|
(IAR-Noticias) 23En04
En
los planes de
Bush para este año electoral, está agendado un relanzamiento de
la "amenaza del terrorismo" con la finalidad
de conseguir consenso parlamentario y social para el
envío de más tropas militares a Irak.
El
presidente norteamericano anunció,
durante
una gira de la campaña
por
Nuevo México,
que solicitará al Congreso un incremento de
los fondos para su denominada lucha contra el terrorismo, con la
intención de reclutar más agentes para el Buró Federal de Investigaciones
(FBI).
En un discurso
pronunciado en Roswell, Bush aseguró que pretende conceder adicionalmente
al Departamento de Justicia 2.600 millones de dólares
en el año fiscal 2005, cifra que representa un aumento del 19 por ciento
respecto a lo otorgado en el actual año fiscal.
Además "voy a presentar un
presupuesto al Congreso el mes próximo, que incluirá gastos por más de 30.000
millones de dólares para seguridad interna, casi tres veces de lo que
gastábamos antes del 11 de septiembre de 2001", dijo el jefe
de la Casa Blanca
En el año
2004, y bajo los requerimientos de la seguridad desplegada en
los operativos de "alertas terroristas", la
partida de gastos en materia de seguridad y defensa se
incrementó en grados notables.
Según
estimaciones del gasto militar divulgadas
por el propio Congreso estadounidense,
el presupuesto del Pentágono
ascenderá hasta
alcanzar los 451.000 millones de dólares
en el 2007.
Se prevé que las
adquisiciones de armas, que absorberán unos 70 mil
millones de dólares en el 2004, treparán
a 99.000 millones
de dólares en tres años.
La tasa de aumento
total del presupuesto militar en los próximos 5 años será
de un 30 por ciento respecto a los
gastos militares actuales.
Solo parte del
programa del sistema de defensa
basado en cohetes
teledirigidos absorbería, de llegar a aprobarse,
238.000 millones de dólares
durante los próximos veinte años. Suma que se incrementaría si
todo el sistema llegara a aprobarse, según informó la
Oficina del Presupuesto del Congreso.
Aunque los
gastos de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) son
secretos, trascendidos periodísticos afirman que en los
nuevos planes guerreros de Bush los gastos de su
estructura operativa podrían experimentar
aumentos del orden de los 5.000
millones de dólares.
El gigantesco
sistema de inteligencia y de seguridad interna para espiar a amigos y enemigos - puesto en marcha con
la doctrina de "guerra preventiva" contra el "eje del mal"- costó
35.000 millones de dólares en 2003: casi un 10% de su presupuesto militar
que es superior a los combinados de los veinte países más militarizados del
mundo.
Esta maquinaria de
inteligencia incluye a la CIA (Central de Inteligencia Americana) ; la NSA,
(National Security Agency), que depende del Pentágono con un presupuesto de
5.000 millones de dólares al año y 25.000 agentes que se ocupan de las
escuchas en el mundo entero.
Una
gran cantidad de organismos gravitan en torno a la "guerra
antiterrorista". Entre ellos el Centro de Búsqueda de fondos
terroristas en el extranjero (Foreing Terrorist Asset Tracking Center) creado
después del 11-S; y el Centro Nacional de Reconocimiento (The National
Reconnaissance Office) que se ocupa de los satélites espías, etc.
Contraterrorismo y guerra de Irak
En la agenda política
de presidente norteamericano figuran dos cuestiones prioritarias: la guerra
contra el "terrorismo" y la ocupación militar de Irak.
Irak se ha convertido en una
pesadilla para los intentos reeleccionistas del jefe político del Imperio
americano, quien no quiere repetir, en noviembre de este año,
la experiencia de su padre que perdió la presidencia tras haber triunfado en la
primera Guerra del Golfo en 1991.
Todos los especialistas,
dentro y fuera de EEUU, coinciden en que el actual mandatario de
EEUU tiene su futuro electoral condicionado a lo
que pase de aquí a noviembre con las tropas de ocupación norteamericanas en
Irak.
El "empantanamiento" de
las fuerzas estadounidenses en Irak, el alto costo económico y en vidas que
genera la ocupación militar, constituyen el principal
argumento de las campañas contra Bush, dentro y
fuera de los Estados Unidos.
