(IAR-Noticias) 02-Mar-05 Por
Manuel Freytas
Estados
Unidos
y Francia
acaban de lanzar una campaña mediática internacional orientada a presionar a
Siria para que retire sus tropas militares desplegadas en el Líbano, bajo la
acusación de que su presencia sirve para proteger a los grupos "terroristas" que
amenazan a la paz y estabilidad de la región.
Desde el lado de
los sirios les responden -casi sin eco en la estructura de los medios masivos-
que lo único "amenazado" con su presencia en el Libano es la expansión del
dominio del Estado de Israel, socio estratégico y privilegiado de las
políticas depredadoras de EEUU en todo el Medio Oriente.
La maniobra cuenta
con el visto bueno de la ONU, la Unión Europea, Rusia y
países de la Liga Arabe implicados en los intereses económicos de la
dominación imperial judeo-norteamericana, tanto en Medio Oriente como en la zona
del Golfo.
Las grandes
cadenas internacionales, habituales usinas mediáticas de la CIA, realizan por su
parte una desembozada campaña "anti-Siria"
recreando en sus contenidos y titulares el modelo paradigmático de
acusaciones a Siria realizadas por los funcionarios de Washington y Tel Aviv.
Se repite lo de
Irak: sin ningún tipo de procesamiento o análisis las grandes cadenas
informativas imperiales, manipulan a la opinión pública internacional mezclando
palabras claves : "Siria", "terrorismo", "guerra civil",
"atacante suicida", "tensión", "insurgentes",
"extremismo islámico", en su receta conocida de "demonizar" al
"enemigo" de turno de la maquinaria militar estadounidense.
Como ayer Saddam y
su régimen, hoy es Siria quien se encuentra imputada de "dictadura protectora
de terroristas".
George W. Bush y Jaques Chirac reiteraron
esta semana, durante su encuentro en Europa, que
Damasco debe retirar los 14.000 soldados que mantiene desplegados en el Líbano,
en cumplimiento de la resolución de la ONU votada en septiembre
del año pasado.
El subsecretario de Estado, William
Burns, dijo en Beirut, donde asistió a los funerales del ex premier
libanés , que "el asesinato de Hariri debe ayudar a que el Líbano sea
libre de la presencia de Siria. La secretaria de Estado,
Condoleezza Rice, en tanto, señaló que "el gobierno sirio
desgraciadamente no va hacia una mejora de sus relaciones con nosotros sino
hacia un deterioro".
La solución al dilema: Siria debe retirase del Líbano y reorganizar su
régimen dentro de un "proceso democrático", tal como lo señalan os
estatutos del "mundo libre" escritos por George W.Bush y sus socios inestables
en la ONU.
El Plan
Expulsada Siria
del Líbano, queda abierta la puerta para una intervención militar
estadounidense-israelí orientada a exterminar las bases logísticas y los
comandos operativos de las organizaciones armadas que combaten a Israel y a EEUU
en la región, principalmente en Irak y Palestina.
El plan de acción
psicológica mediática para justificar las operaciones contra Siria es un
calco del que utilizaron para invadir Irak: apoyo al
"terrorismo internacional" y
posesión de armas de destrucción masiva.
Entre las tesis
justificatorias (constantemente recreadas por las usinas mediáticas de la
CIA) se cuentan:
A) Siria pone en
peligro la paz en Medio Oriente, y su presencia
militar puede embarcar al Líbano en otra cruel guerra civil como la que
vivió en la década del 70.
B) La situación
del Líbano como país ocupado por Siria y por la red
internacional del "terrorismo islámico", justifica una operación militar
para su "liberación",
y luego lanzar las fuerzas hasta Damasco
para exterminar la cabeza de hiedra de la "amenaza islámica" a la región.
Las ideas
fuerza lanzadas masivamente por medio de consignas periodísticas, "cierran" con
el plan madre del sionismo judeo-norteamericano de Washington fogoneado por la
troyka de expertos comandada por el segundo de Defensa,
Paúl Wolfowitz.
