(IAR-Noticias) 11-Jul-05
Por Manuel
Freytas - manuelfreytas@iarnoticias.com
Los
procedimientos del nuevo ataque "terrorista" en Londres y sus resultantes
y operaciones psicológicas posteriores en la prensa internacional, son de
manual.
La metodología y el escenario del atentado fueron casi
calcados del 11-M español, el blanco seleccionado tuvo las mismas
características (transporte publico y matanza indiscriminada), y hasta el
mismo grupo de la red Al Qaeda acusado de perpetrar la masacre en España
se atribuyó el ataque.
Como paso siguiente, el "hilo de las investigaciones" de Scotland
Yard y del servicio secreto británico se orienta a la caza de
"fundamentalitas musulmanes" sospechados de vinculaciones o de
participación en la ejecución de la matanza en Londres.
Hasta ahí ninguna sorpresa: la CIA y el M-16
británico marchan hacia la "identificación del culpable", están
elaborando un "perfil del atacante" que encaje lo más prolijamente
posible en los estándares conocidos (y difundidos) del "terrorismo
islámico" al que ahora comienzan a buscar entre las poblaciones
musulmanas de Europa y EEUU.
El sábado
trascendió que Scotland Yard y el M-16 británico ya tendrían el primer
sospechoso vinculado con los atentados en Londres, según publica la prensa
británica. Se trataría de Mohamed Al Gerbouzi, un marroquí de 44
años, condenado por los atentados de Casablanca y al que se le atribuye
una relación con uno de los autores del 11-M.
La noticia de la búsqueda de Gerbouzi coincide con la reivindicación del
ataque de Londres realizada por las 'Brigadas de Abu Hafs al Masri', la
misma célula de la "red Al Qaeda" que se responsabilizó de los atentados
del 11 de marzo en Madrid.
Scotland Yard dice estar trabajando sobre el terreno tratando de
buscar pistas en los lugares de los ataques, pero ya ha solicitado a la
Interpol que intensifiquen la búsqueda de Al Gerbouzi.

Hoy la prensa británica difundió que Gebourzi vive en el Reino Unido
desde 1974, y fue condenado a 20 años de prisión por los tribunales
marroquíes que le consideran uno de los cabecillas del Grupo Islámico
Combatiente Marroquí (GICM), que supuestamente perpetró los atentados
de Casablanca en 2003, los cuales dejaron 44 muertos.
Si seguimos con el manual, finalmente la
policía y los servicios secretos británicos (tal como lo hicieron sus
pares durante el 11-M español) profundizarán las "pistas", identificarán a
la "red operativa islámica" que realizó los ataques contra los
ómnibus y el Metro londinenses, y comenzarán su búsqueda entre los
bolsones musulmanes tanto de Londres como del resto de las metrópolis
europeas.
El
ministro británico del Interior, Charles Clarke, ha admitido que hay una
"fuerte posibilidad" de que la organización de Osama Bin Laden sea
la responsable.
En su opinión, "el modus operandi, la naturaleza de los acontecimientos
y la reivindicación en internet" hace que cobre fuerza esta idea.
Probablemente, en las próximas horas, habrá
una identificación más precisa del grupo atacante por parte de la
autoridades británicas, y su filiación y modus operandi serán avalados
y ratificados por la CIA y el resto de los servicios occidentales, tal
cual se hizo durante el 11-M y otros actos terroristas o "amenazas"
que han venido sucediendo en diversos puntos del planeta, incluido Irak.
El
marroquí detenido ha sido también acusado por los servicios de seguridad
alemanes y franceses de mantener contactos con Abu Musab al Zarqaui,
el líder terrorista jordano en Irak, y Abu Qatada, jefe espiritual
jordano que supuestamente recibió una llamada de los suicidas de Leganés
antes de inmolarse.
En la siguiente fase del manual,
seguramente serán detenidos otros presuntos integrantes o jefes del grupo
acusado de perpetrar los atentados en Londres, y la CIA y el servicio
secreto británico divulgarán sus voluminosos "prontuarios terroristas"
y sus vinculaciones con Bin Laden, el 11-M español, Irak, y todo el
escenario de "operativos terroristas" que se vienen desarrollando en
Europa y EEUU.
La prensa europea y estadounidense -como ya lo hiciera durante el 11-M
español- ya comenzó a difundir las tramas y pistas "islámicas" de
las investigaciones oficiales como si fuera una apasionante novela
policial, cuyos capítulos se desarrollarán por entregas, como en la
televisión.
El diario El Mundo de España, por ejemplo, ya comenzó su campaña
para relacionar los ataques en Londres con la "red islámica" supuestamente
implicada con el 11-M español, sacando a relucir informes sobre
"conexiones" y "pistas" elaborados por los servicios españoles durante el
gobierno de Aznar.
