Mostrando el carácter esquizofrénico del evento, las
autoridades sauditas (país acusado de financiar y cobijar
al "terrorismo internacional") dijeron haber invitado a
representantes de países "golpeados por el terrorismo"
y a organizaciones internacionales y regionales,
incluidas la ONU, la Liga Arabe y la Interpol.
En la reunión, en la que participan también representantes
de organizaciones internacionales y regionales, incluida la ONU y la Interpol,
especialistas en seguridad de varios continentes
estudiaron durante cuatro días una "estrategia global
contra el terrorismo".
Entre los países invitados figuraban Estados Unidos, Reino Unido, Francia, España,
Alemania y Rusia, además de numerosos estados árabes y musulmanes como Egipto,
Yemen, Argelia, Marruecos, Siria y Jordania, y 14 asiáticos, entre ellos
Japón, la India, Indonesia, Pakistán, Sri Lanka, Irán y Filipinas.
Curiosamente, Siria e Irán, participantes
del evento "contraterrorista"
están incluidos en la lista de países que Condoleezza Rice, la flamante
secretaria de Estado norteamericano, calificó como "tiranías" defensoras
del terrorismo, en la cual también incluyó
a
Cuba, Bielorrusia, Irán, Myanmar (ex Birmania),
Corea del Norte y Zimbabwe.
Las
deliberaciones incluyeron las "causas del terrorismo",
y la historia y la formación de las organizaciones "violentas",
entre otras cuestiones relativas al intercambio de información y la cooperación
en materia de seguridad.
Diplomáticos y responsables de seguridad de varios países, por
su parte, se mostraron de acuerdo en que el terrorismo es un fenómeno
"multidimensional"
vinculado a la política, la socio-economía y la cultura.
Esta tesis se encuentra en las antípodas de
los que sostienen que el terrorismo -principalmente el de Al Qaeda- es
una creación histórica de la CIA infiltrada en las organizaciones islámicas,
según coinciden todos los expertos que estudiaron seriamente el tema.
A pesar de esto, la definición del terrorismo promete ser "un
punto de contención", indicaron los medios de
comunicación del reino anfitrión de la conferencia "contraterrorista", Arabia
Saudita, el país de donde procedieron 15 de los 19
supuestos autores de los atentados del 11 de septiembre
de 2001 en EEUU.
La reunión de
cuatro días, la primera de este tipo en el reino wahabí, fue
inaugurada en Riad por el heredero y gobernante de
facto del país, príncipe Abdulá bin Abdelaziz, en medio de excepcionales medidas
de seguridad. Todo en sintonía con la "democracia liberadora"
pregonada por Bush y su administración.
En la opinión humorística de algunos especialistas, para
completar el escenario sólo faltaba la invitación a
Bin Laden y a la CIA, organización que infiltra, entrena y financia a todos
los grupos terroristas que actúan por cuenta de Washington en todo el
planeta.
Entre los
delegados figuraban la consejera de
seguridad nacional de Estados Unidos, Francis Townsend (la
halcona blanca favorita de Bush y de Condoleezza Rice) y la jefa de
la agencia británica de Inteligencia, Eliza Manningham-Buller.
Doble discurso y contradicciones
De acuerdo con
un corresponsal de la BBC en Arabia Saudita, aunque varios de los
participantes -como por ejemplo, EEUU e Irán- tenían "visiones
muy diferentes" sobre lo que es terrorismo, el punto
de coincidencia lo constituye la intención de "combatir
a la red Al Qaeda".
Sin entrar a indagar en otros detalles de la citada
conferencia, la participación de Irán y EEUU en un mismo evento contra el
"terrorismo", parece por sí sola una muestra de demencia y "doble
discurso" de carácter monumental.
¿No es que Irán está bajo la mira amenazante de Washington
por ser un país terrorista?
Hay que recordar que uno de los argumentos que utiliza Bush para
amenazar con un posible ataque militar a Irán, es el de la supuesta
vinculación de ese país con el "terrorismo internacional", en especial
con la red Al Qaeda, que según las autoridades de inteligencia
norteamericanas sería protegida y albergada por el régimen fundamentalista
iraní.
A su vez el régimen de los clérigos iraníes (principalmente
su jefe, el ayatolá Jameini) acusa permanentemente a la CIA y al gobierno de
Bush de estar detrás de todos los atentados terroristas en el mundo,
incluidos los de Irak y Medio Oriente.
Eso no impide al régimen iraní enviar a un representante a
buscar fórmulas comunes para "combatir al terrorismo" con un
representante del gobierno de EEUU, en una aparente farsa política que
supera todo lo conocido.
