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IRAK  

Wednesday, 19 de January de 2005

 

Dos policías colaboracionistas muertos por una bomba en una comisaría de Bagdad  (Foto Reuters)

Principales víctimas de los ataques rebeldes

Qué papel cumplen los "colaboracionistas" en la ocupación militar de Irak

La prensa internacional cataloga generalmente a los muertos por  los ataques y atentados diarios de los rebeldes, como "personas""civiles", o "policías", sin precisar demasiado que rol cumplían  en el diseño y la estructura de la ocupación militar estadounidense, cuyos efectos -directos o colaterales- ya mataron aa más de 100.000 civiles inocentes en Irak. Esto permitió que el "gran público"  confunda la muerte de un "colaboracionista"  (al que van dirigidos los ataques) con el "asesinato de civiles inocentes" por parte de la resistencia iraquí. En este informe, algunas precisiones sobre el verdadero rol que cumple el aparato colaboracionista y el objetivo estratégico que guía a la resistencia para eliminarlos.

 

(IAR-Noticias)  19-En-05   Informe especial

Condoleezza Rice, la nominada secretaria de Estado estadounidense, en su exposición del martes ante el Senado, fue preguntada por uno de los legisladores sobre qué objetivo se proponía la administración Bush en Irak.

Condoleezza Rice habla ante el comité del Senado que deberá confirmar su nominación a secretaria de Estado de EE.UU.

Rice cifró la "estrategia del éxito" en preparar mejor a los colaboracionistas policiales y militares iraquíes de EEUU.

"Vamos a utilizar la estrategia del éxito", respondió imperturbable la halcona negra de la Casa Blanca.

Para la actual asesora en Seguridad, la "estrategia del éxito" está en las antípodas de la "estrategia de salida" que proponen los medios y sectores políticos opositores en EEUU, y consiste en que las tropas norteamericanas se quedarán en Irak hasta que las fuerzas iraquíes (los colaboracionistas militares y policiales) consigan por sí solas "controlar la seguridad" de su país.

En junio del año pasado la Casa Blanca  y el Pentágono tenían "un plan" estratégico para Irak, en cuyo capítulo central se señalaba que las fuerzas de seguridad iraquíes, formadas principalmente por chiíes y kurdos, y entrenadas por oficiales de las fuerzas especiales estadounidenses, iban a reemplazar en la represión y el combate contra los grupos rebeldes a las unidades militares estadounidenses, no bien asumiera la nueva administración de Iyad Allawi.

El entrenamiento y la puesta en marcha de la operación demostró que las unidades cipayas iraquíes, no obstante haber sustituido con  eficiencia en tareas "burocráticas" a las norteamericanas, habían fracasado en el combate militar contra la resistencia iraquí.

Pero analizado desde un plano general, la presencia del aparato policial y militar colaboracionista redujo riesgo y exposición a los  militares estadounidenses, que de otra manera, de no mediar las fuerzas iraquíes, en vez de tener 1400 muertos en lo que va de la ocupación, podrían haber cuadruplicado o quintuplicado esa cifra.

Baste citar como ejemplo que, en lo que va del 2005, el ejército norteamericano contabiliza 27 muertos y las fuerzas colaboracionistas, con los 4 atentados del miércoles, suman más de 210 muertos en el mismo período.

Desde que EEUU invadió y ocupó militarmente Irak, en abril de 2003, los colaboracionistas iraquíes sustituyeron a la fuerzas ocupantes en funciones de alto riesgo: represión y detenciones contra la población civil, tareas policiales rutinarias de "vigilancia", control del tránsito, administración en organismos públicos, etc.

Todas estas funciones, de ser realizadas por los soldados o civiles norteamericanos, los sometería a una alta vulnerabilidad y probabilidad de muerte debido a su exposición pública y contacto con la población civil.

Los marines, de ocupar los puestos que hoy ocupan los policías iraquíes, alejados de sus bases militares, serían "blanco fácil" para las bombas y los ataques de la resistencia que hoy se concentran sobre los colaboracionistas que desarrollan esas funciones en sustitución de las tropas yanquis.

Las fuerzas militares y los funcionarios civiles norteamericanos permanecen en unidades militares o en sectores amurallados de alta seguridad, como es la Zona Verde de Bagdad.

De esta manera, los colaboracionistas iraquíes, por una miserable paga, actúan como "carne de cañón" y son blanco permanente de los ataques y atentados de la resistencia.

Y el concepto de "carne de cañón" no es virtual sino real, ya que esas tropas fueron enviadas al frente de las formaciones de tanques  durante los asaltos militares a Faluya, Nayaf, y otras ciudades iraquíes mientras los marines avanzaban en la retaguardia protegidos detrás de los blindados.

Lo mismo sucede durante las operaciones represivas y las redadas sangrientas del ejército norteamericano contra refugios  rebeldes camouflados dentro de la población civil, donde los que reciben los primeros disparos son los colaboracionistas que actúan en misión de exploración.

No solamente el mando militar invasor se vale de ellos para sus asaltos militares a gran escala, sino que también (aprovechando su conocimiento del terreno) los emplea para operaciones en pequeña escala en los barrios y asentamientos más peligrosos donde acechan ataques sorpresa y francotiradores por todos lados.

