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(IAR-Noticias)
18-Jul-05
Durante la guerra fría, las universidades anglosajonas fueron expertas en crear
la "imagen del enemigo" con las consabidas técnicas ideológicas y sicológicas
que repiten sin juicio crítico, y sin cesar, la mayor parte de sus poderosos
multimedia, propiedad en su mayoría de las trasnacionales constitutivas del
complejo militar-tecno-industrial, que pretenden transformar la realidad
circundante para avanzar su agenda geopolítica foránea y su equivalente
neototalitario doméstico. Hoy en las aulas del escrutinio académico (sic), el
islámico barbárico ha sustituido al comunista escarlata.
Por Alfredo Jalife-Rahme - La
Jornada
La grave crisis de la globalización
financiera feudal -que inició su declive en 1998, para los "técnicos", con la
quiebra de la correduría Long Term Capital Management, y para el gran público,
en marzo de 2000, con el desplome del índice tecnológico Nasdaq- generó, a
nuestro juicio, el entorno propicio del nuevo paradigma geoestratégico que vive
la humanidad y que sentó sus reales con los atentados del 11/9, cuyas
consecuencias fueron las dos guerras de Irak y Afganistán, lo cual inició de
facto la orwellización en Estados Unidos que exige adoptar ineludibles medidas
de seguridad doméstica (v. gr. la Seguridad del Hogar), que van desde el Acta
Patriótica, pasando por el control neototalitario de los multimedia, hasta la
"alerta de información total" (TIA, por sus siglas en inglés), que vigila todas
las transacciones comerciales y financieras de los consumidores (y de sus
similares extranjeros "globalizados", quienes utilicen los "servicios" de las
trasnacionales estadounidenses).
Las libertades civiles, los derechos ambientales y humanos (que incluyen la
libertad de expresión), han pasado a segundo término frente a la ubicua amenaza
terrorista, que ha obligado a impulsar otros temas e intereses en materia de
seguridad, real o inventada. La orwellización doméstica pasa por la
militarización de la seguridad mediante las cuatro letras "C" de la "revolución
en asuntos militares" (RMA, por sus siglas en inglés): control, comando,
comunicación y computación. La orwellización, anglosajona por antonomasia,
descuella conforme declina la globalización financiera feudal, y pretendió
incorporar a Europa a su esquema de seguridad "controlada" bajo su comando
cibernético, mediante la explotación de los atentados. Los del 11/3 en España se
le revirtieron con la defenestración electoral de Aznar, pero ahora intenta una
segunda prueba con los atentados del 7/7 en Londres, gestados seis días después
del ascenso a la presidencia rotatoria de la Unión Europea (UE) del actor fuera
de serie Tony Blair, quien desea imponer el modelo bushiano unilateral de las
medidas domésticas de protección y seguridad a Gran Bretaña y, de ser posible,
al resto del viejo continente. Según el criterio imperativo de la seguridad
contra el terrorismo, Blair buscará incorporar y unificar a la UE, que quedaría
así dominada por la orwellización anglosajona.
La morbida explotacion de los atentados terroristas, atribuidos a la
trasnacional Al Qaeda por la dupla anglosajona Bush-Blair, ha sido prístina en
la geopolítica medioriental y centroasiática con el objetivo manifiesto de
capturar el petróleo y el gas en la zona fronteriza de amortiguamiento de sus
competidores geoeconómicos: Rusia, China, India y la UE (por el lado norafricano
que los geógrafos anglosajones e israelíes consideran como parte del Medio
Oriente hasta Irán). Este despliegue irredentista de gran envergadura tiene su
corolario en el frente doméstico anglosajón mediante la orwellización doméstica
que vigila y controla las mentes y los movimientos de sus ciudadanos:
condicionados permanente y sicológicamente (por el doble método pavloviano y
skinneriano) con amenazas (la mayor parte de las veces infundadas, pero muy bien
publicitadas) y con los escalonamientos de los colores de alerta, bajo la noble
encomienda de protegerlos de atentados por venir de las fanáticas hordas
islámicas.
Durante la guerra fría, las universidades anglosajonas fueron expertas en crear
la "imagen del enemigo" con las consabidas técnicas ideológicas y sicológicas
que repiten sin juicio crítico, y sin cesar, la mayor parte de sus poderosos
multimedia, propiedad en su mayoría de las trasnacionales constitutivas del
complejo militar-tecno-industrial, que pretenden transformar la realidad
circundante para avanzar su agenda geopolítica foránea y su equivalente
neototalitario doméstico. Hoy en las aulas del escrutinio académico (sic), el
islámico barbárico ha sustituido al comunista escarlata.
Tales técnicas cibersicológicas le han funcionado a las mil maravillas a la
dupla anglosajona durante dos guerras mundiales, una guerra fría, y ahora piensa
volver a explotarlas en su "guerra contra el terrorismo global", que han
catalogado como la "tercera guerra mundial". Gran Bretaña se parecerá cada vez
más a la sociedad orwelliana de Estados Unidos, como Blair se mimetiza cada vez
más con su controlador Baby Bush. No por nada era británico el autor de la
novela inmortal 1984, George Orwell, seudónimo de Eric Arthur Blair (sic); ¡vaya
coincidencia literaria de apellidos!
