(IAR-Noticias)
26-Dic-05

Según
el diario The New York Times el volumen de información recogido en escuchas y
espionaje clandestino -tanto telefónico como en Internet- por la Agencia
Nacional de Seguridad fue muy superior del que admitió oficialmente la
Casa Blanca.
El diario estadounidense -citando fuentes de autoridades actuales y ex
funcionarios- señaló señaló que la información fue recogida interviniendo en
forma directa algunas de las principales arterias del sistema de
telecomunicaciones de EEUU.
El Times cita autoridades
gubernamentales e industriales que, con conocimiento del programa
secreto, dijeron que la ANS buscaba analizar patrones de
comunicación para reunir pruebas de detalles como quién llama a
quién, cuánto dura una llamada telefónica y en qué hora del día se
realiza, así como el origen y el destino de las llamadas y de
los mensajes de correo electrónicos.
Para la ejecución de ese programa de espionaje la ANS obtuvo
la cooperación de empresas de telecomunicaciones por la cual accedió
a las comunicaciones locales e internacionales sin requerir órdenes
judiciales.
Dentro
de los marcos constitucionales -violados por la ANS- este
llamado "análisis de patrones" sobre comunicaciones dentro de
EEUU requeriría una orden judicial si el Gobierno quisiera saber
quién llamó a quién.
Un ex director de telecomunicaciones tecnológicas señaló al diario
que empresas líderes industriales estuvieron almacenando información
sobre llamadas de "muestra" y entregándolas al Gobierno federal para
ayudar a rastrear a posibles "terroristas" desde los
atentados del 11 de septiembre de 2001.
Según The New York Times, las llamadas hacia y desde Afganistán
eran de particular interés para la ANS.
Esta semana el presidente estadounidense George W. Bush y sus
más importantes funcionarios dijeron que sus órdenes para escuchas
clandestinas sin permisos judiciales estaban limitadas al
seguimiento de llamadas y mensajes electrónicos con el exterior,
relacionados exclusivamente con personas que mantienen "vínculos
con el grupo Al Qaeda".
Sin embargo, lo que no dijeron Bush y los funcionarios de la Casa
Blanca , según el Times, es que los expertos y técnicos de la ANS
revisaron minuciosamente -e indiscriminadamente- grandes cantidades
de llamadas y tráfico de Internet de particulares buscando señales
que apuntaran a "sospechosos extremistas".
Según el Times, sus fuentesseñalaron que altas autoridades del
Gobierno se valieron de las grandes compañías de telecomunicaciones
para obtener acceso a llaves que actúan como entrada entre EEUU y
las rutas de comunicaciones internacionales.
Las fuentes del Times describieron el programa como una "enorme
operación de extracción de información", asegurando que fue
mucho más grande de lo que admitió la Casa Blanca.
Según técnicos y expertos consultados por el Time, llamadas de
un país extranjero a otro pueden ser desviadas a través de
llaves en Estados Unidos.
Expertos en
comunicaciones que trabajaron con la ANS señalaron que en años
recientes los funcionarios del Gobierno estuvieron alentando a la
industria del sector a traer más tráfico internacional a través de
esas llaves.
The New York Times aclara que los responsables que hablaron con el
periódico pidieron el anonimato, dado que los detalles
del programa son "confidenciales".
Aunque el diario requirió detalles técnicos de la operación, los
funcionarios del área en la Casa Blanca se negaron a
proporcionarlos, señala The New York Times.
Bush "admite" el
espionaje telefónico
El
accidentado debate sobre la "Ley Patriota" (ley madre del espionaje
"contraterrorista") coincidió con la revelación la semana pasada de
que el presidente había autorizado espiar sin permiso judicial las
comunicaciones de estadounidenses sospechosos de tener vínculos terroristas.
Esa decisión fue duramente criticada
por legisladores demócratas y republicanos, pero el jueves el Gobierno defendió
el programa y señaló que la seguridad del país está por encima de las
preocupaciones por la privacidad que puedan tener los individuos objetos del
espionaje.
En una carta dirigida a los
presidentes de los comités de inteligencia de la Cámara de Representantes y del
Senado, el Departamento de Justicia afirmó que Bush permitió la intervención de
las comunicaciones sin autorización judicial en un esfuerzo por impedir
ataques terroristas contra Estados Unidos.
"Hay en juego un importante y
legítimo interés por la privacidad con respecto a las actividades reveladas por
el presidente", señaló en la carta el subsecretario de Justicia, William
Moschella.
Moschella afirmó que Bush actuó en el
marco de la legalidad cuanto autorizó a la Agencia Nacional de Seguridad para
que se intervinieran las comunicaciones internacionales de presuntos terroristas
con miembros de la organización Al Qaeda.
Añadió que Bush basó el programa de
espionaje interno en una resolución del Congreso de 2001 y afirmó que las
facultades del presidente como comandante en jefe le dan "la responsabilidad
de proteger a la nación".
Esa resolución "claramente contempla
acciones dentro de Estados Unidos" e incluyen la facultad del presidente de
impedir el terrorismo dentro del país, añadió.
Esta semana
el diario The New York Times, que cita documentos oficiales ahora
desclasificados, señaló que agentes del FBI especializados en
"contraterrorismo" realizaron numerosas operaciones de espionaje e
inteligencia que incluyeron a grupos de activistas en causas tan diversas como
combate a la pobreza, medio ambiente y protección de animales. Funcionarios del Federal Bureau of Investigations,
por su parte, salieron a defenderse al
asegurar que sus agentes no tienen interés en monitorear actividades sociales o
políticas y que las investigaciones que tocaron a grupos de activistas
estuvieron siempre respaldadas por pruebas de que había actividades criminales o
violencia política.
Según Ther New York Times, así se investigó no sólo a organizaciones que podrían tener actividades
terroristas sino a grupos y ONG que, según la Casa Blanca, podría servir a
aquellas aunque sea indirectamente.
The New York Times accedió a estas pruebas gracias a que el grupo ACLU, Unión de
Libertades Civiles, invocó la Ley de Libertad de Información (Freedom of
Information Act) para desclasificar documentos de entes públicos, en este caso
el FBI.
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