Ultimas Noticias

SECCIONES

Argentina

Latinoamérica

Norteamérica

Europa

Medio Oriente

Irak

Asia

Africa

Especiales

Autores

Medios

Internet

TITULARES
del Mundo

I Argentina I Brasil I
I América Latina I
I España I EE.UU. I
I Canadá I Europa I
I Asia I Africa I
I Oceanía I

EN VIVO

Radios del
Mundo


I América Latina I
I España I EE.UU. I
I Canadá I Europa I
I Asia I Africa I
I Oceanía
I Medio Oriente
I Internacionales I

MEDIOS
ALTERNATIVOS


I Periódicos
 
y Redes
I
I
Agencias
 de Noticias I
I
Publicaciones
 
y Sitios I
I
Prensa
 
de Izquieda I

BUSCADORES

del Mundo


I América del Norte I
I América Central I
I América del Sur I
I Europa I España I
I Africa I Asia I
I Medio Oriente I
I Oceanía I
I Temáticos I
I Internacionales

TELEVISION

      del Mundo


I América Latina I
I España I EE.UU. I
I Canadá I Europa I
I Asia I Africa I
I Oceanía
I Medio Oriente I

ECONOMIA
MUNDIAL


I América Latina I
I Africa I Asia I
I España I EE.UU. I
I Europa I
I
Oceanía I  
I Canadá
I Medio Oriente
Bolsas del Mundo I

MEDIOS

del Mundo


I Agencias
de Noticias
I

I Diarios
I Revistas I
I Radios I
I Televisión I

 

Agregar 
a favoritos

Recomendar
 este sitio

 
 

SECCIONES

NORTEAMERICA  

Wednesday, 04 de February de 2004

Como respuesta al ataque de sus adversarios demócratas

Bush decidió que la CIA se investigue a sí misma

(IAR-Noticias) 04Feb04  

Bush y los halcones de la Casa Blanca, ante la creciente presión política y mediática de sus adversarios demócratas, decidieron crear una comisión de "expertos en inteligencia" de la CIA para que investiguen los informes secretos sobre las ADM de Saddam, elaborados por el propio organismo antes de la invasión militar a ese país.

Lo que significa lisa y llanamente que la CIA investigará a la CIA, para determinar si los informes de inteligencia elaborados por la CIA mentían o decían la verdad sobre la tenencia de armas estratégicas por parte del ex régimen de Saddam Hussein.

Dicho de otra manera: Bush y los halcones, para aventar toda sombra de sospecha ante la opinión pública, decidieron investigarse a sí mismos  y dar un dictamen sobre la documentación de inteligencia que justificó su propia decisión de arrojar 17.000 misiles sobre Irak y luego ocuparlo militarmente a sangre y fuego.

Lo que parece un cuento surrealista cobró estado público cuando el portavoz presidencial, Scott McClellan, anunció  la creación del grupo diciendo que "la gente que estará en esa comisión será gente de integridad que tiene experiencia en el servicio público y son expertos en inteligencia.

"Ellos tendrán la independencia necesaria para hacer el trabajo que necesitan hacer", sostuvo McClellan.  Y agregó que el presidente, George W. Bush, planea crear la comisión mediante una orden ejecutiva en el curso de esta semana.

La cuestión no pasó "desapercibida" para sus adversarios electorales empeñados, desde el Congreso y los medios de comunicación, en terminar en los comicios de noviembre con el reinado del cowboy de Texas en la Casa Blanca.

La oposición demócrata se apresuró a criticar que el presidente designe a todos los miembros de la comisión, porque -dicen- carecerían de independencia, y cuestionaron que sea el propio presidente quien  fije la  fecha para el informe final en el 2005, después de las elecciones en las que busca su reelección.

El jefe de la minoría demócrata en el Senado, Tom Daschle, criticó que Bush va a formar una comisión "en la que nombrará a todos sus miembros, decidirá el formato y, a fin de cuentas, el marco y las condiciones en las que trabajarán".

El Inspector

Bush ya tenía lo suyo con la resistencia iraquí y los soldados norteamericanos muertos a diario, cuando una nueva pesadilla se le agregó, hace dos semanas, con la renuncia del jefe de inspección de armas en Irak, David Kay, quién se retiró del cargo afirmando que las armas de destrucción masiva de Saddam, nunca existieron.

La embestida y las presiones internas contra Bush tomaron un nuevo giro  con las declaraciones efectuadas por el  funcionario renunciante quién  tenía a su cargo una misión de inspección de la CIA en Iraq.

Convertido en un ventilador, Kay -nombrado por el propio Bush- dijo que su equipo no encontró pruebas de que el régimen de Saddam Hussein hubiera acumulado armas no convencionales antes de la invasión del país por parte de tropas estadounidenses en marzo.

