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Sunday, 07 de March de 2004

La trama del golpe de estado imperial

El papel de Francia y de Régis Debray en el derrocamiento de Aristide

(IAR-Noticias) 04mARZ04  

Por Thierry Meyssan, periodista y escritor, presidente de la Red Voltaire.

Los Estados Unidos de América y Francia se han reconciliado para defender sus intereses imperiales en el Caribe. De una manera muy inteligente han organizado el golpe de Estado en Haití para derrocar al presidente Aristide, elegido democráticamente. Después de haber dado vida a una oposición de conveniencia ligada y comprometida con el antiguo financiero de la dictadura Duvalier: André Apaid.

Washington ha creado también grupos armados dirigidos por el antiguo oficial golpista Guy Philippe.

Mientras que el intelectual francés Régis Debray y Veronique de Villepin-Albanel trataban de convencer a Jean-Bertrand Aristide para que presente su dimisión. Definitivamente, la calle y el pueblo permanecen fieles a Aristide, en cuanto a los «rebeldes» nunca pudieron entrar a Puerto-Príncipe, la capital del país. Fueron las fuerzas especiales estadounidenses que temprano en la mañana desalojaron al presidente del palacio de gobierno.

«Domingo 29 de febrero 2004, Jean-Bertrand Aristide renunció a sus funciones de presidente de la República de Haití y fugó en un avión hacia una destinación desconocida. En pocos días, el caos se había expandido en todo el país y el pueblo cansado por la corrupción de su régimen, se sublevó contra él. Además los EE.UU. sospechaban Aristide de ser el nuevo padrino de la cocaína en el Caribe, apoyando por tal motivo también su caída. Los EE.UU. y Francia desplegaron una fuerza de interposición sin perder tiempo y antes que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas vote por el envío de una fuerza multinacional». Este relato que acabamos de leer, no es nada menos que el escenario preparado por los servicios de «comunicación». La realidad en Haití es muy diferente.

El padre Jean-Bertrand Aristide fue elegido con una aplastante mayoría de votos, -67.5%,- en el año 1990. Siendo de esta manera el primer presidente democráticamente elegido en la historia de su país. Él decidió también que René Préval sea su Primer Ministro. La llegada al poder de un ex-sacerdote identificado con la teología de la liberación a la isla de Haití, igualmente la más cercana a Cuba, marcaba el comienzo del fracaso de la estrategia estadounidense para erradicar el comunismo en el Caribe. Aristide fue derrocado ocho meses más tarde, por el general Raoul Cédras y por el FRAP, los escuadrones de la muerte de Louis-Jodel Chamblain [1], quien gozaba con el apoyo de la administración Bush padre. Para justificar esta operación, los golpistas declararon haber liberado el país y el pueblo de una dictadura que violaba gravemente los derechos humanos.

Estas acusaciones no solamente nunca pudieron ser comprobadas sino que incluso debieron ser desmentidas más tarde. Exiliado en los Estados Unidos, Aristide movilizó la burguesía negra para que venga en su apoyo y en apoyo de la «república negra». La CIA en ese momento intentó entonces desacreditarlo presentándolo como un enfermo mental y difundió su expediente médico, que más tarde se comprobó como siendo documentos falsos. A pesar de todo Aristide gozaba día tras día de un mayor apoyo en el electorado negro estadounidense, a la inversa, el régimen militar en Haití de una impopularidad generalizada. Este hecho, condujo a Bill Clinton, nuevo presidente de los EE.UU. a romper con la brutal política de su predecesor y a negociar un compromiso. Washington organizó la salida de la junta militar y el regreso del presidente legítimo al poder a cambio de la promesa de Aristide de no exacerbar la lucha de clases y más bien de reconciliar ricos y pobres; de no volver a criticar y estigmatizar el capitalismo como un «pecado mortal» pero más bien de aplicar las recomendaciones económicas del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Aristide regresa así pues à Haití en 1994, en las «maletas de los GI’s» estadounidenses que lanzaban la operación «Restaurar la Democracia». Respetando así sus compromisos con Washington o traicionando aquellos que habían votado por él, ésta apreciación dependerá de los diferentes puntos de vista que uno se pueda hacer de este pacto. La Constitución de la República de Haití no autorizaba a dos mandatos consecutivos y fue por esta razón que su antiguo Primer Ministro, -René Préval,- se presenta como candidato del partido. Préval fue elegido con 88% de votos. El nuevo presidente no se sentía comprometido en lo absoluto con el pacto establecido entre Aristide y los EE.UU., por esa razón se retira del sistema económico liberal. En octubre 2000, trece oficiales formados en Ecuador se aprovechan que René Preval efectúa un viaje en Asia, para dar un golpe de Estado, pero este intento fracasa.

