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(IAR-Noticias) 03-Feb-05
Aunque
la agenda exterior del segundo período de Bush en la Casa Blanca se orienta
casi exclusivamente hacia Irak y Medio Oriente,
las crecientes tensiones y conflictos en diversos países de América
latina comienzan a concitar la atención de los halcones
de Washington.
La nueva secretaria de
Estado; Condoleezza Rice, apuntó a Chávez como un promotor de
"malas influencias" en la región.
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De todos estos focos
de conflicto los funcionarios del Departamento de Estado priorizan la situación
de Venezuela, donde la actitud "desafiante" de
Hugo Chávez lo sigue situando como el principal
punto de preocupación para Washington en la región.
"Los principales ideólogos del
Departamento de Estado sólo tienen ojos para los tres países que pueden
representar una amenaza a la seguridad de Estados Unidos: Venezuela, por el
abastecimiento de petróleo, y Cuba y Haití, por el flujo migratorio", indicó
Julia Sweig, especialista en América latina del Council on Foreign Relations,
de Nueva York.
Sin embargo, y en una
clara muestra de cual es el punto central para Washington, el
portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan,
reiteró el martes que Estados Unidos está "preocupado"
por el presidente venezolano, Hugo Chávez, particularmente en lo que
concierne a la situación de la oposición política en su país.
"Nosotros hicimos llegar nuestras preocupaciones al presidente Chávez",
respondió McClellan a una pregunta sobre los recientes ataques
verbales del mandatario venezolano contra Estados Unidos.
"Expresamos claramente nuestra opinión sobre la manera en que trató a la
oposición y a los medios de su país. Y continuaremos haciéndolo",
señaló el vocero.
Los laderos
cubanos-americanos de la nueva secretaria de Estado, Condoleezza Rice,
parecen prestar especial atención a algunas "señales" del patio
trasero, como
el enfrentamiento entre el presidente
Lucio Gutiérrez y la Corte Suprema de Ecuador, en diciembre,
seguida por el alzamiento nacionalista
armado del mayor Antauro Humala en Perú.
Pero el foco de
atención principal se sitúa en la disputa entre Colombia y Venezuela por
la captura del líder guerrillero Rodrigo Granda y en la
explosiva situación de Bolivia donde los conflictos y alzamientos sociales
forman parte del paisaje diario.
Sin embargo, lo que más puso "nervioso" a Washington fue
la gran compra de armamento ruso que anunció Chávez tras su visita a Moscú:
100.000 fusiles AK 47 y 40 helicópteros Mi-35, que sería seguida por la
adquisición de una flota de 50 cazabombarderos MIG-29SMT Fulcrum.
Blandiendo el
argumento de la "carrera armamentista" de Chávez, y aprovechando la
llegada de la halcona negra, Condoleezza Rice a las riendas de la política
exterior norteamericana, los funcionarios "gusanos" del departamento de Estado,
con Noriega y Otto Reich a la cabeza, realimentaron los viejos sueños de
invasión a Cuba y derrocamiento del gobierno bolivariano en Venezuela.
"Tememos que estas armas se conviertan en la maldición de América latina por los
próximos 40 años", señaló a AFP Roger
Pardo, subsecretario adjunto para Asuntos Hemisféricos del Pentágono,
quien destacó que la región todavía está pagando
"el precio en sangre" por las
armas traídas a América Central durante la década del 80. "Es un problema para
todo el vecindario", señaló el funcionario.
Para el Consejo de
Seguridad Nacional y para el Departamento de Estado, Venezuela,
el principal exportador de petróleo a
EEUU,
después de un relativo proceso de "normalidad" tras el triunfo
de Chávez en el referendo, se ha vuelto a convertir en una "brasa ardiendo" para
la administración Bush.
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Chávez
y Uribe durante un encuentro en Caracas,
(AP) |
Tanto en el
Pentágono como en la Casa Blanca desconfían
del uso que el
gobierno de Chávez pueda hacer de esas armas, en un
momento de particular
"recalentamiento" de la frontera Venezuela-Colombia
y del accionar de las FARC a quien
sindican como "aliada" del régimen bolivariano de Caracas.
Más concretamente, y
según lo que filtran off the record algunos funcionarios, Washington teme que
parte de esas armas
sean utilizadas como
un peligroso factor disuasivo contra la fuerzas armadas colombianas, los
paramilitares y el gobierno de Uribe.
