(IAR-Noticias)
02Sept04
Por
Manuel Freytas
Tal
vez por llamativa "casualidad" las dos escaladas más
sangrientas de la guerrilla chechena coincidieron con dos
hitos históricos, vitales para el destino político del
presidente George W. Bush: los prolegómenos preparatorios de
la invasión a Irak, y los comicios
presidenciales donde se juega su reelección en noviembre
de este año.
La primera fue en en octubre de 2002, 5 meses antes de la
invasión a Irak, cuando un comando checheno tomó un
teatro moscovita, y un posterior asalto de recuperación de las
fuerzas especiales rusas dejaron 130 cadáveres desparramados
entre las butacas.
La segunda
aparición se produjo la semana pasada, a menos de 4 meses de los comicios
donde Bush se juega su reelección, cuando un mismo comando checheno
hizo volar dos aviones, y luego, 48 horas atrás, tomó de rehenes a 350 personas
en un colegio ruso, a las cuales amenazan con asesinar utilizando los mismo
métodos que utilizaron en el teatro moscovita.
Como en la vida y
en los procesos históricos no hay casualidades, sino "causalidades", es
importante destacar las similitudes secuenciales de las dos apariciones más
espectaculares del terrorismo checheno con las necesidades políticas de
Bush y su administración.
En octubre de 2002,
mientras Rumsfeld y el general Franks le daban los últimos toques a la
planificación de la invasión a Irak, Bush había iniciado una cruzada para
convencer a la opinión pública internacional del "peligro terrorista" que
entrañaban el régimen de Saddam Hussein y sus "armas de destrucción masiva"
para toda la humanidad.
En septiembre de
2004 (en estas horas), la escalada terrorista de los chechenos coincide con la
realización de la Convención del Partido Republicano en Nueva York, donde
Bush hará un nuevo llamamiento a la comunidad internacional para que lo apoye
en la "guerra contra el terrorismo", tanto en Irak como en el resto del
mundo, discurso que se ha convertido en el eje central de su campaña
electoral.
La
masacre de Moscú y la invasión a Irak
En
octubre de 2002 y durante tres días, 50 combatientes suicidas del
secesionismo checheno mantuvieron secuestrados a 800 rehenes dentro del
teatro Dubrovka de Moscú.
El secuestro
se produjo en un contexto internacional conmocionado por una escalada de
atentados en países musulmanes -Indonesia y Filipinas- que arrojaron más de
200 muertos y centenares de heridos.
Los sucesos
fueron simultáneos a una nueva "reaparición" de Bin Laden amenazando con
atentados en Europa y Estados Unidos.
La CIA -por
boca de su jefe de entonces ,
George Tenet- retroalimentó el pánico exhibiendo informes donde
demostraba que "Al Qaeda está viva".
Llamativamente
esa ola de psicosis terrorista coincidió, dentro de un orden secuencial,
con las operaciones diplomáticas y políticas de EE.UU. orientadas a conseguir
apoyo internacional para una invasión a Irak.
El 11 de
octubre de 2002 el Congreso de los EE.UU. le autorizó a Bush el uso de la
fuerza militar para invadir Irak sin necesidad de contar con el apoyo
diplomático de la ONU.
Trece
días
después, 24 de octubre, se produjo la toma de rehenes en el teatro
moscovita por un grupo de fundamentalistas chechenos.
La prensa
internacional -como es su costumbre- se limitó a recoger comunicados
oficiales desentendiéndose de cualquier análisis sobre la llamativa
coincidencia secuencial de los acontecimientos.
Las habituales
usinas mediáticas de la CIA, diarios, agencias, radios y cadenas televisivas,
sólo recogían las declaraciones del alto mando militar y de la inteligencia
rusa. Todos hicieron "silencio de radio" a la hora de emitir comentarios sobre
los posibles beneficiarios del secuestro terrorista.
El sábado 26 de octubre, las fuerzas especiales rusas tomaron el control del
teatro tras lanzar una operación de asalto utilizando gas
paralizante y armamento de alta tecnología.
Desparramados sobre las butacas del teatro quedaron más de 130 cadáveres, entre
ellos los de los guerrilleros, hombres y mujeres, con dos kilos de trotyl
atados a su cintura.
Casi todo el comando checheno, incluido su jefe, Movsar Barayev, fue
exterminado en menos de una hora por la división antiterrorista Alfa. La
masacre impactó por su precisión operativa y por la cantidad de víctimas
que produjo.
El Consejo de Seguridad de la ONU -casualmente- decidiría esa semana si
apoyaba o no la iniciativa norteamericana de atacar militarmente a Irak. Y
algunos
aliados -entre ellos, Rusia- habían lanzado trascendidos de que iban a
pronunciarse a favor del "desarme de Irak". Una sutileza que significaba
apoyo incondicional al ataque militar planificado por EE.UU..
Después del sangriento final de la toma del teatro moscovita,
Vladimir Putin, presidente de Rusia y ex jefe de la KGB, salió a visitar
hospitales mientras repetía ante la prensa que "el terrorismo es el único
enemigo".