Este lobby, dirigido políticamente desde la Casa Blanca
por el vicepresidente Dick Cheney, y liderado en la secretaría de Defensa
por su titular, Donald Rumsfeld, representa en esencia el interés
de las armamentistas, las petroleras
y los consorcios de servicios que operan
contratos millonarios con el Pentágono
estadounidense.
El grupo de neoconservadores, ejecutor de la línea matriz de
la política exterior norteamericana desde el 11-S, defiende abiertamente
la intervención militar en todo el mapa de Medio Oriente para eliminar "la
amenaza árabe a Israel".
Después de planificar la
invasión a Afganistán (bajo el pretexto de destruir a la red "Al Qaeda"), y
de la ocupación militar de Irak (bajo el pretexto de terminar con las
armas de destrucción masiva de Saddam Hussein) el lobby y
los halcones norteamericanos,
fortificados por la reelección de Bush, y contando con la sumisión de Europa y
de Rusia a la "guerra contraterrorista", han puesto la mira en tres países
claves: Siria, Líbano e Irán.
El grupo de halcones militares y civiles pro-Israel
planificó la invasión a Irak a partir de un principio sustentado en la
"teoría de los bolos"
del Oriente Medio, según la cual un golpe dirigido
contra Irak
podría derribar varios regímenes árabes del Medio
Oriente.
Como
ese principio fracasó en Irak, la misma teoría la repiten ahora poniendo
en el centro a Siria,
y con la mira puesta en el resto de los países agendados
como "blancos" del Pentágono en el segundo mandato de
Bush, caso de Irán, el otro objetivo estratégico de gran
envergadura a conseguir por los halcones.
El plan, bautizado como proyecto de "remodelación
del Medio Oriente", fue
reafirmado por el presidente George W. Bush en su discurso de
asunción del segundo mandato,
el 20 de enero pasado.
Para
precisar el nuevo contexto, el
jefe de la Casa Blanca recordó, en su alocución,
los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, como
"un día de fuego", y añadió: "nuestro deber no está definido
por las palabras que uso, sino por la historia que hemos visto juntos".
"La mejor esperanza para la paz en nuestro mundo reside en la
expansión de la libertad en todo el Planeta", afirmó Bush
dejando en claro que la política exterior iniciada tras el 11-S seguirá inconmovible y con más fuerza con
la halcona negra, Condoleezza Rice, al frente del Departamento de Estado.
El discurso de Bush no hacia otra cosa que
"reciclar" con palabras
aggiornadas el
proyecto de
"remodelación
del Medio Oriente", ahora vestido de
cruzada libertadora contra el terrorismo y las "tiranías del mundo".
El gobierno sirio, según el decálogo
bushiano de la Casa Blanca, cumple acabadamente con el modelo: es un régimen
"dictatorial" que protege y promueve al "terrorismo".
La
Operación Siria, pieza maestra del plan, busca como objetivo
estratégico afianzar el control de las reservas
energéticas en el Medio Oriente y en los Estados del
Golfo, asegurar una base de control geopolítico-militar con
proyección al Asia, y seguir con las conquistas de
nuevos mercados, apoyándose en el poder
nuclear-militar de Israel a nivel regional.
El plan
tiene a Jordania y a algunos países de la Liga Arabe
como aliados, y cuenta con que la mayor parte de los emiratos
mantengan una actitud pasiva como la que tuvieron con Irak.
Tras el apoderamiento militar de Irak, sólo
quedan tres países fuera de control:
Irán, Siria y el Líbano.
En la década
del cincuenta David Ben Gurion lanzó la tesis madre:
para terminar con la amenaza de sus vecinos, Israel
debe tomar el control del "eslabón más débil de la cadena
de la Liga Árabe": el Líbano.
El
general sionista, Ariel Sharon,
quien en 1982 ingresó con sus tanques a Beirut y
ayudó a las milicias cristianas a masacrar a los habitantes de los campamentos
de refugiados de la capital, Sabra y Chatila, es el gran
continuador de la tesis de Ben Gurión.