El jefe de estos sediciosos era el revoltoso mulato Guy Philippe quien se refugiará en la embajada de los Estados Unidos en Puerto-Príncipe. Cuando finaliza el mandato de René Préval, Aristide se presenta de nuevo y es elegido presidente con 91% de los sufragios pero con unas votaciones que contó con una gran abstención de los electores a consecuencia de la inestabilidad del país por los sucesos golpistas. Aristide comienza nuevamente con su política anti-imperialista y exige sobre todo a Francia el pago o la devolución de 90 millones de francos-oro (franco: moneda francesa utilizada en aquella época) que fueron pillados por el gobierno francés a Haití entre 1825 y 1885 [2].
La administración Bush hijo toma la decisión a finales del 2002 de derrocar Aristide y para tal motivo consulta con la Francia sobre este tema. Estas dos potencias han querido siempre ejercer una tutela común en la isla. París toma la decisión de inmiscuirse en le «caso hatiano» sólo a mediados de julio del 2003. Un plan conjunto es elaborado para preparar el golpe de Estado en Haití.

Acto 1: la desestabilización «democrática»
Del lado estadounidense, la Fundación Nacional para la Democracia (NED) fabrica y apoya la emergencia de una «oposición democrática» financiando a grupos de la «sociedad civil», mientras que el Subsecretario de Estado de los EE.UU., Roger Noriega [3] pone en funcionamiento un grupo de trabajo «para la restauración democrática» a la Brookings Institution.

Acto 2: la presión diplomática
Del lado francés, la operación es supervisada por el intelectual francés Régis Debray y Veronique Albanel. Esta última aparece bajo la cobertura de presidenta de la asociación Fraternidad Universal que desarrolla obras sociales en Haití y en cooperación con la Iglesia Católica. Esta intrigante mujer es además la hermana de Dominique Galouzeau de Villepin, el actual ministro de Relaciones Exteriores francés y esposa del general Baudoin Albanel de la división aérea de Francia.

El 15 de julio 2003, André Apaid [4], antiguo testaferro y financiero de la salvaje dictadura de los Duvalier [5] se convierte en el líder del Grupo de los 184 [6], este personaje organiza una provocación, organizando un mitin político en Cité Soleil (Ciudad-Sol), una barriada donde la mayoría son partidarios del presidente. André Apaid exige la protección de la Francia la cual envía agentes armados para que lo escolten y en presencia de Stéphane Grumberg, primer secretario de la embajada francesa. Como era de prever el mitin se transforma confrontación y revuelta. Hay 6 muertos y 40 heridos por bala. Testigos oculares acusan a los guardias franceses de ser los únicos responsables de la matanza hecho que es desmentida por la embajada de Francia [7].

El 17 de diciembre 2003, à las 3 de la tarde, Régis Debray se presenta en el Palacio Presidencial para exigir la dimisión del presidente Jean-Bernard Aristide el cual se niega a tal cosa. Debray y Villepin-Albanel redactarán algunos días más tarde, un informe al ministro de Relaciones Exteriores francés, Dominique de Villepin. Se puede leer: «No nos contentemos solamente de hablar. La salida del presidente Aristide no hará el país más próspero en un abrir y cerrar de ojos» (página 35). «Muchos se imaginan ver una rivalidad allí donde en realidad hay una complementariedad (entre los EE.UU. y la Francia), y si nuestros medios de influencia no se chocan, estos pueden y deben sumarse, para el bienestar de la nación haitiana. Incumbirá tal vez al presidente de la república (francesa), en todo caso al ministro de Relaciones Exteriores, de fijar así el juego, al mejor nivel posible, las modalidades y el espíritu de esta combinación. Una implicación más firme en Haití sólo es posible sin chocar con los intereses de los EE.UU. pero sobre con un espíritu de equilibrio y de previsión» (página 52).