¿Coincidencia casual con las ideas de Bush y sus halcones?
La conexión terrorismo
checheno-Al Qaeda
|
Las fuerzas de
seguridad rodean la zona del colegio asaltado. (AFP) |
Y la duda sobre las
"coincidencias" adquiere consistencia si se considera que el terrorismo
checheno es el "hermano menor" de la red Al Qaeda, y que ambos se
formaron dentro de una matriz histórica común: la guerra de Afganistán contra el
Imperio Soviético, donde, junto con los talibanes, fueron entrenados por la CIA
para derrocar al gobierno rojo de ese país en la década del ochenta.
En octubre de 2002 los expertos habían trazado un paralelismo entre la
acción terrorista del teatro de Moscú y una operación de secuestro en masa
protagonizada en 1995 por el legendario guerrero islámico, Shamil Basayev.
Este jefe checheno, vinculado al eje CIA-Talibán-Al Qaeda-Pakistán, ocupó
el cargo de vicepresidente y luego fue designado Comandante en Jefe del ejército
de Chechenia en 1996.
En el verano de 1995 Shamil Basáyev y más de 100 guerrilleros ingresaron a
sangre y fuego en la ciudad de Budiónnovsk, en el sur de Rusia. Tomaron todos
los rehenes que encontraron a su paso, y se atrincheraron en el hospital. Dentro
de sus instalaciones se encontraban secuestradas más de un millar de personas.
La gente agolpada en los alrededores gritaba desesperada a los soldados que no
disparen, temerosa de una carnicería humana como la que sucedió en el teatro
moscovita, y la que está a punto de suceder en estos momentos en el colegio
tomado por el comando checheno en Rusia.
Las exigencias de Basáyev eran exactamente las mismas que planteaban los
secuestradores en el teatro moscovita, y las mismas que solicitan los
terroristas en el colegio ruso: la liberación de prisioneros y el retiro de
las tropas rusas de Chechenia.
En 1994, Shamil Basayev, ya convertido en el principal líder de la guerrilla
chechena fue entrenado militarmente en campamentos de la CIA ubicados en
Afganistán y Pakistán. Su vinculación con Bin Laden, Al Qaeda y la sociedad
Pakistán-Talibán provienen de esa época.
Como Bin
Laden, con quien formó una dupla memorable, Shamil Basáyev, después de
la guerra contra los soviéticos en Afganistán , continuó manteniendo azos
estrechos con el servicio de inteligencia paquistaní, supuesto
organizador de los atentados contra las Torres Gemelas, en un oscuro
entramado con sectores internos de la CIA.
La relación de los grupos combatientes chechenos con la jihad islámica se
estableció durante la resistencia a las tropas soviéticas en Afganistán.
La invasión militar de la URSS, en 1979, se produjo en respuesta a las
operaciones encubiertas que la CIA venía realizando con grupos fundamentalistas
para derrocar al régimen pro soviético en ese país.
La estrategia de la Agencia se encuadraba en la disputa por áreas de
influencia que Estados Unidos y la Unión Soviética mantuvieron durante toda
la Guerra Fría.
Papá
Bush: el cerebro organizador
En 1985 la administración Reagan-Bush (padre) incrementó la ayuda
encubierta y el suministro de armas a los mujaidines de la resistencia afgana
contra la invasión soviética a ese país.
La CIA infiltró los cuadros combatientes islámicos utilizando de
intermediario al servicio de inteligencia paquistaní (ISI), que en la
actualidad sigue actuando de nexo con la red Al Qaeda y con los grupos
terroristas que operan en Asia, los Balcanes y Medio Oriente.
Bush padre, por entonces vicepresidente de Reagan y considerado el "cerebro
gris" del Irangate y las operaciones en Centroamérica, mantenía una
decisiva influencia sobre la CIA (en ese momento comandada por William Casey)
de la cual fue director durante el gobierno de Nixon.
El
padre de W. Bush, a quien muchos consideran hoy el "presidente en las sombras de
EEUU", fue el cerebro organizador del eje CIA-Taliban-Al Qaeda-terrorismo
checheno que se coordinaba mediante la intermediación de los servicios secretos
pakistaníes, y se financiaba vía Bin Laden-monarquía saudí.
Investigaciones realizadas por el FBI y el organismo antilavado Financial Crimes
Enforcement Network, determinaron las
conexiones del clan Bush con Salem Bin Laden (el padre de Bin Laden), el
empresario James R. Bath, y el Bank of Credit & Commerce (BBCI).
La
investigación había revelado que los sauditas estaban utilizando a Bath y al
BCCI para realizar lavado de dinero, tráfico de armas, y canalización de los
fondos para las operaciones encubiertas de la CIA en Asia y Centroamérica.
Además de manejar los sobornos a gobiernos y de administrar los fondos de varios
grupos terroristas islámicos.