El gran actor Tony Blair sustituye el fallido "eje del mal" bushiano con su
novedosa "ideología del mal" para combatir a Al Qaeda. El gobierno laborista
(sic) de Blair (¿Tony o Eric Arthur?) afina los últimos detalles de las nuevas
leyes de "prevención antiterrorista", que penalizan actos que "provean o reciban
entrenamiento en la utilización de sustancias peligrosas" e inciten o preparen
en forma indirecta al terrorismo, así como la persecución de "predicadores del
odio" (The New York Times, 16 de julio). Cabe todo en las nuevas leyes
draconianas del orwelliano Blair, válgase la redundancia: hasta la penalización
de los críticos de la globalización financiera feudal, quienes pueden ser
equiparados a terroristas verbales.
Suele suceder que uno de los mejores servicios secretos del mundo, como el
británico, con el mayor número de cámaras callejeras de vigilancia per cápita,
exhiba fallas infantiles en la "prevención". Los franceses no tienen remedio:
siempre echan a perder los montajes hollywoodenses de la dupla anglosajona, y el
ministro del Interior del gobierno chiraquista, Nicholas Sarkozy, quien podrá
ser acusado de todo menos de ser antineoliberal, denunció que "una parte de los
kamikazes islámicos del equipo responsable de los atentados de Londres había
sido detenido en la primavera de 2004 para luego ser liberado" (Le Monde, 13 de
julio). ¡Oh, la, la! Cabe señalar que el homólogo británico de Sarkozy, Charles
Clarke, reaccionó en forma airada y desmintió el "error" de juicio del francés.
Con tales antecedentes, ¿por qué no fue detenido en forma "preventiva" el
supuesto terrorista islámico británico-pakistaní filmado con la mochila en la
espalda que presuntamente contenía las bombas y los detonadores? ¿Cómo pudo en
forma ubicua sembrar tantas bombas en varias estaciones del Metro sin ser
detectado? Suena paradójico que a mayor orwellización ocurran fugas mayores. En
Estados Unidos las Torres Gemelas sufren un segundo atentado nueve años más
tarde, y en Gran Bretaña se les escurrieron tres adolescentes islámicos,
previamente detenidos, en plena cumbre hipervigilada del G-8.
The Economist, portavoz de la globalización financiera feudal, titula: "¿Se
encuentra el enemigo dentro?" (14 de julio), en referencia a la identidad
étnico-religiosa de los tres adolescentes imputados, para luego fustigar el
"radicalismo por Internet". ¿Se prepara tanto la depuración interna como la
censura orwelliana de Internet de la que advirtió George Tenet, anterior
director de la CIA? A riesgo de ser tildado de terrorista en potencia, ¿qué
adolescente islámico se atreverá a portar en su espalda una mochila con sus
pertenencias? Que hayan sido tres adolescentes británicos de origen pakistaní
los imputados como autores irrefutables (sic) de los atentados del 7/7 (quienes
dejaron pasaportes y huellas burdas en todos lados, que hasta parecen haber sido
"siembras" de la "justicia nintendo" tanto de la delirante PGR foxiana como de
la hilarante procuraduría del estado de México del salinista Navarrete Prida)
conlleva consecuencias geopolíticas extremas en Pakistán, con sus macabros
servicios secretos de inteligencia (ISI, por sus siglas en inglés): la célebre
"conexión pakistaní", que apoyó a Osama Bin Laden en la guerra de los mujaidines
contra la URSS en Afganistán, donde se coludió con Estados Unidos en la
talibanización y la narcotización (en el sentido del negocio de tráfico de
heroína). A fortiori, la autoría del químico egipcio también desemboca en la
próxima agenda desestabilizadora en el mar Mediterráneo oriental (que avalan los
frescos atentados de kamikazes en Turquía, en el mar Egeo), en Noráfrica, en el
mar Rojo, en el cuerno de Africa y en Africa oriental. Los atentados de Al Qaeda
son muy previsibles desde el punto de vista conceptual y geopolítico.
La dedicatoria terrorista atribuida a tres "adolescentes islámicos
británico-paquistaníes" (principal segmento demográfico del Islam, cuyo 50 por
ciento es menor de 15 años) obliga a la desislamización migratoria en Gran
Bretaña, donde ya empezaron los linchamientos vengativos (en Estados Unidos, su
equivalente lo constituye la desmexicanización migratoria del racista Samuel P.
Huntington) y hay la amenaza de la aplicación de un diabólico neomalthusianismo
del segmento juvenil mayoritario del planeta que coincide con la demografía
islámica y su geografía petrolera (¿para resolver la demanda económica del
futuro, imposible de conceder bajo el imperante modelo plutocrático
anglosajón?).
Tiempos diabolicos se viven en Estados Unidos y en Gran Bretaña. Michael Meacher,
diputado laborista británico y anterior ministro del Medio Ambiente del mismo
Blair (de mayo de 1997 a junio de 2003: siete años de convivencia ministerial,
suficiente para conocerse), expuso la "conexión paquistaní" de los macabros
servicios secretos ISI con la autoría del 11/9: "La falsa guerra del terrorismo"
(The Guardian, 6 de septiembre de 2003; ver Bajo la Lupa, "La bomba Meacher", 7
de septiembre de 2003). "Los ataques del 11/9 le dieron a Estados Unidos el
pretexto ideal para emplear la fuerza con el fin de asegurar su dominio global".
¿El 7/7 forma parte de la misma superchería anglosajona de la dupla Bush-Blair,
atrapada en una espiral incesante de mentiras con tal de avanzar su agenda
bélica y petrolera al precio que fuere, incluyendo la orwellización de sus
propias sociedades, para que perviva su plutocracia agazapada?
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