IAR-Noticias) 09Jun04
S egún
Wayne Madsen, columnista de Washington DC, un grupo de antiguos
interrogadores de habla árabe de la Fuerza de Defensa Israelí (ejército
israelí) y del Servicio General de Seguridad (Shin Bet) fue contratado por el
Pentágono bajo un sub-contrato secreto especial para interrogar brutalmente a
prisioneros iraquíes en la prisión Abu Ghraib en Bagdad.
Wayne, ex funcionario de la
Agencia Nacional de Seguridad (NSA) durante la administración Reagan,
señaló que los interrogadores en Abu Ghraib incluían a una serie de
israelíes de habla árabe que también ayudaron a los interrogadores de EE.UU. a
desarrollar las técnicas "R2I" (siglas en inglés de Resistencia al
Interrogatorio).
Organizaciones
de Derechos Humanos
sostienen
que el uso de la tortura en las
prisiones israelíes ha aumentado y se ha vuelto más sistemática desde marzo del
2002. Las violaciones de la Convención Contra la Tortura son ahora comunes
desde que
el dominio militar en los
territorios
ocupados se ha ido estrechando.
Según
esas organizaciones, más de
7.000 prisioneros palestinos permanecen actualmente en cárceles
israelíes, muchos de ellos detenidos sin cargos, acusaciones o proceso.
El ejército israelí, y también la
policía, reciben el apoyo incondicional del sistema legal del país perpetuando la cultura de la impunidad en las prisiones israelíes.
El Comité Público Contra la Tortura
en Israel [PCATI] ha encontrado que el
fiscal
general israelí ha aprobado cada
caso de tortura como una
medida de seguridad necesaria. El Tribunal Supremo ha
rechazado cada una de las 124 peticiones remitidas por el PCATI, por los
prisioneros a los que se les niega el acceso a asistencia legal.
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La prisión iraquí de Abu Ghraib, cercana a Bagdad
-según el Pentágono- estaba siendo invvestigada por el Ejército de EEUU.
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Gran parte de esos
métodos de tortura fueron desarrollados por los israelíes durante muchos
años en interrogatorios de prisioneros árabes en Cisjordania ocupada y
en el propio Israel, y hoy se estarían desarrollando en los
centros de detención iraquíes administrados por el ejército norteamericano. Por
esos centros se estima que pasaron unos 43000 prisioneros, de los cuales unos
8000 todavía permanecen detenidos.
Según el
Sunday Washington
Post en abril de 2003, después de "debates" sobre el tema,
funcionarios del Pentágono aprobaron a "los más altos niveles" veinte
métodos de interrogación "sicológicamente estresantes", la mayor parte de los
cuales podrían ser clasificados como tortura,
incluyendo los que se aplicaron a prisioneros desnudos; y que estos métodos
fueron después aprobados por lo menos para "detenidos de gran importancia" en
Irak.
Según Wayne,
las dos contratistas carcelarias mencionadas en el
informe del general Antonio Taguba estuvieron asociadas
con los
servicios militares o de inteligencia israelíes.
Los abogados
de los soldados estadounidenses implicados sostienen en sus denuncias que durante
los abusos en la prisión de Abu Gharib, en las afueras de Bagdad, sus clientes
recibían ordenes para actuar y vejar a los prisioneros por parte
de mercenarios "civiles", que se ocupaban de sus largas
sesiones de interrogación por orden del Pentágono, y señalan la nacionalidad
israelí de muchos de ellos.
The Guardian
menciona a dos empresas estadounidenses contratadas para servicios de custodia y
de interrogatorios a presos: CACI International Inc. y Titan
Corporation, ambas involucradas en las denuncias sobre torturas en la ex
prisión de Saddam Hussein.
Pero lo más sugestivo es la relación que une a esas dos empresas
con funcionarios de las primeras líneas de mando del Pentágono, incluido su jefe
, Donald Rumsfeld, señalados como integrantes de la logia judeo-americana
que controla la administración Bush: el lobby judío.
Una de esas empresas, Titan ,
un ejército de mercenarios privados,
tiene base en
San Diego y en su sitio en Internet se describe como "un proveedor líder
de productos de información y comunicación, soluciones y servicios para la
seguridad nacional".
CACI,
con sus oficinas en Virginia, sostiene que "ayuda a la comunidad de
inteligencia norteamericana a recolectar análisis y compartir información global
en la guerra contra el terrorismo".
Durante su testimonio ante
el Comité de Servicios Armados del Senado, Donald Rumsfeld fue
interrogado por el senador John McCain sobre el papel de los contratistas
privados en los interrogatorios y abusos.
