(IAR-Noticias) 28-Mar-05
Por Heinz
Dieterich
- Rebelión
En el “Juicio del Siglo”, el Frente
de Defensa de la Amazonia (FDA) trata de lograr que la transnacional
estadounidense Chevron Texaco asuma la responsabilidad por la destrucción
ecológica y de vidas humanas que ha causado en la Amazonia ecuatoriana. Cinco
organizaciones, seis abogados y miles de afectados y simpatizantes se enfrentan
a una de las corporaciones transnacionales más poderosas de la tierra que se
niega a reparar los daños por más de seis mil millones de dólares que ha
provocado en la Cuenca alta del Amazonas, entre 1971 y 1992.
Según los abogados de las víctimas, Chevron Texaco ha cometido varios delitos,
entre ellos posibles casos penales: 1. lo que la ingeniería forense llama “malas
prácticas operativas”; 2. ha incurrido, según la ley ecuatoriana en “fraude en
la remediación”, al actuar con “engaño doloso”, sospecha de colusión y
premeditación y alevosía; 3. ha incurrido en la utilización dolosa de
documentación falsa lo que constituye una figura penal.
1. La criminal negligencia de Chevron Texaco
Durante sus años de operación en la Amazonia ecuatoriana, la Chevron Texaco
explotaba la riqueza petrolera del país con técnicas muy contaminantes, que
usaban diferentes tipos de “fosas de tierra” o “piscinas de deshechos” para
deshacerse de los contaminantes químicos y residuos petroleros resultantes de
las exploraciones y explotaciones.
En este sistema sumamente contaminante, que hace décadas no se usa en Estados
Unidos, se vierten los desechos tóxicos de las plataformas de extracción en
simples fosas excavadas cerca de la plataforma en el suelo. Según el tamaño de
la piscina, el gradiente del agua subterráneo, la permeabilidad del suelo y
otras variables, los tóxicos contaminan todo el ecosistema circundante,
inclusive entrando por los flujos subacuaticos a los ríos cercanos, que, a su
vez, alimentan el Amazonas. Con este sistema la Chevron Texaco se ahorró los
gastos de instalar y operar una adecuada Planta de Disposición Final, capaz de
tratar los residuos toxicos de manera ecológica. Los ahorros para la empresa,
según los cálculos de los querellantes, ascienden a alrededor de 4 mil millones
de dólares,
Un estudio de la empresa ecológica estadounidense, Global Environmental
Operations, Inc., calificó los diferentes tipos de piscinas usados por la
Chevron Texaco en Ecuador, de la siguiente manera.
1. Piscinas de perforación abierta, con varios metros de profundidad que pueden
contener petróleo libre, sulfato de bario, fluidos de perforación y residuos de
petróleo.
2. Piscinas de producción y de desechos de petróleo abiertas, que pueden
contener entre 5% y 40% de aceites libres, desechos de petróleo y otros fluidos
y que pueden haber estado en fuego en una o más ocasiones.
3. Piscinas de perforación cubiertas por vegetación con una cubierta de 15 a 30
cm. de grosor, flotando sobre una capa de agua y aceites.
4. Piscinas cerradas mediante el movimiento de suelo que, como resultado,
contiene una mezcla de sales, lodo, fluidos de perforación, aceites y tierra.
2. La catástrofe ambiental y sus costos de remediación
Los daños ambientales generadas por estas “malas prácticas operativas” de la
transnacional en la región amazónica fueron cuantificados por la abogada
ambientalista Judith Kimerling en 1991, en el libro Amazon Crude (Petróleo
amazónico), de la siguiente manera: 1. la deforestación de por lo menos un
millón de hectáreas en los bosques pluviales del Ecuador, 2. el derramamiento de
alrededor de 17 millones de galones de petróleo crudo; 3. la quema de 235 mil
millones de pies cúbicos de gas natural de deshecho y, 4. el “vertido
intencional” de 19 mil millones de galones de residuo tóxico sin tratamiento, en
el ambiente.
Bajo la presión del gobierno ecuatoriano, el consorcio Chevron-Petroecuador
accedió en 1992 a realizar una evaluación ambiental de sus operaciones entre
1973 y 1990. La auditoria, realizada por una empresa canadiense escogida por la
transnacional, confirmó 93 vertidos en los pozos y 10 en las estaciones para el
lapso de tiempo analizado. De 18 muestras de agua, 12 (67 %) sobrepasaron los
criterios de calidad de vertido para cloruros; 16 (89 %) sobrepasaron la calidad
de vertido para sulfuros, y todos (100 %) sobrepasaron los criterios de calidad
de vertido para sólidos suspendidos. La conclusión del estudio fue que las
operaciones en los campos petroleros potencialmente “no cumplían con las leyes y
reglamentos ecuatorianos”.
