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(IAR-Noticias) 09Dic03 - Fuente: Reuters
Un
coche-bomba con un suicida a bordo causó heridas a 58
soldados de EEUU y a tres iraquíes al explotar a la entrada de
una base militar norteamericana en una ciudad del norte de
Irak, en una jornada donde la violencia se apoderó
nuevamente del país.
En
Bagdad una mezquita suní fue volada por una explosión durante las
oraciones de la mañana, matando a tres iraquíes y agitando el temor de que
se agregue más tensión religiosa a la inestabilidad en en el país.
En
otro hecho de violencia, cerca de la ciudad de
Faluya, al oeste de la capital, un helicóptero estadounidense Kiowa se vio
forzado a realizar un aterrizaje de emergencia tras ser atacado por insurgentes,
declaró una portavoz del ejército norteamericano. Un fotógrafo de Reuters pudo
observar al helicóptero en llamas en un campo, pudiendo comprobar que los dos
tripulantes escapaban del aparato con lesiones leves.
La
nueva escalada de violencia en Irak
comenzó con una explosión en
la base de EEUU en la ciudad de Tal Afar, en el norte del país, poco después del
amanecer. El vehículo cargado de explosivos abrió un cráter en la calle y
destrozó cristales de edificios en los alrededores.
"Definitivamente, fue una acción suicida, había trozos de la persona
desperdigados por todo el complejo", dijo el coronel Michael Linnington,
comandante de la Tercera Brigada de la 101 División Aerotransportada.
Linnington señaló que los soldados que montaban guardia en el
campamento situado a 45 kilómetros al oeste de Mosul, abrieron fuego cuando el
conductor se dirigió hacia ellos, ignorando la orden de alto.
"Los soldados alcanzaron al conductor diversas veces, lo que provocó que
detonara la bomba de forma prematura", dijo Linnington. "Definitivamente trataba
de cruzar la puerta y entrar en el campamento".
La
mayoría de los soldados heridos sufrían cortes, magulladuras y huesos rotos,
señaló el jefe militar , pero cuatro de ellos estaban en grave estado y fueron
evacuados a un hospital militar.
Un
traductor iraquí también resultó herido y otros dos iraquíes fueron
hospitalizados con cortes, informó un medico.
Portavoces del ejército estadounidense dijeron que también se registró un
ataque suicida en un hospital de campaña al norte de Bagdad. Un oficial en
el hospital señaló que varios soldados resultaron heridos cuando un hombre
se acercó simulando estar herido y detonó un dispositivo que llevaba atado a su
espalda.
"Todo lo que quedó fue la cabeza, manos y piernas", dijo un militar en una
gráfica descripción.
La guerra
cotidiana
En
Bagdad y en las principales ciudades de Irak la guerra es un hecho cotidiano.
Desde que el presidente Bush declarara el fin de la guerra el 1 de mayo pasado,
han muerto 193 soldados norteamericanos en emboscadas y atentados
producidos por las fuerzas de la resistencia árabe.
Desde la caída de Bagdad,
hace ocho meses, la resistencia iraquí pasó de los golpes de mano y ataques
aislados a acciones múltiples y coordinadas contra las tropas de ocupación.
Luego tomó como blanco la
infraestructura económica: los oleoductos (la voladura del que une Irak con
Turquía obligó a suspender las exportaciones de petróleo), los acueductos y las
plantas productoras de energía eléctrica.
Los
atentados al
borde de los caminos, los ataques con francotiradores y granadas de mortero
contra las tropas anglo-estadounidenses, son realizados por grupos leales
a Saddam Hussein, grupos fundamentalistas árabes y ciudadanos iraquíes sin
entrenamiento que quieren vengar a miembros de su familia muertos por las
fuerzas norteamericanas durante la guerra.
Detrás
de los grandes atentados con coches-bomba existe una línea gris que
los expertos no se atreven a cruzar.
En
un campo de batalla imprevisible dentro del cual se mueven las fuerzas de
Sadam, el fundamentalismo árabe, la CIA y todo el espectro de la
inteligencia militar norteamericana.
La mayoría de las masacres con explosivos
lanzadas contra organizaciones internacionales, mezquitas, embajadas o
instituciones árabes, son inmediatamente adjudicadas a Al Qaeda por parte de las
autoridades de Washington.
Estos hechos de violencia son difundidos por la prensa internacional que toma
como única fuente a los informes de la inteligencia militar
norteamericana y del comando central de las fuerzas de ocupación.
La
información masiva proclive a "no analizar las causas y los efectos" y a
señalar a Al Qaeda como "único autor" de los atentados, deja sin sustento
las teorías que -dentro y fuera de Irak- apuntan a otras interpretaciones sobre
los autores y beneficiarios reales de esas masacres con bomba
contra árabes y organizaciones civiles.
Las
fuerzas militares de Estados Unidos caminan sobre un polvorín, y el
presidente Bush debe convencer a sus rivales electorales y a la opinión pública
norteamericana que la guerra antiterrorista debe continuar. El infierno
en Irak está asegurado.
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