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(IAR-Noticias) 04mARZ04
Por
Thierry Meyssan, periodista y escritor, presidente de la
Red Voltaire.
Los
Estados Unidos de América y Francia se han reconciliado para
defender sus intereses imperiales en el Caribe. De una manera
muy inteligente han organizado el golpe de Estado en Haití
para derrocar al presidente Aristide, elegido
democráticamente. Después de haber dado vida a una oposición
de conveniencia ligada y comprometida con el antiguo
financiero de la dictadura Duvalier: André Apaid.
Washington ha creado también
grupos armados dirigidos por el antiguo oficial golpista Guy Philippe.
Mientras que el intelectual
francés Régis Debray y Veronique de Villepin-Albanel trataban de convencer a
Jean-Bertrand Aristide para que presente su dimisión. Definitivamente, la calle
y el pueblo permanecen fieles a Aristide, en cuanto a los «rebeldes» nunca
pudieron entrar a Puerto-Príncipe, la capital del país. Fueron las fuerzas
especiales estadounidenses que temprano en la mañana desalojaron al presidente
del palacio de gobierno.
«Domingo 29 de febrero 2004,
Jean-Bertrand Aristide renunció a sus funciones de presidente de la República de
Haití y fugó en un avión hacia una destinación desconocida. En pocos días, el
caos se había expandido en todo el país y el pueblo cansado por la corrupción de
su régimen, se sublevó contra él. Además los EE.UU. sospechaban Aristide de ser
el nuevo padrino de la cocaína en el Caribe, apoyando por tal motivo también su
caída. Los EE.UU. y Francia desplegaron una fuerza de interposición sin perder
tiempo y antes que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas vote por el
envío de una fuerza multinacional». Este relato que acabamos de leer, no es nada
menos que el escenario preparado por los servicios de «comunicación». La
realidad en Haití es muy diferente.
El padre Jean-Bertrand
Aristide fue elegido con una aplastante mayoría de votos, -67.5%,- en el año
1990. Siendo de esta manera el primer presidente democráticamente elegido en la
historia de su país. Él decidió también que René Préval sea su Primer Ministro.
La llegada al poder de un ex-sacerdote identificado con la teología de la
liberación a la isla de Haití, igualmente la más cercana a Cuba, marcaba el
comienzo del fracaso de la estrategia estadounidense para erradicar el comunismo
en el Caribe. Aristide fue derrocado ocho meses más tarde, por el general Raoul
Cédras y por el FRAP, los escuadrones de la muerte de Louis-Jodel Chamblain [1],
quien gozaba con el apoyo de la administración Bush padre. Para justificar esta
operación, los golpistas declararon haber liberado el país y el pueblo de una
dictadura que violaba gravemente los derechos humanos.
Estas acusaciones no
solamente nunca pudieron ser comprobadas sino que incluso debieron ser
desmentidas más tarde. Exiliado en los Estados Unidos, Aristide movilizó la
burguesía negra para que venga en su apoyo y en apoyo de la «república negra».
La CIA en ese momento intentó entonces desacreditarlo presentándolo como un
enfermo mental y difundió su expediente médico, que más tarde se comprobó como
siendo documentos falsos. A pesar de todo Aristide gozaba día tras día de un
mayor apoyo en el electorado negro estadounidense, a la inversa, el régimen
militar en Haití de una impopularidad generalizada. Este hecho, condujo a Bill
Clinton, nuevo presidente de los EE.UU. a romper con la brutal política de su
predecesor y a negociar un compromiso. Washington organizó la salida de la junta
militar y el regreso del presidente legítimo al poder a cambio de la promesa de
Aristide de no exacerbar la lucha de clases y más bien de reconciliar ricos y
pobres; de no volver a criticar y estigmatizar el capitalismo como un «pecado
mortal» pero más bien de aplicar las recomendaciones económicas del Fondo
Monetario Internacional (FMI).
