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(IAR-Noticias) 09-Abr-05
/Por
Manuel Freytas

Informe publicado el 28 de Mayo de 2004 -
Según
un informe publicado en el periódico
Soberanía,
en el año 2021
Venezuela, Irak, Irán, Arabia Saudita, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Nigeria,
Rusia y ciertos países de la región del Asia Central, serán los
únicos sobrevivientes de la era del petróleo.
Todos los demás países, hoy productores, dentro
y fuera de la OPEP, sencillamente
no tendrán petróleo.
Estados Unidos y Canadá tendrán las mayores
reservas de bitúmenes y arenas petrolíferas u oleoginosas; pero carecerán de
petróleos convencionales cuyos costos de producción sean menores a 3 dólares,
que sólo tendrán los países arriba mencionados.
Estados Unidos y Gran Bretaña -su principal
socio estratégico en Europa- con la invasión y ocupación de Irak y
Afganistán, se han asegurado temporalmente y a un precio cada vez más alto el
control del mayor yacimiento de hidrocarburos: Medio Oriente y
Asia Central.
De esta manera el capitalismo
estadounidense logró
frenar la crisis terminal de su sistema
económico; apuntalando el dólar como moneda mundial para seguir desarrollando su
nivel de vida derrochador a expensas de la miseria mundial, pero sobre todo,
seguir controlando la economía de Europa, Japón, China y el sureste asiático a
través del control de precio y la producción de la principal mercancía de la
economía del capital: los hidrocarburos.
Venezuela es hoy a nivel mundial
la más grande reserva de petróleo
extraíble con las tecnologías actuales.
De
concretarse los experimentos exitosos de Chevron Texaco y la Universidad de
Stanford, sobre el uso del gas en la extracción de los petróleos pesados, las
reservas extraíbles de la faja petrolífera del Orinoco se multiplicarían por 3.5
veces, lo que significaría que las reservas de Venezuela ascenderían a más
de 800 mil millones de barriles de petróleo, más que todas las reservas totales
de la OPEP.
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El domingo 16
de mayo una marcha multitudinaria congregó al
movimiento bolivariano venezolano contra el
imperialismo y el golpe de Estado. |
La importancia estratégica de Venezuela
En
los próximos 50 años Venezuela será el único país con petróleo
para exportar en el hemisferio occidental,
a 5 días de transporte del principal mercado mundial de hidrocarburos (EEUU,
México y Canadá) y a una distancia similar del Mercosur.
Por esa razón principal
Venezuela reviste
para Washington más importancia
estratégica que el Medio Oriente, por situarse en su patio trasero y por estar
dentro de una geopolítica de conquista contenida en el
Plan Colombia, con cuya
implementación regional piensa apoderase de los recursos naturales y
energéticos que su economía necesitará en los próximos 40 años.
Y esto se explica dentro de un cuadro de
supervivencia marcado
por necesidades concretas.
Estados
Unidos produce el 73% de la energía total que consume,
y a su vez consume mundialmente:
• El 33% de los
hidrocarburos
• 1 de cada 4 barriles de petróleo
• 40 de cada 100 litros de gasolina
• 1 de cada 3 derivados de hidrocarburos
• 1 de cada 5 de los destilados
El
déficit del 25% de su consumo energético equivale a unos 12 millones de barriles
diarios de petróleo y gas, que tiene que importar, desde todos
los lugares del mundo, pero especialmente desde Latinoamérica.
Estos 12 millones de barriles diarios de
hidrocarburos deficitarios, que se convertirán de 25 a 30 millones diarios en el
2020, es la razón estratégica central que guía las invasiones armadas
de EEUU por todo el planeta.
La invención de la doctrina
del "eje del mal" con que la Casa Blanca justificó las invasiones
de Irak y Afganistán se explica en el hecho de que el 90% de las
reservas mundiales de petróleo y gas están en manos de países musulmanes de
la OPEP, de Rusia, y de regiones musulmanas de la antigua Unión Soviética.
Y lo más grave para
Washington: la
gran reserva segura y barata que tenían en su patio trasero, se les complicó
y luego se les escapó de las manos con el advenimiento
de Hugo Chávez y
su movimiento bolivariano en el gobierno de Venezuela.
Petróleo y supervivencia
imperial

Recuperar el petróleo venezolano
mediante el derrocamiento o el asesinato de Hugo Chávez no es para EEUU una
causa ideológica sino una cuestión lógica de negocios y supervivencia
imperial.