Según sus organizadores, el evento
internacional en Arabia Saudita, que se realizó en medio de fuertes medidas de seguridad,
esperaba lograr el "respaldo mundial contra la violencia
y el terrorismo".
Entre los
principales asuntos que se abordaron figuraba la relación del terrorismo con el
blanqueo de dinero, el tráfico de drogas y el contrabando de armas.
En este punto, es importante recordar que Arabia Saudita, el
país organizador del evento, fue señalada por diversos informes parlamentarios
estadounidenses no solamente como un país financista del "terrorismo
internacional", sino también como el mayor centro de lavado de dinero
proveniente del narcotráfico y el contrabando de armas en Medio Oriente.
Arabia Saudí
ya estaría intercambiando información con Estados Unidos para
"combatir al terrorismo", señalan fuentes de Riad.
Pero varias
naciones occidentales, que también participan de la conferencia,
han responsabilizado anteriormente al reino de
exportar el terrorismo y no informar abiertamente sobre las medidas que toma
para desbaratar la estructura de Al Qaeda en su
territorio.
¿Cómo es que Arabia Saudita, considerada "protectora del
terrorismo internacional", organizó una conferencia para "combatir al
terrorismo internacional"?
Agregando más confusión al cuadro de situación, el mufti
de Arabia Saudita, la máxima autoridad religiosa del país, instó a todos los
musulmanes a participar en la lucha contra el terrorismo.
El jeque
Abdelaziz Bin Abdala Al Sheij dijo que el asesinato y secuestro de inocentes
violan los preceptos del Islam y rechazó las "corrientes malvadas" que promueven
la violencia entre los musulmanes.
Para completar el escenario: el gobierno de EEUU, participante
estelar de la conferencia (que en realidad dirigió entre bambalinas) caracteriza
al "terrorismo internacional" como de origen "musulmán", y sus servicios
de seguridad (con el FBI a la cabeza) han lanzado redadas constantes y
detenciones masivas contra musulmanes por el sólo
hecho de pertenecer a esa comunidad.
Eso no le impide al representante norteamericano sentarse con
iraníes, musulmanes, y con la misma Liga Arabe, a discutir medidas para combatir
al "terrorismo internacional", según Bush, encarnado en los proyectos islámicos
de "dominar el mundo por el terror".
Es como inventarse un enemigo, y luego asociarse al
enemigo para combatir al enemigo.
La estrategia encubierta para dividir
Al
simple vista, las contradicciones (y los absurdos) emergentes de la conferencia
"contra el terrorismo" parecen una dialéctica de locura sólo explicable y
concebible en la etapa de decadencia irracional que vive la humanidad
gobernada por el sistema capitalista liderado por los EEUU de la era Bush.
Sin embargo, y observada bajo el prisma objetivo del análisis
estratégico, la mencionada locura no es tal, sino que esconde tácticas
de acción prolijamente diseñadas para conseguir objetivos políticos y
geopolíticos bien delimitados dentro del mundo árabe y musulmán, particularmente
en aquellos países que se encuentran en la mira invasora del Pentágono.
La mayoría de los expertos consultados para este informe
coinciden en un punto: por medio de esta conferencia aparentemente absurda,
los asesores de Bush, buscaron embarcar a los países árabes y musulmanes en una "guerra contra el
terrorismo" orientada a producir una división entre "moderados" y
"violentos".
Su objetivo principal está dirigido a
conseguir que sean los propios países y sectores árabes y musulmanes "moderados"
los que combatan a los grupos "terroristas violentos" dentro de sus propios
países, abriendo la puerta para una intervención armada de EEUU, o de las
fuerzas de la OTAN controladas por el Pentágono.
En términos políticos y militares, la conferencia "contra el
terrorismo" apuntó a preparar el terreno para una vertebración operativa de un
plan secesionista imperial orientado a armar "caballos de Troya" en el mundo
árabe y musulmán, usando como pretexto el combate contra el "terrorismo" y
las "dictaduras".
No se trata de otra cosa (y como ya fue plasmado en el
discurso de asunción de Bush) que de la complementación de la "guerra contra el
terrorismo" con el combate contra las "tiranías" mediante "procesos
democráticos" instaurados en todo el tablero del mundo árabe y musulmán.
Irán: "reformistas" y "violentos"
En Irán, por ejemplo, la idea de combatir al "terrorismo
violento" prende en los sectores "reformistas" conducidos por el
ahora ex presidente
Jatami, que cuenta con respaldo mayoritario entre las clases medias, la
universidad y los medios de comunicación iraníes, no así entre los militares y
los grupos de la economía controlados verticalmente por los clérigos
fundamentalistas.
