(IAR-Noticias)
08-Ag-05
Informe especial
Los estallidos de Hiroshima y Nagasaki -así lo
demuestran las investigaciones independientes- más que por razones militares
estratégicas fueron impulsados por los intereses de las corporaciones del Complejo
Militar Industrial norteamericano,
en especial las armamentistas, que cuentan con un lobby militar permanente en la Casa Blanca.
Las bombas de Hiroshima y Nagasaki no
fueron arrojadas para "evitar más muertes" ni para precipitar la "rendición" del
Japón: fueron lanzadas para iniciar la carrera armamentista (y
consecuentemente el incremento sideral de la tasa de ganancias de las
corporaciones del Complejo Militar Industrial que financiaron el proyecto de
bombardeo), y lanzar un alerta amedrentador a la Unión Soviética, la otra
potencia con capacidad nuclear.
El genocidio aterrador de
Hiroshima y Nagasaki le sirvió a los bancos y corporaciones capitalistas
(amparados por el Estado Nacional norteamericano) para instalar la carrera
armamentista y la carrera espacial debajo de los acuerdos de
"coexistencia pacífica" que mantenía al poder nuclear como efecto "disuasivo".
El marco nuclear de la
"coexistencia pacífica" (además de alimentar el negocio de las corporaciones
aeroespaciales) sirvió de cáscara para desarrollar la confrontación por
"áreas de influencia" entre EEUU y la URSS durante la Guerra Fría,
mediante la cual la "industria de la guerra" (convencional y
nuclear) facturó ganancias en
armamento cuyo presupuesto mundial hoy supera el billón de
dólares.
En términos prácticos, y en números
capitalistas, la masacre nuclear de Hiroshima y Nagasaki sirvió a las
trasnacionales y bancos para instalar la industria y la financiación del
armamentismo (nuclear y convencional) tomado como "efecto disuasivo"
para "evitar que sucedan" otras tragedias similares.
La
carrera armamentista (nuclear y
convencional) alimenta los contratos y las ganancias de los consorcios agrupados
en ese monstruo llamado Complejo Militar Industrial norteamericano.
En
su último informe Project on Government Oversight (POGO, Proyecto de
Supervisión Gubernamental), un grupo con sede en Washington que vigila el gasto
militar, señaló que, entre enero de 1997 y mayo de 2004, sólo 20
grandes proveedores recibieron más del 40 por ciento de los 244.000
millones de dólares en contratos del gobierno federal estadounidense.
Entre los consorcios que se
benefician en primer lugar de esta práctica se cuentan Lockheed
Martin, la gigante
aeroespacial Boeing, Northrop Grumman, contratista de la Fuerza
Aérea, Raytheon, y General Dynamics.
Boeing,
fabricó los bombarderos que transportaron las bombas de Hiroshima y Nagasaki, e
integró el "lobby militar" que promovió e impulsó el proyecto compuesto
entre otros por,
Carnegie, Dupont,
Westinghouse, Union Carbide, Tenesee Eastman, y Monsanto.

Actualmente son nueve los países
que tienen arsenales nucleares pero sólo cinco, las grandes potencias del
Consejo de Seguridad de la ONU —Estados Unidos, Rusia, Francia, China y Gran
Bretaña— tenían "legalizado" ese status.
En un planeta donde predominan los "gobiernos
democráticos" y los discursos pacifistas "gandhianos",
entre Rusia y EEUU
(cuyas economías dependen en grado superlativo del armamentismo) suman el
95 por ciento del arsenal nuclearmundial,
que
si estallara no sólo
destruiría centenares de veces el planeta Tierra
sino que también terminaría con parte del Universo.
En el selecto club de destrucción nuclear
China les sigue con 400 ojivas nucleares, Francia con 350, Israel con 200, Gran Bretaña con 185,
India con al menos 60 y Pakistán con hasta 48, según el Centro para la
Información de Defensa con sede en Washington.
Exceptuando Rusia, EEUU
matemáticamente supera por 9 a 1 en poder nuclear a todas la potencias
capitalistas juntas del planeta y su capacidad de despliegue de tropas y de
armamento convencional rozan los mismos porcentajes.
EEUU cuenta con
10.000 armas nucleares tácticas,
invirtiendo 40.000 millones de
dólares al año en su arsenal nuclear y en el desarrollo de
nuevos sistemas de destrucción, que van a las arcas de las multinacionales
de la guerra nucleadas en en Complejo Militar Industrial norteamericano.
No obstante
esa realidad,
Bush,
puede darse el gusto de decirle a Corea
del Norte (supuestamente en posesión de dos cabezas
nucleares) que su programa nuclear "pone en peligro a la humanidad".
Los pulpos del armamentismo
Un informe de
la Fundación Legal de los Estados Occidentales, organización dedicada al
desarme, los gastos en armas nucleares de Estados Unidos aumentaron
en un 84 por
ciento desde 1995, hasta alcanzar una cifra de 40.000 millones de dólares.
Con ese monto presupuestario se
financia el mantenimiento de unos 10.000 misiles
nucleares, 2.000 de los cuales se encuentran en estado de máxima alerta.
La meta de los nuevos programas -señala el informe- es
la producción de nuevos prototipos de cabezas nucleares y misiles en la
próxima década.
En la actualidad solo tres grandes consorcios
armamentistas obtienen jugosos contratos y ganancias del proyecto
espacial de Bush para colonizar la Luna y enviar una misión tripulada a
Marte, que son la punta de lanza de una nueva carrera armamentista en el
espacio.