Resumiendo, la misión es de derrocar al presidente Aristide para defender los intereses conjuntos del gran imperio estadounidense y del pequeño imperio francés. Pero la crisis iraquí y el contexto de la alianza franco-alemana en Europa, Berlín tiene que estar asociado a este acercamiento entre París y Washington para encontrar también su interés en su minúsculo imperio.
«Uno no puede impedirse de pensar a las ventajas, no solamente simbólicas, que significaría la apertura en Puerto-Príncipe de una misión diplomática conjunta de Francia y la República Federal Alemana, a la cual correspondería naturalmente una, al otro lado del Atlántico, por ejemplo la apertura de una misión germana-francesa a Windhoek, (en Namibia antigua colonia alemana en África), o en otro lugar» (página 57).

Los EE.UU. y la Francia ejercen presiones sobre diferentes países de la región para que no participen a las ceremonias del 200 Aniversario de la «primera república negra de América» [8], que se celebró el primero de enero 2004 en Puerto-Príncipe. Sólo el presidente sudafricano, Thabo Mbeki, participó a esta manifestación desafiando así a las grandes potencias.
El 2 de enero, el Grupo de los 184 presenta una alternativa de transición para preparar e incitar la salida de Aristide. El 7 de enero, una manifestación degenera en revuelta. Washington acusa al gobierno de Haití de no ser democrático. El 13 de enero, el mandato de los diputados y de dos tercios de los senadores expiran, pero la oposición se niega a nombrar sus delegados a la Comisión Electoral. Aristide no puede organizar las elecciones. Se le acusa entonces de no querer organizarlas y de instaurar una dictadura.

Acto 3: la desestabilización militar
La fabricación de una oposición «democrática» y las presiones diplomáticas no fueron suficientes para desestabilizar el país, entonces Washington pone en funcionamiento operacional un grupo armado en República Dominicana, bajo las ordenes de Guy Philippe. Estos «rebeldes» toman el control de varias ciudades y amenazan de marchar sobre la capital para tomarla. Rechazan diferentes propuestas de paz, sean del Episcopado o de la Organización de Estados Americanos (OEA). La oposición «democrática» del Grupo 184 mantiene un contacto permanente con el Secretario de Estado Colin L. Powell. Bajo sus instrucciones dicha «oposición» toma sus distancias con los «rebeldes» para quedar en capacidad de ejercer el poder sin tener que sentirse responsable por las exacciones o barbaries que puedan ser cometidas a su favor. El 21 de febrero, el plan para una solución al conflicto propuesto por la comunidad internacional es aceptado por Aristide pero rechazado por la oposición que exige incondicionalmente su salida.

El 23 d febrero, tropas recién llegadas cruzan la frontera acompañadas por Louis-Jodel Chamblain. La agencia de noticias francesa AFP comenta: «En Puerto-Príncipe mucha gente piensa que el ejército dominicano a dejado pasar deliberadamente a los antiguos militares haitianos con el respaldo de los EE.UU., además de suministrarles la casi-totalidad de su material bélico, mantiene vínculos muy cercanos con su comando conjunto y el gobierno. Recordemos que la República Dominicana fue el único país del Caribe que envió 300 militares a Irak ante el pedido de los Estados Unidos.» [9]

Acto 4: el secuestro
El 26 de febrero, Baudoin Jacques Kétant, un traficante de cocaína extraditado hacia los EE.UU. por Aristide y ante el pedido de la DEA es juzgado en Miami (Estado de Florida) [10]. En el marco de un arreglo judicial permitiendo al traficante de reducir su pena de condena de 27 años de reclusión, éste confiesa haber introducido más de 30 toneladas de cocaína a los Estados Unidos y declara: «Aristide es un barón de la droga que controla el tráfico de estupefacientes en Haití (...) Él ha transformado su país en el eje del tráfico de la droga».

