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(IAR-Noticias)
03Feb04
El presidente del Imperio
norteamericano, George W. Bush, envió ayer al Congreso un presupuesto de 2,4
billones de dólares, con grandes aumentos en los gastos de defensa y seguridad
interior y un déficit sin precedente de US$ 521.000 millones.
El sideral
déficit estimado para el 2004 ya
está provocando airadas reacciones y críticas entre sus rivales demócratas, y
fue criticado hasta por el
propio Fondo Monetario Internacional (FMI) por poner en peligro a la economía
mundial.
Para combatir el
creciente agujero fiscal Bush propuso reducir decenas de programas y recortar
los gastos de siete de los 15 Departamentos del gabinete. Las reducciones
mayores afectan a Agricultura y la Agencia de Protección Ambiental.
El jefe de la Casa
Blanca
-como ya lo había anunciado- soliicita
US$50.000 millones
adicionales al presupuesto del año fiscal 2005, que serán destinados a financiar
los procesos de ocupación de Iraq y Afganistán, según lo informado hoy por la
Casa Blanca.
Según el director de la
oficina presidencial de presupuesto, Josh Bolten, la suma solicitada se añadirá
a los más de US$ 400.000 millones ya solicitados para el Pentágono, cifra
que representa un incremento del siete por ciento en los gastos bélicos.
La nueva solicitud
de gastos para operaciones militares en Iraq y Afganistán sucede a otras por 79
mil millones y 87 mil millones de dólares realizadas para 2003 y 2004,
respectivamente.
El presidente señaló
que su plan de gastos, que seguramente provocará polémicas encendidas en el
Congreso durante este año electoral, "promueve nuestras tres prioridades
mayores": ganar la guerra antiterrorista, fortalecer la defensa interior y
fomentar la recuperación económica.
"Nuestra nación sigue en
guerra" declaró Bush en el texto del mensaje que acompaña el presupuesto. "Esta
nación se ha comprometido a librar la guerra prolongada contra el terror. Y
llevaremos la guerra a su conclusión inevitable: la destrucción de los
terroristas".
El plan del presidente
para el presupuesto 2005, que comienza el 1 de octubre, propone un gasto total
para el gobierno de 2,4 billones de dólares, 3,5 por ciento más que en el
ejercicio en curso. Los ingresos alcanzarán 2,04 billones de dólares, un aumento
del 13,2 por ciento, que el gobierno pronostica provendrán del aumento de la
recaudación impositiva provocado por lo que considera el fortalecimiento de la
economía.
La oposición demócrata
atacó el proyecto, en particular las reducciones de programas gubernamentales,
que consideró dañinas, y la insistencia del presidente en volver permanentes las
reducciones de impuestos del 2001 y el 2003, a un costo proyectado de 900.000
millones de dólares a lo largo de 10 años.
"Este gobierno prometió
que sus recortes impositivos y proyectos políticos no convertirían los récord de
superávit en récord de déficit, pero este presupuesto demuestra que eso es
precisamente lo que ha sucedido", señaló el presidente del bloque demócrata en el
Senado, Tom Daschle.
El
efecto Irak
Según un sondeo de la CBS
publicado hace días, el grado de aprobación de Bush cayó
al 50 por ciento, la cifra más baja de su presidencia, y representa diez puntos
menos que lo que tenía en la semana de la detención de Sadam Husein.
Sólo el 42 por ciento
considera que la ocupación de Iraq está
justificada, dado el elevado gasto que genera al Tesoro norteamericano.
El costo de la ocupación
militar y la reconstrucción de Irak demanda US$ 1.000 millones semanales
al Estado norteamericano, según lo declarado hace poco por el administrador
civil norteamericano, Paul Bremer.
Esa cifra,
multiplicada por un año, absorbe casi la totalidad del déficit
presupuestario estimado para el 2004 presentado ayer.
Mientras las corporaciones y
los bancos estadounidenses hacen jugosas ganancias con los contratos de la
reconstrucción de Irak, el Estado norteamericano ya ha invertido más de US$
35.000 millones en los costos operativos de la ocupación, cifra que en sesenta
días más superará en dos veces el costo total que demandó la guerra relámpago
de apoderamiento de ese país.
En un
informe presentado la semana pasada la
oficina presupuestaria
del Congreso (CBO)
precisó que las ganancias petroleras de Irak, estimadas en unos 69.000 millones
de dólares (55.000 millones de euros) entre 2004 y 2007, no bastarán para
financiar la reconstrucción del país.
Si el país obtiene un
importante volumen de exportaciones y el precio del barril se mantiene fuerte,
esta suma podría ascender a 89.000 millones de dólares, lo que daría a Irak más
margen para la inversión, señaló la CBO.
En cambio, si las
exportaciones se mantienen en niveles descendentes y el precio del barril baja,
esta cifra caería hasta los 44.000 millones de dólares lo que "incluso reduciría
la capacidad de Irak de pagar sus gastos cotidianos".
La CBO también subraya que las
previsiones financieras de los responsables iraquíes no tienen en cuenta las
reparaciones de los daños causados por la guerra ni los elevados intereses de la
deuda exterior.
"Si Irak no obtiene una
reducción substancial de sus obligaciones con sus acreedores internacionales,
podría tener muchas dificultades para financiar sus esfuerzos de
reconstrucción", precisó la comisión.
Con esta información los
planes de Bush para enviar más fuerzas militares a Irak, así como de incrementar
el presupuesto de la "guerra contraterrorista", se ven seriamente comprometidos.
Sus rivales demócratas, que
han hecho del costo de la ocupación de Irak uno de sus principales argumentos
contra Bush, seguramente no dejarán pasar esta oportunidad para seguir
poniéndole en contra la opinión pública norteamericana.
El senador
demócrata John Kerry, favorito en la mediciones
de su partido, ha centrado el eje de su campaña en "pedirle responsabilidades" a
Bush por el costo económico y en vidas humanas que genera la ocupación militar
de Irak.
Kerry, quién encabeza la carrera por
la nominación demócrata, le ganaría a Bush
con el 49% de los votos, frente al 46% que tendría el actual presidente, según
una encuesta de la revista
Newsweek
de la semana pasada.
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