a
imagen captada por la la agencia Reuters recorrió el mundo , y la nota
fotografiada mostró como el presidente del Imperio más poderoso de la tierra
pedía permiso a su secretaria de Estado, Condoleezza Rice, para realizar lo que
cualquier persona común hace libremente: ir al baño.
Pero la anécdota, quizá, no habría
adquirido tanta relevancia si no fuera por el contexto en que ocurrió: la
Cumbre Mundial de la ONU con 170 presidentes del mundo presentes en su
inauguración.
Y tampoco tendría mucha importancia
mediática si el presidente aquejado de "ganas de ir al baño" no representara un
Imperio cuyo PBI anual equivale al de 180 países subdesarrollados, y al
de las 9 primeras potencias juntas de la tierra.
Y se dio el caso, que antes de tener
"ganas de ir al baño", George W Bush, impuso -junto a su socio estratégico de
Gran Bretaña, Tony Blair- a la "guerra contra el terrorismo" como tema
excluyente de discusión del cónclave, marginando a otros como el de la
pobreza en el mundo, por ejemplo.
No se sabe bien que le pasa por la
cabeza a Bush cuando algún colaborador le sopla que en el mundo se muere un niño
de hambre cada tres segundos, o que 1.700 millones de personas están excluidas
del "mercado de consumo", pero si, y a la luz de su nota a Condoleezza, nos
enteramos que el "terrorismo" le hace dar ganas de ir al baño.
"Creo que tengo que ir al baño.
¿Es esto posible?", decía la nota que escribió el presidente estadounidense,
capturada por la lente de un fotógrafo de Reuters.
El fotógrafo de Reuters, según cuenta
este viernes Photo District News, no sabía lo que decía la nota del
presidente. Así lo ha explicado su editor, Gary Hershorn, que reconoce que fue
él quien utilizó el zoom para ver con nitidez lo que decía el papel escrito por
Bush.
Una vez que leyó la frase "Creo que
necesito ir al baño. ¿Es esto posible?", Hershorn utilizó el photoshop, programa
de tratamiento de imágenes, para destacar blanco sobre negro e incrementar la
legibilidad de la nota. Así llegó a los medios que lo distribuyeron
generosamente por todo el planeta.
Muchos medios se preguntan, en tono
satírico en EEUU, cómo es que con tantos frentes en su contra Bush
todavía tiene tiempo para ir al baño.
Ya venía muy "golpeado" con
Irak, cuya ocupación militar y masacres diarias le han hecho bajar al piso de su
popularidad, y cuando sus estrategas de imagen estaban pensando en como salir
del paso, el Katrina arrasó con parte del sudeste norteamericano.
Chávez,
Cuba e Irán: peor que el Katrina
Pero lo que la Casa Blanca
vislumbraba como un triunfo político-diplomático en las Naciones Unidas, se
convirtió en
otro traspiés severo con la embestida de Cuba y Venezuela denunciando la
manipulación de Washington en la Cumbre.
Cuba y Venezuela son los únicos
países que han rechazado el texto aprobado, aunque los discursos que
durante dos días se han escuchado en la sede de Naciones Unidas ya reflejaban
un escaso entusiasmo por el cariz exclusivamente "antiterrorista" que había
adquirido la Cumbre.
Y es que, después de que la falta de consenso obligara a aplazar asuntos
cruciales como la reforma del Consejo de Seguridad -máxima instancia de gestión-
y las competencias de la Secretaria General, el acuerdo asumido finalmente fue
mínimo.
Encima el líder bolivariano, Hugo
Chávez, por estos días en "fuego cruzado" simultáneo contra Washington y la
oligarquía golpista de su país, aprovechó las irregularidades del conclave
mundial para proponer una "refundación" de la ONU.
Y por si esto fuera poco, el
presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad,
expresó al mundo su resistencia a detener en Irán el enriquecimiento de
uranio -vital para fabricar bombas atómicas- que provoca cada vez más
preocupación a EEUU y sus socios occidentales.
Y como Bush andaba más preocupado por
ir al baño que por otra cosa, no le fue muy bien en el cruce con Chávez y los
cubanos, cuyo canciller dijo que la Cumbre de la ONU fracasó "por presiones y
chantajes" de EEUU.
Encima
el "negro lacayo" de Bush, el secretario general de la ONU, Kofi Annan (por
medio del cual Bush impuso la agenda "contraterrorista" en el cónclave) debió
admitir al final ante los medios de comunicación que la Cumbre había
"fracasado".
