a su séquito proyanqui de la
administración española.
Esta situación de
polarización fascismo vs democracia -aclaran nuestros lectores españoles-
hizo que la base de legitimación electoral del PSOE resultara mucho más
izquierdista que de costumbre, pero a no confundirse, eso no implica ninguna
carta blanca de apoyo a Zapatero, sino más bien que sirvió para echarlo al PP, y
hasta ahí llegamos.

El
presidente del "voto castigo"
El triunfo de Zapatero,
como emergente de una coyuntura dramática, nació por una necesidad
táctica de expulsarlo a Aznar e impedir que su delfín Rajoy llegase al
gobierno, antes que por convicciones ideológicas o racionales.
Quizás por esa única razón, y
a los 44 años,
José Luis Rodríguez Zapatero se convirtió en el quinto presidente de la
democracia española. Será el segundo gobernante socialista, y la suya será
la quinta legislatura del PSOE al frente del Gobierno.
Termina la era Aznar y
comienza esa otra era de cambio "tranquilo, sereno y disciplinado" que
Zapatero había postulado desde que llegó a la secretaría general del PSOE, el 22 de
julio de 2000.
Después de la masacre de
Madrid, hubo mucha confusión en España, mucha emocionalidad, mucha
alteración psicológica de las multitudes, y hubo, por sobre todas las
cosas, mucha campaña de manipulación mediática, tanto del lado de los que
querían echarlo a Aznar del gobierno, como de los querían quedarse en el mismo.
Los que querían echarlo a
Aznar se sumaron a las campañas mediáticas contra las "mentiras de
Aznar" y a la tesis, poco creíble, de la "venganza árabe" para
inculparlo de incitar el atentado, supuestamente realizado por grupos
musulmanes que querían vengarse del rol de las fuerzas españolas en Irak.
En ese clima de
contradicciones acentuadas, marcado por el sí o por el no al PP de Aznar,
los que querían echarlo del gobierno español, por fascista, por petiso malo, por
proyanqui, o por lo que fuera, se juntaron y lo expulsaron como al diablo del paraíso.
Y para que negarlo, en esa
batahola por derrotar al "demonio fascista", estuvieron los que se
quedaron con el "premio mayor" y los que tuvieron que conformarse con el "premio
consuelo".
Los que obtuvieron el
premio mayor, el PSOE y su banda de "socialistas" desflecados, se quedaron
con el gobierno de España y con la gloria de haberlo destronado al maldito
ladero de Bush.
Los que se quedaron con el
premio consuelo, seguirán con sus actividades de costumbre, anónimos, casi
invisibles, masticando escepticismo, y sabiendo íntimamente que, salvo las
siglas, el PSOE es lo mismo que el PP.
Como sostienen en su
apreciación nuestros lectores españoles, nadie le firmó un cheque en blanco a
Zapatero y todo indica que, después de las mieles del triunfo, el
"bloque anti-Aznar" se diluirá y todas las culpas del oficialismo comenzarán
a caer sobre la humanidad del verdugo político del socio de Bush.
Nacido como producto del "anti",
y sin liderazgo ni bases firmes de sustentación en una parte importante de
la sociedad española, se estima que el presidente electo será
fácilmente presionable tanto por Washington (que de hecho ya lo está
haciendo) como por los grandes grupos económicos españoles que sacan su mayor
tajada capitalista de la alianza con EE.UU..
Zapatero por Aznar: ¿vidas paralelas?

El punto central en cuestión,
ya consumada la masacre de Madrid y expulsado el PP del poder, reside en una
pregunta: ¿en qué va a cambiar la situación española con el relevo de Aznar
por Zapatero?
¿En que medida un político
convencional como Zapatero (tan convencional como Aznar, pero con
discurso "progresista") y un partido burgués socialdemócrata como el PSOE
( tan de derecha y capitalista como el PP), pueden darle un rumbo estratégico
diferente al Estado español en manos del capitalismo salvaje?
El caso del PSOE, enclavado en
el meridiano europeo de las naciones "centrales, salvando distancias, es el
mismo caso de los gobiernos "progresistas" de los Lula, Kirchner, Lucio
Gutiérrez, etc, que nacen siempre como "alternativa al fascismo y al
neoliberalismo" y terminan ejecutando a rajatabla los programas del FMI y
acatando servilmente los lineamientos estratégicos de Washington en la región.
