Antes llegaban sólo representantes de aquellos países cuyos
contingentes militares están presentes en territorio iraquí.
El primer ministro de Iraq, Ibrahim al Jaafari, ha manifestado
que la visita de Igor Ivanov a Bagdad abre nuevas perspectivas
para las relaciones bilaterales.
Desde ahora, las autoridades
iraquíes no van a tener pretexto para quejarse de que los
políticos rusos no quieran ver con sus propios ojos aquello
que sucede en Iraq. Igor Ivanov quiso verlo y vio: su rueda de
prensa coincidió en tiempo con un atentado de turno perpetrado
en Bagdad, y precisamente el problema del terrorismo fue el
tema número uno de sus negociaciones con los dirigentes
iraquíes.
Apoyamos los esfuerzos que Iraq desarrolla en la
lucha antiterrorista, el país puede contar con nuestra ayuda,
manifestó Ivanov. Según declaraciones anteriores hechas a RIA
“Novosti” por fuentes en el Gobierno de Rusia, en Moscú ven la
diferencia entre los terroristas y quienes están luchando
contra la ocupación. Pero el problema consiste en que antes se
podía trazar una línea divisoria entre ellos, mientras que
ahora los dos grupos se han fundido. Como resultado, de los
atentados sufre en primer lugar la población civil de Iraq.
A
los parientes de las víctimas les da igual si les dieron
muerte unos terroristas o unos luchadores contra la ocupación.
Pero, según señalan las fuentes, ello no significa que no se
pueda ponerse de acuerdo con quienes dicen representar a las
fuerzas patrióticas de Iraq y combatir contra la ocupación.
“No se debe cerrar la puerta ante ellos. Los métodos de fuerza
solos no valen en tal situación.
La Historia conoce numerosos
ejemplos cuando en aras de lograr estabilidad cerraban los
ojos ante el pasado de unas u otras fuerzas políticas, por
ejemplo, así se procedió con la Organización para la
Liberación de Palestina o el Ejército Republicano de Irlanda.
Pero, al propio tiempo, ni tratarse puede de sostener
negociaciones con los mercenarios y miembros de las
organizaciones terroristas internacionales”, subrayan las
fuentes. Rusia y los países árabes desde hace mucho exhortan a
las diversas fuerzas iraquíes a sentarse a la mesa de
negociaciones. Un intento de turno se hará próximamente.
A
comienzos del año que viene, la Liga Árabe tiene previsto
organizar bajo su égida una conferencia de reconciliación
entre las diversas fuerzas de Iraq. La reunión preparativa
está fijada para el 19 de noviembre (El Cairo), o poco menos
de un mes antes de celebrarse las elecciones parlamentarias en
Iraq. En el encuentro van a participar tanto iraquíes como
representantes de la UE y la ONU.
De momento nadie abriga
demasiadas ilusiones con respecto a esa reunión, pues tales
intentos también se hacían antes. Todo depende de si van a
participar en la conferencia delegados de la oposición iraquí:
si los van a invitar y si ellos mismos lo quieren o no. Es que
entre los curdos y los chiítas resuenan las voces de que en la
conferencia no puede haber lugar para los “terroristas y los baasistas”.
También la comunidad sunnita (la fundamental base
social de la resistencia iraquí) ha fijado varias condiciones
de su participación en el foro, exigiendo reconocer antes que
nada la existencia de una resistencia - distinta al terrorismo
– a la ocupación extranjera y elaborar un calendario de la
retirada de las tropas extranjeras de Iraq. Sí, desde el punto
de vista jurídico la ocupación de Iraq terminó, y el poder fue
entregado a los dirigentes nacionales, pero la realidad es
distinta. Precisamente las fuerzas multinacionales están
determinando la vida diaria de los iraquíes, desde las rutas
de su desplazamiento hasta la realización de operaciones de
combate.
Además, lo hacen sin coordinarlo a menudo con las
autoridades iraquíes, afirman las fuentes. Según éstas, los
propios estadounidenses que se encuentran en Iraq, en sus
pláticas y la correspondencia semioficiales en vez del término
“fuerzas multinacionales” utilizan el de “fuerzas de
ocupación”. Será un matiz solamente, pero precisamente de
tales matices se configura la situación en el país. Existe
otro aspecto importante: es el principio de distribución de
cargos que prevalece hoy día en Iraq.
Es que no se toma por el
punto de referencia la correspondencia profesional de una u
otra persona al puesto que pretende ocupar, sino que su origen
étnico y confesional. En todos los organismos administrativos
prevalece este enfoque, a menudo en detrimento de la eficacia
de su funcionamiento. El intento de conseguir paridad
étnico-confesional en los escalones supremos del poder no es
nuevo, se da no sólo en Iraq y se emprende siempre que se
pretende lograr estabilidad en una sociedad heterogénea. Pero
en Iraq dicho esquema funciona de un modo unilateral,
sostienen las fuentes.
En el campo de los sunitas, a
diferencia del de los curdos y los chiítas, los líderes
políticos se han visto al margen del poder. Además, los
sunitas, aunque participan en el proceso político, no
determinan la situación ni entre las autoridades ni en las
filas de la oposición que sigue oponiendo resistencia. El
problema consiste en cómo se puede invitar al diálogo a
aquellos que continúan luchando.
En otro caso no se podrá
lograr la estabilidad. En ello podría ayudar quizás una
mediación internacional, entre ello por parte de Rusia. Según
muestra la práctica, un mecanismo internacional -como, por
ejemplo, el “cuarteto mesoriental”- resulta ser más eficaz y
objetivo que los esfuerzos de mediación por parte de un país
dado. Pero las autoridades del propio Iraq de momento no están
interesadas en que se diseñe tal mecanismo. Por lo cual sólo
queda ponernos a esperar para ver con qué va a terminar el
intento de turno de conseguir reconciliación.