McCain le formuló a Rumsfeld cuatro preguntas: ¿Quién estaba a cargo? ¿Qué agencia o
contratista privado estuvo a cargo de los interrogatorios? ¿ Tenían autoridad
sobre los guardias? ¿Y cuáles fueron las instrucciones que dieron a los
guardias?
Cuando el jefe del Pentágono, tuvo problemas para responder
la pregunta de McCain, el teniente general Lance Smith, Comandante Adjunto del
Comando Central de EEUU, dijo que había 37 interrogadores contratados en Abu
Ghraib. Los dos contratistas nombrados, CACI y Titan, tienen estrechos
vínculos con las comunidades militar y de tecnología israelíes.
En marzo de 2000, un abogado
de un prisionero libanés secuestrado en 1994 por los israelíes en Líbano afirmó
que su cliente había sido sometido a torturas y violado, y su abogado solicitó
una compensación millonaria en dólares.

El Comité Público contra la
Tortura en Israel documentó los tipos de tortura a los que sometieron a
prisioneros árabes y palestinos. Muchas de las metodologías utilizadas coinciden con las
tácticas mencionadas en el
informe Taguba: someterlos a palizas y mantenerlos esposados al mobiliario
durante largos períodos.
En 1998,
en
The Progressive, el rabino Lynn Gottlieb escribió sobre el tratamiento al que fue
sometido un palestino de 23 años mantenido en "prisión administrativa".
El prisionero fue "esposado detrás de una silla 17 horas al día durante 120
días. Le cubrieron la cabeza con un saco, que a menudo fue empapado en orina y heces.
Los guardias tocaban música muy fuerte directamente al lado de sus oídos y a
menudo se burlaban de él con amenazas de violencia física y sexual", señaló
el rabino en su artículo.
Israel fue el único país de
Oriente Medio que respaldó la invasión anglo-norteamericana de Irak
en marzo del año
pasado, y Paul Findley, congresista republicano durante 22 años, ha declarado
recientemente que Tel Aviv "asesora a las fuerzas estadounidenses sobre la forma de organizar la
ocupación".
Según Associated Press, "en
los meses de enero y febrero del 2003 las fuerzas armadas israelíes y
norteamericanas se entrenaron conjuntamente en el desierto de Neguev, en el sur
de Israel. "Israel, asimismo, ha recibido la visita de agentes de las fuerzas
de seguridad estadounidenses para formarles en técnicas de contraterrorismo",
señala la agencia internacional.
El misterioso "John Israel"
Hasta que saltó el llamado
escándalo con las fotografías de presos torturados nadie se preocupó de regular y controlar las
actividades de los más de 20.000 agentes civiles de seguridad de las
sesenta empresas privadas que ya estaban funcionando en Iraq.
Las empresas militares
privadas que están en el centro del escándalo dado a conocer internacionalmente
por el informe clasificado de 53 páginas del general Antonio Taguba son
fundamentalmente dos: CACI International, Inc., con sede en Arlington,
Virginia, y Titan, de San Diego, California
En ese informe se citan
un total de cuatro nombres: Steven Stephanowicz, John Israel, Torin Nelson y
Adel Nakhla. Todos ellos trabajaban con la Brigada Militar de Inteligencia 205.
Los mercenarios de los
ejércitos privados actúan con total impunidad, y
muchos de ellos han sido contratados a través de una
mera llamada telefónica, como informó Torin Nelson, un antiguo oficial militar
de inteligencia que sirvió en Bosnia y Guantánamo antes de unirse a la empresa
CACI y que proporcionó pruebas para el denominado Informe Taguba
sobre las torturas en Abu Ghraib
El general Taguba
menciona en su informe a Steven Stafanovic y John Israel, de quienes afirma que
se hallaban implicados en los malos tratos en la cárcel de Abu Gharib. Stafanovic, quien había trabajado para la citada empresa CACI -denominada "Khaki"
en el seno de las fuerzas armadas estadounidenses- "autorizó y/o dio
instrucciones -
Uno de los contratistas
nombrados en el informe del general Antonio Taguba , John Israel,
señalado en el informe como empleado tanto de CACI
International de Arlington, Virginia, y Titan, Inc., de San Diego, puede
haber sido un nombre simulado sin existencia real en EEUU.
El informe Taguba señala que Israel no poseía
licencia de seguridad, un requerimiento básico para desempeñarse como interrogador para CACI. Según
el sitio Web de CACI, una "Aprobación de Máxima Seguridad [TS
por sus siglas en inglés] que sea válida y la ciudadanía de EE.UU." son
requeridos para los interrogadores de CACI que trabajan en Irak.
