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(IAR-Noticias) 17Mar04
Cualquier
experto sabe que la presencia de las tropas españolas en Irak es más
emblemática que efectiva para la estrategia de ocupación militar
estadounidense en ese país.
Los 1300 efectivos españoles,
así como el resto de las dotaciones aliadas en Irak, son puramente
"representativas" frente a los más de 180.000 efectivos de las fuerzas
anglonorteamericanas que mantienen el control militar real, y su
presencia está más relacionada a factores políticos y diplomáticos que a
su efectividad militar en el terreno.
La presencia de esas unidades
militares aliadas, incluida la de España, se orientan -en la geopolítica militar
de EE.UU.- a darle un matiz de legitimación internacional a la ocupación
militar de Irak, y a trazar líneas de consenso y de acuerdo en la ONU con la
finalidad de "demostrar" que Irak no está ocupado por EE.UU. sino por una
"fuerza multinacional de paz".
El punto de que si Zapatero
retira o no a los soldados españoles, militarmente no les preocupa para
nada a Bush ni al Pentágono, pero si desvela a los estrategas de
Washington los efectos políticos y diplomáticos que le pueda traer el
retiro militar de Irak de su segundo aliado más importante en Europa.

El famoso "retiro de tropas"
con que amenaza Zapatero, no es nada más que un elemento de presión política
a Washington, aprovechado principalmente por Francia y Alemania que pugnan por
traer a la "descarriada España" a su redil de competencia militar y
económica con EE.UU..
Como se sabe, estas potencias
capitalistas lideraron la "falsa oposición a la guerra de Irak" en el Consejo de
la ONU, no porque realmente se opusieran a la misma, sino como medio de
presión y chantaje político para negociar la participación de sus bancos
y transnacionales en el reparto del botín de guerra de Irak.
Es conocido que estos países
siempre "negociaron económicamente" su participación, disfrazada de
"fuerzas internacionales de paz", en todas las invasiones y bombardeos
norteamericanos (Yugoslavia, Afganistán y la Primera Guerra del Golfo),
cumpliendo, junto a la ONU, el rol de "legitimadores internacionales" de
esos genocidios capitalistas.
Hoy esa potencias europeas "anti-EE.UU."
( las que todas juntas no alcanzan el 40% del poderío
nuclear-tecnológico-militar y económico estadounidense) se aprovechan del
discurso demagogo y falsamente "antinorteamericano" de Zapatero para realizar su
clásico juego de "apretar" para luego negociar su apoyo a
Washington en el seno de la ONU.
A Bush y al lobby judío del
Pentágono, luego de lanzar su "exitosa" reaparición del terror con Al Qaeda
en Madrid, (con la que obligaron a los países europeos a ocuparse de su
propia seguridad antes que de las encuestas y la derrota de Bush) les
resulta imprescindible mantener su inestable "alianza" con esos
países en la ONU, a fin de conseguir la reelección presidencial sin sobresaltos
en noviembre.
Francia y Alemania, que vieron
en el triunfo de Zapatero una herramienta de presión para arrancarle más
participación en los negocios del petróleo y de la reconstrucción iraquí
a EE.UU., ya lanzaron su propio lobby internacional para poner a España de
su lado.
En el otro extremo, el Imperio
norteamericano conducido por Bush armó su propio "bloque de aliados" para
resistir la deserción española de sus filas, encabezado
principalmente por Italia y Polonia.
En este fuego cruzado de
presiones políticas, diplomáticas y mediáticas, Zapatero juega el rol de "niño
mimado" al que todos intentan poseer como si fuera una virgen
adolescente.
El punto está en saber, si
como consecuencia de una resolución expeditiva de este conflicto (y como
medida de neutralización de las maniobras políticas y diplomáticas de
Francia y Alemania) Washington y el Pentágono no harán aparecer de nuevo por
estos días al "terrorismo de Al Qaeda" en territorio europeo.
Conociendo las artimañas y las
metodologías operativas de los halcones, la probabilidad de que eso ocurra no parece
descabellada.
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