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(IAR-Noticias) 12Feb04
En
un lapso de 24 horas,
dos coches bomba dirigidos contra una comisaría de policía al sur de Bagdad, y
un centro de reclutamiento del nuevo Ejército en la capital iraquí,
causaron la muerte de 102 personas, en su mayoría jóvenes que querían prestar
servicios en las fuerzas de ocupación de su país.
Los ataques siguieron un mismo
patrón: tuvieron como blancos a iraquíes considerados colaboradores con
la ocupación militar estadounidense.
En esa misma línea, dos
atentados suicidas simultáneos perpetrados en el norte de Irak contra dos
partidos kurdos aliados de Estados Unidos, mataron a más de 100 personas el
pasado 1 de febrero.
El martes un coche bomba
conducido por un suicida explotó en medio de un grupo de civiles que hacían cola
en la comisaría de policía de Iskandariya, a unos 40 kilómetros al sur de
Bagdad, para enrolarse en las fuerzas de seguridad.
Unos 620 policías iraquíes
han muerto desde que Sadam Husein fuera derrocado el 9 de abril, revelaron
fuentes policiales.
Cuarenta y siete jóvenes
iraquíes murieron el miércoles, entre ellos una mujer, y 48 resultaron heridos
cuando el coche bomba estalló frente al centro de reclutamiento del nuevo
Ejército iraquí en Bagdad.
55 personas murieron en el
atentado del martes en una comisaría de Policía en Iskandariya, a 45 kilómetros
al sur de Bagdad, donde cientos de jóvenes habían llegado para enrolarse.
Después de estos atentados,
el Ejército estadounidense duplicó la recompensa de cinco millones de dólares
por informaciones que lleven a la detención de Abú Mussab al Zarqaui, un jordano
buscado por sus presuntos vínculos con la red terrorista Al Qaeda.
Enrolarse como servidores
de las fuerzas de
ocupación representa, para muchos iraquíes, una de las mayores opciones para
sobrevivir, ya que el sueldo mensual es de un mínimo de 120 dólares (93,7
euros) en un país con la mayoría de su población desocupada y acosada por el
hambre.
Para el portavoz de la
coalición dirigida por Estados Unidos, Dan Senor, "las fuerzas de Al Qaeda se
sienten amenazadas por los servicios de seguridad iraquíes y su creciente
eficacia, así como por el proceso de traspaso de poderes al pueblo iraquí".
Según él, estos ataques se
incriben "en el marco de los atentados perpetrados contra instituciones como la
Policía iraquí, el Cuerpo de las fuerzas de defensa civil o los dirigentes
políticos iraquíes, por quien estos terroristas se sienten amenazados".
"Estaba dirigido estrictamente
contra iraquíes", dijo el coronel estadounidense Ralph Baker en el lugar del
atentado, añadiendo que el coche estaba cargado con entre 135-225 kilos de
explosivos plásticos mezclados con metralla para maximizar el "efecto
destructor".
"Los terroristas están
tratando de disuadir a la gente de unirse a las nuevas fuerzas. Tendrán éxito si
no les damos suficiente seguridad. Es la responsabilidad de las fuerzas de
ocupación bajo la ley internacional proveer seguridad", dijo el miembro del
Consejo de Gobierno iraquí Adnan Pachachi.
El general de brigada Mark
Kimmitt, el portavoz militar de mayor rango en Irak, sugirió que el miércoles
estaban vigentes las medidas de seguridad adecuadas en las instalaciones de
reclutamiento militar.
Según el jefe de la Policía
iraquí, el general Ahmed Kazem Ibrahim, 604 policías han muerto, en atentados o
durante operaciones contra la resistencia iraquí, desde que este cuerpo fue
reconstituido por las fuerzas de la coalición, tras la caída del régimen de
Sadam Husein, en abril de 2003.
Los efectivos de las fuerzas
de seguridad iraquíes superan actualmente a los de la coalición.
"Actualmente en Irak hay más iraquíes que se encargan de la seguridad que
soldados de la coalición", declaró a finales del pasado mes de enero el
administrador estadounidense en Irak, Paul Bremer.
Unos
150.000 efectivos
de la coalición se encuentran en Irak, en tanto que las fuerzas de seguridad
iraquíes se componen de 67.000 policías, 9.000 guardias de frontera, unos 19.000
miembros de las fuerzas de la defensa civil, 40.000 de la Fuerza de Protección
de Enclaves (FPS) y unos 1.800 soldados del "nuevo Ejército".
A esta cifra hay que sumar
57.000 guardias de la FPS empleados por la coalición, "lo que eleva el número de
iraquíes que trabajan para las fuerzas de seguridad a 193.000",
según indicó Shane Wolfe, un portavoz de la coalición ocupante.
Teniendo en cuenta el
desarrollo de los servicios de seguridad iraquíes, y siguiendo una estrategia de
delegar las funciones represivas en fuerzas nativas, el Ejército estadounidense
ha comenzado a reducir su presencia en Bagdad para permitirles tomar
progresivamente el control de la capital.
La fuerza policial y el
"nuevo ejército" son dos elementos cruciales del plan de Washington para
entregarles el poder a los grupos colaboracionistas políticos iraquíes el
30 de junio.
"Hemos pasado de 60
campamentos (en Bagdad) a 24 en la actualidad, y habrán ocho en torno al 1 de
mayo", indicó el 2 de febrero el general Martin Dempsey, comandante de la
Primera División Blindada estadounidense, desplegada en la capital.
Asimismo, añadió que la
Policía iraquí, cuyos efectivos en Bagdad deben alcanzar los 10.000 hombres de
aquí a mayo y 19.000 de aquí a febrero de 2005, asumirá cada vez más funciones
de seguridad.
Esta nueva ola de atentados
se produce cuando una delegación de expertos de la ONU se encuentra en Bagdad
para examinar la posibilidad de celebrar elecciones generales directas de aquí
al verano, reclamadas por la comunidad chiíta mayoritaria en el país, y por los
grupos pro-EEUU que integran el Consejo de Gobierno de Irak..
El 30 de junio es la fecha
prevista para el traspaso del poder a un "nuevo ejecutivo iraquí" previsto
por un acuerdo alcanzado en noviembre, después de 15 meses de gestión directa
del país por las fuerzas ocupantes.
El
equipo de Naciones Unidas presente en Irak afirmó su determinación de permanecer
en Irak hasta el final de su "misión".
"Si estos terroristas tienen
un mensaje que entregar a la ONU, deber tener la valentía de reunirse con
nosotros o enviar una carta al secretario general (de la ONU, Kofi Annan), pero
matar a personas inocentes, hombres o mujeres, es inaceptable", señaló el
portavoz de la comisión , Ahmad Fawzi.
"Estamos decididos a llegar
hasta el final de nuestra misión", añadió.
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