El plan de
exterminio de la resistencia palestina e iraquí, objetivo central en esta
fase, requiere destruir sus bases logísticas y operativas
en Siria y el Líbano.
En cuanto a las
operacioness militares sobre Siria, en el Pentágono domina la idea de los
ataques aéreos "preventivos" como tarea de "ablandamiento" y apoyo a la invasión
terrestre de los tanques y fuerzas especiales israelíes-norteamericanas.
En enero de
2004, Donald Rumsfeld le presentó a Bush un documento elaborado sobre la base
de información recopilada por la CIA en Medio Oriente.
El informe
aseguraba que los "terroristas", entre los que
se incluía a los miembros del movimiento Hezbolá, "siguen cruzando la
frontera desde Siria a Irak" para contactar con los grupos
iraquíes que
luchan contra las fuerzas de ocupación de EEUU. El mismo
documento proporcionaba
"pruebas" de armamento químico en poder de Siria.
Finalmente el
informr solicitaba a Bush el lanzamiento de ataques aéreos
"preventivos"
e incursiones de fuerzas especiales en territorio sirio,
tal como se ejecutaron en la llamada "zona de exclusión"
de
Irak antes de la invasión militar en marzo de 2003.
El ataque aéreo de
Israel al Líbano, en enero de 2004, sirvió como módulo experimental y
señalamiento de los nuevos blancos, rompiendo por primera vez la
"línea azul", la frontera
aprobada por la ONU en mayo de 2000.
Para el desarrollo
de esta fase del plan se requiere que la CIA y el Mossad preparen el "clima
anti-Siria" y las condiciones políticas y sociales que deriven en un
enfrentamiento entre
oficialismo y
oposición en Palestina, y entre pro-sirios y anti-sirios en el Líbano.
Esta etapa -en
ejecución- prepara y precede a la fase de las operaciones militares
lanzadas para terminar con el "terrorismo disgregante" y las luchas fraticidas en
Medio Oriente, cuya cabeza organizativa y logística -según los estrategas
sionistas de Washington y el Pentágono- se encuentra en Siria.
En la fase uno del
plan, que está funcionando en estos momentos, la CIA y el Mossad (servicio
secreto israelí) cumplen un papel clave en el armado y ejecución de las
operaciones encubiertas con el "terrorismo", en la táctica
divisionista para enfrentar a opositores y oficialistas, y en los
trazados de la campaña de acción psicológica orientada a crear bases de
consenso local e internacional para una intervención militar en Siria.
La operación
Palestina

En una primera
fase, el plan requiere la demostración de que Siria sigue estando detrás de todas las operaciones terroristas a través de su presencia militar en
el Líbano y en la existencia en su territorio de bases y campos de entrenamientos
de "extremistas" islámicos.
Respecto al
ataque terrorista del
sábado a la madrugada enTel Aviv, fuentes de inteligencia árabe coinciden en
que se trató de una operación de la CIA y el Mossad siguiendo la
metodología operativa que utilizaron para complicar a Siria con el asesinato
de Rafic Hariri.
En ambas
operaciones
se buscaron objetivos parecidos: quebrar las líneas de negociación entre
oficialismo y oposición y tensar el conflicto al extremo para provocar una
reacción armada.
En un video difundido por la AFP y otras agencias, el supuesto autor
de la masacre en Tel Aviv reivindica el atentado en nombre del movimiento radical
palestino Yihad islámica, aduciendo que
"el ataque fue cometido como respuesta por los asesinatos
y destrucciones de casas" cometidos por Israel.
En el video, el sujeto identificado como jefe local
de las Brigadas Al Qods, brazo armado del movimiento, aparece armado con un
fusil automático ante una bandera de la Yihad Islámica y con otros tres
fusiles a su lado.