La dimensión del desastre causado por la transnacional se refleja en el estudio
preliminar “conservador” de la Global Environmental Operations, Inc., sobre los
costos de limpieza de la catástrofe ecológica: 1. La remediación de las 554
piscinas de lodo, 455 millones de dólares; 2. la remediación de las 73 charcas
en las estaciones de separación, $US 183 millones; 3. la remediación de aguas
subterráneas a un total de 627 piscinas, $US 190 millones; 4. Sedimentos de los
ríos, $US 1.32 mil millones; 5. Humedales, $US 1.8 mil millones; 5. Limpieza de
alrededor de 11.95 millones de metros cúbicos de agua contaminada, $US 2.026 mil
millones; 6. Infraestructura adicional, $US 140 millones. Costo estimado total:
$US 6.114 mil millones.
3. La catástrofe humana
Dos estudios de salud pública, uno realizado bajo los auspicios de una de las
instituciones de posgrado más importantes de Europa, la London School of Hygiene
and Tropical Medicine (“Informe Yana Curi”), y el otro por la Escuela de Salud
Pública de la prestigiada Universidad de Harvard, encontraron que los
carcinógenos vertidos en las operaciones de la Chevron Texaco desde mediados de
los años setenta en el oriente ecuatoriano podrían tener consecuencias
devastadores para la población de esta zona de 100 000 km2 de bosque húmedo
tropical.
El estudio realizado por investigadores asociados a la Universidad de Harvard en
abril de 1993, demostró que los vertidos de agua producidos por la Texaco
contenían muy altos niveles de compuestos orgánicos volátiles, así como
hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP) y carcinogénicos. En los Estados
Unidos un cáncer en exceso por un millón de habitantes es típicamente
considerado como el límite aceptable por exposiciones ambientales. Este estudio
concluye que en las regiones muestreadas existe un límite de riesgo entre 12 y
1.000 veces mayor.
Pruebas clínicas en personas que sufren de afecciones cutáneas patológicas
encontraron que existía una relación causal firme entre la exposición
relacionada al petróleo con la salud adversa. Así mismo, muchos de los defectos
de nacimiento, los cánceres, las enfermedades respiratorias y los abortos
espontáneos que han sido reportados en la región, pueden ser resultantes de los
contaminantes tóxicos vertidos por Texaco.
El “Informe Yana Curi”, a su vez, establece que en un estudio realizado en la
población de San Carlos, la cual contiene más de 30 pozos petroleros construidos
por Texaco, los índices de cáncer detectados superaban los índices normales
respectivos hasta por 30 veces. Sobre las mujeres de comunidades cercanas a los
pozos y estaciones de petróleo afirma que “presentaron un riesgo de abortos
espontáneos 2.5 veces más alto, es decir, un 150 % más, que las mujeres que
viven en comunidades no contaminadas”.
4. La demanda jurídica contra Texaco
Un encuentro casual entre científicos ecuatorianos y abogados estadounidenses en
el área de Nueva York, a inicios de los años noventa, dio motivó para que en
1993 dos despachos de abogados estadounidenses iniciaran una demanda judicial
contra Texaco en una Corte Federal de Nueva York, por daños ambientales y daños
a personas. Nueve años después, el 16 de agosto del 2002, el juez instructor del
caso resolvió que era más conveniente decidir el caso ante una corte
ecuatoriana, bajo el argumento de que las pruebas estaban en ese país.
Un año después se inició el caso en la Corte Superior de Nueva Loja, Ecuador,
donde avanza lentamente ante el enorme poder legal, mediático y económico que
despliega la transnacional. Durante la fase de inspecciones judiciales, Texaco
usó su amplia experiencia en este tipo de conflictos, para evitar que las
pruebas científicas de campo indicasen con claridad su responsabilidad causal en
el desastre: tratando de imponer sus protocolos técnicos a los abogados de las
victimas; protocolos que están estructurados para derrotar a las víctimas,
tergiversando la representatividad de los muestreos, usando la trampa de los
promedios y aceptando sólo pruebas de terreno a no más de un metro de fondo,
cuando la mayoría de la contaminación se encuentra a mayor profundidad.
Al igual que en el caso de la industria tabacalera, que durante décadas ocultó
investigaciones científicas internas que habían demostrado que el fumar causa
cáncer, la Texaco ocultó datos respectivos sobre su criminal política
antiecológica en el Ecuador. Por ejemplo, un documento interno de la corporación
de 1996, demuestra que la transnacional sabía, que los niveles del cancerígeno
cadmio eran 19 veces superiores a los permitidos por las leyes ecuatorianas, al
igual que los cancerígenos plomo, níquel y fenol que fueron encontrados al menos
en niveles tres veces superiores a las normas ecuatorianas.
Otros ardides usados por la transnacional son la “inundación” de la corte
ecuatoriana con Informes Judiciales de miles de páginas que son irrelevantes
para el caso; de ignorar deliberadamente los estándares ecológicos ecuatorianos,
utilizando estándares “internacionales” inventados por sus expertos y tratando
de culpar a PetroEcuador por los daños causados. Es por eso, que el Frente de
Defensa de la Amazonia calificó a los primeros cuatro informes de Chevron Texaco
entregados a la Corte a inicios del año, como “lleno de falsedades, carente de
argumentos técnicos, tendenciosos, sin respaldo y sin respecto a las normas
nacionales”.