La prensa conservadora española -como ya lo hizo durante el 11-M- comenzó
a vincular los atentados del J-7 con el mundo "radical
islámico"
asentado en Londres.
"Los agentes españoles llevan un listado de más de una docena de
sospechosos que están relacionados con el terrorismo islámico y que
han tenido algún vínculo durante los últimos años con Londres", señala
El Mundo en su edición del sábado.
La prensa de derecha española, tratando de
influir sobre el resto de los medios europeos, ya ha lanzado una campaña
xenofóbica de sospecha contra grupos árabes y musulmanes.
Parecida a la que lanzara tras los atentados del 11 de marzo de 2003
en Madrid, para justificara las redadas y detenciones de
ciudadanos de esa comunidad sometidos a una verdadera "caza de brujas" por
los servicios y la policía de Aznar.
Evidentemente, el propósito buscado es el de instalar, esta vez en Gran
Bretaña y en toda Europa, una cacería indiscriminada de árabes y
musulmanes señalados como colaboradores del "terrorismo islámico"
que esta semana hizo estallar Londres.
La operación sirve para instalar la primera lógica de la "guerra
contraterrorista": el terrorismo es "árabe-musulmán" y está
infiltrado en las grandes metrópolis de Europa y EEUU.
Si se agrega que este procedimiento xenofóbico sirve -por añadidura- para
englobar en una misma bolsa a todo el espectro de la
"inmigración ilegal sobrante", tanto en Europa como en EEUU, se
completa el cuadro de aprovechamiento del terrorismo con fines
represivos.
Finalmente, y según el manual lo indica, en el centro del escenario, y con
el resultado de las "investigaciones" en la mano,
los funcionarios de la
Casa Blanca, con Bush y Blair a la cabeza, seguidos por el espectro de
gobiernos y poderes occidentales,y aduciendo la "amenaza de nuevos
ataques", saldrán a reinvindicar la
"guerra contra el terrorismo" en los términos propuestos por
Washington.
Las alertas de "máxima seguridad" (como las que ya rigen en
Europa y EEUU) así como una revitalización y profundización de los
"planes antiterroristas" (como se está haciendo en España) dan una
nueva cuota de credibilidad al escenario de la "guerra contra el
terrorismo" lanzada como la nueva cruzada de supervivencia de la
humanidad.
Por ahora eso alcanza para detener la caída
de Bush en las encuestas, paralizar a sus enemigos, y poner
nuevamente a Europa detrás de la locomotora de Washington.
Es una fórmula "probada" (como las series "enlatadas" que las
televisiones de los países dependientes le compran a Hollywood) y cierra
perfectamente con el escenario "analítico" de periodistas y especialistas,
cuyo meridiano cerebral (y laboral) no tiene otra salida que el de aceptar
sumisamente los términos de la "guerra contraterrorista" planteada
por Washington y su aparato de inteligencia.
El
manual operativo de Bush y sus halcones se ve favorecido por la
ignorancia extendida respecto de las estrategias y políticas de
Estado que Washington ejecuta con el terror.
A pesar de que las operaciones encubiertas de la CIA con el terrorismo, su
participación en los ataques del 11-S, están documentadas y probadas en
informes, investigaciones y estudios que circulan por Internet, las
mayorías, los comunicadores del sistema, ignoran todo sobre el terror como
estrategia de poder y manipulación ejecutado por el Estado
norteamericano desde el 11-S en adelante.
Los niveles de comprensión masiva son pobres y lamentables: los
analistas y periodistas del sistema -sin mecanismos de conexión en su
tablero cerebral- comentan los acontecimientos según los principios y
explicaciones de la "investigación oficial" de turno.
Repiten como monos parlantes lo que la CIA, el FBI, el M-16 y Scoltland
Yard, y las usinas mediáticas de Washington les trasmiten a través de las
"fuentes" y los comunicados oficiales.
Así como los atentados del 11-S en EEUU sirvieron para argumentar y
justificar las invasiones de Irak y de Afganistán, el 11-M español y
el actual 7-J británico sirvieron -en distintas etapas- para frenar
caídas abruptas de la imagen de Bush, tanto en la campaña electoral
del año pasado como en la coyuntura presente, cuando se encuentra
acorralado por denuncias y cuestionamientos a la ocupación militar de
Irak.
Como aprovechamiento secundario, la operación
terrorista en Londres también sirvió para tapar las crisis del G-8 y de
la Unión Europea y potenciar a Tony Blair -principal aliado
estratégico de Bush- en el liderazgo de Europa, en desmedro del eje
París-Berlín-Madrid, tradicional "opositor" (en planos formales) a la
ocupación militar de Irak y a las distintas políticas imperiales de Bush
en el mundo.
Y como siempre, siguiendo los pasos del manual, el descubrimiento de los
"culpables" en el mundo islámico, servirá como justificación para las
nuevas operaciones terroristas que se avecinan con Bin Laden y Al Qaeda.
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