Acusa a la Autoridad Palestina, que
denunció enérgicamente el atentado, de "colaborar" con Israel y
Estados Unidos. "Acabarán como el general Antoine Lahad", dice
refiriéndose al jefe del Ejército del Líbano Sur, una milicia pro-israelí, que
se refugió en Israel tras la retirada israelí del sur del Líbano en mayo de 2000.
A través de voceros
la organización Yihad Islámica había comunicado
inmediatamente después del atentado del sábado a la noche que el grupo que
reivindicaba el ataque era una fracción escindida de la organización, que
había concretado una tregua y esperaba una respuesta de sus demandas de
libertad de prisioneros palestinos al gobierno israelí. Por lo cual la
imputación del ataque era absurda.
Portavoces de
Damasco, por su lado, señalaban que el grupo que se adjudicó el atentado y el
supuesto autor del ataque suicida fueron infiltrados por agentes de la CIA y
el Mossad, y que la operación localmente fue realizada con el objetivo de
frustrar el proceso de tregua de la guerrilla con el gobierno de Abás, y trabar la negociación para liberar a prisioneros palestinos que venían
realizando las organizaciones armadas palestinas con el
gobierno de Sharon.
Curiosamente, poco antes que el
supuesto grupo atacante asumiera la autoría, fuentes del Ministerio de Defensa
de Israel aseguraban que el atentado fue llevado a cabo por la Yihad Islámica
siguiendo instrucciones de sus jefes en la capital de Siria, mientras la
Autoridad Palestina, mantenía la versión de que fue Hizbulá del Líbano.
Fuentes del gobierno Sirio dijeron el
domingo que la operación de la CIA y el Mossad con la aparición del video del presunto kamikaze fue
orientada a agudizar la confusión entre el gobierno palestino
y los grupos armados para testear la disposición a un conflicto armado
entre esos sectores.
La CIA y el Mossad necesitaban mostrar el emergente
inmediato del acto terrorista en Tel Aviv: la violencia política que
pone en riesgo el proceso de paz en Medio Oriente y al régimen constitucional en
Palestina.
La operación debía "cerrar" con la acusación oficial del
gobierno israelí.
Tras el atentado del sábado por la
noche en Tel Aviv, el ministro de Defensa, Shaul Mofaz, responsabilizó a
Siria de estar detrás del movimiento radical palestino Yihad islámica grupo
que se reivindicó como autor del ataque.
"Disponemos de pruebas que
relacionan directamente a Siria con este atentado", declaró Mofaz
durante una reunión de importantes responsables de seguridad del Estado Mayor en
Tel Aviv, informó la radio militar israelí.
Otra señal complementaria la dio Ariel Sharon al
no formular declaraciones en las horas posteriores al atentado.
El primer ministro de Israel fue informado a lo largo de toda la noche de los acontecimientos,
y hasta el domingo no se había pronunciado aconsejado por agentes oficiales de
inteligencia que le sugirieron esperar "la reacción de la ANP y de
su presidente Mahmud Abás", reveló la radio militar israelí.
El domingo, después de testear la indefinición de Abas con
los grupos armados, Sharon salió a decir que el proceso de paz se
encuentra en peligro
y
amenazó con frenar las negociaciones con la ANP si
ésta no toma "medidas enérgicas"
contra los grupos extremistas.
En síntesis, Sharon, siguiendo el libreto de la CIA y el Mossad, aprovechó la masacre de Tel Aviv para avanzar un paso más hacia el
enfrentamiento interno entre palestinos. Una fórmula que la CIA y el Mossad seguirán alimentando con acción psicológica y más atentados.
La operación Líbano
Tras el asesinato del ex premier libanés Rafic Hariri, la
televisión Al Iraquía
había mostrado imágenes de nueve supuestos
"insurgentes" iraquíes, dos de los cuales confesaron
haber recibido entrenamiento en el uso de armas y explosivos en Siria.
"Yo fui reclutado
en el año 2001 por los
servicios secretos sirios en el puerto sirio de Latakia, donde recibí
instrucción en la fabricación de explosivos, preparación de coches bomba y
asesinatos", aseguraba uno de los detenidos, identificado como Mohanat Abdula
Sultán al Tai, según la emisora iraquí.
