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Friday, 06 de May de 2005

Según el semanario Newsweek

El poder de Putin se desvanece y Rusia está sumida en la ezquizofrenia

El semanario estadounidense Newsweek hace una lectura apocalíptica del escenario ruso, afirmando que el presidente Putin está atrapado en la Guerra Fría y tiene "doble personalidad". Señala que a los rusos les produce miedo el poder de Putin, que la economía sigue controlada por las mafias y el crimen organizado como en épocas de la URSS, y que el país está en manos de un Estado petrolero "neoestalinista".

(IAR-Noticias)  06-Abr-05                                                           
 

En un informe titulado: ¿Cómo manejar Rusia?, el semanario Newsweek señala que la esquizofrenia atrapa a la nación rusa, el poder de Putin se desvanece y hay nuevas amenazas que se ciernen para la administración.

Según Newsweek, el presidente de Rusia parece estar atascado en la Guerra Fría. La semana pasada, en su mensaje anual a la nación, llamó a la desaparición de la Unión Soviética “la catástrofe geopolítica más grande del siglo XX”. Minutos antes, habló de una Rusia que se convierte en un “estado libre y democrático”.

La lista de asistentes al desfile estilo soviético-militar el 9 de mayo en la Plaza Roja, incluirá al amigo de Putin, George W. Bush, así como al aliado más cercano de Putin, el presidente de la vecina Belarús, Alexander Lukasheko, a quien Washington llama el último dictador europeo.

Policía ruso monta guardia frente ala petrolera Yukos

Edificio de la petrolera Yucos.

Entonces no sorprende que Rusia parezca un chiflado y viejo vecino que está desarrollando una doble personalidad —y que el mundo no sepa realmente cómo reaccionar, señala el semanario.

Líderes mundiales —53 en total, con notables inclusiones y excepciones— se reunirán en Moscú la semana entrante para recordar el mejor momento de Rusia, la derrota de la Alemania Nazi hace 60 años. El motivo para la celebración es claro; las intenciones del anfitrión, Vladimir Putin, no lo son tanto, agrega.

El semanario señala que la esquizofrenia parece peligrosa. El vecindario de Rusia —léase el espacio antes perteneciente a la URSS— no ha sido tan explosivo por más de una década.

En Rusia misma, el control del poder por parte del Kremlin está en tela de juicio. Hace un año los rusos hablaban de un nuevo “clima de miedo” al extender Putin su poder a todas las facetas de la vida. Poder que, según un ex funcionario estadounidense de alto nivel, aún mantiene —sólo que es Putin quien ahora teme.

¿Qué es lo que sucede aquí y a dónde exactamente se dirige Rusia?, se pregunta Newsweek.

Los pesimistas advierten sobre un estado petrolero neoestalinista. Los optimistas siguen soñando con una democracia al estilo occidental con una economía diversificada. Todos están de acuerdo en que Putin mismo es la causa de buena parte de la confusión. Considérese su más reciente informe presidencial ante el Parlamento. Suele ser un evento magno. Los burócratas escuchan cuidadosamente las órdenes de marcha. Oligarcas e inversionistas extranjeros peinan el discurso en busca de malas y buenas noticias. Los mercados bursátiles suben y bajan alrededor del mundo.

Políticamente, el Kremlin está perdiendo poder, asegura Newsweek,  a lo largo del país, últimamente, ha habido protestas; pensionados que no ganan lo suficiente, estudiantes furiosos ante una propuesta para terminar con los aplazamientos para enlistarse, madres preocupadas por la guerra sin fin en Chechenia.

En semanas recientes una rebelión interna convulsionó al Partido Unido Ruso, simpatizante con Putin, que controla la Cámara Baja del Parlamento. En asuntos exteriores, Putin el estadista parece reconciliado con una Rusia más humilde, una que, con poca fanfarria, recientemente eliminó obstáculos a la OTAN para que usaran espacio aéreo ruso y oficialmente accedió a la membresía de Ucrania en la alianza occidental, una posibilidad impensable apenas seis meses atrás.

Eso no quiere decir que Rusia no sea ocasionalmente el chico malo del escenario mundial, dice Newsweek. Como testimonio está su ayuda en el tema nuclear a Irán y la venta de misiles a Siria.

Para algunos, estas señales contradictorias sugieren que Rusia se desliza, se convierte en un caso de locura bipolar, remata el semanario.

Frente a tanta agitación juvenil —un recordatorio del papel que jugaron los estudiantes en la reciente Revolución Naranja en Ucrania— el Kremlin, durante los primeros meses del año, lanzó su propio movimiento juvenil, llamado Nashi, o “Nuestro”. En por lo menos una ciudad importante a las orillas del río Volga, Nizhny Novgorod, miembros de Nashi están adquiriendo uniformes y entrenamiento policiaco.

