(IAR-Noticias)
26-Nov-05

Ayer los Estados Unidos ingresaron a la Guerra del Vietnam seguros de
ganar a ese "ínfimo e insignificante pueblo". Mandaron 8 mil guerreros, más
tarde 12 mil y al poco tiempo, el "ínfimo e insignificante" les estaba
resistiendo, de modo que lanzaron una ofensiva 150 mil norteamericanos.
Por Mauricio Aira (*)
La cifra se fué incrementando y las
acciones armadas se estaban perdiendo, quién lo creyera, ese "ínfimo e
insignificante" llegó a demandar la presencia de 550 mil soldados americanos,
de los que 60 mil perdieron la vida, 300 mil más resultaron heridos, los que
dieron fin con casi dos millones de vietnamitas.
Hoy los Estados Unidos empezaron la Guerra del Irak, con 150 mil soldados,
los que se fueron incrementando con ayuda de ingleses, españoles, polacos,
dinamarqueses y otros, hasta alcanzar 250 mil.
El pueblo del Irak calificado como
"terrorista" hace resistencia y ha dado muerte a más de dos mil
norteamericanos, herido a 12 mil y otros más, especialmente los mercenarios y
los guardianes de propiedades e intereses de los Estados Unidos, contratados
como "personal civil" que la están pasando muy mal.
No pasa día en que no mueran
soldados norteamericanos, generalmente inmigrantes de Africa o Latinoamérica,
reclutados con la promesa de recibir la ciudadanía y así poder trabajar en USA y
cumplir "el sueño americano" de bienestar y abundancia.
Ayer el combatiente del otro frente se llamó "comunista amarillo", hoy se
llama "terrorista".
Ayer la Guerra del Vietnam se prolongó desde 1964 hasta 1975. Terminó con la
derrota de los Estados Unidos, el retiro de sus tropas y la reunificación
del Vietnam bajo el control del gobierno comunista.
El pueblo estaba siendo mal
informado, justamente como hoy (en Irak) , se le decía que todo caminaba bien y
que pronto llegaría la victoria, lo que llegó mas pronto que tarde fue la
derrota y miles de cadáveres, por desgracia, de jóvenes norteamericanos
que dejaban madres, esposas e hijos en la orfandad regresaban en ataúdes
abanderados.
Hoy. Poco a poco, por una orden judicial, los restos de los caídos empiezan a
llenar la información de los diarios y se repiten las escenas de dolor y
pesadumbre. Valió la pena, sacrificar tantas vidad humanas en una tierra lejana
y ajena?
Ayer. Los jóvenes primero en las
universidades, los trabajadores y el pueblo en general salieron a manifestarse
en contra de la guerra y obligaron al Presidente Nixon (En realidad ganó las
elecciones con la promesa de traer de regreso "a nuestros muchachos" ).
Hoy, cada día que pasa, se
producen manifestaciones y aumenta el movimiento popular contra la Guerra.
Pronto llegará el momento de abandonar las armas y regresar al hogar.
Sólo es cuestión de tiempo. Un dato
de última hora. Dos senadores el republicano John Warner, nada menos presidente
del Comité de Servicios Armados del partido de Bush, marcó que "deberíamos a
empezar a retirar a nuestra tropas" y la demócrata Dianne Feinstein sostuvo
"dentro de 90 a 120 dias deberíamos empezar a retirar nuestros soldados de allí"
(Copiado de CNN.2005.10.16)
Ayer. Nixon el 30 de abril de 1973, quiso mostrar coraje, comparó su accionar
con la de hombres grandes de la historia. Habló de las glorias de la victoria en
una demostración de eufemismo, para disfrazar el fracaso y la derrota con
palabras altisonantes. Veamos:
En esta sala, refiriéndose al Gran Salón de Ceremonias de la Casa Blanca, dijo
Richard Nixon, Wilson tomó las decisiones que llegaron a la victoria de la
Primera Guerra Mundial, Roosevelt tomó las decisiones que llevaron a la victoria
en la Segunda Guerra Mundial, Eisenhower tomó las decisiones que pusieron fin a
la Guerra de Corea y que evitaron la guerra en el Medio Oriente.
En este salón Kennedy, en su instante
más glorioso, adoptó la gran decisión que eliminó los proyectiles soviéticos en
Cuba...En esta sala, esto no lo dijo Nixon, se está firmando la derrota de
Estados Unidos frente un ínfimo pueblo de escasa significación.
Hoy. Las madres de miles de soldados muertos en Irak, otras más de los 15 mil
heridos que sufrirán la vida entera a causa de la guerra, se han manifestado por
las calles de Washington por la paz y por el regreso de los combatientes.
Hoy. El Congreso ha bajado
ostensiblemente el presupuesto para la guerra presentado por Bush y ha exigido
recortes en los gastos militares. Hoy. Se está cuestionando seriamente el papel
de la CIA, en todo el proceso del terrorismo al punto que no se sabe quién
estimula a quién, si el terrorismo a la CIA o ésta al terrorismo para
tener presupuesto, recursos, contratos a granel y por encima de todo mayor poder
más allá de la frontera norteamericana.
