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Un estudio demuestra que, al contrario de lo que se cree, el sentimiento "anti-tortura" no es generalizado en USA. ¿Qué está pasando con la salud mental del Imperio?

Un 46% de los estadounidenses aprueba la tortura: ¿En qué quedamos?

(IAR-Noticias) 18-Nov-05  

Por Rodrigo Guevara / rodrigoguevara@iarnoticias.com

Arrojando más confusión a la caldeada guerra por el poder entre republicanos y demócratas en EEUU, un sondeo acaba de revelar que casi la mitad de los norteamericanos aprueba la tortura contra sospechosos de terrorismo para arrancarle información.

En Washington se señala al caso de las torturas de presos iraquíes, a las investigaciones sobre las ADM de Saddam, la utilización de armas químicas en Irak, y al "CIA-Gate", como los cuatro principales "flancos vulnerables" de Bush, sobre los cuales se pueden montar estrategias legales para derrocarlo o destituirlo a través de una movida parlamentaria-judicial de alto espectro. 

Sobre estos cuatro factores de "desestabilización" contra Bush pivotea permanentemente el aparato mediático "anti-Bush" encabezado por los influyentes The New York Times y The Washington Post, diarios imperialistas que, al igual que los demócratas, apoyaron y fogonearon las invasiones de Irak y Afganistán y luego, por razones de intereses políticos y económicos, aprovecharon la ocupación militar en su guerra por echar a los republicanos de la Casa Blanca.

Según un estudio del Pew Research Center de Washington divulgado el jueves, casi la mitad de los estadounidenses aprueba la tortura contra sospechosos de "terrorismo" para obtener información.

El estudio establece una diferencia entre los ciudadanos comunes y los líderes de opinión del país, que en su mayoría no comparten esa visión.  Es más, son los periodistas y comunicadores de las grandes cadenas quienes realizan campañas permanentes con el tema.

La medición de opinión reveló que entre 520 líderes de opinión consultados, de ocho áreas de competencia diferentes (medios de comunicación, asuntos exteriores, seguridad, gobierno local y estatal, círculos académicos, líderes religiosos, científicos e ingenieros, y militares), sólo alrededor de 25% piensa que la tortura a sospechosos de terrorismo se justifica a veces o a menudo.

Como siempre, esa opinión es la que se escucha "masificada" por las grandes cadenas y medios, y no la del 46% por ciento de "ciudadanos comunes" que -según el estudio- justifica la tortura para arrancar información a "terroristas".

Estos resultados, que seguramente sorprenden a más de uno que piensa que el sentimiento "antitortura" es generalizado en USA, aparecen en el marco de repetidas denuncias sobre torturas a prisioneros en la base  militar de EE.UU. de Guantánamo (Cuba) y de que la CIA supuestamente tiene prisiones secretas en el Este de Europa para interrogar a sospechosos de terrorismo.

 “Existe una fuerte oposición a la tortura entre comunicadores, expertos en seguridad, líderes religiosos y académicos, la mayoría de los cuales piensa que nunca está justificada”, señala el sondeo.

Casi la mitad (48%) de los científicos e ingenieros toman también esta posición de oposición y condena a la tortura, al igual que otros  líderes de la sociedad.

El estudio del Pew Research Center también analizó la opinión sobre la responsabilidad por el maltrato a los prisioneros. Mientras los líderes de opinión expresan su desacuerdo con la tortura, sus opiniones difieren sobre quién es responsable por los maltratos en los casos que se dieron a conocer de Guantánamo (Cuba) e Irak.

El resto de los encuestados está dividido en torno de esta cuestión. El 48% cree que soldados y contratistas son los responsables, mientras un 36% culpa a las políticas oficiales. Pero el estudio muestra además que las opiniones están claramente diferenciadas según el partido político de preferencia.

Un 67% de los republicanos responsabiliza a los soldados y contratistas, mientras los demócratas e independientes expresan una mayor tendencia que los republicanos a culpar a las políticas de gobierno.

Las trincheras de la guerra (mediática)

Es decir, según el lado de la guerra interna por el poder en EEUU en que el consultado esté parado, esa es la "visión" que tiene de la tortura expresada en las llamadas "técnicas de interrogación" para sacarle información a los prisioneros.

Para los demócratas, para los que votaron a Kerry en noviembre pasado, la tortura es una política de Estado perversa instalada por Bush y los halcones de la Casa Blanca.

