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(IAR-Noticias) 04-Mar-05
Los
últimos pasos diplomáticos de la Liga Arabe, Arabia Saudita y Egipto revelan que
su gobiernos se han sumado abiertamente a la estrategia del eje Washington-Tel
Aviv contra la permanencia de Siria en el Líbano.
Arabia
Saudita sostiene que la retirada siria "facilitará las relaciones
bilaterales".
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En su última gira por
Europa, Bush estableció una agenda de reuniones con los principales líderes
europeos para coordinar una ofensiva común contra el gobierno de Damasco al que
acusa de proteger a las organizaciones "terroristas" de Medio Oriente.
El Consejo de Europa
(Los 25) aprobó sin el agregado de una coma la postura norteamericana que
consiste, en un primer paso, en adoptar sanciones contra Siria si no
cumple con la resolución de la ONU. A lo que Washington, por su parte,
agrega todo tipo de amenazas, incluida la intervención militar.
De esta manera, a
semejanza de lo que consiguió con las resoluciones legitimadoras de la
ocupación Irak aprobadas en la ONU , EEUU alineó tras de su proyecto de
asfixiar a Siria a todas las potencias europeas, incluidas Francia, Alemania y
España, que dicen mantener posturas "críticas" contra estrategia
expansiva estadounidense.
Siria,
cuyos
soldados llegaron a Líbano en 1976, bajo mandato de la Liga Árabe, para ayudar a
poner fin a la guerra civil libanesa, que se prolongó hasta 1989,
acusa a EEUU y aTel Aviv de querer expulsar a sus tropas del Líbano para
ingresar militarmente y exterminar a la guerrillas de resistencia
armada que lucha contra Israel en la región.
Ayer la monarquía
gobernante de Arabia Saudita se unió al "llamado
internacional" para que Siria retire todas sus tropas
del Líbano, siguiendo los pasos de
la Liga Arabe que presiona constantemente sobre Damasco para obligarlo
cumplir la agenda programada por Bush y Sharon: el retiro incondicional de sus
tropas del Líbano.
La corresponsal de la BBC en
Cairo, Heba Saleh, señala que a la ya fuerte presión internacional, de Estados
Unidos y otros países occidentales, se le añade ahora la de "pesos pesados"
regionales, como Egipto y Arabia Saudita.
Rice
recalcó que Siria debe retirar sus soldados del Líbano.
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Una reunión de ministros de
Relaciones Exteriores en Cairo, solicitó a Damasco el cumplimiento total del
Acuerdo de Taif, que permitió el fin de la guerra civil en el Líbano.
Este jueves,
Durante las conversaciones sobre la crisis en la capital, Riad, el
príncipe Abdullah le dijo al presidente sirio, Bashar al-Assad,
que las relaciones bilaterales podrían verse afectadas si Damasco se niega a
cumplir con la exigencia, según informaron funcionarios sauditas.
Trascendió además que Assad dijo que
"estudiaría" la posibilidad de
una retirada parcial durante este mes.
En esta misma línea
de acatamiento y subordinación a Washington se espera que
Egipto también demande una retirada de tropas sirias la próxima semana, a
propósito de la visita a Damasco del presidente de ese país, Hosni Mubarak.
A modo de táctica
de presión, el secretario general de la Liga Árabe, Amr
Moussa, dijo que Siria daría pronto "nuevos pasos"
para la retirada de sus tropas del Líbano, la semana pasada
Después de reunirse con el presidente
sirio, Bashar Assad, en Damasco, Moussa dijo a la BBC que el mandatario
estaba interesado en poner fin a su presencia militar en el país vecino en
correspondencia con el acuerdo firmado en Taef, Arabia Saudita, en 1989.
"El presidente Assad me ha confirmado
su determinación a aplicar el acuerdo", dijo el responsable de la organización
panarabe, y agregó: "Pronto veremos nuevos pasos".
Contradiciendo al
dirigente de la Liga Arabe el presidente Sirio salió a decir esta semana que su
país no tiene un cronograma fijado de retiro de sus soldados del Líbano y
que permanecerían en ese país todo lo que fuese necesario.
Ante esa situación,
EUUUU e Israel redoblaron su presión sobre la Liga Árabe, principalmente
sobre Egipto y Arabia Saudita, a fin de llevar hasta las últimas consecuencias
la primera fase de su estrategia: el aislamiento y el bloqueo comercial a
Siria, tal cual como lo hicieron con el régimen de Saddam Hussein antes de
invadirlo.
Este jueves,
La secretaria de Estado de EEUU, Condoleezza Rice,
afirmó que la intromisión de Siria en los asuntos de sus
vecinos en el Medio Oriente "frena el potencial de la
región".
Rice exhortó a ese país a que
asumiera la responsabilidad de sus acciones, advirtiendo que
"amenazaba la paz".
La diplomática acusó a Siria de
obstaculizar las aspiraciones de los libaneses, iraquíes y palestinos.
Esto lo dijo la jefa
diplomática de EEUU, una potencia que durante el mandato de Bush invadió y
ocupó militarmente Irak y Afganistán y tiene bases militares o
incidencia (directa o indirecta) en más de 180 países.
Además de las
operaciones especiales y encubiertas de sus servicios de inteligencia que
vulneran constantemente la soberanía de los países, como está sucediendo en el
Líbano, donde la CIA y los servicios israelíes están movilizando una
guerra civil para justificar la invasión.
Esta misma
inmoralidad imperialista la aplican con Irán, a quien EEUU (en posesión de
10.000 ojivas nucleares), e Israel (con un arsenal nuclear no declarado
estimado en 400 cabezas nucleares) solicitan al gobierno de Teherán que
detenga su programa nuclear, todavía en fase experimental, alegando que pone
"en peligro la estabilidad regional".
Por otra parte, la
complicidad de Europa y de la Liga Árabe con el Imperio hegemónico de Bush y los
planes expansivos del sionismo israelí, pone en evidencia a que nivel de
imbricación siniestra ha llegado el dominio capitalista liderado por EEUU.
Para los expertos,
esta coherencia monolítica del campo imperial capitalista, más allá de
razasy fronteras, puede generar su contrario: la unidad monolítica de
la resistencia, más allá de razas y fronteras.
Producida,
simplemente, por una cuestión de acción-reacción a las presiones
hegemónicas de este Imperio judeo-norteamericano desatado y sin límites.
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