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(IAR-Noticias) 15-Mar-05
Por
Manuel Freytas
La CIA prepara el terreno
Fuentes
de Colombia y de Washington vienen señalando en los últimos días que la
inteligencia norteamericana, por primera vez, está embarcada en una operación
para vincular al "terrorismo latinoamericano" y al
"terrorismo islámico" en planes
comunes para crear un proceso de
violencia y de caos,
tanto en EEUU como en Latinoamérica.
La hipótesis de trabajo existe y salió de las
entrañas de la CIA, de la Agencia de Seguridad Nacional,
el FBI, y la Agencia de Inteligencia para la Defensa,
es decir, de los máximos proveedores de
inteligencia a la Casa Blanca.
La estrategia -según las fuentes-
busca instalar la "guerra
contraterrorista" global en
América Latina mezclando a las FARC y otras organizaciones armadas con planes
del "terrorismo internacional" orientados a vulnerar la seguridad nacional
de EEUU y a desestabilizar toda la región.
Hace tres semanas,
y en una clara maniobra de "preparación de terreno", Porter
Goss, director de la CIA, denunció ante una comisión del Senado lo que ya había informado a Bush durante una de las
reuniones matinales en el Salón Oval:
Al Qaeda y las
FARC, junto con la
"red islámica" infiltrada en EEUU,
planean ataques terroristas en suelo
norteamericano y
en América Latina.
En su exposición ante el Comité de Inteligencia del Senado el
director de la CIA señaló que las "células clandestinas" de la red Al
Qaeda,
los "terroristas" de las FARC,
y las ambiciones nucleares del régimen de Irán, son las principales
amenazas que enfrentan los intereses de EEUU en el mundo.
Además, indicó que el conflicto bélico en Irak, "aunque no es una causa del
extremismo, se ha convertido en una causa para los extremistas islámicos",
que, según el jefe de la CIA, ya se encuentran operando en EEUU y América
Latina.
Advertencias similares
fueron formuladas ante el Comité de Inteligencia del Senado por el director de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI),
Robert Mueller.
Para Mueller, la "amenaza"
principal se encuentra en territorio estadounidense donde
hay células terroristas inactivas durante años en espera de
órdenes
para entrar en acción.
A las advertencias, y apuntando a
la "red internacional de terrorismo islámico", se sumó el contraalmirante Lowell Jacoby, director de la
Agencia de Inteligencia para la Defensa, quien reiteró en una declaración
escrita las denuncias de que Irán promueve el terrorismo y ayuda a los
insurgentes en Irak. "El objetivo a largo plazo de Irán es que Estados Unidos
abandone Irak y la región", señaló.
Respecto al régimen islamista de Teherán, tanto Goss como el titular de
Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA), Lowell Jacoby, insistieron en que
Irán se perfila como la principal amenaza en Oriente Medio, ya que continúa
apoyando a grupos extremistas en toda la región y no quiere eliminar su programa
nuclear.
El director de la CIA señaló
que le preocupa la actividad de grupos extremistas en América Latina y,
en particular, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que
"poseen la mayor capacidad y el interés más claro de amenazar los intereses
estadounidenses en la región".
Afirmó que la Agencia cuenta con
"evidencias" de reuniones entre el mando de las FARC y la red fundamentalista
islámica de Bin Laden para coordinar organización y logística orientados a
ataques terroristas contra blancos situados dentro de EEUU.
Sólo es cuestión de tiempo.
Al Qaeda u otro grupo intentará utilizar armas químicas,
biológicas, radiológicas y nucleares", añadió Goss.
"Guerra contraterrorista" global en
América Latina
En sus primeros pasos, el plan intentaría demostrar que el "terrorismo", tanto local como
internacional, está operando en forma fusionada para potenciar sus resultados
"criminales" a nivel mundial, incluido el territorio
latinoamericano.
Ya desaparecido el "peligro rojo" con la
URSS, y con un creciente proceso de conflictos sociales en varios países del
área, se trataría de nivelar a las inteligencias militares y policiales
regionales en la nueva hipótesis de conflicto: la "guerra contraterrorista"
que sustituye en el tiempo a la "guerra antisubversiva" aplicada
por las dictaduras militares de la década del setenta.
Con la desaparición de la
guerra por áreas de influencia con la URSS , las viejas consignas
"anticomunistas"
de las dictaduras militares formadas en la Escuela de las Américas fueron sustituídas
gradualmente por las banderas de la
lucha contra el terrorismo,
las drogas y el crimen organizado
con las que EE.UU. justifica su injerencia intervencionista en la región
latinoamericana.