Para esos sectores, víctimas constantes
de represiones sangrientas por la policía y el ejército de los clérigos, el
régimen teocrático liderado por el ayatolá Jameini reviste
características de un Estado terrorista y fundamentalista, cuya
existencia es incompatible con la democracia y las ideas de renovación que
marcan a los "reformistas" desde su nacimiento con la primera presidencia de
Jatami.
Si bien
Irán no es una "dictadura", tampoco es una "democracia"
en el sentido occidental, ya que los clérigos (los dueños del
poder real) son una autocracia armada que presionaba constantemente sobre el
entonces gobierno de Jatami, y brindaba apoyo al Hezbolá libanés y al grupo
palestino Hamás (considerados como "terroristas" por EEUU),
a la vez que expresaban la "ambición nuclear"
bajo la mira constante del Pentágono.
Fuentes
de inteligencia, árabes y norteamericanas, vienen señalando una infiltración
creciente de la CIA entre los sectores iraníes "progresistas" (cuyas ideas
son censuradas y sus medios son clausurados), con la finalidad de abrir una cuña
de consenso social para una intervención armada norteamericana "liberadora"
contra el régimen teocrático exportador de "violencia y terrorismo" liderado por
el ayatolá Jameini y el ahora
presidente Ahmadinejad.
"Democracias" vs. "dictaduras"
En este contexto, y sostenida por las experiencias de
Afganistán, Palestina e Irak, la estrategia norteamericana está orientada a
apuntalar en el mundo islámico "procesos democráticos" en contra de
gobiernos "tiranos" defensores del terrorismo, tal cual lo explicitaran Bush
y su nueva secretaria de Estado, Condoleezza Rice, en sus recientes discursos.
Esto incluye en primer lugar a Irán y Siria, señalados por
diversas fuentes (incluidos los más influyentes medios estadounidenses) como
objetivos militares prioritarios en el segundo mandato de Bush.
Luego
de consolidar el control sobre los militares y las corporaciones de
inteligencia el Presidente y sus consejeros de seguridad
nacional se han consagrado a la preparación de acciones
encubiertas para apuntalar invasiones militares contra Irán y Siria.
Según
el
influyente columnista de New Yorker,
Seymour M.
Hersh,
Bush tiene una
"agenda agresiva y ambiciosa" para
usar contra los mullahs en Irán y contra objetivos en la guerra en curso contra
el "terrorismo" en el Medio Oriente.
A pesar de la deteriorada situación
de la seguridad en Irak-señala el periodista-, la
Administración de Bush no ha reconsiderado su objetivo político básico a largo
plazo en el Oriente Medio: el establecimiento de la democracia y de la
"libertad de mercado" en toda la región.
En ese sentido, Washington estaría planeando complementar los
"ataques militares preventivos" contra Irán y Siria, con operaciones encubiertas
de la CIA orientadas a fortificar a los grupos opositores internos, tanto
del régimen autocrático de Irán como del gobierno sirio,
al que la inteligencia norteamericana sindica como protector principal de los
grupos "terroristas" que desarrollan su accionar en Irak y Medio Oriente.
El espacio "democrático y contraterrorista"
Dentro de este tablero estratégico, la conferencia "contra el
terrorismo" de febrero pasado abrió un espacio internacional para integrar a los árabes y
musulmanes "moderados" (gobiernos, organizaciones o sectores internos) en un
mismo frente de guerra contra las "dictaduras" y el "terrorismo" liderado bajo
cuerda por EEUU.
En Siria y en Irán, objetivos centrales de la política exterior
de Bush, la estrategia apunta a consolidar "procesos
democráticos" mediante la presión política de los grupos opositores, que
posibilitaría mayor argumentación a Washington para el emplazamiento militar de
esos países.
Se trata de la misma metodología de "apertura
democrático-electoral" contra la "violencia terrorista" que
Washington ya está aplicando -con resultados disímiles- con Hamid Karzai
en Afganistán, con Abud Mazen en Palestina , y
con Yalal Talabani en Irak, cuyas funciones pasan por legitimar la
ocupación militar norteamericana (e israelí en el caso de Palestina).
En este contexto, la conferencia "contra el terrorismo" en
Arabia Saudita buscó prioritariamente sentar las bases de consenso y
cooperación internacional contra las "dictaduras" y el "terrorismo" (tanto
en el mundo árabe y musulmán como en el occidental) orientado a legitimar la
ejecución del plan de invasión militar a Irán y Siria.
Como se verá (y como siempre pasa con Bush y los halcones),
lo que a simple vista parece absurdo, estúpido y contradictorio, siempre vehiculiza un plan
imperial de conquista y apoderamiento de mercados.