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(IAR-Noticias) 23-Dic-04
Parte
de la población civil de Faluya comenzó a regresar a sus hogares,
por primera vez después del sangriento asalto de las tropas invasoras
estadounidenses contra los rebeldes que dejó a la ciudad convertida en
ruinas.
Un primer grupo de 2.000 habitantes fue
autorizado este jueves a regresar a la ciudad iraquí para
ver qué queda de sus viviendas y pertenencias y
evaluar si desean retornar definitivamente.
Una porción
importante de los residentes de Faluya, estimados en 300.000, abandonaron sus
casas en noviembre pasado, antes de que comenzaran los bombardeos
indiscriminados y masivos de las fuerzas estadounidenses argumentando la
existencia de búnkeres rebeldes en distintas áreas de la ciudad.

Esos bombardeos,
vale recordarlo, fueron antecedidos por los llamados bombardeos "selectivos"
o "quirúrgicos" que la aviación norteamericana lanzó diariamente
sobre Faluya durante varias semanas, produciendo una masacre de civiles que
fue ocultada celosamente por la prensa internacional.
Los
observadores, corresponsales y testigos en terreno coincidieron: Faluya, el
triángulo suní, Irak en general, fueron sometidos a un genocidio
militar de características inéditas, cuyas operaciones comenzaron mucho
antes del "asalto final" del 8 de noviembre.
Un estudio de expertos
militares difundido por las agencias Interfaz Y Ria_Novosti revelaba que los
bombardeos masivos realizados por la aviación norteamericana en Faluya superaba,
en devastación y destrucción, a cualquier otro de la historia moderna.
La masividad indiscriminada de esos
bombardeos norteamericanos, sostienen los expertos citados por las agencias
rusas, mató, incluso, a una parte importante de sus propios soldados
posicionados en calles y laberintos de la ciudad.
La corresponsal de
la BBC en Bagdad, Caroline Hawley, afirmó que el gobierno títere de Iyad
Allawi, impulsor de los bombardeos, reconoció que lo pobladores recibirán
un "gran impacto" al ver el estado en que se encuentra Faluya.
Después de
abandonar la ciudad, muchos de los desplazados debieron vivir temporalmente en
escuelas y otros edificios públicos o acampar en tiendas, en medio de las bajas
temperaturas del invierno.
Muchos de los
escombros que dejaron los ataques no han sido removidos y no hay suministro
de agua ni electricidad, según la periodista de la BBC.
El gobierno iraquí
anunció que instaló tanques con agua para abastecer a los pobladores y que
pagará "compensaciones" a quienes encuentren sus hogares dañados o destruidos,
algo que resulta un absurdo ya que toda la ciudad está destruida.
El ministro de
Seguridad interino de Irak indicó que la gente "insiste en regresar a sus
casas", a pesar de que aún hay enfrentamientos aislados en Faluya y quedan
minas sin explotar en las calles de la ciudad.
Dentro de las
medidas de seguridad instrumentadas a raíz del regreso, el gobierno anunció que
los puestos de control estadounidenses en carreteras registrarán las huellas
dactilares de hombres en edad militar, para "evitar que extremistas regresen
a la ciudad".
Faluya, una ciudad de 300.000
habitantes fue totalmente destruida, demolida literalmente por los misiles, la
artillería terrestre y las "bombas inteligentes".

Fue destruida su infraestructura
eléctrica, sus sistema de agua potable, sus vías de comunicación terrestre, no
hay comida, el aire está contaminado por los efectos de los bombardeos.
En los propios hospitales que quedan
en pie, niños, mujeres y ancianos víctimas de los bombardeos mueren por
infecciones debido a la falta de antibióticos.
La propia Cruz Roja y otras
organizaciones desde hace un mes denuncian que hay crisis humanitaria y focos
incontrolables de epidemias, entre ellas la tifoidea, y que la gente empezó
comiendo raíces y terminó devorándose a sus propios animales domésticos.
The New York Times y The
Washington Post, abruman con testimonios de soldados y oficiales
norteamericanos reconociendo que, pese a haber destruido Faluya, no
consiguieron terminar con la "insurgencia" que se replegó y atomizó en
pequeños grupos, y sus efectivos combaten como "demonios" en Faluya, en
Mosul, en Ramadi, en toda el área del triángulo suní, o en el "triángulo de la
muerte" compuesto por las ciudades del sur de Irak.
Estratégicamente, y después de 45
días de carnicería militar, los oficiales de campo estadounidenses
reconocen que no lograron controlar totalmente a los bastiones que se
encontraban en manos de los rebeldes.
Hoy jueves, a
tres días de la navidad cristiana, parte de sus pobladores vuelven a la ciudad
para encontrarse con el fantasma en ruinas de lo que fueron sus hogares. Vuelven
para seguir muriendo en Faluya.
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