Los comandantes militares de Irak, en diferentes informes durante el 2003, le
han comunicado al jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, que para terminar con la
resistencia iraquí se precisa una fuerza militar no menor a medio millón de
hombres (en la actualidad se encuentran desplegados 150.000 efectivos en
Irak).
Para el envío de nuevas tropas Bush y su administración necesitan imperiosamente
que el Congreso de EEUU les apruebe nuevas partidas de gastos militares,
y sus adversarios demócratas que controlan las mayorías en las cámaras no
piensan otorgárselas.
De los 155 batallones de combate del
ejército estadounidense, 98 se encuentran desplegados en tareas activas fuera de
los Estados Unidos, además ya se ha convocado a 136.000 miembros de la Guardia
Nacional y las reservas.
Los gastos militares de EEUU
aprobados con anterioridad a la guerra de conquista de Irak insumen casi la
totalidad de su déficit presupuestario estimado por el Congreso en 480.000
millones de dólares.
De este total, el presupuesto de la
"guerra contra el terrorismo" asciende a 120.000 millones de
dólares anuales.
La guerra de Afganistán ha
costado en un año 17.000 millones de dólares, en tanto que la ocupación de Irak
(considerando los 20.000 millones de dólares que insumieron las operaciones
militares de conquista) hasta el momento le cuesta al Tesoro norteamericano
alrededor de 60.000 millones de dólares, según lo informado por
funcionarios de Washington.
El costo de la ocupación
militar y la reconstrucción de Irak demanda US$ 1.000 millones semanales
al Estado norteamericano, según lo declarado hace poco por el administrador
civil norteamericano, Paul Bremer.
Esa cifra,
multiplicada por un año, absorbe casi la totalidad del déficit
presupuestario estimado en 480.000 millones dólares para el ejercicio del
año 2004, según el Congreso de EEUU.
Mientras las corporaciones y
los bancos estadounidenses hacen jugosas ganancias con los contratos de la
reconstrucción de Irak, el Estado norteamericano ya ha invertido más de US$
35.000 millones en los costos operativos de la ocupación, cifra que en sesenta
días más superará en dos veces el costo total que demandó la guerra relámpago
de apoderamiento de ese país.
El 11-S permitió elevar
los presupuestos de defensa un 18% con la excusa de la "guerra
antiterrorista" enmarcada en la nueva Doctrina de Seguridad estadounidense,
y en el procedimiento de "guerra preventiva" lanzado por Bush y los
halcones tras la voladura de las Torres Gemelas.
Con estos números en la mano, el conocido historiador
Paul Kennedy afirma que el actual despliegue militar norteamericano en el mundo
es "imposible de sostener en el largo plazo" por la crisis
económica que engendra.
El monstruo bélico que desató
Bush tras el 11-S se le volvió en contra.
Las guerras de conquista
emprendidas por los halcones hoy se "comen el dinero de los contribuyentes" y
constituyen el talón de Aquiles del presidente, que sus adversarios
utilizan como argumento para tratar de derrotarlo en noviembre de este año.
El presupuesto militar
estadounidense (más de mil millones de dólares por día) es el caballito
de batalla y el principal eje argumental que exhiben los demócratas contra Bush
ante la sociedad norteamericana.
El presidente, según
el mismo lo acaba de confirmar en su discurso ante el Congreso estadounidense,
piensa torcerle el brazo a sus rivales iniciando otra cruzada mundial de guerra
contra el "eje del mal" para justificar esos gastos.
Los
anuncios de Bush adelantando que solicitará al Congreso aumentos adicionales al
presupuesto militar y de seguridad son reveladores de una nueva escalada
contra el "terrorismo", cuya punta de lanza fueron las "alertas", extendidas
desde Washington hasta las principales capitales de Europa, a fines del 2003 y a
principios del 2004.
Bush y sus halcones
se juegan
a reeditar el clima psicológico del
"miedo al terrorismo"
que les posibilitó, después del 11-S, lanzar las operaciones militares
contra Afganistán
e Irak y conseguir la aprobación de un presupuesto militar que supera al de las
20 naciones más militarizadas
juntas.
|