La operación fue realizada en medio de las acusaciones
de Washington y Tel Aviv al gobierno sirio por el atentado que terminó con la
vida de Hariri, un aliado histórico de EEUU que lideraba los sectores anti-sirios
en el Libano.
Portavoces de inteligencia sirios señalaron que la maniobra
tenía que ver con la
preparación de un "clima anti-Siria" que han lanzado la Casa Blanca y el
Pentágono como marco justificatorio para las operaciones militares que
tienen previsto contra Siria y las organizaciones que operan contra Israel desde
territorio libanés.
Rafic Hariri,
un aliado de Washington asesinado hace dos semanas en el Líbano, había sido
derrotado en agosto del año pasado cuando su petición de renuncia del actual
presidente y del retiro de las tropas sirias fue desestimada por la mayoría del
Parlamento libanés, y tuvo que renunciar a su cargo de primer ministro.
En opinión de los
voceros de Damasco, el sector "anti_Sirio" de Hariri, tras su derrota, había
perdido predicamento político, y su asesinato no hizo otra cosa que
fortalecer a la oposición al gobierno y a los grupos
pro-estadounidenses que piden el retiro de las tropas sirias del Líbano.
Hariri mantenía una postura dialoguista tanto con el
gobierno pro-sirio como con las organizaciones armadas islámicas, y apostaba a
tomar de nuevo el poder en un proceso democrático confiando en su carisma
político.
El ministro de
Justicia, Addoum, minimizó la posibilidad de que el atentado fuese atribuible a
Al Qaeda, por los vínculos económicos y políticos de Hariri con Arabia
Saudita.
Por otra parte, el premier asesinado mantenía buenas
relaciones con Siria a través del ex jefe de la inteligencia militar
de ese país, general Ghazi Kenaan, que le sirvió como
enlace entre Siria y Arabia Saudita durante su gestión como primer ministro del
Líbano
Por lo que su asesinato, carecía de sentido práctico y no le
daba ningún rédito a los sectores pro-sirios ni al gobierno aliado de
Siria en el Líbano, y menos aún a las organizaciones de resistencia que
mantuvieron status de reconocimiento oficial durante la gestión de Rafic
Hariri como primer ministro.
Las versiones oficiales para la prensa señalaban que Hariri,
con siete guardaespaldas y un ayudante personal, más siete personas fueron
muertos por un coche bomba cargado con 300 kilos de dinamita.
Medios árabes, entre
ellos la cadena Al Jazeera, habían señalado tras la muerte de Hariri
que el explosivo utilizado para el atentado no formaba parte del arsenal de
ninguna organización islámica de la región, y su alto potencial (mató a Hariri y
a sus escolta completa, además de otras personas) quedó demostrado en el cráter
de casi 10 metros de diámetro que dejó.
La explosión fue tan
poderosa que rompió las ventanas en un
radio de varias cuadras y destrozó los autos
Mercedes Benz de la comitiva como si fueran juguetes. .
Las características
técnicas de la bomba
fueron tan
avanzadas, señalaron fuentes de seguridad,
que el ataque evitó la acción de los equipos de bloqueo de alta
tecnología que llevaba el séquito de automóviles de Hariri, preparado
para interferir teléfonos celulares y televisiones.
La prensa árabe
reveló peritajes de los servicios secretos libaneses señalando que el material
explosivo utilizado en el atentado sólo se encuentra en
poder de la CIA, el Mossad israelí y el M-16 británico, y proviene de la central
nuclear de Dimona en Israel.
En resumen, y como sostienen los sirios y la inteligencia
árabe, razonablemente todas la huellas digitales del atentado contra Rafic
Hariri
conducen a la CIA y al Mossad, y a los beneficiarios principales de su
asesinato: Washington y Tel Aviv que han conseguido el argumento
justificatorio principal para su plan de invasión a Siria.
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