Salvo el discurso ¿en que
cambia la sustitución de Aznar por Zapatero en el Gobierno español?
La alianza estratégica de
España con EE.UU. no está determinada por la voluntad de Aznar, sino
por la confluencia estratégica del capitalismo norteamericano y los grupos
económicos españoles, que tienen en su sociedad privilegiada con Bush la
mayor fuente de ganancias para sus bancos y transnacionales.
¿En qué lugar del planeta un presidente
del sistema burgués parlamentario, elegido por "voto popular", pudo
doblegar o hacer lo contrario de lo que dicta el poder real, o sea
los grandes consorcios económicos que controlan al Estado capitalista?
El que alguna vez lo
intentó hoy está destituido; exiliado; encarcelado por "traficante de
drogas" o por corrupción; o, en el mejor de los casos, jubilado por invalidez y
dando charlas pagas en los foros y universidades del sistema.
Si George W. Bush, el
presidente de turno del Imperio unipolar, no tuviera detrás suyo la
alianza con el lobby judío (nexo con el sionismo internacional que
controla el poder real de Nueva York), se tendría que meter su
fundamentalismo fascista y militarista en el traste.
Si Bush -aparte de sus propios
negocios- no hace lo que quiere el Consenso de Washington, o sea el patriciado
financiero que controla el templo de Wall Street, la CIA le prendería velas antes
de tiempo, como a Kennedy.
Bajando una línea en el nivel
capitalista, Zapatero y su banda de políticos burgueses, después de despacharse
con sus discursos de costumbre, después de hacer marketing electoral
"antinorteamericano", terminarán haciendo exactamente lo que hizo Aznar: jugar
de ratos con la Unión Europea, y alinearse sin fisuras con las
estrategias militares y ecónomicas de conquista de Washington.
Hoy
alguna prensa interesada destaca que los
países
europeos que se opusieron con más fuerza a la guerra de Irak,
Francia
y Alemania,
se han mostrado "satisfechos con el cambio político en España" y el supuesto compromiso de Zapatero de reforzar las relaciones con la UE y tomar distancia de
EE.UU..
Esta
expresión de deseo, sin embargo, dista de ser una realidad, o por lo
menos tema de consideración, para un amplio espectro del poder político y
económico español, que se benefició con creces con el alineamiento
a la política exterior de Washington.
¿O acaso
Francia, Alemania, la vieja Europa, le pueden ofrecer a los bancos y
transnacionales españoles una tajada de ganancias más atrayente que la que le
ofrece su alianza con el Imperio en Jefe del capitalismo?
Después
del anuncio del triunfo del candidato español,
George
W. Bush
felicitó formalmente a Zapatero, y
le expresó su deseo de
"trabajar juntos, particularmente en el compromiso compartido de luchar
contra el terrorismo".
Paralelamente, otras naciones
europeas alineadas con EE.UU., como Italia y Polonia, comenzaban una presión
internacional orientada a que España no retire sus tropas de Irak.
¿Con qué medios, y con qué
necesidad política, resistirá Zapatero a los tironeos entre una Europa dividida
y una alianza con el Imperio norteamericano que le ofrece un lugar seguro y
cálido bajo el sol del poder?
Zapatero, como todo político,
se caracteriza por ser pragmático y racional, y seguramente -cultivando su
propio estilo- seguirá la misma estrategia de Aznar: proclamar el
"europeismo" y el "continentalismo" en la ONU, y luego cerrar estrategias de
supervivencia con Washington.
En clave capitalista, entre
Aznar y Zapatero sólo hay una diferencia de forma, en el contenido son
exactamente lo mismo: ambos nacieron para administrar los intereses de sus
mandantes económicos, no los intereses del pueblo que los vota creyendo en los
reyes magos.
Y como dice un avezado
conocedor de la política española, los que lo votaron al Zapatero con alguna
"llamita de esperanza", que les sea leve. Y a los que lo votaron por
razones "tácticas", por puro odio al Aznar, empiecen ahora mismo a
voltearlo porque el tío se las trae.
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