Aristide regresa así pues à
Haití en 1994, en las «maletas de los GI’s» estadounidenses que lanzaban la
operación «Restaurar la Democracia». Respetando así sus compromisos con
Washington o traicionando aquellos que habían votado por él, ésta apreciación
dependerá de los diferentes puntos de vista que uno se pueda hacer de este
pacto. La Constitución de la República de Haití no autorizaba a dos mandatos
consecutivos y fue por esta razón que su antiguo Primer Ministro, -René Préval,-
se presenta como candidato del partido. Préval fue elegido con 88% de votos. El
nuevo presidente no se sentía comprometido en lo absoluto con el pacto
establecido entre Aristide y los EE.UU., por esa razón se retira del sistema
económico liberal. En octubre 2000, trece oficiales formados en Ecuador se
aprovechan que René Preval efectúa un viaje en Asia, para dar un golpe de
Estado, pero este intento fracasa.
El jefe de estos sediciosos
era el revoltoso mulato Guy Philippe quien se refugiará en la embajada de los
Estados Unidos en Puerto-Príncipe. Cuando finaliza el mandato de René Préval,
Aristide se presenta de nuevo y es elegido presidente con 91% de los sufragios
pero con unas votaciones que contó con una gran abstención de los electores a
consecuencia de la inestabilidad del país por los sucesos golpistas. Aristide
comienza nuevamente con su política anti-imperialista y exige sobre todo a
Francia el pago o la devolución de 90 millones de francos-oro (franco: moneda
francesa utilizada en aquella época) que fueron pillados por el gobierno francés
a Haití entre 1825 y 1885 [2].
La administración Bush hijo toma la decisión a finales del 2002 de derrocar
Aristide y para tal motivo consulta con la Francia sobre este tema. Estas dos
potencias han querido siempre ejercer una tutela común en la isla. París toma la
decisión de inmiscuirse en le «caso hatiano» sólo a mediados de julio del 2003.
Un plan conjunto es elaborado para preparar el golpe de Estado en Haití.
Acto 1: la desestabilización «democrática»
Del lado estadounidense, la Fundación Nacional para la Democracia (NED) fabrica
y apoya la emergencia de una «oposición democrática» financiando a grupos de la
«sociedad civil», mientras que el Subsecretario de Estado de los EE.UU., Roger
Noriega [3] pone en funcionamiento un grupo de trabajo «para la restauración
democrática» a la Brookings Institution.
Acto 2: la presión diplomática
Del lado francés, la operación es supervisada por el intelectual francés Régis
Debray y Veronique Albanel. Esta última aparece bajo la cobertura de presidenta
de la asociación Fraternidad Universal que desarrolla obras sociales en Haití y
en cooperación con la Iglesia Católica. Esta intrigante mujer es además la
hermana de Dominique Galouzeau de Villepin, el actual ministro de Relaciones
Exteriores francés y esposa del general Baudoin Albanel de la división aérea de
Francia.
El 15 de julio 2003, André
Apaid [4], antiguo testaferro y financiero de la salvaje dictadura de los
Duvalier [5] se convierte en el líder del Grupo de los 184 [6], este personaje
organiza una provocación, organizando un mitin político en Cité Soleil
(Ciudad-Sol), una barriada donde la mayoría son partidarios del presidente.
André Apaid exige la protección de la Francia la cual envía agentes armados para
que lo escolten y en presencia de Stéphane Grumberg, primer secretario de la
embajada francesa. Como era de prever el mitin se transforma confrontación y
revuelta. Hay 6 muertos y 40 heridos por bala. Testigos oculares acusan a los
guardias franceses de ser los únicos responsables de la matanza hecho que es
desmentida por la embajada de Francia [7].
El 17 de diciembre 2003, à
las 3 de la tarde, Régis Debray se presenta en el Palacio Presidencial para
exigir la dimisión del presidente Jean-Bernard Aristide el cual se niega a tal
cosa. Debray y Villepin-Albanel redactarán algunos días más tarde, un informe al
ministro de Relaciones Exteriores francés, Dominique de Villepin. Se puede leer:
«No nos contentemos solamente de hablar. La salida del presidente Aristide no
hará el país más próspero en un abrir y cerrar de ojos» (página 35). «Muchos se
imaginan ver una rivalidad allí donde en realidad hay una complementariedad
(entre los EE.UU. y la Francia), y si nuestros medios de influencia no se
chocan, estos pueden y deben sumarse, para el bienestar de la nación haitiana.