Explosión cerca de la embajada australiana en BagdadEsto explica, entre otras cosas,  porqué el Pentágono y la Casa Blanca vienen evitando, hasta ahora, la muerte mensual de miles de militares estadounidenses, cuyos cadáveres son reemplazados por el de los iraquíes colaboracionistas que los suplantan en las tareas de alto riesgo.

Las bombas y ataques diarios de los combatientes rebeldes contra las academias y los destacamentos de policía no solamente tienen que ver con la búsqueda de la suspensión de las elecciones, sino que están enmarcados en una estrategia de "golpe permanente" contra esas fuerzas con el objetivo de promover el terror y la deserción entre sus efectivos.

Los colaboracionistas no sólo integran las fuerzas de ataque contra la resistencia iraquí, sino que también cumplen tareas de información y señalización de militantes rebeldes los que los convierte en "entregadores" de sus propios conciudadanos por una paga mensual que reciben por esas tareas.

Si no fuera por los "colaboracionistas" civiles y policiales iraquíes, la administración Bush ya se habría enfrentado hace tiempo con el "síndrome Vietnam" que políticos, medios y legisladores están vaticinando a las fuerzas militares norteamericanas de EEUU en Irak.

De ahí la importancia estratégica que asignan el Pentágono y la Casa Blanca a la formación de estas unidades especiales iraquíes, que hasta ahora, han sido impotentes para contener la escalada rebelde que infiltra sus filas y los extermina a diario. 

Es en este contexto que se explican los ataques diarios de la resistencia al aparato colaboracionista (civil, policial y militar)  de Iyad Allawi, cuyo gobierno atraviesa un proceso de descrédito y deterioro incluso entre la población chiíta, principal sostenedora de las elecciones en Irak.

Esos ataques, que siguen creciendo en devastación y muertes, están orientados a terminar  (por vías del terror y de la muerte) con la estructura colaboracionista y obligar a las fuerzas invasoras que administren Irak y cumplan tareas represivas y policiales en contacto con la gente,  y en permanente riesgo de ser eliminados.

El colaboracionista, civil o policial, es el elemento clave que evita que muchos más norteamericanos mueran en Irak.

¿Qué pasaría si no estuviera el aparato colaboracionista iraquí al servicio del ejército invasor?

Sencillo: los marines norteamericanos tendrían que atender y hacer funcionar las comisarías, dirigir el tránsito, manejar las oficinas públicas, recoger la basura, etc..., con lo cual la probabilidad de muerte de los norteamericanos (incluido su personal civil)  se cuadruplicaría o quintuplicaría.

Para tener una idea: todos los civiles y policías colaboracionistas que mueren a causa de los ataques de la resistencia todos los días en Irak, serían reemplazados por cadáveres norteamericanos.

Mujer estadounidense pide el retiro de las tropas frente a la Casa blanca
 (Foto EFE)

Esa (más allá de su fracaso en el combate contra los rebeldes) es la verdadera función que cumple el aparato colaboracionista iraquí: evitarle a Bush y al Pentágono la multiplicación de las bajas que sufrirían sus soldados, y, consecuentemente, el efecto político y social que tendrían en la sociedad estadounidense la baja de 200 marines en quince días, como está sucediendo ahora con los efectivos de la "policía iraquí".

Y esto, a su vez  explica porqué los colaboracionistas son el blanco estratégico más preciado de los ataques y atentados de la resistencia iraquí que ve en ellos la causa principal por la cual la Casa Blanca y el Pentágono, a pesar de haber fracasado con su estrategia militar de ocupación, no se han retirado como en Vietnam.

Y en la existencia del aparato colaboracionista reside la explicación de porqué  Bush y sus funcionarios todavía no han sido puestos en la picota del "debate público" en EEUU como responsables de los muertos y mutilados estadounidenses, cuyas cifras se reducen debido a la presencia de los colaboracionistas.

Si bien nadie puede estar de acuerdo con la muerte del otro como filosofía, el conocimiento de los porqué y para qué que guía a la resistencia iraquí en sus ataques contra los "colaboracionistas" (históricamente utilizados por las fuerzas de ocupación en todos los países) permite diferenciar entre un combatiente que mata por la liberación de su país, y otro que mata para ayudar a los invasores.

La prensa internacional cataloga generalmente a los muertos por los ataques y atentados diarios de los rebeldes, como "personas""civiles", o "policías", sin precisar demasiado qué rol cumplían  en el diseño y la estructura de la ocupación militar estadounidense, cuyos efectos -directos o colaterales- ya mataron aa más de 100.000 civiles inocentes en Irak.

Esto permitió que el "gran público" confunda la muerte de un "colaboracionista" (al que van dirigidos los ataques) con el "asesinato de civiles inocentes" por parte de la resistencia iraquí.

Y, como emergente inmediato, esto permitió a los invasores de Washington identificar a los combatientes rebeldes iraquíes como "terroristas, asesinos e irracionales", cuya imagen las grandes cadenas informativas ayudan a construir confundiendo en un mismo plano al dominador, al colaboracionista, y al que combate por la liberación de su país.

Con su deliberada omisión de quién es quién, la prensa internacional cumple un invalorable servicio a Bush y sus halcones quienes han convertido a Irak en un genocidio militar jamás conocido por la humanidad.

 

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