(IAR-Noticias)
28-Nov-05
Los defensores de la ecología rusos desde hace unos años están disputando
en tribunales el acta del Ministerio de Recursos Naturales de la Federación de
Rusia en que se valora positivamente el dictamen pericial emitido para la
segunda etapa del proyecto de hidrocarburos "Sajalín 2".
Por Tatiana Sinitsina -
RIA Novosti
Está encargada de realizar el proyecto la compañía inversionista "Energía de Sajalín", representada por tres corporaciones industriales: la Shell de Holanda
(más del 50 por ciento de las acciones) y las niponas Mitsui y Mitsubishi. Como
demandante interviene una coalición de organizaciones no gubernamentales, que
agrupa a 50 estructuras jurídicas, ecológicas y otras, tanto rusas como
extranjeras, las cuales sostienen que con connivencia del Estado el proyecto
amenaza con una catástrofe ecológica a la isla de Sajalín y las aguas marítimas
adyacentes.
No se puede decir que el Estado mantenga la posición de "extraer petróleo cueste
lo que costare" y haga caso omiso a los problemas ecológicos. En abril de 1999,
una comisión de peritos instituida por el Estado declinó el proyecto que preveía
realizar perforación en el yacimiento de CHAIVO 6 (proyecto Sajalín 1),
considerando inadmisible utilizar la tecnología de neutralización de los lodos y
el método de perforación propuestos. Sobrevino un ruidoso escándalo, pero al
cabo de un año, después de rehacer el proyecto, el visto bueno fue recibido.
Tampoco fue aprobado el proyecto presentado por el Consorcio de Tuberías del mar
Caspio, concretamente de su tramo final, el de salida al mar Negro. Como
resultado, el oleoducto fue trazado así como lo recomendaron los peritos. Nadie
afirma que su tendido no haya hecho ningún daño al entorno. Pero era razonable
no declinar el proyecto que prometía grandes ventajas económicas, sino que
minimizar sus negativas consecuencias para la ecología. Y así se hizo.
A veces se logra zanjar ciertos conflictos ecológicos por medio de hacer
concesiones mutuas, pero no siempre. Por ejemplo, los ecólogos exigieron de los
operarios del proyecto "Sajalín 2" colocar la nueva plataforma petrolera a 12
millas de la costa (en vez de 10, según el proyecto), porque la instalación se
ubicaba en peligrosa cercanía del lugar de habitación de una rara variedad de la
ballena gris. Los petroleros cedieron en parte, aceptando desviar un poco el
trazado de la tubería subacuática. Pero los ecólogos exigían apartarla más, lo
que suponía gastos complementarios para los inversores. No conviene renunciar a
explotar un yacimiento cuyas reservas se estiman en total en 600 millones de
toneladas de petróleo y 700 mil millones de metros cúbicos de gas, ni abandonar
un grandioso proyecto internacional que ya ha absorbido 6 mil millones de
dólares. Los ecólogos no se tranquilizan, pero los petroleros por su parte se
mantienen a la defensiva. El colosal volumen del proyecto, la necesidad de
agentes energéticos y los compromisos internacionales asumidos no permiten que
las obras se paren. Ya han comenzado suministros de hidrocarburos al Japón desde
"Sajalín 1 " y Sajalín 2".
Un nuevo "punto caliente" ha surgido cerca del lago único de Baikal. La compañía
Transneft, que ha decidido tender el oleoducto más largo en el mundo (4 mil
kilómetros) llamado "Siberia del Este - el Pacífico", ya está realizando obras
de prospección cerca de la ribera de Baikal, pero estaba acordado que la ruta
iba a pasar 140 kilómetros más al Norte. Alegando que allí es imposible trabajar
por estar muy accidentado el terreno, los propietarios de Transneft obran a su
antojo, escogiendo un terreno más cómodo, para evitar gastos complementarios.
La Inspección Federal de Usufructo de la Naturaleza exige que se cumpla la ley
de la zona reservada de Baikal y amenaza con presentar una demanda judicial. La
Greenpeace califica el proyecto como sumamente peligroso para toda la región de
Baikal, porque las tuberías van a pasar por zonas sísmicas y van a tocar varios
cotos naturales.
¿Dónde está la salida de la situación? Si Transneft empieza a perforar túneles a
través de montañas en el lugar que le fue indicado, el petróleo va a costar más
que el oro. El proyecto es muy atractivo desde el punto de vista económico y es
importante también en el aspecto político. El Banco de Cooperación Internacional
del Japón ha prometido invertir 12 mil millones de dólares en el proyecto. Los
japoneses, que ya están experimentando hambre energética, depositan muchas
esperanzas en el petróleo siberiano.
No existe actividad económica que no haga algún daño a la ecología. La noción
"producción pura" no es correcta del todo, dice el académico Victor Danilov-Danilian,
economista y ecólogo. Es fácil encontrar lados débiles y defectos en cualquier
proyecto económico y entablar una discusión, añade. En opinión del científico,
en el conflicto inevitable entre la actividad económica del hombre y la
Naturaleza la salida consiste en sopesar las pérdidas ecológicas y la
probabilidad de compensarlas por medio de extraer beneficios económicos,
obteniendo con ello una posibilidad de curar las traumas infligidas al entorno.
Igual que cualquier buena idea, la de protección de la Naturaleza puede adquirir
formas exageradas y hasta deformadas, así como explotarse en interés egoísta de
alguien. Pero en la mayoría de los casos la protesta ecológica surge
espontáneamente, como una reacción emocional, dice Danilov-Danilian. Este
parecer lo comparte también otro científico: el ecólogo y biólogo Mijaíl Flint,
subdirector del Instituto de Oceanografía de la Academia de Ciencias de Rusia.
La excesiva orientación ecologista puede ser consecuencia de una ambición
política. Hoy día en todo el mundo existen los partidos de los verdes. Es un
punto en que han confluido la ecología y la política, dice él. - Mas hagan
sentarse a la mesa a esas personas y pregúntenlas qué es lo que ellas quieren.
El 99 por ciento no sabrán formular su posición. Una exagerada percepción del
mundo desde el punto de vista ecológico, sin poseer profundos conocimientos en
la materia, crea un círculo vicioso, afirma Mijaíl Flint.
Yuri Alexandrov, doctor en Economía, del Instituto del Orientalismo de la
Academia de Ciencias de Rusia, sostiene que de reunir todas las opiniones en
contra de los sistemas existentes y proyectos de transporte y exportación de
petróleo, resultará que hace falta cerrar los que ya están funcionando y
prohibir la construcción de los nuevos.
Por supuesto, hace falta realizar el examen pericial de todos los proyectos y
asignar recursos para su seguridad ecológica. Pero también existe el problema
del "extremismo ecológico". De ponerse en las posiciones de éste, habría que
reconocer que entre los requisitos económicos y los ecológicos en la rama
petrolera patria existen relaciones de antagonismo. ¿Mas sería beneficioso ello
para Rusia?, pregunta el científico.
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