Incumbirá tal vez al presidente de la república (francesa), en todo caso al
ministro de Relaciones Exteriores, de fijar así el juego, al mejor nivel
posible, las modalidades y el espíritu de esta combinación. Una implicación más
firme en Haití sólo es posible sin chocar con los intereses de los EE.UU. pero
sobre con un espíritu de equilibrio y de previsión» (página 52).
Resumiendo, la misión es de
derrocar al presidente Aristide para defender los intereses conjuntos del gran
imperio estadounidense y del pequeño imperio francés. Pero la crisis iraquí y el
contexto de la alianza franco-alemana en Europa, Berlín tiene que estar asociado
a este acercamiento entre París y Washington para encontrar también su interés
en su minúsculo imperio.
«Uno no puede impedirse de pensar a las ventajas, no solamente simbólicas, que
significaría la apertura en Puerto-Príncipe de una misión diplomática conjunta
de Francia y la República Federal Alemana, a la cual correspondería naturalmente
una, al otro lado del Atlántico, por ejemplo la apertura de una misión
germana-francesa a Windhoek, (en Namibia antigua colonia alemana en África), o
en otro lugar» (página 57).
Los EE.UU. y la Francia
ejercen presiones sobre diferentes países de la región para que no participen a
las ceremonias del 200 Aniversario de la «primera república negra de América»
[8], que se celebró el primero de enero 2004 en Puerto-Príncipe. Sólo el
presidente sudafricano, Thabo Mbeki, participó a esta manifestación desafiando
así a las grandes potencias.
El 2 de enero, el Grupo de los 184 presenta una alternativa de transición para
preparar e incitar la salida de Aristide. El 7 de enero, una manifestación
degenera en revuelta. Washington acusa al gobierno de Haití de no ser
democrático. El 13 de enero, el mandato de los diputados y de dos tercios de los
senadores expiran, pero la oposición se niega a nombrar sus delegados a la
Comisión Electoral. Aristide no puede organizar las elecciones. Se le acusa
entonces de no querer organizarlas y de instaurar una dictadura.
Acto 3: la desestabilización militar
La fabricación de una oposición «democrática» y las presiones diplomáticas no
fueron suficientes para desestabilizar el país, entonces Washington pone en
funcionamiento operacional un grupo armado en República Dominicana, bajo las
ordenes de Guy Philippe. Estos «rebeldes» toman el control de varias ciudades y
amenazan de marchar sobre la capital para tomarla. Rechazan diferentes
propuestas de paz, sean del Episcopado o de la Organización de Estados
Americanos (OEA). La oposición «democrática» del Grupo 184 mantiene un contacto
permanente con el Secretario de Estado Colin L. Powell. Bajo sus instrucciones
dicha «oposición» toma sus distancias con los «rebeldes» para quedar en
capacidad de ejercer el poder sin tener que sentirse responsable por las
exacciones o barbaries que puedan ser cometidas a su favor. El 21 de febrero, el
plan para una solución al conflicto propuesto por la comunidad internacional es
aceptado por Aristide pero rechazado por la oposición que exige
incondicionalmente su salida.
El 23 d febrero, tropas
recién llegadas cruzan la frontera acompañadas por Louis-Jodel Chamblain. La
agencia de noticias francesa AFP comenta: «En Puerto-Príncipe mucha gente piensa
que el ejército dominicano a dejado pasar deliberadamente a los antiguos
militares haitianos con el respaldo de los EE.UU., además de suministrarles la
casi-totalidad de su material bélico, mantiene vínculos muy cercanos con su
comando conjunto y el gobierno. Recordemos que la República Dominicana fue el
único país del Caribe que envió 300 militares a Irak ante el pedido de los
Estados Unidos.» [9]
Acto 4: el secuestro
El 26 de febrero, Baudoin Jacques Kétant, un traficante de cocaína extraditado
hacia los EE.UU. por Aristide y ante el pedido de la DEA es juzgado en Miami
(Estado de Florida) [10]. En el marco de un arreglo judicial permitiendo al
traficante de reducir su pena de condena de 27 años de reclusión, éste confiesa
haber introducido más de 30 toneladas de cocaína a los Estados Unidos y declara:
«Aristide es un barón de la droga que controla el tráfico de estupefacientes en
Haití (...) Él ha transformado su país en el eje del tráfico de la droga».