Además, CACI
requiere que sus interrogadores "tengan por lo menos dos años de experiencia
como policía militar o un tipo similar de agencia de mantenimiento del orden o
de inteligencia, en la que el individuo haya utilizado técnicas de
interrogatorio".
Según Wayne Madsen la posibilidad de que "John Israel" pueda ser un pseudónimo de los
servicios de inteligencia ha provocado especulación sobre si este individuo
puede haber sido uno de una serie de interrogadores israelíes contratados bajo
un contrato secreto en Abu Ghraib u otros centros de detención.
Como la ciudadanía
estadounidense. y la documentación
correspondiente son requerimientos para una aprobación de seguridad de EEUU,
no se permitiría que ciudadanos israelíes tengan una aprobación de Máxima
Seguridad. Aunque el informe Taguba se refiere dos veces a Israel como empleado
de Titan, la compañía afirma que es uno de sus sub-contratistas.
El Pentágono y las
autoridades de ocupación en Irak reiteran que únicamente los ciudadanos
estadounidenses han contado con autorización para interrogar a prisioneros en la
cárcel de Abu Gharib, pero tal afirmación no tiene en consideración a los
norteamericanos que asimismo pueden ser poseedores de pasaporte israelí.
CACI, por su lado, afirmó que
uno de los hombres mencionados en el informe "no es y nunca será un empleado de
CACI", sin suministrar más detalles.
CACI
publica habitualmente
diversos anuncios en su página de Internet solicitando interrogadores para
enviarlos a Afganistán, Iraq y Kosovo. El empleo necesita una "acreditación muy
secreta y la ciudadanía estadounidense", según la página de CACI, y los
candidatos deben "tener por lo menos dos años de experiencia como policía
militar o haber trabajado en alguna agencia de inteligencia donde los individuos
utilizaran técnicas de entrevistar".
En cuanto a Israel, negó que hubiera sido testigo de cualquier conducta
indebida. El informe dice que Israel podía incluso no haber estado allí, "porque no tenía acreditación de seguridad". No está claro si Israel trabaja para
CACI o Titan, pero los funcionarios de CACI negaron que le
hayan empleado.
El lobby judío
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Esta foto de julio de 2003 muestra al segundo jefe
del Pentágono, Paul Wolfowitz, visitando a la prisión Abu Ghraib, acompañado por
la directora, general brigadier Jaecé Karpinski (a la izquierda). Después del
escándalo la suspendieron en sus funciones. (El Mundo) |
El informe Taguba se refiere a la presencia de interrogadores
no-estadounidenses y no-iraquíes en Abu Ghraib. El documento señala: "En general,
personal contratado civil de EEUU ( (Titan Corporation, CACI, etc.),
nacionales de terceros país, y contratistas locales no parecen ser adecuadamente
supervisados dentro de la instalación de detención de Abu Ghraib."
Según Wayne Madzen la
referencia a "nacionales de terceros países"
en un informe que restringe su difusión a socios de la coalición
liderada por EEUU (Gran Bretaña, Polonia, Italia,
etc.) y es otra indicación de la posible participación de israelíes en los
interrogatorios de prisioneros iraquíes.
La filtración Taguba fue tan
radioactiva -dice Madzen- que Daniel R. Dunn, Funcionario de
Control de la Información para la Oficina de Douglas Feith de Secretario Adjunto
de Defensa, Política (Equipo de Seguridad de los Servicios de Automación de la
Política), envió el 6 de mayo de 2004 un correo electrónico marcado "Sólo para
uso oficial - urgente" al personal del Pentágono, diciendo: "la
información contenida en este informe es confidencial; no vaya a Fox News para
leer u obtener una copia".
En vista de los estrechos vínculos de Feith con los israelíes, una semejante
reacción de su principal oficial de seguridad de informática, profesional con
Certificado de Seguridad de Sistemas de la Información (CISSP, por sus siglas en
inglés), es comprensible, aunque, considerando que se supone que los CISSP
actúen en función del interés público, es lamentable, señala Madzen.
Durante la administración
Clinton, sin cargo oficial, Feith
preparó un plan estratégico para el Likud israelí en
colaboración con Perle, en el cual se "recomendaba"
al gobierno de Israel que
abandonara el proceso de paz iniciado en Oslo,
que recolonizara los territorios y aplastara al gobierno
de Yasser Arafat con el poder militar.
Tanto el
secretario adjunto de defensa, Paul Wolfowitz,
como Feith mantienen vinculaciones directas con el
lobby israelí judío-estadounidense que opera tanto en Defensa como en el
Complejo Industrial norteamericano.
Wolfowitz opera como contacto de la administración Bush
con el Comité Estadounidense-Israelí de Asuntos Públicos (AIPAC,
por sus siglas en inglés).