Las nuevas
hipótesis de conflicto regional
y las coordenadas de
control militar-estratégico
se trazan
a partir de la
"guerra contra el terrorismo",
que reemplaza en la lógica doctrinaria imperial a la
"guerra
contra el comunismo"
de la década del setenta y de la era reaganiana en Latinoamérica.
Es
en ese punto donde la estrategia regional imperial-estadounidense se enlaza con
la
red
latinoamericana de espionaje montada
por la Central
de Inteligencia (CIA) estadounidense y el servicio de inteligencia israelí
(Mossad), cuyo
objetivo central -sostenido institucionalmente tanto por el gobierno de Bush
como por el de Sharon- es la "guerra contraterrorista"
desarrollada en el campo de la inteligencia y de las operaciones especiales.
Con una Latinoamérica domesticada
por la democracia made in USA y los gobiernos dependientes
(por derecha y por izquierda), sin focos importantes de lucha armada (salvo
Colombia), sin movimientos revolucionarios vertebradores en el continente o en
el mundo, con la socialdemocracia "progresista" convertida en alternativa de
"cambio",
las guerras por el control social ya no se desarrollan en plano militar sino
en el plano de la inteligencia y de la manipulación mediática.
En una Latinoamérica dormida por el
"pacifismo" de los gobiernos títeres de Washington, donde ya no existen métodos
violentos de toma del poder revolucionario, sin huelgas generales, sin tomas de
fábricas
o de empresas, sin ataques contra los bancos o las trasnacionales, con
movimientos sociales "revolucionarios" financiados y "domesticados" por las ONG
del Imperio, el dominio
militar abierto se ha tornado obsoleto.
La lógica del control social y político
ya no la
ejercen los militares y los tanques, sino los
nuevos ejércitos de dominación:
los medios de comunicación y sus legiones de jíbaros mentales que nivelan a las
mayorías desposeídas y a sus dirigentes en la doctrina de la resignación,
haciendo realidad aquel precepto de máxima:
la paz es el negocio del dominador.
Ese sueño que los bancos y las
trasnacionales imperiales no pudieron concretar con la dictaduras y los golpes
militares diseñados en el Departamento de Estado, hoy se cumple con la
aceptación pasiva del sistema capitalista como "única alternativa", modelada
masivamente en los cerebros por los sacerdotes de las grandes corporaciones
mediáticas que han sustituído
a los curas y a los maestros en la orientación de conducta social.
Ya
sin hipótesis de conflicto "subversivo" los ejércitos de "seguridad e
inteligencia" privados fueron sustituyendo más eficientemente en el control
social y político a las vetustas y desmovilizadas tropas de los
ejércitos represores
latinoamericanos que ya habían perdido vigencia con el ingreso de las
democracias made in USA en los ochenta y los noventa.
De
esta manera -en el área de la inteligencia y la seguridad-
las
células privadas de
la CIA y el Mossad israelí,
cierran el proceso de
desmantelamiento de los
estados nacionales latinoamericanos
iniciado con el modelo de
libre mercado y
privatizaciones
lanzado por Washington en la década de los noventa, y cuyo paradigma
de implementación más
significativo fue la dupla Menem-Cavallo en la Argentina.
Dentro de este nuevo esquema
los servicios de información latinoamericanos -salvo Cuba y Venezuela- se
convirtieron en
sucursales de las
políticas
de inteligencia diseñadas para el control operativo y estratégico de Washington
y Tel Aviv en la
región.
Sistemáticamente, y durante
los nuevos "gobiernos democráticos" controlados por EE.UU., la
inteligencia norteamericana-israelí fue imponiendo a las administraciones de
turno -a través de campañas mediáticas o de presiones políticas- ajustes
presupuestarios y reducción de agentes en las estructuras oficiales de
inteligencia.
Las nuevas hipótesis de conflicto
"terrorista", a su vez, buscan complementar y dar sustento
"doctrinario" a las
legislaciones de mano dura y de criminalización de conflictos sociales
que ya funcionan en muchos países de la región, caso de Argentina, el Estado con
mayor cantidad de presos políticos de la región.
Así como los preceptos doctrinarios de
la "doctrina de
seguridad nacional" identificaron al "subversivo" como el principal enemigo
de la "libertad" y el "orden", la nueva doctrina sitúa al "terrorista"
como la fuente del "caos" y la "violencia" que amenazan por igual a toda la
región.
Detrás del "terrorista" se agazapan
el negocio de las drogas, la
prostitución, las mafias y las armas, pero, básicamente en sus
entrañas acechan los viejos fantasmas del "caos" y de la "violencia", cuyo
enganche con los conflictos sociales sintetiza el flamante objetivo
neo-represor de la "guerra contraterrorista" de Bush y Sharon en el
continente.