El 29 de febrero, entre 2 y
3 horas de la madrugada, las Fuerzas Especiales de EE.UU. invaden el Palacio
Presidencial y anuncian a Aristide que será enviado à Miami para ser juzgado por
tráfico de drogas al menos que acepte de dimitir o que de contrario esperarán la
llegada de Guy Philippe que ha recibido las ordenes y viene a matarlo. Aristide
llega a comunicarse por teléfono con la conocida representante californiana
Maxine Waters, para que ella pueda testimoniar e impedir así que se presente a
la opinión pública como alguien que se ha «suicidado» al estilo Allende. Bajo la
amenaza de los fusiles M-16 y en presencia de James B. Foley, embajador de los
EE.UU. y de Thierry Burkard, embajador de Francia, Aristide firma una
declaración de demisión preparada con anticipación «a fin de evitar un baño de
sangre». Las Fuerzas Especiales lo conducen poco después al interior de un avión
blanco, sin matrícula, con destino a Bangui, capital de la República
Centroafricana en donde lo esperan agentes franceses de la seguridad francesa.
En el momento que el Consejo
de Seguridad de las Naciones Unidas es convocado de urgencia para decidir el
envio de una fuerza de interposición de cascos azules de la ONU, los EE.UU. y la
Francia, sin esperar la reunión, envían tropas.
En Washington, Otto Reich y el Sub-secretario de Estado, Roger Noriega, han
supervisado el derrocamiento de Jean-Bertrand Aristide. Ahora en adelante, la
Comisión de Asistencia a una Cuba libre, que estos personajes animan, estudia la
posibilidad de utilizar Haití como una base de avanzada para terminar con Fidel
Castro dentro de cinco meses.
Thierry Meyssan, periodista
y escritor, presidente de la Red Voltaire.
[1] Le FRAPH es sobre todo
responsable del asesinato de Antoine Izmery (11 septiembre 1993), y de la
ejecución del ministro de la Justicia Guy Malary (14 octubre 1993) y la masacre
de Raboteau (23 abril 1994).
[2] Actualizada y aumentada de sus intereses correspondientes, esta suma
representaría 21 mil millones de dólares actuales.
[3] Antiguo asistente parlamentario del senador de extrema derecha Jesse Helms,
Roger Noriega a consagrado su vida a la destrucción de los teólogos de la
liberación.
[4] Destinado a ser el peón de Washington en Haití, al Sr. Apaid se le ha
otorgado la doble nacionalidad haitiana y estadounidense.
[5] François y Jean-Claude Duvalier, llamados «papa doc» et «baby doc»,
establecieron una dictadura anticomunista de 1957 a 1986.
[6] El grupo de los 184 reúne a los responsables de los sindicatos, de patronato
empresarial y de la prensa, bajo la dirección de la Fundación Nacional para la
Democracia (NED), sucursal «directa» de la CIA.
[7] Una denuncia penal contra los funcionarios franceses deberá ser depuesta
próximamente por el Dr. Gilbert Collard al nombre de las familias de las
víctimas.
[8] El 4 enero 1794, la Convención suprime el esclavismo. El decreto se aplica a
la colonia francesa de Haití. Pero el Primer cónsul de Napoleón Bonaparte,
presionado por la familia de su esposa que posee importantes plantaciones en el
Caribe, restablece el esclavismo. El esclavo negro y rebelde Toussaint
Louverture, reclamándose de la Declaración de los Derechos del Hombre y del
ciudadano de 1789, proclama entonces la Constitución autonomista. Bonaparte
envía su cuñado, le general Leclerc, para reprimir a los rebeldes.
Louverture,
Dessalines et Christophe vencen a Leclerc.
El 1ro de enero de 1804, la primera república
negra de América es proclamada.
[9] Interrogaciones en Puerto-Príncipe sobre la entrada muy fácil de antiguos
militares en Haití por el periodista Dominique Levanti, AFP Internacional, 23
febrero del 2004.
[10] Baudoin Jacques Kétant debía ser juzgado con el coronel Michel François.
Este último fue el N°2 del régimen del general Raoul Cédras quien dio el golpe
de Estado a Aristide. Hombre que trabaja bajo las ordenes de los EE.UU. Fue
formado en la Escuela de las Américas, actualmente en fuga en Honduras.
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