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20Dic03 (IAR-Noticias)
Martin Dempsey, comandante de la
Primera División de Infantería estacionada en Bagdad y Ramadí,
se reunió la semana pasada con un grupo
de
periodistas estadounidenses a los que brindó detalles sobre la captura de Saddam
Hussein.
Curiosamente, y en contradicción con lo que había dicho un oficial de
inteligencia de la
Cuarta División de
Infantería
que capturara al ex presidente iraquí (ver:
Como
fue capturado y entregado Saddam) , el alto jefe militar afirmó que "Sadam no dirigía los ataques, sino que recibía información por
escrito de las acciones y las reuniones de planificación y ejercía el papel de
inspirador ".
"Lo que la detención de Sadam ha dejado al descubierto es la
estructura que existía por encima de la estructura local de células, es
decir, una red; esta red era responsable del dinero de las células y creemos que
estamos en ella", señaló Dempsey ante los
corresponsales.
"Después de comparar los documentos encontrados -agregó-
dudo mucho de que dirigiera las operaciones diarias. Hubiera sido
imposible. Era la figura simbólica, y estas redes se relacionaban con él de una
forma que puede caracterizarse como la de un hijo con sus padres".
Las
comunicaciones encontradas son de las células a Sadam y le llegaban a través de
mensajeros", señaló el alto jefe a
sus interlocutores.
Hasta el momento, según las declaraciones de Dempsey a
los periodistas
estadounidenses, sus soldados han intervenido en 6 de las 14 células detectadas,
pero no hay detalles de que Saddam controlara las operaciones; únicamente la
detención de tres antiguos generales del ex Ejército
regular de Irak que no estaban entre
los más buscados.
Dempsey calcula que los grupos armados reúnen a un millar de hombres en Bagdad,
de los que sólo "del 10% al 20% se puede decir que están ahí de corazón; el
resto se aprovecha de la situación, probablemente a cambio de dinero".
La
mayoría de los que pertenecen al núcleo duro son "antiguos mandos militares,
agentes del servicio secreto, miembros del partido Baaz y menos del 10% de
ellos, militantes islamistas no iraquíes" que "en ocasiones han llevado a cabo
misiones suicidas", añadió el militar.
Avalando
lo dicho por Dempsey otro sector de la inteligencia estadounidense en Bagdad
-perteneciente al comando del
general Sánchez- asegura que
"la captura de Sadam no va a tener un efecto directo en la mejora de la seguridad".
En palabras
del mismo general Ricardo Sánchez, responsable militar
de todas fuerzas desplegadas en Irak, "pasará algo de tiempo
antes de que veamos los posibles efectos. Como hemos dicho varias veces, se
mantendrá por un tiempo un cierto nivel de violencia, y estamos preparados para
ello".
Lo dicho por los dos generales norteamericanos refuerza la tesis de que la resistencia iraquí no actúa bajo el denominador común de un
"mando central".
Es un conjunto de células
armadas que actúan
por todo el país
sin la presencia de un "plan general".
Sin la
conducción vertebradora de Saddam
-o de otro líder fuerte que los nuclee een un plan de "ofensiva generalizada"- esos grupos se vuelven cada vez más peligrosos
e incontrolables
para
las fuerzas de ocupación estadounidenses en Irak.
Su dinámica operativa no responde a patrones comunes, tienen una gran capacidad de
movilidad, actúan descentralizadamente,
aparecen, desaparecen, atacan y huyen con gran facilidad,
y a los servicios de inteligencia
anglo-norteamericanos se les hace
muy dificil su detección.
Tras la
captura de Saddam
no se produjo ninguna ofensiva general lanzada por
sus seguidores.
Sólo las decenas de
atentados y ataques de "rutina", y las
-también "habituales"- redadass del ejército estadounidense en
supuestos bastiones de la resistencia Islámica.
Los limitados fondos que encontraron en poder de Saddam y
su deplorable estado físico mostrado por las imágenes
televisivas, señalan por sí mismo que las
acciones de la resistencia no estaban financiadas y dirigidas por el ex presidente.
Para los especialistas militares no estadounidenses,
su captura no modifica el
cuadro de situación y ahora
el Pentágono se enfrenta al "escenario más temido".
Con
su plan de "ataque relámpago" y de conquista de Irak en solo 22 días, los expertos de Washington no previeron que "lo peor estaba por venir".
El
fin de las acciones militares convencionales, anunciadas por Bush el 1 de mayo pasado
-lo habíamos anticipado- , solo fue el ccomienzo de "otra guerra"
en la cual los tanques Abrams, los misiles y el armamento táctico de última generación,
quedarían obsoletos
y fuera de uso.
La
"nueva
guerra" en la cual se metieron Bush y los halcones,
es una guerra en la cual el "factor humano" gravita más que el
poder de fuego y la supremacía militar abrumadora de Estados Unidos.
Irak es un país en estado de
"colapso total".
Violencia
armada desatada sin freno por todo el país; cuadro generalizado de anarquía
social; hospitales colapsados, muertes de niños por desnutrición y efectos
colaterales de la guerra; millones de desocupados y hambrientos multiplicados
por todo el país; prostitución y drogas ingresadas con las fuerzas militares de
EEUU; "palestinización" creciente de las periferias, delaciones entre vecinos,
encarcelados, torturados, conforman el cuadro de posguerra del Irak
ocupado.
Es
el escenario ideal para una guerrilla urbana de accionar completamente "irregular",
dotada de una logística mínima, que toma decisiones "sobre el terreno",
y que se refugia por toda la periferia pobre de Bagdad
marcada por el denominador común del sentimiento "antinorteamericano".
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