“Están aterrorizados”, le dijo a Newsweek  un consultor de Moscú sobre los estrategas políticos con los que se encuentra trabajando. “Lo sucedido en Ucrania puede suceder aquí”.

Mijail Jordorkovsky y Platon Lebedev, accionistas mayoritarios de Yukos, durante el juicio en su contra

Mijail Jordorkovsky, ejecutivo de Yucos, el hombre más  rico de Rusia encarcelado por fraude y malversación.

En ningún ámbito se hace notar más la doble personalidad de Rusia que en los negocios, simbolizado por la expropiación de facto de Yukos Oil, señala en otro tramo el informe.

Para algunos, de hecho, los días infames del “salvaje Este”, cuando la mafia controlaba los negocios, parecen casi tranquilos en comparación. “Era más fácil con los bandidos”, dijo a Newsweek  Andrei Milovanov, propietario de una fábrica de cemento en Moscú amenazado con perder su negocio ante las autoridades fiscales. “Es mucho peor cuando la burocracia misma se ha convertido en crimen organizado”.

La semana pasada, una corte de Moscú pospuso abruptamente la lectura del veredicto en contra del fundador de la compañía, Mikhail Khodorkovsky, presumiblemente para no desatar una lluvia de críticas internacionales en el momento mismo de las celebraciones del nueve de mayo en Moscú.

Desafortunadamente -señala Newsweek- para Rusia, el asunto Yukos va mucho más allá de la compañía misma y sus repercusiones internacionales. Burócratas depredadores lo tomaron como un permiso para ir tras empresas en toda Rusia —pequeñas y grandes, multinacionales o Rusas— y ahora parecen estar fuera de control.

Para el semanario estadounidense, en esta circunstancia, los preparativos rusos para el 9 de mayo parecen casi surrealistas.

Los líderes de dos países del Báltico no asistirán, en parte porque la victoria soviética en la Segunda Guerra Mundial marcó el inicio de lo que ellos llaman “una ocupación”, término repugnante para Moscú. En lo que concierne al presidente Bush, parece estar de acuerdo con lo anterior, al acompañar su visita a Moscú con viajes a Georgia y Latvia.

“Bush está actuando con dos caras, no actúa como un compañero”, dijo a Newsweek el coronel ruso en retiro Viktor Baranets, un analista militar para el diario ruso de mayor circulación, Komsomolskaya Pravda. “Es como si hubiéramos invitado a Osama bin Laden a estar junto a Bush en el lugar donde verán los festejos”.

Funcionarios estadounidenses señalaron  que empujar a Putin hacia la democracia tiene una prioridad menor que conseguir su apoyo en relación a Irán y Corea del Norte.

La estrategia, en general, de Bush -según el semanario- , es mantener abiertos los canales de comunicación—“hacer mancuerna, no aislarse”, dijo un funcionario del Departamento de Estado. Eso significa mantener a Putin en un patrón estático hasta que surja un nuevo líder, dentro de dos años, 

Con el derrumbe de tres regímenes que favorecían a Moscú en los últimos 17 meses, el Kremlin afronta una extinta Unión Soviética radicalmente distinta. Los planes para crear un “Espacio Económico Común” que compitiera con EE UU están muertos, afirma Newsweek.

Cualquier intento de proyectar el ímpetu militar ruso al llamado “cercano exterior” ha dejado de existir. Cuando la “Revolución de los Tulipanes”, ocasionada por turbas, hizo erupción en marzo, nadie hablaba del reestablecimiento del orden en la capital de Bishkek; Moscú simplemente no tiene tropas con entrenamiento ni equipo adecuados.

El resultado -según Newsweek- es un peligroso vacío de poder, especialmente en Asia central, donde una violenta revolución en el vecino de Kirguiztan, Uzbekistán, indica desastre para la seguridad regional.

Putin mismo acepta todo, aún su creciente intrascendencia en muchas esferas, menos la debilidad rusa. Por extraño que parezca, el establishment militar ruso ve en la OTAN una solución en potencia. “La nueva generación de líderes militares es bienintencionada hacia la OTAN.

Entienden que es bueno para Rusia”, dice Newsweek citando al general retirado Viktor Yesin, antes encargado de las fuerzas estratégicas de misiles rusos. Eso habla de una sorpresiva apertura en un Ejército opuesto desde hace tiempo a cualquier cooperación con Occidente —así como una desconcertante falta de fe en los propios líderes rusos.

Una encuesta filtrada del Ministerio de Defensa, llevada a cabo a principios de año, encontró que 80% de los oficiales desaprueba las políticas gubernamentales, y sólo 17% confía en Putin. Para un ex coronel de la KGB que tiene un modo de pensar acorde con la sutileza del poder, señales como ésa deben ser, de hecho, perturbadoras, concluye Newsweek.


 

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