Las FARC y el "11-S latinoamericano"
Los atentados explosivos contra la AMIA
y la embajada de Israel, a principios de los 90, fueron operaciones
experimentales para instalar la "guerra contraterrorista" en América Latina,
cuyo entramado orgánico solo empezó desarrollarse con Bush hijo tras la
demolición de las Torres Gemelas el 11 de septiembre.
Los atentados a las instituciones judías
colocaron la "piedra fundacional" señalando claramente la lógica del
"nuevo enemigo"
simbolizado en el "terrorismo
islámico" agazapado y
acechante en la Triple Frontera.
Lo que se busca ahora, es que ese
terrorismo que originalmente fue dirigido contra la comunidad judía, hoy se
convierta en una "amenaza
general" para toda América
Latina sin distinción de pueblos, razas o comunidades.
La inteligencia norteamericana sabe
perfectamente que no puede implantar artificialmente el "terrorismo islámico" de
Al Qaeda en Latinoamérica, por la sencilla razón de que no sería creíble y
adolecería de la justificación
que tiene en Europa o EEUU.
Por lo tanto, hay que ensamblar al
"terrorismo islámico" en un
"objetivo local" que cierre y
otorgue verosimilitud a las amenazas y operaciones, y es en este punto donde el
plan se ensambla con el accionar
"terrorista"
de las FARC
en Colombia.
La CIA y sus redes de inteligencia
militar y mediática desde hace mucho tiempo vienen creando las condiciones
políticas y sociales para convertir a las FARC en el modelo paradigmático de
la red Al Qaeda en América Latina.
La revelación de la conexión FARC-Al
Qaeda-ataques terroristas (que la CIA ya puso en marcha) intentaría darle
consistencia y mayor
coherencia orgánica a la
adhesión de los gobiernos, los ejércitos y la policías locales a la "guerra
contraterrorista" exportada por EEUU a todo el mundo.
Por imperio del nuevo modelo, las selvas
colombianas ya se han convertido -como lo fue Arabia Saudita en el Medio
Oriente- en el centro
exportador de logística, armas y organización terrorista a toda
Latinoamérica.
En ese sentido, los expertos en
Washignton no descartan a corto plazo un
"11-S latinoamericano",
un atentado terrorista demoledor en América Latina, que termine por ensamblar
(como sucedió en Europa con el 11-M español) un
plan "contraterrorista" latinoamericano
suscripto por todos los gobiernos de la región.
Fuentes de inteligencia
en Washington hablan de objetivos
terroristas en Chile, Argentina, Brasil, México y Venezuela, entre otros, con la modalidad
operativa del 11-M español, es decir, en lugares con alta concentración de
público común que asegure el
impacto masivo, local e internacional, de los atentados.
En el trazado de este objetivo los servicios de inteligencia y el
gobierno colombiano
estarían realizando una operación para
complicar a las FARC con
actividades del narcotráfico y de violencia política planeada para
desestabilizar a los gobiernos de la región.
Con informes y denuncias públicas
la CIA busca "preparar el terreno" para que, tras la
concreción de un 11-S latinoamericano (o tal vez de varios), las FARC se
conviertan en la réplica de la
red Al Qaeda en Latinoamerica.
O de la ETA,
cuando se la complicó con el 11-M.
La "amenaza terrorista"
"Sonia"
ha negado ser una importante comandante de las FARC.
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Recientemente un informe del
ejército de Colombia, citado por el diario El Tiempo, vincula a las FARC
con el delito del narcotráfico.
Según el documento, en el 2003 los ingresos por narcotráfico
para las FARC pasaron los 1,8 billones de pesos y, pese a que en el 2004
disminuyeron por las operaciones de la Brigada contra el Narcotráfico y el Plan
Patriota, las transacciones les siguen dejando un elevado ingreso.
El estudio,
supuestamente realizado por la Unidad de Información y Análisis Financiero (UIAF)
del ministerio de Hacienda colombiano, estimó que sólo en 2003 los rebeldes
habrían embolsado alrededor de US$ 600 millones.
También indica que la mayor parte de ese dinero provendría de
los secuestros
y la extorsión y no del tráfico de drogas, tal como aseguran los gobiernos de
Colombia y Estados Unidos.
Otros informes
aparecidos entre el 2004 y el 2005, "revelan" las cuentas y la estructura
financiera de las FARC, destacando su carácter de "organización guerrillera
más rica del mundo", que recuerda las operaciones internacionales de prensa
con el "Bin Laden millonario", en los prolegómenos organizativos del
atentado terrorista contra las Torres Gemelas en Nueva York.
En febrero último, el
viceministro de Defensa colombiano, aseguró
que en 2003 las FARC recabaron cerca de US $700 millones
por tráfico de cocaína, lo que según indica, es su principal fuente de
ingresos.