El 29 de febrero, entre 2 y 3 horas de la madrugada, las Fuerzas Especiales de EE.UU. invaden el Palacio Presidencial y anuncian a Aristide que será enviado à Miami para ser juzgado por tráfico de drogas al menos que acepte de dimitir o que de contrario esperarán la llegada de Guy Philippe que ha recibido las ordenes y viene a matarlo. Aristide llega a comunicarse por teléfono con la conocida representante californiana Maxine Waters, para que ella pueda testimoniar e impedir así que se presente a la opinión pública como alguien que se ha «suicidado» al estilo Allende. Bajo la amenaza de los fusiles M-16 y en presencia de James B. Foley, embajador de los EE.UU. y de Thierry Burkard, embajador de Francia, Aristide firma una declaración de demisión preparada con anticipación «a fin de evitar un baño de sangre». Las Fuerzas Especiales lo conducen poco después al interior de un avión blanco, sin matrícula, con destino a Bangui, capital de la República Centroafricana en donde lo esperan agentes franceses de la seguridad francesa.

En el momento que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas es convocado de urgencia para decidir el envio de una fuerza de interposición de cascos azules de la ONU, los EE.UU. y la Francia, sin esperar la reunión, envían tropas.
En Washington, Otto Reich y el Sub-secretario de Estado, Roger Noriega, han supervisado el derrocamiento de Jean-Bertrand Aristide. Ahora en adelante, la Comisión de Asistencia a una Cuba libre, que estos personajes animan, estudia la posibilidad de utilizar Haití como una base de avanzada para terminar con Fidel Castro dentro de cinco meses.

Thierry Meyssan, periodista y escritor, presidente de la Red Voltaire.

[1] Le FRAPH es sobre todo responsable del asesinato de Antoine Izmery (11 septiembre 1993), y de la ejecución del ministro de la Justicia Guy Malary (14 octubre 1993) y la masacre de Raboteau (23 abril 1994).
[2] Actualizada y aumentada de sus intereses correspondientes, esta suma representaría 21 mil millones de dólares actuales.
[3] Antiguo asistente parlamentario del senador de extrema derecha Jesse Helms, Roger Noriega a consagrado su vida a la destrucción de los teólogos de la liberación.
[4] Destinado a ser el peón de Washington en Haití, al Sr. Apaid se le ha otorgado la doble nacionalidad haitiana y estadounidense.
[5] François y Jean-Claude Duvalier, llamados «papa doc» et «baby doc», establecieron una dictadura anticomunista de 1957 a 1986.
[6] El grupo de los 184 reúne a los responsables de los sindicatos, de patronato empresarial y de la prensa, bajo la dirección de la Fundación Nacional para la Democracia (NED), sucursal «directa» de la CIA.
[7] Una denuncia penal contra los funcionarios franceses deberá ser depuesta próximamente por el Dr. Gilbert Collard al nombre de las familias de las víctimas.
[8] El 4 enero 1794, la Convención suprime el esclavismo. El decreto se aplica a la colonia francesa de Haití. Pero el Primer cónsul de Napoleón Bonaparte, presionado por la familia de su esposa que posee importantes plantaciones en el Caribe, restablece el esclavismo. El esclavo negro y rebelde Toussaint Louverture, reclamándose de la Declaración de los Derechos del Hombre y del ciudadano de 1789, proclama entonces la Constitución autonomista. Bonaparte envía su cuñado, le general Leclerc, para reprimir a los rebeldes.
Louverture, Dessalines et Christophe vencen a Leclerc. El 1ro de enero de 1804, la primera república negra de América es proclamada.
[9] Interrogaciones en Puerto-Príncipe sobre la entrada muy fácil de antiguos militares en Haití por el periodista Dominique Levanti, AFP Internacional, 23 febrero del 2004.
[10] Baudoin Jacques Kétant debía ser juzgado con el coronel Michel François. Este último fue el N°2 del régimen del general Raoul Cédras quien dio el golpe de Estado a Aristide. Hombre que trabaja bajo las ordenes de los EE.UU. Fue formado en la Escuela de las Américas, actualmente en fuga en Honduras.


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