El plan
de
intervención extranjera -al estilo Haití- que Washington
está operando como metodología
"novedosa" para derrocar a Chávez con una "fuerza multinacional de Paz",
con la complicidad de la ONU y de gobiernos europeos, se explica en la siguiente
razón:
Estados Unidos
e Inglaterra pueden resistir por un tiempo una interrupción en
el suministro de hidrocarburos. Son países productores y tienen reservas
estratégicas almacenadas, pero, el resto de las economías mundiales, incluyendo
Europa, Japón y China son totalmente vulnerables a un corte de
energía. Estados Unidos, Japón y la Unión Europea consumen mundialmente:
• 67 de cada 100
litros de gasolina
• 56 de cada 100 litros de derivados
• 41 de cada 100 litros de fuel oil
• 60 de cada 100 litros de otros destilados
• 44,5 del gas mundial
• 50% del petróleo mundial
• Comercializan el 65% del petróleo del mundo
Hoy las grandes potencias
mundiales, las grandes economías y las grandes corporaciones multinacionales,
tienen un déficit cercano a los 40 millones de barriles diarios de
hidrocarburos y en el transcurso de esta generación para el 2020 éste
déficit sobrepasará los 100 millones de barriles diarios, porque
sencillamente ninguno de esos países tienen reservas petrolíferas en sus
territorios que le alcancen más allá del 2015.
Europa y Estados Unidos están
aquejados por el mismo síndrome: el déficit de hidrocarburos, un elemento
esencial para su supervivencia y sin el cual sus infraestructuras
industriales, económicas y militares se desmoronarían en pocas décadas.
Esto emparenta y junta a los
viejos imperios europeos con el nuevo imperio unipolar
norteamericano en una cruzada permanente: invadir países para apoderarse
del elemento vital para su existencia futura.
Esto explica la "sociedad"
natural existente -más allá de los discursos "opositores" europeos en la ONU-
entre el capitalismo norteamericano y el europeo en las invasiones militares
ejecutadas por el Pentágono, pero aprovechadas económicamente, en primer
lugar por los consorcios norteamericanos, y secundariamente por las
corporaciones europeas que participan del botín de guerra,
como ahora lo están haciendo con la "reconstrucción de Irak".
Tras el 11-S, y con distintas
características, Europa y Estados Unidos se asociaron -a través de
la ONU y de la OTAN- para invadir y ocupar Afganistán y luego Irak.
La mecánica funcional siempre es la
misma: EEUU invade militarmente, y Europa (por medio de la ONU y de la
OTAN) asume el rol de "legitimadora" a través de una "Fuerza
multinacional de Paz", que hoy le está retaceando a EEUU en Irak,
con la intención de sacarle más participación para sus bancos y
transnacionales en el negocio del petróleo y de la "reconstrucción".
En esta lógica -estadística y harto
repetida- se fundamenta lo que muchos ven como la salida más probable de la
conspiración golpista contra el gobierno de Venezuela: la intervención
extranjera.
Con Chávez y su gobierno, elegidos
democráticamente y con un alto nivel de adhesión popular, no pueden esgrimir la
doctrina del "eje del mal" aplicada contra Saddam en Irak, o
contra los talibanes en Afganistán, sino que deben implementarla en un nuevo modelo adaptado al patio
trasero.
La campaña desestabilizadora contra
Chávez abreva en tres ejes principales de ataque: las actitudes
"dictatoriales" del presidente, la "violación de derechos humanos"
de su gobierno, y su "vinculación" con la guerrilla y el narcotráfico
colombiano.
Sobre ese presupuesto operativo trabajó -y lo sigue
haciendo- la estrategia mediática golpista urdida
por la conexión cubano-americana-sectores
oligarcas de Venezuela, cuyas líneas matrices
parten -como siempre- de la CIA y del
Departamento de Estado
norteamericano.
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Durante su
último encuentro con corresponsales extranjeros,
Chávez dio nombres y fotos de los paramilitares
detenidos, y habló de una "conspiración internacional"
contra el gobierno de Venezuela. |
El
cuarto golpe
La intervención extranjera
es el cuarto golpe
que se avecina en Venezuela, después de tres intentonas fallidas para derrocar a
Chávez.
Sustituye
en el tiempo al golpe mediático abortado del 11 de abril de 2002, al
golpe petrolero de fines de 2003, y al revocatorio presidencial del 2004, que lleva en sus
entrañas un golpe institucional para derrocar a Chávez.