Las
tres grandes corporaciones armamentistas (Lockheed Martin, Boeing, y Northrop
Grumman) tienen conexiones con otras numerosas fuentes de contratación
federal para todo, desde seguridad aeroportuaria hasta vigilancia doméstica, en
nombre de lo que hoy la Casa Blanca nombra GWOT (Global War on Terrorism),
guerra global contra el terrorismo.
El
consorcio Boeing fabrica el equipo de ataque directo conjunto (JDAM, por sus
siglas en inglés), herramienta que puede convertir bombas "estúpidas" en
"inteligentes". El JDAM se utilizó en tan grandes cantidades en las guerras de
Irak y Afganistán que la compañía tuvo que activar turnos duplicados de
fabricación para cumplir con la demanda de la fuerza aérea.
En la política de desarrollo nuclear de Bush, Lockheed
Martin es uno de los que mejor se posicionan en la grilla de negocios.
La corporación cuenta con un contrato por 2 mil millones de dólares anuales para impulsar los
Sandia National Laboratories, una instalación de diseño e ingeniería de armas nucleares
con sede en Albuquerque. Lockheed Martin trabaja también en sociedad con Bechtel
para desarrollar el Nevada Test Site, enclave donde se somete a prueba las armas
nucleares mediante explosiones subterráneas.
Estos contratos fueron posiblitados
por Everet Beckner, ex ejecutivo de Lockheed Martin,
que dirige el complejo de armas nucleares de la National Nuclear Security
Administration (dependencia de seguridad nuclear nacional).
Northrop Grumman también juega en grande en el área de buques
de combate, pues son de su propiedad los astilleros de Newport News, en Virginia
y Pascagoula, en Mississippi.
Los tres consorcios también obtienen
fabulosas ganancias del proyecto de Bush para colonizar la Luna y enviar una misión tripulada a
Marte, que conforman la base de la nueva carrera armamentista en el espacio.
Boeing y Lockheed Martin
son las mejor posicionadas en el campo de un espacio exterior
militarizado debido a los fabulosos contratos relacionados a lanzamientos espaciales,
así como con el área de satélites y misiles, manteniendo ambos consorcios
una sociedad para
operar la Alianza Unida del Espacio (United Space Alliance), empresa conjunta a
cargo del lanzamiento de los transbordadores espaciales.
Los tres grandes, por medio de su
influencia en todas las oficinas de contratación federal, tienen los contratos
más jugosos en la llamada "Guerra contra el terrorismo Global" (GWOT) que
abarca ventas de sistemas y armamentos de seguridad que cubren todo el
territorio de EEUU y sus unidades de desplazamiento en el extranjero.
Los socios "gordos"
del club nuclear
Nucleados formalmente dentro de la OTAN, el gran Estado locomotora militar-
imperial de USA y sus países socios, protegen las estrategias conquistadoras de
sus transnacionales extendidas por toda la geografía dependiente de Asia, Africa
y América Latina.
Por eso, los socios
europeos menores de Bush, en calidad de un "club selecto", protegen
sus propias carreras armamentistas y sus
arsenales nucleares siguiendo la impronta de la potencia locomotora, y del jefe
del clan que esté sentado eventualmente en el sillón de la Casa Blanca, en
Washington, por ahora Bush.
China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia, hasta 1998 las únicas
potencias nucleares declaradas, firmaron en 1970 el Tratado de No Proliferación, una
cáscara formal para legitimar al "club" como una entidad democrática y
pacifista.
Todos los países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) que
tienen en su territorio misiles nucleares estadounidenses votaron a favor de una
resolución de la ONU que exige la ”reducción de armas nucleares no
estratégicas".
Sistema que en la realidad solo
rige para los extraños al "club", o sea los países que quieren desarrollar su
propio poder disuasivo al margen del Imperio, los llamados "ejes del mal"
por la halcona negra Condoleezza Rice.
Entre esos "demonios" se
encuentran algunos con dientes nucleares, como es el caso de Corea del Norte,
Irán y Pakistán, cuyos desarrollos nucleares son "monitoreados" con atención por
los socios gordos del club nuclear.
Hans Kristensen, un experto en el tema, sostiene que ”en la OTAN circula un argumento institucional: que las armas
(nucleares) contribuyen con el
vínculo entre Europa y Estados Unidos".
En un informe el experto revela por primera vez cuantas bombas nucleares
podría suministrar
EEUU a aliados de la OTAN que no poseen esas armas en la eventualidad
de una guerra: serían 180, rumbo a Alemania, Bélgica, Holanda, Italia y Turquía.
El capitalismo
explotador europeo, con su
remanente de esclavos y de rebeliones
larvadas, precisa asociarse con el "capitalismo mayor" de Washington y
beneficiarse con la carrera armamentista y con la impunidad de las
invasiones militares de Bush.
Nosotros no tenemos
nada que ver, dicen los Chirac o los Schroeder, Bush es el "militarista" y
nosotros somos los "pacifistas", Bush mata con los misiles y amenaza con
el poder nuclear detrás, mientras nosotros sólo recogemos la ganancia
capitalista de la conquista con nuestros bancos y trasnacionales asociadas al
"botin de guerra".
Lo demás es pura
formalidad, la "oposición" en la ONU, las "condenas internacionales" a temas
menores, las presiones diplomáticas contra la expansión militar de EEUU, son
herramientas extorsivas que los europeos utilizan para
sacarle una cuota mayor de negocios al Imperio locomotora.
Europa es la socia
menor de la depredación, con los misiles nucleares como telón amedrentador de
fondo.
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