5. 30.000 afectados contra la tiranía transnacional
La multimillonaria estrategia mediática y jurídica de la Transnacional ---que,
según los abogados de las víctimas obtuvo ganancias estimadas en Ecuador de
entre 20 y 30 mil millones de dólares--- es dirigida desde Miami por el abogado
brasileño Ricardo Reis Veiga, exvicepresidente de ChevronTexaco para América
Latina. Los estratagemas de Reis Vega en el caso posiblemente “violan las
regulaciones que gobiernan a las empresas transnacionales en los Estados
Unidos”, dice uno de los abogados de los afectados, Stephen Donziger, porque
esas regulaciones “requieren que sus ejecutivos digan la verdad”: “We have
concerns that Reis Veiga might be causing ChevronTexaco to run afoul of
corporate governance issues by hiding the true nature and magnitude of this
potential liability from shareholders and even his own executives.”
Sin embargo, la Transnacional se defiende con todo el enorme poder que tiene. Es
la segunda compañía de energía integrada más importante de Estados Unidos; tiene
56.000 empleados y 19.000 gasolineras; opera en más de 180 países; sus ventas
alcanzaron 143 mil millones de dólares en 2004, casi 8 veces superior al
Producto Interno Bruto (PIB) del Ecuador; sus ganancias en el mismo año fueron
de 13.328 mil millones de dólares. Dentro de las cinco empresas occidentales que
dominan el mercado mundial energético, Chevron Texaco es la cuarta en
importancia, después de Exxon Mobil, Royal Dutch-Shell y British Petroleum-Amoco.
6. El Estado imperialista, amigo de Chevron Texaco
Tanto poder económico se convierte automáticamente en poder político en una
democracia capitalista. Y mucho más en una democracia capitalista como la de
Estados Unidos, en la cual las corporaciones energéticas son intocables porque
su negocio representa un “interés nacional” vital del sistema, y donde todas las
doctrinas presidenciales de este siglo han girado en torno al control
estadounidense del petróleo mundial.
De ahí que no sorprende, que Dave O´ Reilly, el presidente de Chevron Texaco,
sea un entrañable amigo para George Bush. Durante una visita a Abuja, Nigeria,
en julio del 2003, George W. Bush elogió cálidamente a O´Reilly, diciendo que
“Dave O´ Reilly entiende la definición de la responsabilidad corporativa. Yo
valoro altamente el liderazgo de Dave y Chevron. Su trabajo no solo consiste en
hacer ganancias para sus accionistas, su trabajo consiste también en mostrar
compasión. Y yo aprecio tu liderazgo, Dave”: "Dave O'Reilly understands the
definition of corporate responsibility, and I appreciate the leadership of Dave
and Chevron. Their job is not only to make a return for their shareholders,
their job is to show compassion as well. And I appreciate your leadership, Dave."
Bush respondió de esa manera a un discurso de O'Reilly, en el cual este decía
que “todos estamos aprendiendo a hacer negocios en Africa… Se trata de aceptar
responsabilidades económicas y sociales más amplias… a fin de crear un entorno
en el cual la gente de Africa puede realizar su potencial y alcanzar la
prosperidad”: "We are all learning that doing business in Africa is about more
than five-year plans and investment strategies. It's about accepting broader
economic and social responsibilities…about forging new public and private
partnerships to create an environment in which Africa's people can realize their
potential and achieve prosperity."
Bush iba acompañado por la nueva “dama de hierro” del imperialismo occidental,
su Asesora de Seguridad Nacional, Condoleeza Rice. Invitar a “Condy” era una
buena idea: Rice había sido miembro del Consejo de Directores de la Chevron
Texaco durante nueve años, obviamente con tanto éxito y encanto, que la
agradecida compañía bautizó uno de sus supertanqueros petroleros de 130.000
toneladas a su nombre.
Menos entusiastas se encuentran las organizaciones de derechos humanos y la
población del Delta del Níger, donde se extrae el petróleo, quienes recuerdan a
la praxis de Chevron Texaco en Nigeria más bien como una historia de destrucción
ecológica y colaboración con la corrupta y represiva policía de Nigeria, tal
como Human Rights Watch ha documentado, y tal como recuerdan las víctimas
ecuatorianas de esta empresa “con compasión”.
7. La batalla final
Este año se decide la batalla judicial en Nueva Loja y la Chevron Texaco hará
todo lo posible para no ser condenado a pagar los más de 6 mil millones de
dólares en daños ecológicos que ha causado, porque a sus multimillonarios
accionistas no les gustaría que la mitad de la ganancia que se robaron en 2004,
fuera para las víctimas ecuatorianas, en lugar de parar en sus cuentas
bancarias. Están acostumbrados a sacrificar los intereses de la humanidad por
sus intereses de ganancia y tratarán de hacerlo nuevamente en este caso,
apoyados por Bush y Rice.
Sin embargo, el desastre y su cínica política evasiva ante las víctimas han
causado indignación mundial y si se logra aumentar la presión pública, jurídica
y política sobre ellos, van a preferir el pago de la reparación al pago del
costo político de su imagen corporativa.
Esta es la debilidad de Chevron Texaco que hay que aprovechar para derrotarla,
en beneficio de sus víctimas en Africa, Indonesia y América Latina.
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