Sumando evidencia a
este cuadro de "preocupación" con Venezuela, La nueva secretaria de
Estado, Condoleezza Rice, advirtió
en el Senado, durante las audiencias de
confirmación en el cargo, sobre las "malas
influencias" de Hugo Chávez en la región.
"Es extremadamente desafortunado que
el gobierno de Chávez no haya sido constructivo –señaló la
halcona negra–. Debemos estar vigilantes y demostrar que estamos al
tanto de las dificultades que ese gobierno está causando en sus vecinos y su
estrecha asociación con Fidel Castro en Cuba."
Como señal clara de "endurecimiento" con Chávez
Washington cerró inmediatamente filas con el el
presidente Alvaro Uribe durante el conflicto por la
captura del líder guerrillero Rodrigo Granda en territorio venezolano,
que los bolivarianos atribuyen a una operación de la CIA orientada a perjudicar
al presidente venezolano.
"Por primera vez Estados Unidos ni
siquiera intentó "mediar" en el
conflicto, se alineó inmediatamente con Colombia, que es
su principal aliado en la región", señaló Peter Hakim,
presidente de Interamerican Dialogue, el principal centro de análisis sobre
América latina en Washington.
"Ciertamente existe la posibilidad de un choque entre Venezuela y Estados
Unidos", añadió, y recordó que el republicano Richard Lugar, presidente
de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, recomendó semanas atrás
diseñar un plan alternativo para no depender del crudo venezolano.
Para la
especialista en América latina del Council on Foreign Relations
Julia Sweig,
si bien
el aumento de gobiernos de izquierda en la región sigue llamando la atención
en el Departamento de Estado–sobre todo si el año próximo
también México se suma a la tendencia con Andrés Manuel López Obrador–, en
ninguno de los casos se buscó "demonizar" a los mandatarios por su
ideología política como se hace con Chávez.
"Está bien claro que ni (Ricardo)
Lagos en Chile, ni Lula (da Silva) en Brasil, ni (Tabaré) Vázquez, y ni siquiera
el nacionalismo de (Néstor) Kirchner en la Argentina impiden trabajar en
conjunto con EEUU", señaló la experta.
Hay coincidencia
entre los observadores en afirmar que la gestión de la nueva secretaria de
Estado, Condoleezza Rice, quien se apoya principalmente en los consejos de Roger
Noriega y Otto Reich, viene a imprimir una dureza inusual en el trato con
los gobiernos de Cuba y Venezuela.
Otto Reich (junto al actual
subsecretario Roger Noriega) es uno de los más activos impulsores de la
invasión militar a Cuba y de las políticas de
desestabilización contra el gobierno de Chávez en Venezuela, y
fue un activo impulsor del golpe de Estado del 2 de abril del 2001.
En mayo de este año Otto Reich renunció
a su
cargo de
embajador
especial de Estados Unidos para América Latina, que según parece fue
motivada por desavenencias con la Casa Blanca en cuanto a la política
seguida con
Cuba y Venezuela.
Aunque el
funcionario dijo que renunciaba para dedicarse "al sector privado como
consecuencia de situaciones personales de tipo financiera", los trascendidos
indicaban que su decisión fue motivada por la "blandura" de las posiciones del
Departamento de Estado, conducido
entonces, por Powell con respecto a Chávez y a Fidel.
La llegada de la
halcona negra a las riendas de la política exterior estadounidenses
fue señalada por algunos como
una derrota de los "moderados"
(conducidos por Powell) a manos de los "duros" quienes
privilegian
las acciones militares para resolver los problemas más
candentes de la región, entre ellos Cuba Y Venezuela.
Otto Reich, integrante del
círculo áulico de los halcones de la Casa Blanca es uno de los personajes con mayor influencia entre los círculos anticastristas de Miami (donde se
exilió luego de huir de Cuba
junto a
sus padres en 1960) es uno de los que más celebró la llegada de
Condoleezza Rice al Departamento de Estado.
Muchos
creen en Washington la nueva secretaria de Estado, en materia de política
latinoamericana, solo escucha al grupo de funcionarios gusanos encabezados por
Noriega y Otto Reich, lo que explicaría porque Venezuela y Hugo Chávez, así como
Cuba, figuran como el "principal" problema a resolver por Washington en la
región.
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