Como para darle un golpe de furca,
Chávez no se privó el viernes de acusar a EEUU de "terrorismo de
estado" apenas horas después de que la Administración de Bush acusara a
Venezuela de ser uno de los países que peor "ha hecho los deberes" en la lucha
contra el narcotráfico.
Y como si le faltara algo a los
intestinos sobrecargados de Bush, hay una preocupación creciente en Washington después de que el líder iraní aprovechara la Cumbre para ofrecer al
resto de los países musulmanes la tecnología nuclear de Teherán, eso sí,
precisó, sólo para fines "pacíficos".
Y ahora...
el "Katrinagate"
Así como ya se venía hablando de un
"síndrome Vietnam" (término acuñado por el senador Kennedy), ahora ya se
habla de un "Katrinagate" que va a empezar a cobrar forma con una comisión
investigadora de la tragedia en el Congreso de EEUU, similar a la que se formó
tras los ataques terroristas del 11-S.
Hay pistas y corroboraciones firmes de que los demócratas van a utilizar las irregularidades y los hechos
"sospechosos" que se detectaron alrededor de la catástrofe del Katrina
(socorro y evacuación tardías, sospecha de "ejecuciones racistas" de población
negra aprovechando la tragedia, reparto de contratos de la "reconstrucción"
entre "amigos", etc) para llevarlo a Bush, por lo menos, ante un juicio
político.
Aparentemente sin urgencias de ir al
baño, durante la semana pasada, Bush con su equipo hilvanaron algunos discursos
que mezclan el "terrorismo" con las catástrofes, prometiendo que
en su carácter de "comandante en jefe" se iba a encargar personalmente de
combatir, tanto contra Bin Laden, como contra los huracanes.
La estupidez de los discursos de Bush
con el "terrorismo" (y ahora con las catástrofes) tienen un destinatario
especifico: la derecha "patriotera" norteamericana, cuyo cerebrote es lo más
parecido al del pato Donald, y, en versión moderna, al de Homero Simpson.
La socialdemocracia norteamericana,
tanto como la expresión mundializada de los "progres", lo odian tanto
como se ríen de las sandeces que dice Bush frente a los medios de
comunicación.
Pero hay "otro público" al cual esas
mismas sandeces le despierta "emociones y sentimientos patrióticos", y es
la derecha norteamericana que en los últimos comicios posibilitó la reelección
por un segundo periodo de Bush.
Así como a los socialdemócratas les
importa poco y nada la salud política de Bush (y tratan de arruinársela a cada
rato), a los asesores de la Casa Blanca tampoco les importa mucho emprender la
tarea imposible de convencerlos de lo contrario.
Tal como lo hicieron durante la
última campaña electoral, y en plena caída de Bush en las encuestas, los
expertos conducidos por Karl Rove solo "le hablan a la derecha" por boca
de Bush, confiando en que ese sector (mayoritario en EEUU) tuerza
nuevamente la dirección de las encuestas.
Los que operan para voltearlo antes
del fin de su mandato, piensan seriamente que el Katrina, a diferencia de la
ocupación de Irak, es un fenómeno que ha corto plazo va a precipitar el
Watergate del "presidente de la guerra".
Aducen que, a diferencia de Irak, las
imágenes mostrando la "tragedia interna" golpeó a la sociedad estadounidense,
tanto a la derecha como al liberalismo socialdemócrata.
Antes de pedirle permiso a la halcona negra para ir al baño en la Cumbre de la ONU, los halcones habían
armado una operación de prensa internacional para presentarlo a Bush como el
jefe de la "guerra contraterrorista", con los estados presentes avalando
los cimientos de un "plan contraterrorista mundial".
Si bien hubo dos resoluciones del
Consejo de Seguridad señalando al "terrorismo" como la nueva hipótesis de
"peligro mundial" y haciendo un llamamiento a "combatirlo en todas sus
manifestaciones", la propia confusión reinante hizo que no pudiera avanzar más
allá.
Ahora Bush, después de ir al baño
autorizado por Condoleezza Rice, deberá enfrentarse a un peligro aún más letal
que las bombas de Al Qaeda: las ruinas dejadas por el Katrina sobre su imagen
y popularidad.
Y como a Bush, en definitiva, no le
salió muy bien la jugada "contraterrorista" con la ONU, y como sigue bajando
a pasos agigantados en las encuestas, ahora es cuando más peligro corre de
explotar, no por el lado del baño, sino por el de Al Qaeda.
Y como siempre advertimos: cuidado,
Bush anda con la popularidad por el suelo.