Ayer. Se perdió la guerra y el Presidente de Estados Unidos, entre la
humillación y la vergüenza, pidió disculpas a las familias de los sesenta mil
muertos por la Guerra de Vietnam, hoy aumenta en las organizaciones, en los
medios de comunicación, en las universidades y en los cuarteles, una clara
resistencia a la continuación de acciones guerreras que no tienen un objetivo
claro y que sólo conducen a la pérdida de vidas humanas.
Además de ingentes
recursos que se necesitan por ejemplo para la reconstrucción de las averías que
causaron los huracanas y las inundaciones, con millones de víctimas sin techo,
sin trabajo y en muchos casos sin comida ni medicinas.
Ayer. El Síndrome de Vietnam, o sea el temor a las rebeliones de los
soldados aterró a la clase patronal, puesto que el aparato militar sigue siendo
el Talón de Aquiles de los capitalistas.
Durante la guerra del Golfo, muchos
soldados en forma individual rehusaron marchar a la región, prefirieron ir a la
cárcel antes de enrolarse a la guerra por el petróleo.
La resistencia se hizo pública y en
casos fue colectiva, como cuando una Unidad de Luisiana se dió asueto,
organizaron la deserción, alquilaron buses y en forma masiva en lugar de ir
a embarcarse en los aviones que los irían a trasladar al frente de batalla,
volvieron a sus casas.
Está demás decir que fueron a dar a
las prisiones militares. Este fue un caso típico del famoso síndrome que durante
decenios padeció la juventud norteamericana.
Hoy. Ya existe el Síndrome del Irak, soldados heridos por miles que han
regresado a sus hogares, otros miles más que fueron regresados porque terminó su
tiempo de prestaciones o porque simplemente no pudieron más. Esos miles son los
primeros en oponerse a la guerra, se está repitiendo exactamente lo sucedido en
los estertores de la guerra de Vietnam.
Ayer. Un ejército poderoso, nada menos que de medio millón de soldados,
regimientos artillados, aerotransportados a los pantanos de Indochina, la
legandaria Séptima Flota, se hizo presente en las afueras de Saigón, no para
combatir, su misión fue recoger a los miles de soldados de territorio vietnamés.
Evacuarlos de los hospitales
donde estaban recluidos, a los miles de aliados que combatieron contra el
Vietcong y que pidieron protección a los Estados Unidos, las familias de miles
de asalariados de los norteamericanos en todo tipo de servicios, en fin a una
muchedumbre, que presa del pánico huía de Saigón en una estampida sin
precedentes al acercarse el final, la derrota total de las tropas
norteamericanas, que escribieron una página negra en su historia de glorias
y de triunfos.
Hoy. Cuando ningún dinero es suficiente para cubrir los gastos de la guerra,
cuando la protección de las empresas contratadas por Estados Unidos y Gran
Bretaña que explotan el petróleo iraquí, le cuestan un ojo de la cara a los
contribuyentes norteamericanos.
Cuando se cometen fraudes y
asalto a las arcas de los pocos iraquíes que apoyan a los Estados Unidos y que
gobiernan en nombre del pueblo árabe, cuando el Senado en Washington ha reducido
los gastos de guerra (al aprobar el presupuesto para el 2006), muy por debajo a
las pretensiones de Bush, es hora de ir preparando la vuelta a casa, antes de
que sea tarde.
Antes de la crisis que se acerca, porque se están dando las mismas
características de la huída de Saigón, que llevarán a la huída de Bagdad, que no
en vano es la Ciudad Mágica de las Mil y Una Noches, es necesario una retirada
honrosa, como lo hicieron los españoles, como han empezado a hacerlo los
ingleses que acaban de reducir su presencia a sólo 8.000 hombres, bastante por
debajo de los 180 soldados norteamericanos.
Ayer. Nixon tuvo su Vietnam, su derrota, su vergüenza.
Hoy, como ha profetizado el demócrata
Edward Kennedy en discurso pronunciado en Carolina del Norte, "el Irak, será el
Vietnam de George Bush", agregando que el déficit de credibilidad del inquilino
de la Casa Blanca, sólo es comparable al del gobierno de Richard Nixon, quién se
vio obligado a renunciar por el famoso escándalo de Watergate en la década de
los 70 del siglo pasado.
Kennedy fue más duro al afirmar que
Bush le ha mentido al país en torno a la economía, a la educación, la salud y la
guerra en Irak, lo que está afectando hoy en dia al buen nombre de los Estados
Unidos a escala mundial "Bush es el problema, no es la solución"
sentenció el hermano del malogrado Presidente Kennedy.
(*) Mauricio Aira
Periodista boliviano
mauricio.aira@comhem.se
www.mauricioaira.com
|