En cambio, si se revista en las filas de los republicanos, los que eligieron a Bush por un segundo período, la tortura "está bien", siempre que se lo ejercite con "responsabilidad y buen gusto". Lo intolerable son los "excesos".

Según el estudio un 75% de los académicos, comunicadores y líderes de opinión (clientela electoral de los demócratas en su mayoría) sostienen que los "abusos" son resultados de políticas oficiales.

El mayor porcentaje de militares, clientela electoral de los republicanos (60%) y líderes religiosos (67%) opina que los maltratos a los prisioneros son resultado de "mala conducta" por parte de soldados y contratistas.

La batalla electoral continúa por otras vías

La primera conclusión sobre este estudio:

En EEUU la campaña electoral continúa en forma de guerras y campañas mediáticas. No se zanjó con el triunfo electoral y la reelección de Bush en noviembre pasado.

Esta guerra interna entre las dos facciones políticas del poder imperial (republicanos y demócratas) se nivela psicológicamente en todo el planeta por medio de los grandes consorcios y cadenas mediáticas que venden acción psicológica de las dos bandas políticas en pugna (republicanos y demócratas) como si fuera "información objetiva".

La nivelación informativa a escala global hace que las mayorías consuman la "interna del Imperio" como si fuera su propia realidad: toman partido por las "alternativas" del poder norteamericano como si fuera su propio país.

Y en realidad lo es: las mayorías planetarias, niveladas y colonizadas mentalmente por los medios de comunicación, solo tienen "opinión publicada". Publicada en los medios electrónicos que perforan su cerebro masificado, día y noche, con campañas político-mediáticas disfrazadas de "información objetiva".

De manera tal que si las cadenas modelan planetariamente el "anti-Bush" ("anti-Bush, no anticapitalismo ni antiimperialismo) hasta las modelos de televisión y los futbolistas como Maradona son "anti-Bush", a pesar de no tener la menor idea filosófica o funcional del mundo en que se encuentran parados.

Aquí se juntan tres fenómenos explosivos: ignorancia (estratégica del sistema capitalista), individualismo (ausencia de conciencia social y colectiva), y alienación (carencia de análisis propio para discernir entre lo lógico o lo ilógico ).

El "anti-Bush" y sus límites

Durante la campaña presidencial de noviembre en EEUU, las grandes cadenas de prensa (controladas ideológicamente por los demócratas y su ideología de rebote en el planeta: los progres) diseminaron tanto "anti-Bush" por el mundo, que una encuestadora internacional reveló un estudio según el cual si las elecciones yanquis estuvieran globalizadas Bush hubiera perdido por 98 a 2.

Pero, aunque  las campañas mediáticas con toda la munición "anti-Bush" son  internacionales y globalizadas, las elecciones del Imperio se hacen en EEUU.

Y la "clientela electoral" de Bush, no es progre, ni demócrata, ni nada que se parezca a la ideología o psicología de los comunicadores o "líderes de opinión" que diseminan las campañas "anti-Bush" de la oposición  por el mundo.

Cuanto llega la hora de votar en EEUU (la hora de los bifes) los que votan a Bush, son las mayorías incluidas dentro de ese 46% que aprueba la tortura a presos "terroristas" por razones de "seguridad nacional" y de "seguridad personal".

Son los que tienen grabado a fuego en su psicología y emociones la demolición televisada de las Torres Gemelas el 11-S en Nueva York.

Para ese segmento, cuando se habla de "amenaza terrorista", es hora de postergar cualquier discusión en la agenda para concentrarse en lo que le dejó el 11-S: miedo al terrorismo

Además, está la derecha conservadora del "poder blanco" que no vota por "miedo al terrorismo", sino por convicción ideológica "antiterrorista" similar a la del fundamentalista religioso  George W Bush.

En conclusión:

Ese 46%  de estadounidenses que, según el estudio de Pew Research Center, hoy justifica la tortura a presos "terroristas", se puede convertir en el 90% de la población de EEUU en el momento que sobrevengan el/o los próximos ataques terroristas de Al Qaeda en blancos de Europa, Latinoamérica o en el propio EEUU.

Ese es el límite preciso de las campañas "anti-Bush" con la tortura, las "mentiras" para invadir Irak, o el "CIA-gate".

Así se mueve el mundo "mediatizado" por las estrategias de poder de las dos fuerzas políticas que gerencian el Imperio: republicanos y demócratas que se turnan en el sillón de la Casa Blanca.

El que quiera comprobarlo, no tiene más que sentarse a esperar.

 

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