|
14Dic03 (IAR-Noticias) -
Por Marcelo Acevedo
8.30 PM /Irak/ -
La
"zona verde" de Bagdad estalló, felizmente sin víctimas para los militares,
periodistas, y empresarios transnacionales que habitan por los alrededores con
el sano objetivo de sacar su tajada capitalista de Irak.
El
coche bomba, ubicado por los alrededores del hotel Palestina, más que causar
víctimas, buscó producir ruido orientado a enviar un mensaje al
administrador civil de Irak, Paúl Bremer, quien un rato antes había anunciado la
captura de Saddam Hussein diciendo: "Damas y caballeros, lo tenemos".
No
se sabe que le quisieron decir con la máquina explosiva, pero los expertos
sospechan que le quisieron amargar la fiesta al Pentágono diciéndole "ojo: el
jefe está preso pero nosotros estamos libres".
Diez o quince periodistas iraquíes pronorteamericanos explotaron en vítores y en
aplausos dedicados al contraterrorista de la CIA, ahora administrador civil de
la ocupación, lo que sirvió a las agencias internacionales para informar que
el delegado de Bush fue aplaudido por una "platea" de personas.
Horas antes -algunos dicen que en el momento de producirse la detención de
Saddam- había estallado una bomba en una comisaría causando muertos y heridos
entre los policías iraquíes. Se reportaron infinidad de disparos al aire por
todo Bagdad, sin precisar si se trataba de festejo o de amenaza.
Mientras la "dinámica de la información internacional" producía flujos
interminables de titulares tipo "Saddam capturado", en la periferia
capitalina los iraquíes pobres se miraban con "sorpresa" tratando de procesar lo
que escuchaban por la BBC y las radios locales.
Un
grupo de militantes de la CNI, la organización del banquero Chalabi, gritó
"muerte al dictador" mientras enarbolaban banderas desplegadas para la
prensa internacional.
Nada, salvo la pantalla de la CNN, indicaba que en Irak se había alterado el
curso de los acontecimientos.
El
general Sánchez, comandante militar de las fuerzas de ocupación, dio las
primeras precisiones de la noticia. Saddam había sido apresado
cerca de Tikrit, su ciudad natal, en una zona agrícola, situada a una hora y
media de auto desde Bagdad.
El
primer interrogante comenzó a esparcirse entre el mundo de los que analizan
inteligencia militar en Bagdad: ¿porqué no lo mataron?
La
pregunta parecía ingenua, extemporánea, fuera de lugar, en un contexto
bombardeado por fotografías de un Saddam con barba entrecana y mirada perdida
que se sometía mansamente a las manos hurgadoras de un médico que lo
examinaba.
El
hombre estaba funcionalmente preso, y parecía resignado a su destino.
¿Cuál es el destino de Saddam?
Un
ciudadano iraquí que analiza estos temas nos dio la primera pista: "si
Saddam está vivo, es porque a EEUU le interesa que esté vivo".
¿
Y porqué al Pentágono y a la Casa Blanca les interesaría un Saddam preso pero
con vida?
Habría una razón de peso según algunos iraquíes: el ex dictador es el único que
puede contener a las hordas chiítas que quieren imponer un régimen
fundamentalista árabe en Irak.
Y
habría otro argumento más contundente aún: a Bush le interesaría armar un show
mediático con el "juicio a Saddam" de aquí a las elecciones
presidenciales, en noviembre del año que viene.
Por otra parte, el verdadero "enemigo" para EEUU ya no es Saddam. Lo
que verdaderamente teme hoy el Pentágono viene del triángulo conformado
por Irán, Arabia Saudita y Siria.
"Saddam siempre negocia con EEUU, los extremistas árabes radicalizados, no",
dicen en Bagdad recordando los diferentes pactos que el ex hombre fuerte tejió
con Washington, y que le sirvió a los norteamericanos para contener la expansión
del extremismo chiíta por el mundo árabe.
¿
Porqué la CIA se perdería la oportunidad de armarle un contrapeso a la
guerrilla chiíta con el aparato militar de Saddam ?
¿Cuántos de sus partidarios le seguirían en nuevo pacto secreto con Estados
Unidos?
Una
pista: en el Irak de posguerra las lealtades y el nacionalismo se compran con
moneda norteamericana.
En
un país devastado y sin futuro como Irak domina la lógica del dólar, esa
magia en billete verde que recibieron los oficiales de Saddam para entregarle
Bagdad a los norteamericanos sin resistencia.
Si
lo hicieron hace ocho meses ¿porqué ahora no?
Saddam tiene 66 años, y como buen estratega, necesita negociar para no
morir jubilado en una prisión norteamericana.
Bush, que lo dejó vivo, necesita renovar su mandato el año que viene para
seguir combatiendo al "eje del mal", tal vez por Irán, tal vez por Siria, donde
el destino lo convoque.
Un
"pacto de caballeros civilizados" sería lo más conveniente para ambos.
|