Por ello, el funcionario describió al
grupo rebelde como una organización básicamente de narcoterroristas.
El viceministro agregó que los medios
hicieron público el informe de una forma imprecisa y aseguró que las FARC gastan
la mayor parte de sus ingresos en la compra de precursores químicos para
producir cocaína y para obtener explosivos que usan en sus ataques.
De igual manera, la
extradición de Omaira Rojas,
supuesta jefa de finanzas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia (FARC) para ser enjuiciada en Colombia, va a
ser utilizada como golpe propagandístico para hacer conocer el
"proyecto terrorista" de las FARC y el "terrorismo islámico" en
Latinoamérica.
Igual que sucedió con
la red Al Qaeda, las usinas mediáticas de la CIA intentan convertir a las FARC
en una organización terrorista supranacional, cuyo poder
militar-organizativo-financiero y capacidad operativa, no tienen límites y
están en constante expansión.
En ese sentido, las
"coincidencias" con Bin Laden y la red Al Qaeda son pura casualidad.
Fuentes norteamericanas, por su parte,
eñalan que la CIA tendría en curso un informe que tomaría como base un
documento elaborado por los servicios de inteligencia colombianos, el año
pasado, en el
que se acusaría a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia (FARC) de haberse infiltrado en Chile,
Argentina y otros países de Centroamérica con la finalidad de
desestabilizar la región y generar una ola
de conflictos montados en el descontento
social.
Asimismo la
estrategia del informe apuntaría a vincular a la organización guerrillera con
las mafias del delito, y con todas las actividades relacionadas con el
narcotráfico y los negocios ilegales en Latinoamérica.
Como un ejemplo de
esa operación se señala al Paraguay, donde, tras conocerse el asesinato de
la hija del ex presidente Cubas, el gobierno paraguayo vinculó a las FARC con la
"mafia de los secuestros" que estaría operando en ese país.
Hay que resaltar que
las operaciones de la CIA con el "terrorismo" y las "mafias", cuentan con la
estupidez y el desconocimiento de los medios y periodistas latinoamericanos.
La mayoría ignora
por completo las operaciones de inteligencia que subyacen detrás de la
información provista por "fuentes creíbles", o sea por la CIA infiltrada en
el mundo político y empresarial.
Durante un encuentro
latinoamericano
sobre seguridad
en la ciudad colombiana de Cartagena, en septiembre de 2004,
que convocó a las principales autoridades policiales de la región,
el director del Departamento
Administrativo de Seguridad (DAS) colombiano (dependiente de la
CIA) , Jorge Noguera, señaló que:
"La guerrilla
de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) se infiltró en Chile,
Argentina y otros países de Centroamérica con la finalidad de generar una ola
de descontento social y promover alteraciones de orden público".
"Las FARC han pasado por Argentina, Chile, Centroamérica y otros países, donde
hemos detectado su presencia a través de voceros o de alguna otra forma, que
actúan con alguna representación (de esa guerrilla)", señaló Noguera.
"Hoy las FARC no son solamente una amenaza militar, sino de criminalidad en
todo sentido. Son una amenaza política en cuanto pueden estar generando
resentimiento, sentimiento de exclusión, de supuesta reivindicación de derechos
en esos países para generar problemas allí", añadió.
La denuncia del funcionario colombiano -según el diario El
Tiempo- fue respaldada por el jefe de la Interpol en Perú, coronel
Manuel Sánchez, también presente en ese foro. "(Las FARC) están trayendo
bastantes problemas en mi país, incluso tengo entendido que tienen rehenes
tanto nacionales como extranjeros", aseguró.
"Definitivamente como organización terrorista, está tratando de expandirse en
otras naciones de Suramérica e incluso de Europa", añadió el oficial peruano
en declaraciones a medios colombianos.
Finalmente el jefe de
la inteligencia colombiana señaló que las FARC también actuaron en
Argentina y algunos países centroamericanos para generar "resentimiento"
en algunos sectores de izquierda, asegurando que no
descartaba que existan vínculos entre esa guerrilla y la
red terrorista de Al Qaeda.
"Estamos investigando, no puedo revelar detalles en este momento, pero no sería
raro encontrar este tipo de nexos porque las organizaciones terroristas del
mundo sienten empatía pues utilizan los mismos métodos y buscan mejorar juntos
en esa carrera criminal para buscar cada vez más muertos", concluyó.
Este Congreso en
Cartagena, manipulado por la inteligencia estadounidense, trazó las bases a
nivel latinoamericano para la actual operación de la CIA orientada
a
convertir a las FARC en la versión de Al Qaeda en América Latina.
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