En 1991, la
revista Time describió a Bath como un lobbista cuyas vinculaciones iban
desde la Agencia Central de Inteligencia (CIA), hasta contactos con Bush y la
administración republicana de Reagan. Salem Bin Laden era socio de los Bush
en la compañía petrolera Arbusto Energy.
Sociedad que,
después de la muerte misteriosa de su padre en 1988, continuó con Bin Laden y
su familia.

Con el mismo equipo que había diseñado y ejecutado el
Irangate (contrabando de armas desde Irán destinado a los contras que
combatían a la revolución sandinista) el padre del actual presidente
norteamericano intentaba hacer lo mismo en el país afgano.
La CIA y la IIS (Inteligencia Inter Servicios) de Pakistán querían
convertir la jihad afgana en una guerra de todos los estados musulmanes
contra la Unión Soviética.
Unos
35 mil extremistas musulmanes, provenientes de 40 países islámicos, se sumaron a
la lucha de Afganistán entre 1982 y 1992.
La CIA, con la influencia de George Bush padre desde la vicepresidencia de EEUU,
infiltró las redes islámicas operando indirectamente a través de la
inteligencia paquistaní.
La mayoría de los combatientes -salvo sus comandantes mayores- no conocían los
objetivos encubiertos que se montaban detrás de su causa religiosa.
La inteligencia paquistaní desarrolló una estructura paralela que mediatizaba
el contacto con la CIA y con las estructuras militares estadounidenses.
Pakistán y Arabia Saudita fueron utilizados como centros operativos de
financiación y bases de entrenamiento para los musulmanes radicalizados de
Medio Oriente y de Asia que habían emprendido la guerra santa contra los
soviéticos en Afganistán.
Bin Laden, que en 1985 había fundado Al Qaeda (La Base), integraba la red en
carácter de reclutador principal de los grupos radicalizados islámicos
que arribaban a Pakistán.
Más tarde el líder guerrillero checheno y sus lugartenientes apoyaron a la
coalición que había formado un gobierno "de unidad" tras la expulsión del
régimen prosoviético, y que tenía a los talibanes y a Al Qaeda como sus
organizaciones de mayor influencia.
De esa manera comenzó a gestarse el eje Talibán-Al Qaeda-Pakistán-Chechenia,
que asumiría el control militar y político de Afganistán en 1996.
En 1996 la facción Talibán, con la ayuda decisiva de Al
Qaeda, Pakistán y la guerrilla chechena, toma Kabul e instaura un régimen
islámico dirigido por el Mullah Mohammed Omar, "Comandante de los Creyentes".
El eje Talibán-Al Qaeda-Pakistán-Chechenia se solidificó y fue clave para
la construcción del régimen islámico radicalizado en Afganistán.
Shamil Basayev, apoyado por el eje Talibán-Al Qaeda-Pakistán, y con Al
Khattab haciendo de puente con Bin Laden, se convirtió en el principal
"señor de la guerra" en Chechenia.
En abril de 1996, tras un breve paso por la vicepresidencia del país, fue
nombrado comandante en jefe de las fuerzas armadas de Chechenia.
De
Clinton, nuevamente a los Bush
Con la caída de la Unión Soviética la alianza terrorista creada por Papá Bush
entró en contradicción. Una parte de la jihad (caso del eje Talibán-Al Qaeda-Chechenia)
intentó construir poder propio al margen de los intereses económicos y
geopolíticos de Estados Unidos.
Y obligó a la CIA a operar sobre las divisiones de las redes islámicas con la
finalidad de seguir controlándolas.
Los líderes guerrilleros chechenos se convirtieron en jefes de bandas armadas
que luchaban entre sí por el control de los negocios turbios que giraban
alrededor de la droga y el tráfico de armas, controlados secretamente por la
CIA y la burocracia corrupta del Imperio soviético.
El grupo de Basayev estuvo involucrado en operaciones con narcóticos,
espionaje telefónico, sabotaje de los oleoductos de Rusia, secuestros,
prostitución, comercio de dólares falsos, lavado de dinero, y contrabando de
material nuclear.
Las ganancias de este comercio ilícito fueron canalizadas hacia el
reclutamiento de mercenarios y en la adquisición de logística y armamento.
Después
de la presidencia de Bush padre, en 1992, la
administración
Clinton
y el Pentágono se habían propuesto expulsar a la conexión Talibán-Al Qaeda-Chechenia
del control de Afganistán.
Los EE.UU. y la CIA -de acuerdo a informes de diferentes organismos oficiales
que se suman al del Congreso- repitieron en los Balcanes patrones calcados
del Irangate y de las operaciones encubiertas organizadas por Bush padre en
Asia, el Caúcaso, y contra Saddam antes y después de la Guerra del Golfo.
El operativo de conquista de los ex Balcanes soviéticos, preparó la invasión
a Yugoslavia, y conformó un enclave operativo estratégico en la escalada
hacia la toma militar de Afganistán, y desde allí a la conquista
de Irak, que iba ser realizado por la administración de George W. Bush
con los antiguos funcionarios de su padre, y teniendo a éste como "presidente
en las sombras".
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