|
(IAR-Noticias)
21-Feb-05
Por Mauro Cerbino -
Chasqui
¿Por
qué Ramonet muestra tanta preocupación por constituir poderes formales como es
su propuesta de un Quinto Poder?
Después de Foucault,
sabemos que a todo poder se opone otro en sentido contrario y podemos agregar
que toda sustantivización del poder, o sea su institucionalización, esconde la
trampa sobre la que se basan todos los poderes formales, la afirmación de una
tautología: el poder de tener poder. Creo más en un poder de cuestionamiento de
cualquier poder formal, como un ejercicio y una práctica inmanente, sin afanes
de codificaciones trascendentales o estructurales, porque además el número de
poderes instituidos o por instituirse podría ser prácticamente infinito.
Un ejemplo: el poder real de un ciudadano de construirse como tal empieza
precisamente ahí donde está el límite puesto por la asignación de sus derechos
formales por parte del estado. Además de otras iniciativas tendientes a
democratizar la información mediática, por ejemplo a través de la conformación
de medios alternativos, de micro alcance, como es el caso de las experiencias de
telestreet en algunos barrios de ciudades europeas, la propuesta de Ramonet de
la constitución de Observatorios de Medios Globales y Locales creo que es muy
interesante.
En la FLACSO sede Ecuador también hemos
elaborado un proyecto en tal sentido. Me limitaré entonces a señalar solo
algunas consideraciones sobre la organización y el funcionamiento del
observatorio. Creo que a partir de algunas ideas arriba anotadas es necesario
involucrar en el observatorio, además de los ciudadanos y miembros de la
sociedad civil o académicos e investigadores, a los periodistas, a los
directores de medios y posiblemente a los propietarios. En Ecuador funciona una
especie de observatorio de medios hecho por una sola persona que colateralmente
habla de víctimas de la prensa, prensa corrupta y entonces el objetivo ahí es
atacar a la prensa, contraponerse a ella, satanizándola y haciéndola responsable
de todos los males de la sociedad. No pienso que es oportuno operar de este
modo. Si algún poder debemos poner en práctica como ciudadanos es aquel de
obligar a los medios a sentarse a una mesa de discusión para analizar a fondo y
de modo riguroso los contenidos mediáticos y su posible influencia para el
funcionamiento de la esfera pública.
Estos análisis deberían permitir rastrear, por ejemplo, ¿de dónde hablan los
periodistas o los medios, desde qué discursividades, desde qué dimensiones
ideológicas y axiológicas, qué tipo de lenguajes usan para plasmarlas?
En Ecuador, las condiciones de la actividad periodística dependen en cierta
medida de los intereses particulares y de toda índole de los dueños de los
medios, de su participación directa o indirecta en los procesos electorales y
las enormes influencias que estos ejercen sobre los periodistas, sin embargo y
al mismo tiempo, existen serios problemas suscitados por los altos niveles de
improvisación y precarización del diario ejercicio de la profesión, por una
impresionante impreparación y además por la imposibilidad de tener espacios de
formación o de autorreflexión sobre el trabajo periodístico.
Otro aspecto que quiero señalar tiene que ver con la necesidad de que los
ciudadanos que participan en el observatorio deben recibir una formación que les
permita consolidar conocimientos y destrezas y los proyecte como lectores
atentos y críticos de los medios. Una propuesta en este sentido es la que ha
formulado el teórico de la comunicación Roger Silverstone, de
alfabetizar a los ciudadanos en el estudio de los medios con el objetivo de
desarrollar herramientas para su lectura crítica.
En síntesis, el observatorio de medios podría ser un espacio de formación
continua, de análisis y de discusión en torno a los contenidos mediáticos. No
pienso que pueda o deba ser una actividad que tenga el objetivo de descontaminar
la información y generar así una información pura u orgánica como señala Ramonet
queriendo hacer un paralelo con el problema de los alimentos contaminados que
consumimos.
La actividad del observatorio solo puede ser el espacio donde discutir a base de
rigurosos sustentos analíticos, cómo se produce la información, su acción deberá
ser más la de de-construir (en un sentido amplio) la información, ser capaz de
mostrar de qué está hecha, en términos de discursos y lenguajes, y sobre todo
demostrar su inconsistencia fundamental que la proyecta precisamente como un
objeto siempre cuestionable.
Mauro Cerbino, coordinador del
Programa de Comunicación de FLACSO Ecuador
|