La operación con
el revocatorio ya
fue neutralizada, y no puede ser utilizada con el objetivo que fue concebida.
Hoy EEUU ya no trata de imponer un golpe mediático, un golpe petrolero, o un golpe institucional
por medio del revocatorio, sino de generar en Venezuela un contexto de
anarquía armada y de guerra civil (tal como sucedió en Haití).
Un derrocamiento militar
de Chávez en estos momentos es inviable para Washington por la ola de
protestas y de presiones internacionales que levantaría, y por el alto
grado de polarización existente en la sociedad venezolana.
Por
otra parte, el golpe militar
tradicional combinado con una
acción de desestabilización
mediática, ya se aplicó y
fracasó
en Venezuela en abril del 2002. Una operación de estas características
colocaría a Bush en una situación tan o más complicada que la que
atraviesa en Irak.
Hoy el
accionar del Departamento de Estado norteamericano está claramente orientado a
crear -por medio de métodos desestabilizadores-
las condiciones económicas,
políticas, y sociales para la intervención
de una fuerza multinacional, como
la que se practicó en Haití.
Hay un punto de
partida que es la desestabilización económica,
dentro de la cual -y como lo señaló
recientemente un funcionario venezolano- EEUU podría
dejarle de comprar por un tiempo petróleo a Venezuela y
seguir profundizando el boicot económico internacional contra
el gobierno de Hugo Chávez .
En este contexto puede
operar -como de hecho lo está haciendo- el proceso de
desestabilización política por medio de la rebelión
callejera -inducida por elementos parapoliciales o grupos infiltrados- que
generen el caos social (la famosa Guarimba) en el principal país
petrolero de Latinoamérica.
(En este marco hay que
analizar la presencia en Venezuela del grupo de paramilitares detenidos por el
gobierno, y cuya misión pudo estar orientada a servir de factor
inductor de un cuadro de violencia armada trasladada desde los cuarteles
a las calles).
El paso siguiente, con
Venezuela sumida en el caos, es hacer un llamamiento internacional a fin de "parar el derramamiento de sangre", con la OEA, la ONU, y la correspondiente "fuerza
multinacional de paz" encabezada en primer término por los marines
estadounidenses.
Con Venezuela en un proceso de
anarquía creciente, y con Chávez "aislado
internacionalmente" (como pide el hermano de Bush), una operación de
entretejido internacional para invadir Venezuela con la ONU y una "fuerza
multinacional de paz", resulta factible y operativa para Washington y el
Departamento de Estado norteamericano.
Con la
"intervención extranjera" EEUU busca tercerizar el golpe de
Estado contra Chávez,
delegando -formalmente- el derrocamiento del gobierno constitucional en una fuerza militar
multinacional -controlada por USA- que venga a poner "paz y orden" en Venezuela.
Ese es el "producto final"
del proceso de desestabilización que está en marcha contra Chávez y que nunca se detuvo.
La República Bolivariana es
una "gigantesca Haití" en el tablero de invasión de los halcones del
Departamento de Estado y del Pentágono.
Y nadie puede garantizar que
de ese proyecto, aparte de las potencias europeas, no participen -a nivel de
legitimadores de la invasión- algunos países latinoamericanos en los que hoy
Chávez "confía".
Hay que observar
atentamente a Haití, ese es el modelo paradigmático a ser aplicado -con las
modificaciones del caso- en territorio venezolano.
El Imperio compra conciencias,
armas, militares, políticos, periodistas, presidentes, y el rédito económico
de una invasión a Venezuela justifica por lejos la "inversión en
dólares" que hoy están realizando la CIA y sus usinas empresariales en
Venezuela y en Latinoamérica.
Venezuela posee en la
actualidad, según cifras de la propia PDVSA, un potencial de reservas
probables que se elevan a 380.000 millones de barriles
de petróleo, superiores a cualquier país de la OPEP.
Esa, y no otra, es la razón
principal por la cual Venezuela, junto con Irán y Siria, conforma la
trilogía de países que Washington considera de "prioridad estratégica"
ocupar militarmente en el corto plazo.
Fuente: los datos y estadísticas
sobre petróleo citados en esta nota corresponden a un extenso informe titulado:
El Plan de Negocios de PDVSA: un plan privatizador,
publicado en el periódico Soberanía, y
firmado por
Pablo Hernández.
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