Desde distintos medios de comunicación el ex funcionario sigue insistiendo hasta hoy  que Iraq carecía de un programa a gran escala para producir armas prohibidas en la década de 1990, después de haber perdido la Guerra del Golfo Pérsico de 1991.

Los halcones de la Casa Blanca montaron en cólera con las afirmaciones de Kay, un funcionario cercano al jefe  del Departamento de Estado Colin Powell, quien mantiene posturas críticas sobre la invasión a Irak diseñada y ejecutada por Rumsfeld y el Pentágono.

Luego de las declaraciones del inspector Colin Powell aventuró la posibilidad de que Iraq quizá no tuviera dichas armas. "La respuesta a esa interrogante es que todavía no lo sabemos", dijo.

Fuentes cercanas a los republicanos consideran que  las declaraciones del ex inspector Kay son totalmente funcionales al interés electoral de los demócratas, que usan la "no existencia de armas" como un argumento esencial para destruir a Bush.

Lo curioso -dicen esas fuentes- es que Kay conocía de antemano, incluso mucho antes de asumir como jefe de inspectores, que las armas de destrucción masiva de Saddam nunca existieron, salvo en la idea de un grupo de la CIA que elaboró la teoría para justificar la invasión en marzo del año pasado.

El hoy ex inspector "denunciante", por otro lado, formó parte de la OSP (Office of Special Plans), una oficina secreta de inteligencia paralela que funciona en el Pentágono desde la época de Bush padre, y desde la cual se elaboraron las distintas teorías "antiterroristas" que luego sirvieron de justificativo para los "ataques preventivos" contra Afganistán e Irak.

Desde esa oficina en la sombras, conocida con el mote de "fábrica de mentiras", se construyó la línea argumental con la cual se legitimó la invasión y ocupación de Irak, y cuyo eje principal se centraba en el peligro regional y mundial que constituían esas presuntas armas estratégicas en manos de Saddam Hussein.

David Kay, por otro lado, es un hombre cercano al segundo de Rumsfeld en el Pentágono, Paul Wolfowitz, quién en 1992, tras la finalización de la primera guerra del Golfo, supervisó la redacción del documento “Guía para la política de defensa”, donde se trazaron claramente los lineamientos para una segunda invasión a Irak, finalmente concretada por la administración de W. Bush. 

Los objetivos que se marcaban eran garantizar el acceso al petróleo del golfo Pérsico, impedir la proliferación de armas de destrucción masiva y combatir las amenazas del terrorismo.

El documento recomendaba ataques preventivos contra rivales reales o posibles –es decir, cualquier país que pudiera desafiar la supremacía estadounidense– y  la actuación unilateral de Estados Unidos en caso de no poder orquestarse una acción colectiva con la ONU.

Las ideas contenidas en el documento finalmente fueron incorporadas a la estrategia de seguridad nacional de Estados Unidos hecha pública en septiembre del 2002.

De esta manera, la supuesta tenencia de armas de destrucción masiva por parte del régimen iraquí, así como sus presuntos vínculos con la organización Al Qaeda, fue el punto de partida justificatorio de la actual ocupación militar de Irak.

Posteriormente EE.UU., en una operación destinada a blanquear su situación frente a la imputaciones y sospechas lanzadas en su contra,  mandó su "propia comisión" de la CIA encabezada por Kay a verificar la presencia de esas armas en el terreno, cuya leyenda  sobre su existencia fue elaborada por la propia inteligencia estadounidense.

La idea de la administración republicana no era otra que prolongar indefinidamente la "investigaciones" y dejar que el tema se fuera  dilatando en el tiempo hasta perder fuerza en la opinión pública norteamericana, o hasta que pasen las elecciones de  noviembre.

Finalmente Kay, cuyas motivaciones hay que buscarlas en los intereses políticos y económicos de la campaña electoral, pateó el tablero declarando que las armas de Saddam nunca existieron.

Los adversarios de Bush, en las dos últimas semanas, se valieron de esas declaraciones como el principal argumento para debilitar la credibilidad del Presidente ante la sociedad norteamericana.

Ahora Bush y los halcones, en una guerra de final abierto con los demócratas, intentan neutralizar esa campaña en contra creando otra comisión de inteligencia para investigarse a sí mismos.
 

 VOLVER A HOME

comentar esta nota

© Copyright 2003  iarnoticias.com | Derechos reservados | Director Rodrigo Guevara

 

Se autoriza el libre uso, impresión y distribución de toda la información editada, siempre y cuando no sea utilizada para fines comerciales y sea citada la fuente.

contactos@iarnoticias.com