(IAR-Noticias)
08-Ag-05
Mientras la ONU prepara una cumbre en Nueva York para
celebrar el mes próximo su 60 aniversario, Estados Unidos parece dirigirse a un
choque político de imprevisibles consecuencias con el foro mundial.
Por Thalif Deen - IPS
"Éstos no son, por cierto, los mejores tiempos para la relación entre la ONU y
Estados Unidos”, dijo un diplomático del mundo en desarrollo. Y la mayor
responsabilidad, aseguró, le cabe al gobierno de George W. Bush.
La ONU (Organización de las Naciones Unidas) ha sido objeto de continuos ataques
de la derecha estadounidense, que la acusa de ineficiencia y mala gestión.
Un proyecto de ley aprobado en junio por la Cámara de Representantes de Estados
Unidos amenaza con recortar a la mitad el aporte financiero de este país al foro
mundial. El presidente Bush se comprometió a vetar la iniciativa, si fuera
aprobada por el Senado.
Pero el presidente, quien tiene a la derecha asistiéndolo en su esquina, designó
a un vociferante crítico de la ONU, John Bolton, como su representante ante la
propia organización.
Y el viernes circulaban versiones no confirmadas sobre la posibilidad de que
Bush negara la visa al nuevo presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, que planea
visitar Nueva York para la cumbre de septiembre, en ocasión de las instancias
inaugurales de la próxima sesión de la Asamblea General.
”Creo que son asuntos serios, muy serios”, dijo a IPS Jim Paul, director
ejecutivo del Global Policy Forum, institución especializada que analiza día a
día el acontecer de la ONU.
”Creo que no se trata sólo de asuntos perjudiciales, sino también de una
relación entre la superpotencia y la institución multilateral que desde hace
tiempo sufre una arraigada tensión estructural”, advirtió.
Estados Unidos quiere hacer todo lo que quiere, mientras la ONU parece
restringida por la ley y por la voluntad de los restantes 190 países miembros,
según Paul.
”Aquellos que pensaban que el fin de la guerra fría y del 'punto muerto' entre
dos superpotencias (Estados Unidos y la Unión Soviética) fortalecería el papel
de la ONU estaban seriamente equivocados. La existencia de una única
superpotencia puede ser aun más negativa”, añadió.
Cuando Bush anunció la designación de Bolton esta semana, desafiaba a una
abrumadora cantidad de críticos, incluidos algunos de sus más leales
colaboradores.
Pero eludió la oposición en el Senado estadounidense aplicando su prerrogativa
de nombrar funcionarios cuya designación requiere del aval de la cámara alta
mientras ésta se encuentra en receso, lo que mantendrá a Bolton al frente de la
misión en la ONU hasta enero de 2007.
El senador Edward M. Kennedy, uno de las figuras más connotadas del opositor
Partido Demócrata, calificó el nombramiento ”maniobra taimada” que ”oscurece aún
más el nubarrón sobre la credibilidad del señor Bolton”.
Bolton, un derechista conservador, ha mantenido posiciones agresivas hacia
países como Irán y Corea del Norte y en materias como el control de armas, la no
proliferación nuclear y la propia ONU.
Quizás el mejor comentario al respecto --y el más sarcástico-- correspondió a un
editorial del diario The New York Times. ”Si algo tiene de positivo la
designación de John Bolton por parte de Bush es que mientras esté en Nueva York
no estará creando desbarajustes diplomáticos en ningún otro lado.”
Desde que comenzaron a circular versiones según las cuales Bolton dijo que la
ONU no perdería mucho si desaparecieran 10 de sus 39 pisos, era lógico que ese
comentario será repetido una y otra vez ahora que trabajará diariamente en la
sede del foro mundial.
En una conferencia de prensa, un periodista preguntó sarcásticamente al portavoz
de la ONU, Stephane Dujarric, si habría garantías de que Bolton no quitaría 10
pisos del edificio.
”El secretario general (de la ONU, Kofi Annan) recibió hoy las credenciales del
señor Bolton. Él es ahora oficialmente el representante permanente de Estados
Unidos en la ONU, y creo que nos abstendremos de formular comentarios coloridos
sobre las actividades de Bolton, ahora que él trabaja aquí”, dijo Dujarric.
Pero Paul advirtió que ”nadie con estas posturas había sido designado antes en
este cargo”. ”¡Es como ubicar a un ateo militante como embajador en el Vaticano!
Hay, por cierto, simbolismos muy negativos involucrados. Pero, ¿su presencia
cambia dramáticamente las cosas? Eso no está claro”, sostuvo el experto.
Paul agregó que Bolton tomará instrucciones de la secretaria de Estado
(canciller), Condoleezza Rice. ”Y debemos recordar que él quiere mantenerse
involucrado en las batallas de Washington, por lo que podría ni siquiera estar
en Nueva York tanto como sus predecesores.”
”Aún está por verse si algo nuevo y poderoso sucederá”, agregó.
Mientras, en Washington, la Cámara de Representantes aprobó un proyecto que
reduciría a la mitad el aporte de Estados Unidos a la ONU, que asciende a unos
440 millones de dólares al año, si la organización no cumple con 46 requisitos
entre los que figuran una mayor transparencia financiera y la creación de nuevos
órganos de control.
Y la posibilidad de que Bush niegue la visa a Ahmadinejad abre otro frente de
potencial conflicto entre Estados Unidos y la ONU.
El presidente iraní es sospechoso de haber participado, cuando era estudiante en
1979, en la toma de la embajada estadounidense en Teherán, poco después de la
Revolución Islámica que puso fin al régimen del shah Rezah Pahlevi.
Ni el gobierno de Bush ni la Agencia Central de Inteligencia (CIA) confirmaron
que Ahmadinejad haya sido uno de los militantes islámicos que tomó a
funcionarios diplomáticos de Estados Unidos como rehenes. El gobierno iraní
rechaza esas versiones.
”Pero el gobierno de Bush podría utilizar ese rumor como pretexto para negar la
visa” basado sobre sus preocupaciones en materia de ”seguridad nacional”, dijo
un alto funcionario de la ONU, que habló con IPS a condición de mantener reserva
sobre su identidad.
Pero Dujarric recordó este viernes que el tratado por el cual se estableció la
sede de la ONU en Nueva York ”exige a Washington no imponer ningún impedimento a
los viajes de ningún representante de un país miembro en misión oficial”.
De todos modos, el gobierno estadounidense impidió la asistencia en 1988 a la
Asamblea General del entonces líder de la Organización para la Liberación de
Palestina, el hoy fallecido Yasser Arafat. Ese año, el órgano sesionó en Ginebra
con el único objeto de escuchar las palabras del líder palestino.
A pesar de los conflictos, Estados Unidos necesita a la ONU, consideró Paul.
”Por todos los golpes que ha recibido, la ONU tiene una legitimidad única y
Washington intenta aprovecharla en su beneficio”, sostuvo. ”Washington trata de
usar a la ONU mediante la amenaza o el chantaje, pero sin romper la
institución.”
Si la ONU colapsara, concluyó el experto, habría que inventar otra.
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