Una foto publicada en
el diario El Mundo de España, en julio de 2003,
lo muestra visitando a la prisión Abu Ghraib, acompañado por la
directora, general brigadier Jaecé Karpinski, señalada como la
principal responsable de las torturas
También
es un integrante destacado del lobby judío ,
James Woolsey,
ex director de la CIA, autor de la
operación que intentó vincular a Saddam Hussein con
el 11-S y con las cartas con ántrax en EEUU,
y que al retirarse del a cargo pasó a desempeñarse al frente de Titan,
una de las empresas vinculadas al escándalo de Abu Ghraib.
Tras retirarse de su cargo
como director de la CIA,
James Woolsey ocupó la dirección de Titan, y es uno de los
estrategas y principales lobbistas de la política de Washington en Irak. El ex jefe de la CIA se
desempeña como Consejero
de la neoconservadora Fundación por la Defensa de las Democracias, del Instituto
Judío de Asuntos de la Seguridad Nacional, del Proyecto por el Nuevo Siglo
Estadounidense, del Centro de Política de Seguridad, de Freedom House, y del
Comité por la Liberación de Irak.
Woolsey es allegado a
Stephen Cambone, el
Subsecretario de Defensa para Inteligencia, quien fue señalado por el
semanario The New Yorker como una persona clave en la cadena de
comando que no sólo habría sabido de las tácticas de tortura utilizadas por los
interrogadores de EE.UU. e Israel en Irak, sino que también las habría aprobado.
Cambone estuvo asociado con el Proyecto para el
Nuevo Siglo Estadounidense, y es
considerado como miembro del círculo íntimo neoconservador de Donald Rumsfeld,
y del vicepresidente Dick Cheney, el máximo operador del lobby judío
en la Casa Blanca.
Las dos empresas contratistas
nombradas en el Informe Taquba, CACI y Titan, con estrechos vínculos
con las comunidades militar y de tecnología israelíes,
tienen en sus
líneas administrativas y comerciales importantes funcionarios de la
inteligencia y de la defensa estadounidense.
Mientras CACI h, Titán también mantiene estrechas conexiones con intereses israelíes
y ex altos funcionarios vinculados al denominado lobby judío del
Pentágono.
CACI International Inc.,
quien
a recibido subvenciones de fundaciones binacionales EEUU-Israel,
se llamaba en sus
orígenes California Analysis Center Incorporated. Fue creada en los años
sesenta por Hebert Karr y Harry Markowitz.
Este último ganó el premio
Nóbel en economía en 1990 por sus investigaciones sobre la diversificación de
las especies. Los primeros contratos federales de la compañía fueron para
proporcionar sistemas de ordenador al Pentágono con los que poder elaborar
programas de simulación de batallas.
El pasado 14 de enero, después que el jefe de la
policía militar, general del ejército, mayor general Donald Ryder, ya había
revelado abusos en Abu Ghraib, el actual presidente y director general de CACI, J.P.
(Jack) London, recibió el Premio de Tecnología Albert Einstein del Fondo
Jerusalén de Aish HaTorah en el ayuntamiento de Jerusalén.
De ese
evento participó el Ministro de Defensa ultraderechista Shaul Mofaz y el alcalde de Jerusalén,
integrante del partido Judaísmo Unido de la Torah, Uri Lupolians. CACI
esperó hasta el 2 de febrero para anunciar públicamente, en un comunicado de
prensa, el premio.
Según
el sitio
CSCAweb
, CACI
se jacta de tener una lista
de antiguos soldados y espías y, asimismo, de contar con miembros de varios
consejos de administración, como Michael Bayer (antiguo vicepresidente de la
Junta de Administración del Pentágono, y asesor en la Fuerza Aérea, en el
Colegio Naval de Guerra y en el Laboratorio Nacional Sandia), Bárbara McNamara (exdirectora
adjunta de la Agencia Nacional de Seguridad), Arthur L. Money (antiguo ayudante
del Secretario de Defensa) y Larry Welch (un exgeneral de la Fuerza Aérea que
sirvió en la junta de jefes de estado mayor durante la primera Administración
Bush.
David Isenberg, un
analista que busca compañías militares privadas para el Consejo de Información
de Seguridad EEUU-Reino Unido, señaló que estos puestos aparecen en el sector
privado debido a los planes a largo plazo del Pentágono que van recortando el
número de las fuerzas armadas (en 1991 alcanzaban la cifra de dos millones; hoy
son 600.000 efectivos menos), a la vez que aumentan los gastos dedicados a
nuevos sistemas tecnológicos militares.
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